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1º DE MAYO: DE LOS MÁRTIRES DE CHICAGO A LOS CHICAGO BOYS
Los Mártires de Chicago (Michael Schwab, Louis Lingg, Adolh Fisher, Samuel Fielden, Albert R. Parson, Hessois Auguste Spies, Oscar Neebe, George Engel, 1866) es un hito de la historia del movimiento obrero de tanta importancia como lo fue la Comuna de París. Es un hecho que aun repercute en el contexto capitalista-imperialista actual y donde el movimiento sindical en muchas de sus partes del planeta se encuentra en manos de la burocracia sindical, que traicionando la lucha de los Mártires de Chicago y del conjunto del movimiento obrero, imponen la conciliación de clases, entierran la independencia, autonomía y se sientan a la mesa del patrón, de los capitalistas en la esperanza de ser considerados como uno de ellos.
El reformismo sindical ha estado presente siempre y ha nacido de los partidos obreros degenerados y reformistas. Han sido fundamentales en la prolongación, consolidación y perfeccionamiento del capitalismo y han actuado desde siempre como muro de contención para el desarrollo del poder obrero, para el nacimiento de la conciencia de clase y para la lucha frontal contra la clase dominante y su Estado explotador y opresor.
La burocracia sindical nace de la mano de la parlamentarización de los antiguos partidos obreros, del reconocimiento de estos de la legalidad burguesa, de su actamiento, de su incorporación al juego democrático-burgués, a la negociación de espaldas al pueblo y de la usurpación de la soberanía de los que luchan desde abajo. Son los que han impuesto la paciencia eterna a los explotados, del etapismo, del fatalismo histórico. Son aquellos que niegan en reconocer que las condiciones materiales para la lucha están siempre dadas y que las condiciones subjetivas, el factor conciencia, se debe ir desarrollando mediante la lucha frontal, revolucionaria, mediante la creación y desarrollo de la organización necesaria. Son aquellos que niegan la importancia de la democracia obrera, directa, de base. Son aquellos que creen que el cambio cae del cielo mientras ellos esperan y engordan en su zona de confort. Son también aquellos que sueñan con la existencia de una burguesía progresistas, patriótica y revolucionaria que tendrán oídos y ganas para escuchar las demandas de la clase trabajadora, hacerlas suyas y convertirse en verdugo de sus propios intereses bastardos de clase.
Ha sido la burocracia sindical que mediante su complicidad y pasividad ha ayudado en imponer los tratados de libre comercio, los planes de ajustes económicos del FMI a nuestros pueblos. Es quien ha cooperado en el saqueo de nuestras riquezas, en la generación de las zonas de sacrificio, en la usurpación de las tierras indígenas, en la depredación del medio ambiente. Es aquella que ha guardado silencio en el pago a diario de la deuda externa, de la deuda climática, de la intromisión, injerencismo del imperialismo en nuestros asuntos. Es aquella burocracia sindical que ha guardado silencio, también, ante las políticas contrainsurgentes de los gobiernos de turno, en la proliferación de bases militares yanquis en nuestras tierras y continentes, en la existencia del Comando Sur de los Estados Unidos, en permitir las firmas de tratados militares con el imperialismo. En definitiva, la burocracia nunca ha sido y nunca será defensora de la clase trabajadora ni menos revolucionaria sino reformista y procapitalista. La burocracia olvidó a los Mártires de Chicago y no ha dudado en abrazar a los Chicago Boys.
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