QUE EL PUEBLO PERUANO MIRE HACIA CHILE
Ya va algo más de un mes y las imágenes del pueblo peruano en las calles en plena lucha, barricadas y una brutal, asesina represión recorren el mundo. Reportes señalan que habría 50 personas asesinadas por parte del terrorismo policial, cientos de heridos y un número indeterminado, hasta ahora, de presos políticos. Y para la vergüenza de los chilenos, Boric corrió a reconocer a la AseDina como legítima presidente dejando caer a su amigo Castillo, al igual que lo hiciera Ricardo Lagos cuando corrió a reconocer a las fuerzas golpistas de Fedecamara, a Carmona, cuando le dieron el golpe a Hugo Chávez. En los progres no se puede confiar ni cuando están en la calle ni menos en el gobierno.
Los numerosos presidentes caídos, procesados, arrancados, hasta se rumorea que uno finge de muerto, sólo refleja no la crisis de la sociedad peruana sino de su clase dominante que ha entrado en una larga noche de los cuchillos largos que al igual que en El Padrino, las facciones de la clase dominante, se disputan el control de la Cosa Nostra y todas ellas quieren nominar a uno de los suyos como el nuevo Don, como el nuevo Padrino. Cada una de ellas quiere ser la facción hegemónica sobre el resto. Cada una de ellas quiere ser el perro faldero predilecto del imperialismo. Y cada una de ellas quiere cobrarle al resto las cuentas pendientes. Todo mientras el pueblo peruano se bate entre la muerte y la miseria, entre la explotación y la postergación.
Para algunos, la solución es devolver a Castillo al poder político, es decir, al representante de una de las facciones en disputa. Para otros, la solución sería la convocatoria inmediata de elecciones libres, la elección de un nuevo parlamento y presidente. ¿Pero es sensato pedir elecciones libres en un contexto de la decadencia absoluta de la democracia burguesa decadente peruana? ¿Es sensato revalidar el sistema capitalista profundamente desprestigiado al interior del pueblo y trabajadores peruanos? ¿Por qué debería ser el pueblo el que ponga el pecho a la balas para revalidar un sistema de explotación? ¿No debería hacer todo lo posible por derrocar el sistema capitalista y enterrar la democracia burguesa?
Pero para otros la solución sería la convocatoria a una Asamblea Constituyente para redactar una nueva constitución.
En este último punto sólo le pedimos a los hermanos peruanos mirar la experiencia reciente de Chile.
Después de un estallido social, 2019, que durara casi cinco meses, los progresistas precisamente introdujeron como principal demanda del pueblo movilizado la redacción de una nueva constitución. Fue la imposición de la salida burguesa a la crisis del capitalismo en Chile. Fue la institucionalización del profundo descontento social, fue revalidar a la clase política y el Estado como el gran solucionador de la crisis.
La represión y genocidio en el estallido social chileno fue similar a lo que hoy ocurre en Perú. El nuevo acuerdo político burgués-constitucional siempre tuvo como objetivo dar un nuevo marco para la reactualización del programa capitalista otorgando derechos mínimos y simbólicos sin alterar un ápice el capitalismo, los tratados de libre comercio, la relación de dependencia con el imperialismo, la poder y concentración del mismo por parte de la oligarquía y sus bastardos intereses de clase. Era la imposición de la ilusión de que una vida digna para la mayoría miserable se lograba con un nuevo marco político-jurídico y con la paciencia de las reformas. Fue el gatopardismo hecho nueva constitución. Pero para ello era también necesario imponer el discurso del respeto al estado de derecho, a la paz social y por qué no la necesaria unidad nacional. Para ello era necesario asegurar total impunidad a los esbirros y las penas del infierno a los luchadores sociales del pueblo, a los nuevos presos políticos de esta revuelta. A tres años del estallido social nada ha cambiado y el progresista en el gobierno dista mucho de hacer un gobierno de nuevo tipo cuando es solamente un nuevo tipo en el gobierno, un nuevo títere-administrador del capital.
Aunque suene trasnochado para algunos, nada se puede conseguir dentro de los marcos del derecho burgués salvo migajas. Aunque suene del pasado, la revolución y el socialismo, la redención de los trabajadores y pueblos no se pueden lograr dentro del sistema capitalismo sino habrá que preguntarle a Salvador Allende y a la Vía Pacífica al Socialismo.
Solamente desde fuera es donde los desposeídos pueden avanzar y vencer siempre desde su independencia de clase y desde su autonomía. La lucha nos da lo que la ley nos quita.
Pero para ello, los trabajadores no pueden hipotecar su futuro confiando en alguna facción burguesa que en el momento de crisis se presenta como amigo del pueblo, para cuando encontrarse en el poder sacarse la careta y presentarse como lo que es: enemigo del pueblo.
Los trabajadores deben confiar solamente en ellos mismos y para poder vencer en medio de la crisis sólo debe hacer los esencial, lo fundamental, construir el partido revolucionario, dotarse de su propia fuerza material, de su propia estrategia, táctica y programa si es que no quiere cometer los mismos errores cometidos en Chile durante el estallido y posterior a este. El pueblo peruano debe mirar hacia Chile y no cometer el mismo error, para no recorrer el mismo camino y para no caer otra vez en un largo sueño embrutecedor. Una vez despierto es fácil quedarse dormido con ronquidos incluidos.