CHILE. DEL NEOLIBERALISMO MILITAR AL NEOLIBERALISMO PROGRESISTA

El golpe de Estado y la aplicación del terrorismo de Estado junto con el prolongado Estado de Excepción (1973-1990) fue “necesario” para tanto la refundación del Estado burgués dejando atrás el Estado de Compromiso para imponer el Estado Subsidiario como para imponer el neoliberalismo. Para ello se impuso también la Constitución de 1980 y con todas las leyes y decretos sectoriales. Todo ese cambio hubiese sido imposible sin el aplastamiento del movimiento popular-obrero desarrollado durante décadas. La visión militar de los golpistas (civiles y militares) era liquidar todo vestigio de resistencia a las nuevas políticas y toda oposición.

La brutalidad de ese genocidio dejó sin capacidad de respuesta al movimiento de los trabajadores desde el golpe mismo hasta el 2019, año del estallido social que en teoría vino a sepultar precisamente ese modelo neoliberal hasta ahí vigente y con ello la prolongación de la dictadura de Pinochet que nunca llegó a su término real.

Pero al revisar algunos estudios y fuentes encontramos que durante el primer período de la dictadura militar 1973-1984 ésta desarrolló los ajustes necesarios, las políticas y transformaciones estructurales con la finalidad de sustentar el nuevo modelo neoliberal. Las medidas realizadas por la dictadura estuvieron en la línea de lo que se conoció posteriormente como las 10 medidas del Consenso de Washington:

  1. Disciplina en la política fiscal
  2. Reordenamiento de las políticas del gasto público
  3. Reforma tributaria (impositiva fiscal)
  4. Liberalización de las tasas de interés
  5. Una tasa de cambio impositiva
  6. Liberalización del comercio internacional
  7. Liberalización de las barreras a la inversión extranjera directa
  8. Privatización de las empresas del Estado
  9. Desregulación de los mercados (especialmente financieros)
  10. Derecho de propiedad asegurado y expandidos a toda la población (especialmente al sector informal)

La aplicación de esas diez medidas, junto al establecimiento de los 11 pilares del modelo neoliberal, fueron realizados con los tanques en la calle, dejando el campo libre para que la Concertación pudiera reinar sin mayores problemas y realizando las adecuaciones que las exigencias internacionales, el nuevo contexto político, como las nuevas necesidades del imperialismo le imponía al modelo económico chileno y a su clase dominante que le tocaba en ese nuevo período revalidar la democracia burguesa y su Estado de Derecho.

Si se realizara una arqueología política en los discursos de la transición veremos que estas 10 medidas se fueron desarrollando y manteniendo, fortaleciendo y perfeccionando hasta el día hoy ya sea por los sucesivos gobierno del progresismo Concertación / Nueva Mayoría como de la derecha fascista Piñera 1 y 2 y también veremos que en el poco andar del gobierno de Boric muchas de estas 10 medidas están apareciendo en el discurso. El discurso en ENADE, foro empresarial chileno, su gira a la Cumbre de las Américas van en esa dirección. Todo indica que el neoliberalismo está lejos de llegar a su fin.

Al igual que lo hiciera la Concertación durante todos sus mandatos, el discurso neoliberal-progresista se centra en la obtención de mayores derechos políticos y civiles, un discurso “agresivo” en torno al “respeto irrestricto” a los derechos humanos vinculándolos solamente a la violación de los mismos por las fuerzas represivas-militares (violencia política, terrorismo de Estado), impulsando políticas reparatorias en torno a ellas y levantando el discurso repetido del “nunca más”. En el contexto actual, a ese discurso conocido se suma la obtención de la paridad, escaños reservados, derechos a las disidencias sexuales, reconocimiento constitucional a los pueblos originarios y todo un discurso sobre una “sociedad más inclusiva”.

En el mismo momento que ese discurso se toma la agenda pública, por debajo se perfecciona todo el andamiaje neoliberal, se remoza y se continúa avanzando en esa dirección.

Las protestas que aparecen de vez en cuando, que estallan sectorialmente, las violencias que se producen dentro de los establecimientos escolares, el incremento de la violencia en los delitos comunes (asaltos, etc) son todas expresiones de los efectos del modelo económico neoliberal, son efectos directos de cómo ese modelo se ha expresado a través de las “políticas públicas” desde los 24 ministerios. Estas irrupciones de protestas y violencias es respondida por el gobierno de Boric al igual que todos sus antecesores: desde el discurso represivo poniendo en el centro el orden público y el respeto al Estado de Derechos que tuvo su origen en la mismísima dictadura militar.

