LA IZQUIERDA «RADICAL» VAGÓN DE COLA DEL IMPERIALISMO

LA IZQUIERDA «RADICAL» VAGÓN DE COLA DEL IMPERIALISMO

Es interesante cómo el sistema de dominación, sus fuerzas, generan nuevas herramientas para perpetuarse en el poder. Si para frenar el avance revolucionario la socialdemocracia levantó la idea del Estado de Bienestar, y a ella misma como una alternativa y contraria al movimiento revolucionario, la decadencia misma de la socialdemocracia hizo que apareciera una neosocialdemocracia, una nueva izquierda “rebelde” y juvenil que viniera el mismo rol de antaño, ahora denominada izquierda “radical”.

Desde Europa, y con la crisis capitalista, Syriza se alzó como expresión de esa nueva izquierda “radical” rompiendo con todas las barreras partiendo que este movimiento era la unión de toda la fauna desde eurocomunistas, ecosocialistas, trotskistas, maoístas y quien sabe qué más. Llegaron al gobierno mediante las elecciones y desde dentro del Estado burgués. Llegaron y se convirtieron en sus nuevos administradores cuyo principal rol fue aplicar los ajustes económicos del FMI en contra los intereses de la clase trabajadora. De radical en el sentido revolucionario no tuvo nada sino fue radicalmente traicionero y opresor contra los trabajadores.

En el mismo período también en España se alzaba una expresión de esta izquierda “radical” como también juvenil, irreverente y ocupando las redes sociales, los canales de internet como herramienta para la divulgación de la “buena nueva”. Si Podemos alzaba el discurso en contra el PSOE y el Partido Popular no tardó mucho en convertirse en sus mejores aliados, integrarse al sistema, al Estado para luego mimetizarse con quienes en el pasado eran sus más enconados adversarios. Hoy tanto Syriza como Podemos están en la bancarrota y se han terminado por sacar la máscara con la cual llegaron.

En Chile la situación es similar.

La izquierda “radical”, hoy en el gobierno, se ha convertido en el perro faldero tanto de la clase dominante donde Gabriel Boric, Frente Amplio y demás facciones progres, ha sido la mejor herramienta que ésta ha encontrado para implementar toda la agenda represiva y contrainsurgente que otro gobierno de derecha, por el sólo hecho de ser de derecha, hubiese sido incapaz. Presentarse como de izquierda y de “radical”, transgresor, resulta mucho más efectivo cada vez que la clase dominante desea profundizar su sistema de explotación y afilar más sus leyes de hierro. Esto porque el enemigo de clase, ahora en el gobierno flameando la bandera “roja”, se hace más difuso y difícil para que el pueblo trabajador lo vea como su enemigo inmediato, como su patrón no así la derecha que flamea la svástica se presenta como su enemigo más evidente.

El camino recorrido por esta supuesta izquierda radical, que no pretende derrocar a la clase parasitaria y ociosa en el poder ni menos destruir el capitalismo y su Estado ha sido el mismo sin importar el país en que se encuentre. Sus pretensiones nunca han sido la emancipación del proletariado ni la liberación de los pueblos sino la humanización del monstruo capitalista y se invitado a la mesa del imperialismo y agarrar las migajas del FMI entregando para ello todos los recursos naturales que aún quedan disponibles para las transnacionales. Su interés es ser parte del ajedrez geopolítico dominante que lidera EEUU, es ser parte del entramado militar de los yankis, firmando nuevos intercambios militares bajo la excusa del combate del crimen organizado, del narcotráfico y del terrorismo. Mantienen las embajadas yankis como centros de operación de la CIA en cada país donde esa izquierda radical se encuentre. Le abren las puertas a la DEA y a cuanta agencia, que junto al Mossad, desembarcan para hacer lo que saben hacer mejor: conspirar, formar nuevos torturadores y preparar la represión contra los nuevos movimientos anticapitalistas que se van formando.

Detrás de esta izquierda radical se encuentran muchas veces el financiamiento de multimillonarios como Soros, los nexos con la Internacional Socialista o Socialdemócrata ya sea como tal o en su versión de Internacional Progresista. Los más “radicales” dentro de esta izquierda “radical” se alinean con Rusia y China, el otro polo imperialista saqueador. Nada les importa a estos otros “radicales” que el gobierno de Putin y su alianza política sea esencialmente anticomunista, que aborrece la experiencia de la Unión Soviética y que su partido se ubique en la derecha internacional. Tampoco le importa que China ya no sea la de Mao, de la Revolución Cultural, que haya abandonado el internacionalismo proletario o revolucionario y que ella misma se haya convertido en el socialimperialismo que Mao denunció en su tiempo, esto si es que China fuese efectivamente socialista porque si no lo es es simplemente imperialista. Cualquiera sea la situación de China, socialimperialista o imperialista, en ningún caso es revolucionaria en el sentido marxista-leninista.

La tragedia, masacre, genocidio que se está cometiendo contra el pueblo palestino por parte del imperialismo a través de “Israel”, y la expansión de la guerra en Medio Oriente, no ha llevado a la izquierda radical a tomar posición decidida contra el sionismo ni menos a romper relaciones, exigir sanciones militares y económicas como otras medidas de mayor fuerza.

Después de incidente entre el gobierno de Boric e “Israel” este radical de pacotilla continuó desarrollando las relaciones bilaterales con “Israel” y ha guardado silencio cómplice mientras los muertos, los cuerpos desmembrados de mujeres, ancianos, niños y hombres palestinos siguen inundando las agencias internacionales de noticias. La defensa de los derechos humanos para estos “radicales” llega hasta el límite que el imperialismo y su clase dominante lo permite.

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