VUELVE EL CHANTAJE: REAPARECE EL «ANTIFASCISMO» DE CUÑO BURGUÉS

VUELVE EL CHANTAJE: REAPARECE EL «ANTIFASCISMO» DE CUÑO BURGUÉS

La “extrema” derecha en Europa viene avanzando hace ya rato en el campo electoral. La socialdemocracia en todas sus expresiones, liberales y conservadores están cada vez más acorralados. Las últimas elecciones europeas han encendido las alarmas en el “progresismo” que es la otra forma de denominar a la socialdemocracia. Macrón ha sido sobrepasado por los nacionalistas y esto ha llevado a la formación del Nuevo Frente Popular una alianza electoral de izquierdas que abarca desde el variopinto Partido Anticapitalista, Francia Insumisa hasta el Partido “Comunista” y su primo hermano el “Socialista” arrastrando con ellos a los verdes. No alcanza el Nuevo Frente Popular para tanto partido socialdemócrata, reformista y revisionista. Todas las decadencias de las izquierdas se han juntado. El único objetivo de este Nuevo Frente Popular es frenar la llegada de la “extrema” derecha al gobierno claro la memoria histórica vuelve galopando y se ven las imágenes de las tropas nazis marchando por París y con ello el colaboracionismo por cierto ocultando la resistencia armada que hicieran muchos contra la ocupación nazi.

Con este cuadro el progresismo se ha vestido de “antifascismo”. Ha puesto en el tapete ese discurso oportunista de “todos contra el fascismo”, “todos contra la extrema derecha” y en ese TODOS incluyen a explotadores y explotados, capitalistas y proletarios, pobres y ricos, inmigrantes y franceses, colonizados y colonizadores pero claro no en igualdad de condiciones sino los poderosos conduciendo y los explotados como vagón de cola lo que significa que los intereses de la clase explotadora primero y las demandas de los trabajadores en alguna parte del olvido. Eso es el Nuevo Frente Popular una alianza que, desde el antifascismo de cuño burgués, por lo tanto, falso, pretende defender sus intereses de clase poniendo nuevamente como carne de cañón a la clase obrera. Pero ¿no es el alza de la “extrema” derecha resultado, consecuencia de las mismas políticas impuesta por la socialdemocracia y de sus socios los liberales y conservadores a los cuales denominan derecha democrática como si estos no fueran también fascistas?

Esta histeria colectiva antifachoburgués recuerda la histeria que ocurrió en Brasil con “todos contra Bolsonaro” que encarnaba el fascismo brasileño teniendo como contrincante a Lula para luego de ganar Lula la presidencia continuar profundizando el capitalismo y el sistema de dominación de mano de la clase dominante que sustentó la dictadura fascista en Brasil en décadas pasadas.

Tambien recuerda la histeria en las elecciones pasadas presidenciales en Chile donde el “todos contra Kast” representante del Partido Republicano permitió el ascenso al gobierno del “antifascista” de Gabriel Boric. Pero ¿qué ocurrió? Al igual que Lula, Boric tempranamente viró hacia la derecha, abrió el país a las transnacionales firmando nuevo tratados, elogió a los Estados Unidos, ha mantenido relaciones diplomática con el nazisionismo a pesar del genocidio del Pueblo Palestino, ha asumido toda la estrategia contrainsrugencia contra el Pueblo-Nación Mapuche e impuesto el Derecho Penal del Enemigo contra ellos y ha impuesto la falsa idea de la existencia de una derecha democrática (integrada por la UDI y Renovación Nacional ambos impulsores del golpe de estado contra Allende y sostén de la dictadura de Pinochet durante 17 años) para aislar al Partido Republicano.

Boric y sus alianzas progresistas (Frente Amplio + Partido «Comunista» / Socialismo Democrático) han hecho todo lo posible para que en las próximas elecciones municipales la derecha en todas sus vertientes avance sino arrase. Le han entregado en bandeja el futuro gobierno a los fascistas y ha abierto las posibilidades que la segunda vuelta presidencial pueda ser entre dos candidatos de la derecha. El avance que tendrán los fascistas en Chile en el plano electoral, y posiblemente el Partido Republicano, será por obra y gacia de Boric y su gobierno, de sus políticas represivas y su alejamiento sideral de los sectores populares. Pero, venida la elección presidencial será nuevamente Boric y los suyos los que levantarán el discurso antifascista que en forma histérica llamará a frenar la llegada del Partido Republicano a La Moneda como lo hiciera cuando él fue electo para luego imponer el gatopardismo y cogobernar con la misma derecha.

Ejemplos como estos hay muchos de cómo el progresismo, representante de los intereses burgueses, desarrolla ese chantaje político-emocional cada vez que sus intereses de clase o de facción de la clase dominante se ven amenazados. ¿Puede haber antifascismo sin ser anticapitalista? ¿Puede haber antifascismo sin ser antiimperialista? ¿Puede haber antifascismo sin plantearse la necesidad de llevar a cabo una revolución que tenga como objetivo el socialismo, el comunismo? ¡No! El antifascismo burgués-eunuco es sólo una parodia, un chiste de mal gusto donde ese discurso de la “unidad amplia” que algunos llaman “frente popular”, “frente amplio” o cualquier otra denominación que represente una amplitud donde los intereses burgueses sean el centro de su defensa.

Los trabajadores deben ser lo suficientemente inteligentes para no dejarse embaucar, engañar nuevamente por ese discurso que en nada los beneficiará y que por el contrario tiene como fin el fortalecimiento de la democracia burguesa-capitalista que los exprime y explota. Deben estar claros que su única tabla de salvación en la construcción de su propia herramienta política, de su partido revolucionario que impulse la independencia de clase, la autonomía, el combate directo contra el Estado burgués y avanzar en la acumulación de fuerzas hacia la revolución. Así como los trabajadores nada puede esperar del Estado Burgués nada conseguirán de los partidos que defienden los intereses de la clase dominante. Las contradicciones al interior de la clase dominante, ninguno de los bandos, le debe importar a los trabajadores si se sacan los ojos o no. Lo que le debe importar a la clase es cómo agudizar esas contradicciones, cómo agudizar la lucha de clases, cómo hacer más feroz ese aniquilamiento mutuo al interior de la clase dominante, es decir, cómo hacer que la descomposición y debacle sea más rápido. La clase trabajadora no está para salvar el sistema que los explota.  

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