
BURKINA FASO PROCLAMA LA «REVOLUCIÓN POPULAR PROGRESISTA!
Comentario Previo
El presente artículo redactado por el Equipo Editorial de ADN, 20 de abril 2025, es de suma importancia para comprender un proceso en África liderado por el Nuevo Panafricanismo conducido también por la oficialidad joven de los respectivos ejércitos de Burkina Faso, Mali y Niger todo con amplio apoyo popular.
Fue durante la década de los 60s, y como consecuencia y efecto del movimiento anticolonialista iniciado durante la segunda guerra mundial, que los pueblos africanos lucharon por su independencia, contra los imperios europeos, la injerencia norteamericana y también contra el supremacismo blanco o Apartheid otra forma de fascismo. Fue al final de los 90s con la caída del fascismo en Sus África que ese proceso lago se pudo completar. Esto con la participación importante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Cubanas. Ya antes Angola, Zimabwe, Mozambique, Argelia, Tanzania y otros países habían conquistado su independencia. Pero una vez conquistada la independencia y derrotado a imperialismo se abrió la etapa del neocolonialismo y de la dependencia económica de sus antiguos imperios. En el caso específico de Francia, fuerza imperialista actual, esta continuó cobrando impuesto por haberse independizado a sus antiguas colonias en África. El saqueo continuó y una vez derrumbado el Campo Socialista los movimientos de liberación nacional africanos mutaron hacia la socialdemocracia ya sea integrándose plenamente a esa internacional o siendo muy próximos a ella. Está claro que la socialdemocracia es otra faceta del imperialismo.
Esta es parte del origen de lo que ha venido ocurriendo en Burkina Faso, Mali y Niger como también en Sud África con las divisiones que ha tenido el Partido Comunista de Sud Africa, en nacimiento de movimientos y partidos alternativos a este y su alianza histórica con el Congreso Nacional Africano junto a la centra burocratizada de trabajadores. Julius Malema líder natural del Economic Freedom Fighters es uno de los síntomas del renacimiento del nuevo panamericanismo. Las voces de Thomas Sankara, Frantz Fanon, Kwame Nkruhma, Julius Nyerere, Robert Mugabe entre otros vuelven a resonar con más fuerza esta vez en medio de la más profunda crisis interimperialista desde la Segunda Guerra Interimperialista o durante de la misma Guerra Fría.
La lucha que comienzan o retoman estos pueblos africanos se da también en medio de la puja por el Nuevo Orden Imperialista donde los pueblos pobres de la TRIcontinental (África, Asia, América Latina y Oceanía) tendrán sin duda algo que decir y mucho que imponer. En definitiva, la derrota del imperialismo no se podrá dar en la medida que estos pueblos pobres del mundo conquisten su verdadera independencia y avancen revolucionariamente hacia el socialismo y el comunismo. Mal que mal son estos pueblos los productores de las materias primas, de las riquezas, que permite a los países imperialistas gozar de su estado de bienestar y de los altos niveles de vida. Los países ricos sólo pueden existir porque existen los países pobres, miserables.
Saludamos los esfuerzos y aporte de los compañeros de A Nova Democracia y AND al difundir las luchas de los pueblos, contra el capitalismo y el imperialismo en todas sus formas. No sólo la rebelión se justifica sino también la revolución. A continuación el artículo completo.
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Ibrahim Traoré de Burkina Faso proclama la «Revolución Popular Progresista»
Apoyado por los pequeños y medianos terratenientes y los campesinos, el presidente Ibrahim Traoré lidera un importante proceso nacional-democrático de carácter pequeñoburgués en Burkina Faso.
Sacrifiquen por el país, den lo mejor de sí por el bienestar de la gente. Desarrollaremos nuestra infraestructura en los sectores de salud, educación y carreteras. Desarrollaremos nuestra industria, transformaremos lo que queramos y consumiremos lo que transformemos. Así proclamó el capitán y jefe de Estado de Burkina Faso, Ibrahim Traoré, el 1 de abril la “Revolución Popular Progresista (RPP)” en el país, dando por sentado que su proceso se produce “a imagen de la Revolución Democrática y Popular de 1983 proclamada por el capitán Thomas Isidore Noel Sankara”, según la Agencia de Información de Burkina Faso.
Al deslindar la demagogia de las falsas democracias de las potencias y superpotencias imperialistas, Traoré fue claro al afirmar: «No estamos en una democracia. Estamos en una revolución popular progresista. Es imposible nombrar un solo país que se haya convertido en una democracia. La democracia es solo el resultado final».
