CHILE. ¡POR UNA PATRIA NUEVA, LAUTARO SE LA JUEGA! 40 AÑOS DE LUCHA.
Comentario Previo
El Movimiento Juvenil Lautaro (MJ Lautaro, MJL, o Lautaro) tiene sus raíces en la fundación del MAPU (Movimiento de Acción Popular Unitaria) durante la Unidad Popular (1969). Fue durante la dictadura cuando un sector asume la lucha armada para enfrentar a Pinochet y romper así con los esquemas de la izquierda tradicional.
En 1982, nace el Movimiento Juvenil Lautaro, 12 de diciembre, período en el cual el nombre visible de la conducción sería Diego Carvajal, nombre de guerra de Guillermo Ossandón Cañas falleciendo el 2009 a los 56 años. Fueron los años del “Complejo Lautarino”, de las Fuerzas Rebeldes y Populares Lautaro, FRPL, y de tantos otros jóvenes combatientes lautarinos que cayeron en combate o víctimas de algún montaje tanto durante la dictadura como durante la transición.
Fue durante la transición hacia la democracia contrainsurgente-neoliberal donde los gobiernos civiles post dictadura se lanzaron contra los movimientos armados nacidos durante la dictadura y a ello el Lautaro no se escapó. Fue el fin de una segunda etapa de este movimiento con características y lenguaje únicos.
Hace ya algunos años, que una nueva generación toma en sus manos la tarea de rearticular al Lautaro en un país algo más diferente que en los años iniciales pero con una misma o peor explotación hacia los trabajadores.
Muchos años han pasado desde la fundación del Lautaro y para ser precisos 40 años. ¿Cómo evalúan esta lucha transcurrida? ¿Cuáles han sido los principales aprendizajes?
Nuestra historia la concebimos como el encuentro de muchas vidas que generan una totalidad capaz, soñadora y siempre buscadora de realización. Cuando hemos podido mirar todita nuestra praxis, siempre llegamos a la conclusión del “Péndulo subversivo de Lautaro”, que logra explicar de buena manera este andar de cuatro décadas.
Hablamos de cinco Lautaros, cinco vidas que hemos vivido como organización; cada una con sus énfasis, en un contexto particular de la historia, con rostros concretos, con apuestas y que entre sí se diferencia en sus momentos de realización pero que entre todas comparten una misma esencia, una lógica-concepción capaz de crear esa totalidad que te otorga coherencia, sentido ético y de digna consecuencia, independiente de los(a) orfebres que dibujen los instantes.
Nuestra vida revolucionaria de cuarenta años la evaluamos como positiva, intensa, de aporte a las luchas del Gigante Popular, histórica y siempre con un sentido de pertinencia e identidad popular. Claro está, que son vidas con aciertos y errores, con avances y retrocesos, todita una dialéctica, un péndulo que va y viene pero que en ese proceso en movimiento, se mete siempre el sentido de apropiación y de cualificación por lo cual nunca es repetición sino que siempre es nuevo, con similitudes pero siempre distinta.
Nuestros cinco Lautaros (El Subversivo de masas, El Político-Militar, El Vagabundo; El Prisionero y el Subversivo insolente de masas), son los que configuran el Péndulo, que como te decíamos son distintos entre sí pero que en todos hemos concluido que la Revolución de la Felicidad no tan sólo es posible sino que urgente, lo que le coloca inmediatamente vértigo a la praxis. Vivir de forma distinta y mejor al modo capitalista es plausible, es allí nuestro principal aprendizaje. Las vidas revolucionarias son reales y concretas, son distintas a lo establecido y se van transformando en una forma de ser y vivir de manera contra hegemónica a lo dispuesto por el poder. En el solo acto de optar por una vida revolucionaria, ya se constituye la distancia con el capitalismo.
No nos arrepentimos de nada, todos los errores que hemos cometidos los hemos evaluado de manera crítica y autocrítica, los hemos zanjado, cerrado y hemos seguido adelante. No tenemos cuentas pendientes con nadie, estamos orgullosos(a) de nuestro andar, hemos aportado de manera significativa a la historia del país. Continuamos siendo orgullosamente subversivos(a) y revolucionarios(a) sin vuelta, nos encanta esta vida que es profunda y de una sabrosura a todo trapo.
