CHILE: CUANDO EL DESPRECIO POR LA VIDA SE NORMALIZA
Chile va en caída libre. El país que se consideraba a sí mismo como un ejemplo de democracia, la menos corrupta y violenta para el “vecindario”, se va a pique. Pero se va a pique no porque los banqueros se estén suicidando como consecuencia absoluta del capitalismo que sí está crisis, se va a pique porque ha avanzado rápidamente la normalización por el desprecio por la vida, del ser humano.
Si ese desprecio partió por la normalización del terrorismo policial cada vez que se producen marchas y protestas donde esta fuerza policial militarizada ejerce con brutalidad la más cruel represión utilizando armas “no letales”, el desprecio avanza hacia los juicios contra presos políticos a los cuales se le impone el derecho penal del enemigo, se les impone testigos sin rostro y se les impone condenas que son lo más parecido a una pena de muerte por su extensión.
En el plano económico el desprecio por la vida se da en el abuso de las empresas privadas que ante cualquier temporal los servicios como el agua, la luz, la telefonía se cortan dejando a grandes sectores de la población sin servicios básicos. Son las consecuencias de una sociedad construida, por opción de la clase política, en torno a las leyes del mercado y de las ganancias usurera.
Desde el Estado-gobierno, el desprecio por la vida se expresa en avalar todo lo anterior, ser corresponsable de esta situación dramática y también mediante las pésimas políticas de gobierno que sólo benefician el mercado y a los capitalistas. Pasa también por no cumplir con los deberes básicos que la mismísima constitución que ellos han abrazado establece. ¿Acaso no es este gobierno de izquierda capitalista, el de Boric, el que ha desalojado cuanta toma de terreno se le ha puesto al frente de familias que claman solución habitacional digna? ¿Acaso no las ha lanzado a la calle sin importar su seguridad? ¿Acaso no es eso vulnerar los derechos de los niños y de las mujeres de esas familias lanzadas? Esa es otra forma de despreciar completamente a vida.
Pero ahora esto no tiene nombre.
Una persona, que vive en la calle, fue quemada vida por sujetos desconocidos en el Barrio Yungay y a tres cuadras de la residencia oficial de Boric.
Este desquiciamiento, la capacidad de planificar y ejecutar ese asesinato, retrata fielmente el camino que está transitando la sociedad chilena y donde es acompañado por todos los crímenes, y muchos más, relatados más arriba. Es el fascismo en pleno ejercicio.
