
EL GOBIERNO DE BORIC NO ES DE LOS TRABAJADORES NI DE LOS PUEBLOS
El gobierno de Boric está en la recta final, en su último año y durante estos cuatro nefastos años, ya que ha sido un gobierno de continuidad, la demanda de los trabajadores por derogar el actual Código del Trabajo proveniente de la dictadura y reformadas a favor de los empresarios desde 1990 no ha sido tocado ni con pétalo de una rosa. Los problemas de los trabajadores, de la clase, han sido invisibilizo ados y por el contrario las reformas llevadas a cabo a nombre de ellos han beneficiado al empresario y en perjuicio de la clase. Pero eso no es todo.
Fue el 28 de septiembre del 2024, el trabajador Hugo Morales Lobos (63), gasfiter, falleció al interior de su lugar habitual de trabajo: La Moneda, casa de gobierno y de Boric. El fallecimiento del compañero Hugo Morales se debió a ser sometido a una jornada de trabajo continuo, y sin descanso, 18 horas, causándole un paro cardíaco.
Este hecho, quizás inédito en la historia de La Moneda, no tuvo reacción en las autoridades políticas donde Gabriel Boric, presidente, y Carolina Tohá, Ministra del Interior, han guardado silencio aun cuando esto se encuentra en investigación en la fiscalía. Como era de esperar tampoco las centrales sindicales burocratizadas y borregas han guardado, también, silencio. Para el progresismo, la clase trabajadora no existe sólo existen los nuevos temas emergentes lo cual configura una izquierda progresista culturalista donde la contradicción capital / trabajo no tiene cabida. El asesinato del compañero Hugo Morales se suma a los asesinatos de Nelson Quichillao, Rodrigo Cisternasa, Alejandro Castro, Macarena Valdés, la desaparición reciente de la comunera mapuche Julia Chuñil y de Juan Pablo Jimenez del cual se cumple este 21 de febrero un nuevo aniversario, asesinado el 2013.
Más allá de los debates político-empresariales sobre la macroeconomía, la productividad y el crecimiento económico lo cierto es que el sistema laboral, al igual que el conjunto de la sociedad chilena es cada vez más represiva donde el Código del Trabajo, también patronal y contrainsurgente cumple un rol central en la represión de la clase trabajadora. Son prácticamente nulos los derechos de los trabajadores asimilando las relaciones laborales a una relación esclava donde lo único importante en esta es el cumplimiento de la jornada laboral y de los objetivos y cuotas de producción junto con las ganancias de los empresarios.
En Chile el trabajo informal alcanza el 27% (2024). El 44% de los nuevos empleos son informales. esto quiere decir que uno de cada tres trabajadores empleados en el Comercio tiene un empleo informal (33%); en la Agricultura es de 37% y en la Construcción es de 33,9%. «El ingreso laboral promedio mensual de las personas ocupadas fue de $729.301 líquidos, sin embargo, la mediana, es decir, el umbral de ingresos para el 50% de los trabajadores y trabajadoras, es $500.000 líquidos, lo que equivale a sólo dos tercios del ingreso promedio…» (Gonzalo Durán, Fundación Sol). A esto se suma que para el 2023, 32 de diciembre, la deuda provisional, vale decir, el monto total no pagado por concepto de previsión y salud por parte de los empleadores, o mejor dicho por parte de los capitalistas, es de $464 mil millones. Cabe señalar que mensualmente el patrón descuenta del sueldo del trabajador recursos para pagar los derechos sociales lo cual no hace robándole y apropiándose de esos recursos y así aumentar sus ganancias.
En relación a la pobreza en Chile, el gobierno de Boric ha festejado ya que según él la pobreza habría caído a 6,5% lo cual es refutado por la Fundación Sol que señala que la pobreza es de 30% aproximadamente (2022).
La salud mental de los trabajadores no es buena para nada esto como derivado de lo anterior.
Según la Universidad de Concepción (junio, 25, 2024, La Salud Mental en el Trabajo: Un desafío urgente en Chile y el Mundo) señala que:
«Según la Superintendencia de Seguridad Social en Chile, el 67% de los diagnósticos de enfermedades profesionales reconocidos en 2022 correspondieron a problemas de salud mental. Esta cifra indica que dos de cada tres trabajadores que presentaron una licencia por enfermedad profesional durante el año lo hicieron por motivos relacionados con su bienestar mental».
Según los datos de la Asociación Chilena de Seguridad, ACHS señala que el promedio de estas licencias supera los 45 días. También la ACHS revela que «las mujeres son las más afectadas, ya que representan el 69% de los casos frente al 30,9% de los hombres y por rango erario, el grupo más afectado está entre los 30 y 39 años (39,78%). Las causas más comunes son: Sobrecarga laboral (38,10%), cultura organizacional estresante (25,50%), escaso apoyo social de la empresa (25,06%), acoso laboral (23,36%) y liderazgo disfuncional (22,88%)». A este cuadro se suma que según información aparecida el 30% de los trabajadores en Chile tiene un consumo problemático de drogas (2024).
Analizar las condiciones en la cual se encuentra la clase trabajadora, en cómo la represión económica, el terrorismo empresarial afecta la vida misma de los trabajadores, su individualidad resulta crucial para comprender unos de los aspectos de la lucha de clases como también comprender lo perverso y destructivo que resulta el capitalismo y sus políticas sea quien sea el que gobierne.
En la nueva conmemoración del asesinato del compañero Juan Pablo Jimenez, y mientras aun esperamos que la hermana Julia Chuñil aparezca con vida, estos elementos como muchos otros los debemos tener en cuanto en nuestra lucha por justicia para Juan Pablo, para Julia y para todos nuestros compañeros y hermanos asesinados. Como decía Recabarren: los trabajadores sólo deben confiar en los trabajadores mismos y como bien decía Clotario Blest, nuestra lucha es por «una patria sin patrones».