CHILE. DEL CENTENARIO AL BICENTENARIO. ¿CUÁL PROYECTO REVOLUCIONARIO?
Cuando Chile cumplió 100 años de existencia, como “república” y Estado (1910) se produjo todo un debate que, en su mayoría, y desde los representantes burgueses en el mismo, Chile se encontraba en una crisis moral o lo que se podría interpretar como una crisis del capitalismo, de su paradigma y como continuar con la construcción capitalista y burguesa.
Quienes desde la clase dominante se mostraron más inquisidores fueron los pensadores reaccionarios nacionalistas como Enrique Mac Iver (“Discurso sobre la crisis moral de la República”, 1900), Nicolás Palacios (“Decadencia del espíritu de nacionalidad”, 1907), Francisco Antonio Encina (“Nuestra inferioridad económica”, 1912) y quien desde el proletariado entra en el debate del centenario fue precisamente Luis Emilio Recabarren (“Ricos y Pobres a través de un siglo de vida republicana”, 1910).
Pero esa conmemoración centenaria tuvo algunos hechos de importancia que marcaron, y marcan hasta hoy nuestra existencia.
Posterior a la independencia, y con la redacción de la constitución federalista de 1828 bajo el gobierno del general Ramón Freire, y posterior al derrocamiento y exilio de O´Higgins, se produce un reordenamiento de las fuerzas reaccionarias liderados por Diego Portales que al final triunfan derrocando a Freire, pasando por las armas al ejército patriota, imponiendo a las fuerzas mercenarias alzadas como el nuevo ejército, Ejército Mercenario, y la imposición de la dictadura y constitución de 1833 que durara hasta la promulgación de la segunda constitución oligárquica-burguesa de 1925. Es decir, esa constitución y régimen gobernó los destinos de los trabajadores y pueblos durante 92 años.
En ese centenario, aparte de las sucesivas matanzas y guerras civiles, se produce la expansión territorial, en un período cercano entre ello, de Chile:
Guerra contra el Pueblo Mapuche (o Pacificación de la Araucanía), 1861 – 1883
Guerra del Pacífico (o del Salitre, guerra inter oligárquica), 1879 – 1884
Anexión de Rapa Nui, 1888
Golpe de Estado contra el gobierno de José Manuel Balmaceda, 1891
Desde 1833 hasta la conmemoración del centenario también se expresaron rebeliones, alzamientos, guerras civiles contra la dictadura de Portales, contra el régimen impuesto por la constitución de 1833 y por la recuperación de la democracia de los pueblos que diera vida en la constitución de 1828. La construcción de ese movimiento popular, de la clase obrera acumuló fuerza y experiencia donde la Matanza de la Escuela de Santa María de Iquique (1907) no sólo representa una de las más crueles y masiva matanza contra la clase obrera sino el intento por sepultar esa fuerza y experiencia acumulada. La Matanza de la Escuela Santa María es la matanza, el genocidio del centenario.
Volviendo a la conmemoración del centenario, resulta interesante que la interpretación de ese centenario haya tenido dos posiciones e interpretaciones contrapuestas: la visión burguesa-oligárquica y la visión proletaria de Recabarren. Constituyen, entonces, dos visiones de lo que debería ser Chile, de sus condiciones, de la crisis del capitalismo y dos visiones de sociedad, de Estado como del rol que deben tener las clases, el capital.
En el 2010, Chile cumplió 2 siglos de existencia republicana. Se conmemoró el bicentenario bajo el primer gobierno de Sebastián Piñera, bajo el primer gobierno de las fuerzas pinochetistas, fascistas posterior al término formal de la dictadura de Pinochet y después de 20 años de transición donde se consolidó el neoliberalismo, la constitución de 1980 (símil de la constitución de 1833 y del régimen portaliano) y con la matanza o genocidio de 17 años en las espaldas.
La conmemoración del Bicentenario, 2010, fue antecedido por la rebelión de los estudiantes secundarios del 2006, El Mochilazo, y un año después, 2011, se producen las marchas multitudinarias de la Revolución Pingüina junto con la rebelión de Magallanes (2011) y de Aysén (2012) entre otras muchas manifestaciones.