¿Qué queda de los tiempos de Diego Carvajal? ¿Cuáles son las aportaciones nuevas de esta nueva generación lautarina?
El Chico (así es para nosotros en nuestra intimidad lautarina), fue un hombre estratégico no tan sólo para la praxis lautarina sino que para la historia de la subversión revolucionaria del país. Por lo tanto, lo suyo, su vida consecuente y de aporte estratégico es patrimonio siempre presente, no es un mero recuerdo empapado de nostalgia sino que siempre es aquí y ahora, aquella particularidad la tienen pocas personas en la historia, pues el Chico la tiene.
El Chico es parte protagónica de la creación de los cinco Lautaros, si bien la génesis del último lo pilló en el lecho de muerte, en su apuesta también fue protagonista. No se trata de sobredimensionar sus capacidades pero tampoco es bueno obviarlas, esto lo decimos porque Guillermo en el 2009 estaba soñando el escenario que estábamos viviendo en el ahorita. Obviamente con algunas imprecisiones, el hombre no era nada mago ni menos adivino pero en lo medular tenía esa claridad.
En Lautaro pasa algo bastante particular, que desconocemos si se da en otras organizaciones. La forma de ser y vivir la Revolución calza siempre con la savia nueva porque la praxis lautarina tiene la gracia de apropiarse de los contextos para transformarlos, no sólo los constata sino que apuesta a subvertirlos. Esa forma de ser y vivir, rompe las fronteras del tiempo, si bien asimila siempre los nuevos instantes y la apuesta siempre es para adelante, hay una esencia, un átomo, un ADN que ha recorrido nuestro cuerpo orgánico en estas cuatro décadas. Dicho de otra forma, para ser lautarinos(a), hay que asumir nuestra historia tal como ha sido, con sus errores y aciertos, lo que te posibilita contar de entrada con un piso concreto, sólido y del todo potente, el cual se conjuga siempre con las nuevas apuestas, los nuevos énfasis y apropiaciones con las épocas.
Desde ahí, podemos afirmar que las nuevas generaciones de lautarinas y lautarinos han aportado de manera contundente en el desate de la subversión de masas insolentes, primero siendo carne de cañón (en el sentido de protagonizar nuestras propias locuras, no delegándosela a nadie) de nuestras propias apuestas y luego como provocadores(a) hacederos con la diversidad popular, todito con un sentido histórico muy activo y presente. Esta subversión de masas insolentes, hoy ya cuenta con la instalación de un estilo de hacerse, que sin duda le falta mucho para ser más preciso, ya opera en parte significativa de los sectores avanzados de la juventud popular. Nos referimos al estilo “Yera”, donde Lautaro y sus nuevas generaciones militantes han desempeñado un rol significativo.
Nuestro convencimiento es que estamos viviendo un nuevo Corte Histórico, el que irrumpió con determinación categórica en la noche mágica popular del 18 de octubre del 2019. Esa irrupción en la historia, que marca un antes y un después en el país, ha ido generando un conjunto de desafíos Revolucionarios en formas y fondos, que Lautaro – creemos nosotros(a)- los ha asimilado y apropiado de buena manera. Esto nos ha permitido que nuestra subversión revolucionaria – con su esencia particular de ser y vivir, con una apropiación útil respecto a la historia y con una identidad popular – tenga la finura de hacerse de la época actual. Allí, las diversas generaciones de lautarinas y lautarinos, han aportado un montón.
¿En qué difiere el contexto pasado del presente y cómo influye esto en el proceso de construcción o reconstrucción?
Somos, siempre hemos sido y seguiremos siendo, es decir, son cuarenta años de praxis de subversión revolucionaria ininterrumpida. No nos estamos reconstruyendo, la evidencia más clara de ello, es que se puede mirar cualquier momento de estos 40 años de la historia chilena y siempre se hallará alguna apuesta lautarina en curso, inclusive en tiempos de cana, que para varios es un momento infértil pero que para nosotros(a) fue de creación y realización.
Los contextos históricos son distintos entre sí por lo tanto las praxis deben ir dando cuenta de aquello si no lo hace, se quedan reducidas a una rigidez dogmática. Como te decíamos al principio, los cinco lautaros son momentos específicos de la historia del país y en todos ellos hay desate de la praxis lautarina, es decir, en nosotros(a) siempre está presente la apropiación de los contextos pero más allá de la descripción, operamos en ellos.
