CHILE. CIRCO ELECTORAL Y LUCHA DE CLASES
DESDE LA ELITE. DESDE ARRIBA
Desde el inicio de la transición la fuerza hegemónica dentro del bloque de poder dominante fue el progresismo neoliberal llamado Concertación de Partido por la Democracia. El imperialismo, el capital transnacional cifró sus esperanzas e intereses en la Concertación como la alianza política que mejor podía tanto administrar y consolidar el neoliberalismo y el Estado Contrainsurgente impuesta bajo la dictadura militar-burguesa (1973-1990). El neoliberalismo requería un nuevo impulso y su democracia de seguridad nacional su validación y qué mejor los gobiernos de Patricio Aylwin, Eduardo Frei, Ricardo Lagos y de Michelle Bachelet para hacerlo. La oligarquía, la clase dominante se alineó detrás de la Concertación.
Pero como sucede con el capitalismo este fue incrementando la concentración de la riqueza y del poder y el neoliberalismo llamado economía social de mercado se mostró sólo eficiente para el 1% más rico e ineficaz como inservible para la clase trabajadora y los pueblos. Si el neoliberalismo mantuvo el salario de la mayoría en condiciones miserables, impuso también la subvención a la pobreza mediante la política de bonos, de asistencialismo, se profundizó la precarización del empleo con nulos derechos para los trabajadores y para los sindicatos, destrucción del medio ambiente e infinitos poderes para el desarrollo del extractivismo mediante la firma de más de 60 tratados de libre comercio. La Concertación abrazó la globalización neoliberal donde Chile terminaba siendo uno de los países más desiguales a nivel mundial.
En este contexto la derecha fascista, aquella que fue leal a la dictadura, se quedó sin programa propio al haber usurpado la Concertación el programa de esta y hacerlo suyo.
El 2010, 20 años después del término formal de la dictadura militar-burguesa, se produce la primera alternancia entre las dos alianzas al interior del bloque de poder dominante. Sebastián Piñera asume como presidente. Comienza la lucha por la hegemonía entre ambas alianzas para una nueva etapa de reimpulso del neoliberalismo ante también las nuevas necesidades del capital transnacional. Como antecedentes de la crisis política-social es el aumento de desapego de la población hacia los partidos políticos, hacia la democracia y el aumento de las movilizaciones sociales donde el movimiento mapuche se comienza a transformar en un factor de importancia y donde el movimiento estudiantil secundario realiza su primera manifestación masiva, nacional, el 2006.
Un años después de haber asumido Piñera se enfrenta a las movilizaciones estudiantiles del 2011 que estuvo a punto, también, de lograr la dimisión de Piñera si no hubiese sido por el rol del Partido Comunista en la desactivación de las movilizaciones donde se habían sumado los trabajadores sumando a la demanda estudiantil del Fin del Lucro en Educación, la Nacionalización del Cobre y el Agua, el fin del Código del Trabajo, fin de las AFP, fin de la Constitución del 80.
También, la elección de Piñera del 2010 inicia la alternancia entre la derecha fascista y el progresismo entre sus dos únicos líderes Piñera y Bachelet gobernando ambos dos períodos intercalados donde la Concertación ahora se llamaba Nueva Mayoría, en el segundo gobierno de Bachelet, incorporando al Partido Comunista al gobierno y a otros partidos de izquierda menores. Esta alternancia entre ellos era un síntoma del agotamiento de esas alianzas políticas y la carencia por lo mismo de nuevos liderazgos al interior de ellas.
Mientras ambas alianzas no logran dar con un nuevo programa capitalista para el nuevo período de desarrollo y revalidación del capitalismo y de su democracia burguesa, las movilizaciones van en alza ante una situación cada vez angustiante de los trabajadores y pueblos, pero a la vez comienza a configurarse nuevos liderazgos desde fuera de esas alianzas mayoritarios burguesas pero como expresión de la misma concepción neoliberal.
Desde la derecha fascista comienza a aparecer una nueva camada de intelectuales jóvenes ligados en su mayoría a la corriente nacional-popular que se expresa en la creación del centro de pensamiento Horizontal, la creación del nuevo partido de derecha EVOPOLI y la creación de Acción Republicana como expresión de la ultraderecha.