Pero ante la aparición recurrente y diaria de todas las formas de violencias el gobierno de Boric enfrenta y enfrentará cada vez más con mayor nitidez un problema mayor que no podrá solucionar.

Si el neoliberalismo, su implantación, pudo ser posible en Chile solamente bajo un contexto de dictadura militar-burguesa, su mantención, perfeccionamiento, remozamiento, y perpetuación no será posible bajo un contexto de democracia burguesa y del ejercicio de los derechos políticos y civiles. Pensar que el neoliberalismo podrá ser administrado sin mayores contratiempos, dentro de la paz social burguesa, como lo hiciera la Concertación / Nueva Mayoría es no entender que eso fue posible por la herencia del genocidio cometido durante la dictadura donde la paz social burguesa se impuso con mano militar y que fue precisamente la Concertación la que se benefició de esa paz para desarrollar sus políticas continuadoras también de la estrategia contrainsurgente.

Hoy, los efectos del genocidio de la dictadura terminaron por cuanto lo que hoy existe es una nueva generación que no vivió la dictadura, por tanto, es una generación sin miedo que se ha venido construyendo desde las protestas del 2006, 2011 y que hizo escuela en el estallido social que cuenta con el ejemplo combativo del movimiento revolucionario mapuche que es el único movimiento cuyo discurso, programa y lucha lo dirige certeramente contra el Estado, contra el capitalismo y el imperialismo. La única forma que tiene este nuevo progresismo, esta nueva socialdemocracia de perpetuar el neoliberalismo en su versión progresista es aumentar los grados, los niveles de represión, del uso de la fuerza militar, legitimarla, desacreditar la lucha social continuando con su criminalización y dar rienda suelta a las políticas contrainsurgentes todas políticas desarrolladas desde 1990 como continuadoras también de lo obrado por Pinochet mismo. La construcción del enemigo interno, la guerra psicológica, la manipulación mediática bajo este contexto progresista y neoliberal resultan también sustanciales. De ahí la importancia de la prolongación del Estado de Excepción en el Wallmapu y de su discurso antidelincuencial.

La redacción y aprobación de la nueva constitución tiene esa finalidad. Dotar de un aura progresista al neoliberalismo remozado. Es revalidar e invitar a mayores caudales de inversión extranjera para que continúen con el saqueo y sigan con las políticas extractivistas. En ese contexto la promesa electoral de revisar todos los tratados de libre comercio ya firmados y en ejecución con la finalidad de resguardar el medio ambiente, los derechos de los trabajadores, etc es ya letra muerta por cuanto rompería con una de las medidas emanadas también del Consenso de Washington como se ve más arriba.

La oposición fascista a la nueva constitución no es por el hecho que sus intereses de clase se vean profundamente afectados, porque pierda demasiado poder, sino porque la clase dominante como tal no gusta en ceder un ápice de su poder en especial una cuota de poder político. En todo caso no sería primera vez en la historia de Chile que la fuerza hegemónica burguesa-oligárquica pierda parte del poder político. Ha ocurrido antes sin embargo la burguesía, la oligarquía no ha perdido nunca un ápice de su poder esencial: el poder económico. Este se ha encontrado siempre en buen estado, en sus manos y aumentando siempre sus ganancias con la gentil colaboración del progresismo ayer reformismo.

La clase trabajadora y los pueblos, al igual que bajo la dictadura de Pinochet, continuó pagando los costos de la implantación del neoliberlismo desde 1990 hasta hoy y con Boric la clase trabajadora y los pueblos continuarán pagando los costos sociales de la prolongación del modelito. De lo que se trata es que no les salga gratis, que los trabajadores y pueblos cobren todas las cuentas pendientes, hacer que los detentores del poder sufran de insomnio, no puedan dormir, sufran de gastritis, náuseas, que cada vez que vean a un trabajador en sus empresas y fábricas, cada vez que vean a un mapuche, a un poblador, a un estudiante, a una mujer proletaria, en un jubilado vean en todos ellos sus verdugos. De lo que se trata es no adormecernos, no creerles en ninguna de sus versiones y tumbar de una al neoliberalismo, a sus 11 pilares, a sus 10 consensos y de paso también al capitalismo. De eso se trata.

Para seguir leyendo

11 Pilares del Neoliberalismo en Chile

https://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2013/09/12/los-11-pilares-que-sostienen-el-actual-modelo-economico-y-son-herencia-de-la-dictadura/

Discurso de Boric ante la ENADE (foro empresarial)

Discurso Boric Cumbre de las Américas

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