El contexto actual es de protagonismo de la diversidad popular, es de carácter masivo y en donde la articulación traspasa lo meramente orgánico para otorgarle protagonismo a las ideas, que son las que van calando en el sentido común. No son tiempos de vanguardias político-militares (que por lo demás quienes dicen serlo no se despliegan como tal) sino de desborde insolente de masas, donde lo orgánico juega un rol clave pero no desde el punto homogeneizador como décadas atrás. El sujeto histórico no está en la clase trabajadora sino que en lo popular como una totalidad, la clase para sí es lo propio popular, la acumulación no es necesariamente orgánica, más bien se ubica en una nueva jurisprudencia ética-moral naciendo (sentido común) que se establece como contra hegemonía a la vida del capitalismo y un largo etcétera. Nuestra praxis, nuestra subversión apostadora de transformaciones va en ese sentido de época: no somos vanguardia, lo fuimos pero en este instante no apostamos a ello; la subversión revolucionaria la dibujamos con nuestras armas de la vida hace unas décadas pero hoy no usamos aquellos artefactos, etc..
Si las épocas han cambiado en algo, ¿cuál es la estrategia y la táctica para hoy? ¿Qué elementos se mantienen de la estrategia y táctica pasada en la estrategia y táctica de hoy?
Claro que las épocas han cambiado y muchísimo, la dialéctica de la subversión revolucionaria te posibilita el apropiarte de ellas para la cualificación de la misma praxis, es decir, en esencia lo que opera siempre es el método que te permite siempre la realización en lógica y concepción de proceso. Por ejemplo, la fusión de la táctica y la estrategia como un todo junto sigue siendo un elemento neurálgico para la creación de un mirar a partir de una misma concepción pero que se configura acorde a cada momento histórico y/o época. La Revolución de la Felicidad, el Chile Popular, la Toma, la plenitud, la lucha alegre y gozada…siguen siendo elementos fundamentales de la hechura subversiva de Lautaro pero estas se van desplegando de formas distintas en relación a la historia misma. La cualificación dialéctica siempre ha sido medular en la concepción revolucionaria de Lautaro, lo que nos ha facilitado que dibujemos la táctica – emanando siempre la estrategia- con la finura y en razón de que la realidad es liberadora de potencia (cotidianidad), no nos quedamos arranados en los discursos de excesiva generalidad que son incapaces de apropiarse del cotidiano.
La lucha popular y revolucionaria no la puede dar o conducir una sola organización ni menos en forma aislada del pueblo ni de los trabajadores. ¿Cómo evalúan la situación orgánica en cuanto a inserción del Lautaro, del movimiento social y de la izquierda revolucionaria en general?
El quehacer del Gigante Popular ha sido del todo potente, en las confrontaciones y en los puntos de inflexión con el poder, lo popular durante los últimos tres años ha salido victorioso. Pero pasa que esas victorias no son aconchadas como tales porque lo que prima en varios es una lógica de inmediatez en un sentido de cero y unos, carecen de un mirar de proceso. Estas victorias populares se pueden sintetizar, al menos, en tres productos concretitos, palpables y operantes en el escenario.
El primero es que lo que el poder llama “octubrismo”, no ha desaparecido, sigue palpitando. El País de Los Negocios ha hecho de todo para poder dar vuelta la página de la historia, de cerrar la revuelta y conducir al país hacia una nueva dominación coactiva. Aquello no lo han logrado porque el Gigante Popular sigue luchando, obviamente con fluctuación de intensidades y cambios de ejes protagónicos pero que independiente aquello, está vigente.
El segundo es que el quehacer de todo este año del Gigante Popular, con clarísimo protagonismo del Gigante Estudiantil, ha generado, posibilitado un precedente de lucha para el aquí y ahora. La protesta popular sigue siendo el instrumento predilecto de lo propio popular, que el poder ha tratado de institucionalizar pero que simplemente ha fracasado en aquello.
El tercero, es que lo propio popular ha posibilitado generar un contrapunto operante entre el modo de vida de la democracia y su apuesta de Chile Desarrollado con el modo de vida popular y el Chile Popular. Es decir, el poder no ha podido, por más que lo ha intentado, de establecer un nuevo relato de dominación coactiva (Chile Desarrollado) por la sencilla razón que lo popular sigue buscando por fuera a las lógicas del poder, vidas distintas y mejores.