En esa conmemoración, esta vez y a diferencia de lo que ocurrió durante la conmemoración de centenario (1910), el conjunto de los partidos se abrazó y compartieron la visión del bicentenario, del rol de Chile en la economía capitalista mundial, en la visión del Estado y en su acatamiento del orden jurídico burgués plasmado en la constitución de 1980 que habiendo sido reformada bajo el gobierno de Ricardo Lagos (2006) este la definió como una constitución plenamente democrática.
En la conmemoración del bicentenario no hubo un Recabarren del siglo XXI que nos hablara sobre los ricos y pobres a dos siglos de vida Republicana. Desde el campo proletario no hubo respuesta ni posición y cómo lo pudo haber habido si el movimiento obrero de los tiempos de Recabarren se construía desde la autonomía e independencia de clase y el movimiento sindical del bicentenario se encontraba, y se encuentra, plenamente burocratizado y sometido al poder capitalista donde los partidos progresistas son parte de este. El campo revolucionario, diezmado y eternamente fragmentado, tampoco estuvo presente en ese debate bicentenario. Predominó la interpretación burguesa-capitalista del bicentenario, de la república burguesa y de la falsificación de la historia de la lucha de clases en Chile.
Nueve años posterior al bicentenario, 2019, se produjo el estallido social, el levantamiento popular de mayor significación quizás en la historia de Chile. Como es sabido la respuesta del Estado Bicentenario Capitalista fue el terrorismo de Estado, el genocidio, la masacre, los tratos crueles, humillantes y degradantes, las violaciones a los derechos humanos. El aplastamiento sanguinario del conjunto de la clase política bicentenaria, del conjunto de sus partidos, fue en defensa de la constitución de 1980 y del conjunto del ordenamiento jurídico. En defensa del Estado Subsidiario que algunos dicen combatir.
La masacre y/o matanza perpetrada el 2019 tuvo la misma intencionalidad que tuvo la masacre de la Escuela de Santa María de Iquique (1907): barrer con el movimiento que se construyó pacientemente, con aciertos y errores, con fortalezas y debilidades, desde 1990 hasta esa fecha. Era necesario para el poder capitalista bicentenario sepultar todo aquello, pacificar la sociedad de clases e imponer una nueva hoja de ruta también capitalista hacia una nueva etapa del sistema de dominación y explotación hacia el tricentenario. Los obreros asesinados en Santa María de Iquique son los padres de los asesinados, torturados, mutilados, apresados durante el 2019. Los genocidas de ayer son los genocidas de hoy con un siglo que los separa.
Hoy, ante los numerosos casos de corrupción, de abusos de poder, tráfico de influencia tanto de la empresa privada como al interior del Estado, ha resurgido nuevamente el discurso, al igual que en el centenario, que Chile se encontraría en una “crisis moral”. Desde los partidos de la burguesía, fascistas y progresistas, han vuelto la vista y la lectura hacia los autores conservadores que hicieron escuchar sus voces durante el centenario no hacia Recabarren. Cada vez más se asocia la corrupción con la decadencia moral como forma de ocultar que la corrupción es una cuestión orgánico-sistémico y que constituye la esencia del ser capitalista, del capitalismo.
La igual que en el centenario se comienza a producir la confluencia de los discursos reaccionarios, fascistas y progresistas, hacia la elaboración de un nuevo paradigma de unidad nacional con la idea inútil de reformar el Estado, promulgar nuevas leyes, hacerlas aparentemente más dura contra la corrupción a sabiendas que la corrupción comienza en la existencia de la propiedad privada misma sobre los medios de producción, en la expropiación de la plusvalía y en la existencia de 1% más rico que se apropia del 33% de producto interno. La corrupción es la corrupción de clase, de la clase dominante y de su sistema. No existen las crisis morales de las sociedades sino la crisis de su sistema, en nuestro caso del capitalismo y del orden burgués.
Ante la profundización de la crisis del capitalismo y de su ordenamiento burgués en Chile, los sectores proletarios y revolucionarios deben sacar la voz y complementar con lo dicho por Recabarren en 1910. Dar con el análisis preciso sobre los Ricos y Pobres a dos siglos del vida Republicana para que desde allí se desprenda nuestra necesaria propuesta, nuestro discurso y plataforma siempre dirigiendo nuestro discurso y proclamas hacia los nuestros, hacia los nadie.