El dirigente burkinés también destacó el carácter antiimperialista de la Revolución y subrayó la importancia de resistir mediante la lucha armada masiva contra las provocaciones y agresiones de los imperialistas y sus agentes locales. Los esperamos con firmeza, a ellos, a sus mercenarios y a sus acciones. Seremos implacables e inescrupulosos con quienes crean que pueden obstaculizar el desarrollo de nuestro país. Y llamó: «Hago un llamamiento a las masas para que estén alertas porque hoy, más que nunca, los apátridas, los enemigos de la Nación, están muy activos. En la orilla de la laguna, llevan varios días reunidos. Su objetivo es que Burkina Faso reviva los trágicos acontecimientos de 1987, olvidando que los tiempos han cambiado».
El anuncio, poco publicitado en los monopolios de prensa pro imperialistas del mundo, conmocionó a los palacios de las potencias y superpotencias imperialistas. Fue la primera vez que el capitán clasificó su gobierno y el proceso por el que pasa el país norteafricano desde 2022, cuando Traoré asumió el liderazgo de Burkina Faso, a través de un movimiento armado que depuso al oficial del ejército Paul-Henri Sandaogo Damiba, quien juró como presidente el 24 de enero del mismo año tras un golpe de Estado.
Antes de la declaración revolucionaria, el capitán de 37 años (34 en ese momento) ya había llamado la atención con sus primeros discursos tras tomar el poder. Con duras críticas al imperialismo, Traoré comenzó a defender la soberanía nacional del país y llamó a otros líderes africanos a expulsar a las tropas de las potencias extranjeras de su territorio. Además, las medidas prácticas del joven líder africano causaron un profundo descontento al imperialismo, especialmente al norteamericano y al francés.
Fin de la ocupación extranjera y recuperación del territorio
Una de las primeras medidas de Traoré fue poner fin a la ocupación francesa de Burkina Faso, que se había establecido en el país para facilitar el saqueo directo de los recursos naturales burkineses bajo el falso pretexto de luchar contra los grupos yihadistas. Lo cierto es que estos grupos proliferaron por acción de los propios franceses, quienes junto a la Organización del Tratado del Atlántico Norte se repartieron Libia con una invasión iniciada en 2011, favoreciendo a grupos que desde el fin de la guerra de Argelia (1991-2002) operaban en Mali, Níger y el sur de Libia.
Estos grupos fueron, por ejemplo, Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI), fundado en 2007, y el Grupo de Apoyo al Islam y a los Musulmanes (JNIM), creado en 2017 por Iyad ag Ghali, líder del pueblo tuareg –uno de los pueblos indomables del norte de África que, debido al proceso de formación nacional interrumpido por el imperialismo, nunca se autoproclamó ni se incorporó a otras naciones y, recientemente, fue arrastrado por grupos musulmanes.
Cuando Francia fue expulsada de Burkina Faso por el capitán Traoré, los defensores del imperialismo se levantaron indignados para decir que ese episodio había permitido a los yihadistas atacar libremente al pueblo burkinés. Lo que ocurrió fue muy diferente: Ibrahim Traoré invirtió en el sector de Defensa, armó a las masas a través de las milicias Voluntarios para la Defensa de la Patria (VDP) —que, en las zonas rurales, se organizaban junto con líderes tribales con cierta independencia— y logró restablecer el control del 69% del territorio, según datos del Ministerio de Defensa de 2023. En 2022, el Estado burkinés solo controlaba el 40% del territorio. Esto se logró mediante el reclutamiento masivo de personas: en una de las primeras convocatorias para el reclutamiento de 50 mil combatientes en el VDP, en 2022, se presentaron 90 mil personas.
Fortalecimiento de la industria nacional
A medida que recuperaba territorio, Traoré impulsó la economía fortaleciendo la industria nacional y las organizaciones inmobiliarias de pequeña y mediana escala. En 2022 creó la Agencia de Promoción del Emprendimiento Comunitario (Apec) e insertó la organización en proyectos centrales del país: una fábrica procesadora de tomates inaugurada en 2024 –un emprendimiento inédito en el país– tuvo 20% de participación estatal y 80% de capital de participación popular, organizado por la Apec. La APEC tiene un claro sesgo de clase y cuenta con el apoyo principalmente de la pequeña y mediana burguesía nacional.
Otras dos fábricas abiertas por Traoré fueron el complejo textil IRO-TEXBURKINA, situado en Sourgou, en el departamento de la provincia de Boulkiemdé, y TEXFORCES-BF, en Bobo-Dioulasso. Este último tiene como objetivo procesar el algodón producido en Burkina Faso para producir uniformes militares para las Fuerzas Armadas del país. Traoré se toma muy en serio la cuestión de la industria textil e incluso de la artesanía, un sector que constituye el tercer componente más importante del PIB del país, sólo superado por el oro y la agricultura. En cuanto a la producción manual, Traoré abre talleres para que las mujeres produzcan el famoso faso dan fani , una hermosa tela estampada que sólo se produce en Burkina Faso, con algodón nacional.