En ese cuadro, la izquierda revolucionaria no está presente, ésta opera con freno de mano, no es protagónica, es en gran medida ambivalente y carente de apuesta táctica. Nosotros(a) decimos que a esta franja le falta subversión, la lógica que opera allí es de constatación del momento pero no irrumpen en él; mucho hito y ritual pero no cuentan con ganas de apostar a procesos, no son protagonistas ni siquiera de lo que ellos mismos sostienen. En otras palabras, con dignas excepciones, la apuesta en este momento no está en la izquierda revolucionaria, ella tiene que vivir sus propios procesos de transformación para ponerse a tono con lo que la historia está exigiendo.
La potencia está en la diversidad popular, en sus mil rostros, con sus defectos y aciertos. Es allí donde nosotros como Lautaro apostamos, en la juventud popular ganosa de luchar para meterse en la historia para transformarla y no meramente constatarla. Es allí, en ese espacio de la sociedad en donde hemos hecho nuestro aporte subversivo.
De lo anterior, ¿cuáles son los ejes programáticos y de la plataforma de lucha del Lautaro?
Nuestra concepción/lógica no contempla las nociones de ejes programáticos y de plataformas, no nos atraen esas nomenclaturas porque le encontramos el gran problema de pretender homogenizar a la diversidad popular, que hoy por hoy, es la gran potencia del Gigante Popular.
Desde nuestra praxis, apostamos al desate de procesos integrales que tienen la pertinencia de apropiarse de la época abierta y que la desplegamos donde estamos. En términos generales, nuestra apuesta está en avanzar en las capacidades subjetivas y objetivas para el asentamiento de procesos insurreccionales de masas. La disputa la establecemos entre la posibilidad que la democracia encauce su nueva dominación coactiva con el Chile Desarrollado y las posibilidades en avanzar en generar los pilares para el desate insurreccional.
Bajo ese marco general, las apuestas que tenemos para el instante, se pueden sintetizar en los siguientes énfasis:
– Apropiarse del instante de la época abierta con el chancacazo al imperio en el 2001, que hoy toma contornos de disputa geopolítica del capitalismo a contrapelo a las urgencias propias de los pueblos.
– Apurar la debacle de la concepción de la democracia que emana desde la regencia del norte que está vigente en nuestro país.
– Profundizar la disputa entre el modo de vida popular y el del capitalismo.
– Aconchar y apropiarnos de todita la savia nueva, de sus productos y de los momentos que dejó botando el corte histórico del 18 de octubre del 2019.
Todito esto, aportando en la subversión de masas de la diversidad popular en todos los planos de la vida cotidiana. Es decir, la búsqueda del parto y desate de una fuerza popular que logre generar una totalidad en la relación dialéctica y estética entre lo particular y lo general.
Es bajo este conjunto de elementos es que entramos en las cotidianidades y desde donde desatamos nuestra subversión revolucionaria.
Chile ha firmado más de 60 tratados de libre comercio, ¿cómo ha influido esto en la composición y en la definición de la clase dominante? ¿En qué ha cambiado esto en términos ideológicos, orgánicos y políticos?
El capitalismo en el mundo está en plena mutación de su modelo, está inaugurando un modelo distinto al neoliberalismo. Si bien el capitalismo criollo presenta un retraso en aquello, su apuesta es ir hacia allá.
Este proceso de transformación, ha ido instalando las hebras para su realización. Por ejemplo, el poder requiere de una nueva constitución, hay una relación más fluida con la concepción de lo ciudadano, es tiempo de otorgar más derechos sociales, etc… Son tiempos de cambio pero lo medular no es ni será tocado en nada.
Los nuevos tratados de libre comercio, están empapados de estas nuevas concepciones, hablan de regulación, de pertinencia en lo referido a la globalización y de todos los procesos en curso en que está el capitalismo, en su adecuación ideológica y orgánica.
A la vez, algunos plantean que en Chile no existe la clase obrera sino un sector servicio y otros reemplazan la lucha de clases, la importancia del movimiento de los trabajadores por el movimiento social. ¿Qué opinión tienen ustedes a este respecto?
