CHILE. ¿QUÉ HACER CON EL «DILEMA» CONSTITUCIONAL?
La segunda oportunidad que se han dado las facciones burguesas para revalidar su sistema de dominación mediante la segunda intentona por aprobar una nueva constitución capitalista se ha visto complicada para el progresismo que ya viene de su propia derrota al ser incapaz de aprobar su propuesta constitucional.
En esta oportunidad es la derecha fascista la va imponiendo su visión capitalista, aunque ya se ha acordado en el borrador del texto, en su primer artículo, que Chile tendrá un estado social de derechos. Increíble que tanto en el texto constitucional derrotado del progresismo como en la propuesta de la derecha fascista exista consenso sobre el estado social de derechos. Todo indica que ese estado es inofensivo y no contradictorio con las políticas capitalistas extremas o tenues.
Pero el progresismo, los capitalistas con cara amable, están impulsando tímidamente la Opción de Rechazo del texto propuesto por la derecha fascista y pretenden que todas las izquierdas se unan tras esa opción para ellos nuevamente conducir a esa manada y continuar conduciendo el proceso político-social abierto por el pueblo movilizado durante el estallido social del 2019. Y ahí está la trampita.
Escenario 1
Se aprueba la propuesta constitucional de la derecha fascista
El texto constitucional radicaliza el capitalismo neoliberal y atenta contra los mínimos derechos adqueridos. Llevaría la firma de Boric.
Escenario 2
Se rechaza la propuesta constitucional de la derecha fascista.
Continua vigente la Constitución de Pinochet-Lagos que ha dominado la vida política chilena desde 1980 hasta hoy y cuyo sistema fue contra el cual se alzó el pueblo durante el estallido social del 2019.
Los dos textos son responsables de las miserias y males que vive la clase trabajadora. Ninguno de ellos soluciona los problemas angustiantes de los trabajadores y ambos los profundizan. Entonces, unirse tras la opción RECHAZO no es ninguna solución para nuestros problemas porque continuaremos en lo mismo ni menos APROBAR el texto propuesto por la derecha fascista.
Entonces, ¿qué hacer?
No votar, Anular otra forma de luchar.
La única opción sensata es impulsar la tercera opción: ANULAR / NO VOTAR. Para los miserables, explotados y oprimidos ninguna de las propuestas burguesas-capitalistas constitucionales es una opción válida ni menos creíble. Ambas perpetúan y perfeccionan, profundizan el actual sistema de explotación y beneficia a las grandes fortunas como al capitalismo imperialista.
Votar Nulo / No Votar es comprender que la única solución pasa por la construcción de un camino propio de los trabajadores y sus organizaciones desde la independencia de clase y desde la autonomía. Nuestros problemas los solucionamos nosotros mismos impulsando nuestra propia rebelión, nuestro propio segundo estallido social para convertirlo en alzamiento popular organizado y conducido, en estallido revolucionario. Si los trabajadores no necesitamos de patrones para producir, para echar a andar la economía, entonces, tampoco necesitamos de patrones que nos gobiernen ni menos necesitamos de patronones para solucionar nuestros problemas. Si no los necesitamos, entonces, tampoco necesitamos su capitalismo y sus constituciones. Sus salidas a la crisis capitalista van en su beneficio y en nuestro perjuicio.
Los progresistas intentarán dar a la opción rechazo un sentido falso de antifascismo. Ya sabemos que ese chantaje gastado termina en el co-gobierno, al día siguiente de la elección entre fascistas y progresistas en defensa del mismo capitalismo de siempre y sabemos que en ese co-gobierno, más allá de quien resulte vencedor, los que perdemos, históricamente, somos los explotados y los oprimidos. No es tarea de los trabajadores aportar a solucionar las contradicciones entre las diferentes facciones burguesas, pero si es tarea de los trabajadores agudizarlas y trabajar para que esas contradicciones avancen en la destrucción del sistema de dominación. Trabajemos en función de la agudización de la lucha de clases, de la agudización de las contradicciones, en desacreditar las opciones burguesas-capitalistas a la crisis, pero no en su atenuación ni menos conciliación.