Además, Traoré inauguró en agosto de 2024 el primer Parque Industrial Farmacéutico centrado en la producción de medicamentos genéricos como paracetamol 500 mg, floroglucinol, un antiespasmódico y un “kit de sales de rehidratación oral y zinc para el tratamiento”, según el director general, Armel Coéfé. “Nuestra capacidad de producción actualmente satisface las necesidades locales y resuelve el problema de la disrupción drástica”, agregó, destacando que la lista de moléculas a producir aumentará, especialmente “con la producción de medicamentos para el manejo de la malaria”, agregó.
Mecanización y apoyo a la producción campesina
En el terreno, el gobierno quería mejorar la seguridad alimentaria del país mediante la soberanía y la mecanización, objetivos condensados en la llamada «Ofensiva Agrícola y Pesquera», un plan del Ministerio de Agricultura, Recursos Animales y Pesca, dirigido por el mayor Ismaël Sombié. La ofensiva promete crear 100.000 empleos para las masas desplazadas y jóvenes desempleados entre 2023 y 2025, con un presupuesto dividido entre el 54% proveniente del sector privado y el 46% del Estado.
Para aumentar la productividad y mejorar las condiciones de vida de las masas campesinas, Traoré distribuyó más de 400 tractores a los campesinos, distribuyó semillas y vendió fertilizantes de forma subsidiada y creó 7.460 puestos de salud primaria en las regiones más remotas, algo que replica el modelo de Sankara. El resultado fue un aumento del 50% en la seguridad alimentaria del país.
Este frente cuenta con el apoyo de la Alianza de Estados del Sahel (AES), una iniciativa fundada por Traoré y los presidentes de Mali y Níger. Para Hamidou Sawadogo, profesor de economía monetaria y financiera de la Universidad Joseph Kl-Zerbo, consultado por AfricaNews , «este modelo se basa en el aprovechamiento de los recursos internos. Ha permitido al jefe de Estado y a su gobierno priorizar la agricultura». En 2024 se cosecharon seis millones de toneladas de cereales en Burkina Faso.
Minería nacional, mecanizada y de pequeña escala
“No entiendo por qué, si sabemos extraer oro, dejamos que las multinacionales lo hagan. Es en este sentido que dije que hay licencias que estamos en proceso de retirar. Y lo haremos nosotros mismos”, declaró Ibrahim Traoré en un programa de la radio pública RTB el 9 de octubre de 2024, al anunciar otra nueva ley minera, parte del proceso de nacionalización del sector.
Tras el anuncio, algunos imperialistas se levantaron enojados contra las “revocaciones arbitrarias” de licencias por parte del gobierno de Traoré, pero la revocación no fue inmediata: Traoré esperó a que se agotaran las licencias de empresas como la australiana Sarama Resources y, en el proceso de renovación, impuso los nuevos términos del acuerdo. Las operaciones de Sarama Resources , que extraía oro en Burkina Faso desde 2011, fueron cerradas en el proceso.
El plan del gobierno burkinés para combatir la minería incluía varias leyes. Uno de ellos, firmado el 18 de julio de 2024 y al que accedió íntegramente AND , buscaba fortalecer el sector nacional de “prospección, investigación, desarrollo, exploración, rehabilitación y cierre de minas y canteras”, “transporte de materiales de minas y canteras” y la “transformación, valorización y comercialización de productos del sector minero”.
Entre los términos de la ley aprobada, se estableció que “las empresas mineras y sus subcontratistas o co-contratistas establecidos en territorio nacional darán preferencia a las empresas nacionales en cualquier contrato de prestación de servicios o suministro de bienes en condiciones equivalentes en términos de precio, calidad y plazos”, y que “las empresas mineras que operan en Francia utilizan compañías de seguros nacionales para cubrir los riesgos asociados a sus actividades, de acuerdo con la normativa vigente”.
La ley también estableció que las empresas deberán establecer un plan de capacitación “que promueva la transferencia de tecnología y habilidades a personas naturales y jurídicas nacionales”, y que “las empresas mineras y sus subcontratistas contribuyan a los programas nacionales de investigación y desarrollo”.
En otra ley, el gobierno también grava las operaciones mineras: el oro ahora tendría una tasa impositiva efectiva del 40% al 50% cuando el precio del mineral sea alto. El impuesto sobre la renta corporativa para las empresas mineras se fijó en 27,5%, y los impuestos sobre dividendos, intereses y pagos de servicios exteriores oscilaron entre 12,5% y 15%. Además, ahora todos los minerales tienen regalías : el oro pasa a estar gravado con un impuesto del 5% al 7% y el zinc, con un 5%. Todas las tasas se pagan al gobierno central, que asigna el 20% de ellas a las comunidades locales a través del Fondo Minero para el Desarrollo Local (FMDL).