Obreros(a) existen, el sector de servicio es lo que predomina en la economía nacional pero no por sólo esa proporción de la composición de la fuerza de trabajo se puede determinar el carácter y configuración de la lucha de clases. Este es un debate zanjado en nuestra organización hace décadas, donde definimos que el “sujeto histórico” de transformación es el popular y que la lucha de clases está dada por el choque entre el País Popular y el País de Los Negocios.
Como te decíamos en preguntas anteriores, el gran resultante de la experiencia del marxismo-leninismo, particularmente en lo referido al marxismo, es el método, el cual tiene la cualidad que te entregar las herramientas para realizar los aconches acorde a la particularidad nacional como de contexto histórico. La historia es dialéctica, interpretar como trasvasije literal sin dar cuenta del avance de la propia historia y de la realidad particular misma, es una rigidez de la ortodoxia, la cual no compartimos ni un ápice.
Volviendo a la ideología, a la lucha ideológica. ¿Por qué creen ustedes que la izquierda progresista sigue siendo hegemónica dentro del campo popular si es que lo es?
A nuestro parecer no es para nada hegemónica. Hoy está muy en boga que en América Latina se está viviendo un nuevo ciclo progresista, una lectura del todo antojadiza, con pies de barros y que es a partir de la exclusividad electoral. La lucha ideológica ha sufrido transformaciones profundas, no se puede entender como un choque entre izquierda y derecha, aquellas definiciones han perdido fuerza sustancialmente en el escenario actual de la América Morena y quizás también en diferentes partes del mundo. Lo que hoy está ocurriendo, lo que caracteriza a esta época es el protagonismo mismo de los Pueblos, que están por fuera de las lógicas democráticas y en donde lo electoral no es para nada significativo ni menos decidor.
La izquierda institucional y la derecha, al final del día, comparten o “habitan” el espacio de la clase política que para el sentido común, matices más o menos, son una misma cosa. Es así, que votar por izquierda o derecha, para las grandes mayorías no es como antes, hoy da como lo mismo. Es un error pensar que por que salió electo Piñera y se rechazó la cagada de propuesta constitucional, Chile sea un país de derecha o viceversa, que votar por Boric sea sinónimo de que Chile sea progresista. Es decir, lo que ocurra o no en las democracias, esas que comparten la concepción de la regencia del norte, no es gravitante para los destinos de los Pueblos. Si bien son procesos a tener en cuenta pero todo indica que la potencia está ubicada en las propias capacidades populares y campesinas. Se tenga la interpretación que se tenga de la Revuelta, nadie puede negar que esta cambió a Chile, cambió que realizó lo popular y no la democracia.
¿Qué tendría que hacer la izquierda anti capitalista (o revolucionaria) para pasar a ser influyente en el pueblo y en los trabajadores? ¿Cuáles son los aportes y defectos de esta izquierda radical?
Dejar de pensar en ser influyente y lanzarse en ser un aporte concreto en la diversidad popular. Reconocemos que la izquierda Revolucionaria cuenta con militancia con ganas de luchar pero en general el problema radica en lo trunco de su política, de su concepción y su conducción. Está repleta de excusas, se han llenado de peros para no lanzarse a realizar, hay un alejamiento – por acomodo- con lo que va haciendo el Pueblo. Se han inundado en prejuicios, en categorías, han perdido vitalidad, carecen de apuesta…en fin, el escenario de la izquierda revolucionaria es absolutamente compleja.
A no pocos se les metió la ambigüedad en el proceso constituyente y otros tantos apostaron a entrar a los escenarios propios de la institucionalidad del poder. Hay incapacidad de crear y jugársela por escenarios propios, su quehacer ha quedado reducido a una consecución de hitos y de reacción casi testimonial respecto a lo que va haciendo el poder.
Lo ponemos de la siguiente manera.
Si dices ser vanguardia, selo pues. Si sostienes que eres un sindicalismo distinto a la CUT, pues selo. Si te defines que eres una organización político-militar, pues cuetea de repente. Si te fijas, hay una dislocación entre lo que se dice con lo que se hace.
Estamos claro que en algún momento tendremos que encontrarnos para ir buscando un quehacer conjunto, lamentablemente ese momento no es ahora, lo que nos retrasa como Pueblo. Es decir, nuestra crítica es de preocupación.
Desde 1990, Chile ha tenido varios gobiernos civiles, (Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet I y II, Sebastián Piñera I y II,y ahora el “señorito Boric”. ¿Cómo evalúan estos gobiernos y el actual?
