CHILE.  ¿UN FASCISMO CON DISPOSICIÓN DEMOCRÁTICA? EL PROGRESISMO NO DESCANSA.

CHILE. ¿UN FASCISMO CON DISPOSICIÓN DEMOCRÁTICA? EL PROGRESISMO NO DESCANSA.

Un remezón de proporciones significó la reciente elección de los Consejeros Constitucionales en Chile. En esta hubo varios hechos que sin duda marcarán el mapa político de la elite y de la lucha por la hegemonía al interior del bloque de poder dominante, al interior de la clase dominante y cómo se recompone la clase política y ordena la lucha en la defensa por sus intereses.

 El primer remezón en la mayoría absoluta de la derecha fascista en su conjunto al interior del Consejo Constitucional donde esta obtiene los 3/5 lo cual le permite redactar la propuesta constitucional sin que el progresismo pueda siquiera vetar el articulado. 

Dentro de lo mismo, la condición de partido mayoritario del Partido Republicano hace que los partidos históricos de la derecha fascista, aquellos que nacieron bajo la dictadura de Pinochet y que la sustentaron, Renovación Nacional y la UDI, junto a la nueva derecha que vino a renovarla como es el caso de Evopoli hayan quedado sin representación o en minoría en relación al Partido Republicano al interior del Consejo Constitucional. 

El segundo elemento es que los partidos de la ex Concertación hayan quedado sin representación en el Consejo Constitucional donde la Democracia Cristiana, el PPD y el Partido Radical están apunto de expirar en su esfuerzo por representar a lo que ellos llaman «el centro político» (¿existe el centro político?). Este hecho cobra mayor preocupación para los «centristas» ya que la alianza del gobierno, Apruebo Dignidad sumado al Partido Socialista, obtuvieron 16 consejeros lo cual es considerado como un triunfo si se compara con la Ex Concertación que obtuvo ninguno pero que a la vez es un fracaso si se considera que con esos 16 consejeros el Partido Comunista (revisionista) y el Frente Amplio no tendrán posibilidad de veto al interior del consejo transformándose en un elemento meramente decorativo e irrelevante a no ser considerado por el Partido Republicano en especial. 

El tercer elemento a considerar es que a pesar que algunos festejan con los resultados y el conjunto de la clase político define esta elección como una «fiesta de la democracia» y del «espíritu republicano» (¿cuál democracia? ¿qué espíritu republicano?), lo concreto es que el descontento social y el rechazo casi absoluto a la clase política, 96%, se demostró en el alza considerable de los votos nulos, blancos y de la abstención que sumados da alrededor del 35% y que equivale a casi 5.450.000 votos aproximadamente. Esto lo transforma en un sector político en sí mismo de carácter anónimo y autónomo. 

Esta elección también supone la segunda derrota para el gobierno de Boric y para el proyecto para el conjunto del progresismo. La inoperancia del gobierno y su permanente giro y guiño hacia las demandas de la derecha fascista ha transformado a este experimento progresista en el gobierno de menor apoyo político en su primer año si se compara con todos los gobiernos desde 1990. A la vez, este oportunismo y falta de conducción o vacío de poder ha llevado a que la alianza gobiernista haya renunciado tempranamente a su programa original y ha sido esto lo que ha llevado a enajenar sus bases de apoyo y a entregar en bandeja la conducción política estratégica a la derecha fascista y pavimentar el triunfo de esta en las futuras elecciones. Pero el progresismo no aprende…

El nuevo discurso y la nueva política de alianzas del progresismo.

La primera reacción de Boric y de la alianza progresista, más allá de la declaraciones de buena crianza al reconocer el triunfo del Partido Republicano, es que este nuevamente gira hacia la derecha y esta vez va más allá en falsificar tanto la historia como la realidad. 

La nueva teoría de la izquierda progresista en el gobierno va en la dirección de instalar la idea que parte de la derecha fascista (Renovación Nacional, la UDI y Evopoli) constituirían una «derecha democrática» a lo cual la vocera del gobierno, la comunista-revisionista, Camila Vallejos llama «derecha con disposición democrática». Esto ante la irrupción mayoritaria del Partido Republicano al cual el gobierno lo considera como el representante de la ultraderecha en comparación con la «derecha democrática» ¡Plop!

En otras palabras, a los partidos que apoyaron la dictadura militar-burguesa durante los 17 de esta, a aquellos que han defendido el neoliberalismo, la constitución del 80 y el código del trabajo, a aquellos que han defendido la impunidad sobre los crímenes de lesa humanidad y que defendieron a Pinochet en Londres cuando estuvo detenido, ahora ellos son calificados como una «derecha democrática» por la izquierda progresista. Esto es un insulto y una postura rastrera considerando que la misma izquierda progresista llama a conmemorar los 50 años del golpe de estado donde acusarán a esta misma derecha democrática, según sus propias definiciones, de haber sido golpistas y genocidas. Nuevamente ¡Plop!

Pero la innovación política del oportunismo progresista no queda ahí. Ellos mismos han deslizado la idea que con esa «derecha democrática» (RN, UDI y Evopoli) es posible avanzar en alianza política desde el gobierno y el progresismo en forma táctica con la idea de avanzar en la «agenda» del gobierno y lograr que el Consejo Constitucional de mayoría republicana logre redactar una constitución que representan al conjunto de la clase política no así al pueblo y los trabajadores. Es decir, se daría una alianza en los hechos entre Apruebo Dignidad y un sector de la derecha fascista al cual llaman ahora derecha democrática. 

Cabe señalar que esta misma «derecha democrática» fue la que apoyo al candidato del Partido Republicano, José Antonio Kast, en la segunda vuelta presidencia enfrentando al candidato Gabriel Boric. Para que ganara Boric fue precisamente el conjunto del progresismo el que instaló la idea que esa segunda vuelta era entre el fascismo y la democracia…y ahora la llaman democrática y están dispuestos a avanzar en alianzas con ella. ¿Dónde quedó el anti fascismo de los progresistas? ¡Nunca lo hubo!

Es increíble cómo una simple elección de un final constitucional del todo conocido y obvio (habrá una constitución capitalista, burguesa y reaccionaria en diciembre qué duda cabe) hace que el progresismo muestre cada vez más su peor cara y se vaya sacando todas las caretas mostrando también su esencia reaccionaria y fascistoide. Porque en el mismo momento en que califican a la derecha fascista como democrática no dudan en calificar a quienes apoyamos el voto nulo, a quienes nos identificamos con la izquierda revolucionaria como quienes le «hacen el trabajo a la derecha», tratando de culparnos por sus zigzagueo, oportunismo y traiciones y avanzan más allá acusándonos de «infiltrados». No dudan en atacar a la izquierda revolucionaria y al pueblo que los rechaza y que no les cree y no dudan en defender y aliarse con la derecha fascista todo en el mismo momento e instante. 

Pero si vemos la historia pasada-reciente esta actitud no nos podría sorprender. Fue el mismísimo Partido Comunista (revisionista), su comisión política que después del golpe de estado de 1973 acusara al MIR como el principal responsable del derrocamiento de la Unidad Popular y no a su concepción de Vía Pacífica al Socialismo, y a su reformismo. Esto último es preciso tenerlo en la memoria más aun cuando ellos mismos, los revisionistas y reformistas, llaman a conmemorar los 50 años del golpe. 

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