El gobierno nacional-democrático también promovió la minería por parte de pequeños y medianos terratenientes y la refinación de oro a nivel nacional. El 18 de marzo de 2024, el Ministro de Energía, Minas y Canteras, Yacoube Zabré Gouba, inauguró la primera Refinería Nacional de Oro, ubicada en Méguet, donde comenzaron a trabajar 2.000 mineros artesanales. La instalación está equipada con una trituradora, un molino, un concentrador y una mesa vibratoria para separar el oro de los residuos, y la idea del gobierno es abrir nueve centros más de este tipo.
El impulso a los pequeños y medianos propietarios de tierras permitió a la APEC poner en marcha la primera fábrica de oro semimecanizada del país, ubicada en la aldea de Bielmera, comuna de Midebdo, en la provincia de Noumbiel. La fábrica colocó su primera piedra en julio de 2024, según informó la página web oficial de la organización.
“La operación de extracción de oro semimecanizada de Bielméra, de la que hoy colocamos la primera piedra, se ubica en un área de 100 hectáreas”, afirmó el director general de la APEC, Karim Traoré. Tendrá una vida útil mínima de cinco (05) años con una tasa de retorno promedio del 40% anual. Al final de los primeros cuatro (04) años de operación, se espera que la planta produzca aproximadamente 320 kg de oro. Este proyecto también creará, en su primer año, 150 empleos directos y 300 indirectos. Este ambicioso proyecto está completamente a cargo de empresas burkinesas, tanto para las obras de construcción, el equipamiento como para la supervisión y el control.
Relaciones peligrosas
A pesar de los logros del gobierno nacional-democrático de Ibrahim Traoré, su régimen cultiva relaciones peligrosas y tiene limitaciones, tanto con las potencias y superpotencias imperialistas extranjeras como con la gran burguesía local.
En el terreno exterior, Traoré ha ampliado las relaciones con el imperialismo ruso y el socialimperialismo chino, principalmente con el primero. Las relaciones no son un problema en sí mismas, pero su contenido puede esconder algo problemático: varios rumores indican, por ejemplo, que en Burkina Faso operan tropas del grupo paramilitar vinculado al Estado ruso, Wagner. Ya se ha confirmado que las tropas del grupo –cuya falange africana se denomina ahora Cuerpo de África y está vinculada directamente al Estado ruso– han operado en otros países del Sahel socios de Faso, como Mali, y en otros como la República Centroafricana –el país incluso tiene una estatua de dos de los líderes del grupo, los fallecidos Yevgeny Prigozhin y Dmitri Utkin, en la ciudad de Bangui–.
Sin embargo, es difícil decir si Wagner, ahora llamada Africom, opera realmente en Burkina Faso o si los rumores son rumores creados por el imperialismo estadounidense. El gobierno burkinés siempre ha negado estos vínculos y periodistas bien informados, como el nigeriano Seidik Abba, autor del libro Mali-Sahel, nuestro Afganistán con nosotros , afirman que el gobierno de Burkina Faso desconfía de cualquier intervención extranjera. El ministro de Asuntos Exteriores de Níger, aliado de Burkina Faso y también blanco de rumores sobre la presencia del Grupo Wagner, también afirmó que “la información que tenemos no nos permite decir que Wagner todavía esté en Burkina Faso”.
Además de su presencia militar, Burkina Faso ha establecido relaciones económicas con Rusia y el país cuenta con una gran presencia de empresas de la superpotencia atómica. La empresa minera Norgold obtuvo una licencia del gobierno de Traoré para explotar una zona en la región centro-norte del país durante cuatro años. Antes de eso, Norgold ya operaba tres minas en el país. Además de la rusa Norgold, Burkina Faso también cuenta con presencia de empresas mineras británicas y canadienses.
Una parte de los campos de estas empresas fueron comprados por la gran burguesía burkinesa. La empresa británica Endeavor Mining vendió dos de sus minas de oro a la empresa Lilium Mining, propiedad del gran burgués estadounidense-burkinés Simon Tiemtoré. Lilium Mining es una subsidiaria de Lilium Capital, con sede en Nueva York.
Un comienzo prometedor y particular
Las limitaciones y los peligros del régimen burkinés no necesariamente apuntan al fin del gobierno nacional-democrático del país a través de su subyugación al imperialismo ruso o al socialimperialismo chino. La dirección exacta de Burkina Faso es difícil de calcular porque se trata de una experiencia extraordinariamente particular, sintomática de tiempos históricos de grandes transformaciones en todo el mundo. Hasta el momento, las acciones y declaraciones de Traoré no apuntan a una capitulación. Por el contrario, la declaración de la Revolución Progresista Popular puede ser un indicio de un proceso de radicalización de las importantes medidas adoptadas hasta ahora.
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Artículo Original A Nova Democracia