En general, todos los gobiernos de esta democracia han sido y son eunucos, en la medida de lo posible y en son con lo que define el país de los negocios. Todos carecen de protagonismos de los Pueblos, todos han sido pensados y realizados para favorecer a la élite, por ende, su ADN está en la relación intrínseca entre negocios y política y en el fomento de la corrupción como lógica predominante.
En lo particular:
En el gobierno del eunuco Aylwin fue la materialización del cambio administrativo del capitalismo de dictadura a democracia. El de Frei, cuando estuvo en Chile, fue el gobierno de la modernización de ese cambio administrativo y de la profundización de las lógicas capitalistas…ese narigón eunuco vendió a Chile por completo. El de Lagos fue un cuento por completo, el mejor gobierno de derecha realizado por un socialista y que hizo madurar el cambio administrativo. El primero de Bachelet fue el del cuento de mujer, de la paridad y toda verborrea que le duró menos que un Candy; su segundo gobierno fue el instante donde quedó en evidencia irrefutable la esencia corrupta de esta democracia y el de la pretensión de reemplazar a lo popular por ese chiche de lo ciudadano. El primero de Piñera fue el de la gestión empresarial, el Chile atendido por sus dueños, que dejó en evidencia sus propias incapacidades y que no logró parir su pretensión de una derecha moderna que fusionara en una totalidad a los sectores conservadores y liberales, onda la Francia de Sarközy; el segundo fue de una apuesta truncada, el poder cuando llega Piñera a su segundo mandato, estableció la apuesta del Chile Desarrollado en 8 años, donde el gobierno del tic era definido como el de la transición…todo se les fue al carajo la noche del 18 de octubre del 2019. El poder tuvo la mala suerte, que en un momento tan crucial, donde hay mucho en juego, que el jefe de gobierno sea el señorito Boric, quien se caracteriza por ser un estúpido por excelencia. El gobierno de Boric ha sido el más corto que ha tenido la democracia, duró sólo 6 meses, falleció en julio pasado pero el acta de defunción fue ingresada oficialmente el 4 de septiembre. Por el bien de la República, lo tendrán que sostener por tres años y medio más.
¿Cómo ven la coyuntura actual?
La vemos totalmente propicia para los asuntos populares, lo propio popular tiene tiro y cancha para desplegarse a sus anchas, depende sólo de sus propias capacidades e intenciones.
Resulta que la democracia eunuca vivió una derrota histórica de magnitudes tales, que se ha profundizado su crisis de legitimidad y hegemónica, la cual se acentuará el próximo año por la complejidad económica que se aproxima. A contra pelo de este escenario totalmente cuesta arriba para el poder, lo propio popular viene de un tren de olas de victorias, lo que ha cualificado su posición en esta disputa.
Si bien no tenemos claro nuestra praxis para el próximo año, no cabe duda alguna que en la toma de decisiones, este marco coyuntural va a operar. Vamos aprovechar al máximo esto que el horno está pa´ bollos.
El poder no ha podido levantarse, esta golpeado y repleto de temores respecto a las capacidades de lo popular y mapuche; el gobierno de Boric es débil, es totalmente dable. A nuestro favor opera, el precedente de lucha, el contrapunto entre los dos Chile, las ganas de luchar de la diversidad popular con protagonismo en la juventud popular.
No cabe duda que el 2022 fue un año redondito para lo propio popular, dejando en muy buen pie el 2023, es cosa de meterse y estrujar al máximo estas “condiciones objetivas”.
¿Cuál creen ustedes que es la salida ante esta crisis? ¿Cuál es la propuesta del Lautaro desde su experiencia de lucha de 40 años? ¿Cuáles son las tareas para el el Lautaro?
Todo se sintetiza en apostar, cualificar, potenciar e intensificar las capacidades vivas de transformación presente y operante en el Gigante Popular. Las revoluciones siempre han sido asuntos de Pueblo, de decisiones oportunas y de jugárselas para su realizaciones, viviendo aconcho el vértigo y velocidades que aquello genera.
Afiche del MJ Lautaro, 1º año de lucha.
NOTA. Esta entrevista apareció en la sección América Rebelde de RPI, medio asociado con América Rebelde, 09 de diciembre, 2022.
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