Desde el progresismo la dirigencia estudiantil que parte el 2006 configuraría posteriormente los movimientos que darían forma al Frente Amplio con una visión de neo socialdemocracia cercanos a la Internacional Progresista donde los dirigentes no comunistas-revisionistas aparecen como los puntales, Giorgio Jackson y Gabriel Boric sumado a ellos las comunistas-revisionistas Camila Vallejos y Carol Cariola. Todos estos liderazgos son la expresión del nuevo progresismo que viene a superar a la Concertación y a actuar como muro de contención de las movilizaciones sociales.
Este rol de muro de contención lo cumple a cabalidad el nuevo progresismo, Frente Amplio + PC, durante el estallido social del 2019. El Acuerdo por la Nueva Constitución firmado y asumido por el conjunto de la clase política fue articulado por Gabriel Boric, Mario Desbordes (político de derecha nacional-popular cercano a Horizontal) y Felipe Kast presidente de Evopoli en ese momento. Ese acuerdo nacional desactiva el estallido social e intenta resituar la política fuera de los márgenes que el pueblo mismo se había dado mediante las movilizaciones, asambleas y violencia populares para resituarla desde dentro del estado y desde la clase política que ya tiene, o tenía, el 96% de rechazo de la población. Fue este acuerdo nacional el que logró el colapso total tanto del Estado como del neoliberalismo. Había que desactivar el desarrollo de la soberanía popular, de la una asamblea constituyente popular y autoconvocada. Lo lograron. La crisis política se evidencia por completo.
Esta crisis política es también reflejo de la crisis multisectorial y simultánea que vive el sistema capitalista en Chile donde todos los sectores productivos y esenciales se encuentran en una situación crítica en relación a los efectos que estos tienen hacia el pueblo y los trabajadores, donde, por ejemplo, la emergencia hídrica tiene al 50% de Chile con escases de agua, sequía o con poblaciones dependientes de camiones aljibes.
Es en este contexto donde la alianza de reemplazo del progresismo, Frente Amplio + PC, asumen el gobierno con Gabriel Boric como nuevo administrador del neoliberalismo y represor de los movimientos sociales. La democracia de seguridad nacional y el Estado Contra Insurgente se debía revalidar posterior al estallido social mediante una pseudo izquierda y desde el discurso que una nueva constitución digitada desde el Estado y la clase política, altamente repudiada, vendría ser la solución a todos los males. El conjunto de la clase política y el nuevo progresismo neoliberal en especial concurren a elevar las expectativas a grados superlativos con la finalidad de ilusionar a las masas, ganar las elecciones a sabiendas que esas demandas no se iban a cumplir. Es el populismo puro y duro transversal a todo el espectro político.
Pero la profundidad de la crisis política y del capitalismo llevó a la clase política, y al bloque de poder, a un callejón sin salida. Si la primera intentona por redactar una nueva constitución tuvo al progresismo como sector político mayoritario al interior de la Convención Constitucional su constitución fue rechazada por casi el 70% de la población. Este rechazo no se puede interpretar como un voto de derecha exclusivamente, sino que es consecuencia que este texto constitucional no tocaba y rosaba el neoliberalismo, no lo cambiaba, no otorgaba mayores y significativos derechos a los trabajadores, mantenía el Código del Trabajo y los tratados de libre comercio, y por lo tanto, los trabajadores no se sintieron interpretados por esa constitución culturalista. Con el rechazo de esa propuesta constitucional, en el primer año de gobierno de Boric, sitúa muy tempranamente al gobierno de Boric a su fin y un gobierno sin programa y sin rumbo. Esa ausencia programática propia de Boric hizo que este virara hacia la derecha y asumiera la agenda impuesta por la derecha fascista en todos los planos lo cual ha hecho que las bases de apoyo del Frente Amplio + PC se alejara y que el apoyo a Boric fluctúe entre el 25 y 30% en sus mejores momentos. Nota importante es que la antigua Concertación fue irrelevante y casi inexistente al interior de la Convención Constitucional.
El fracaso de ese intento constitucional, que fue amarrada por la Ley 21.200, hizo que abriera una segunda oportunidad de conformar un aparato para redactar una nueva constitución capitalista y burguesa.
Previo a la formación de esa nueva instancia se firmó el acuerdo conocido como los 12 Bordes Constitucionales acuerdo firmado desde el Partido Comunista (revisionista) hasta el fascista Partido Republicano (ayer Acción Republicana). Se conformó el Consejo de Expertos que ha estado redactando el borrador de constitución entre cuatro paredes y ahora el 7 de mayo se convocó a la elección del Consejo Constitucional para que revise y hermosee el texto emanado del Consejo de Expertos.
En esta nueva elección, ahora la mayoría absoluta de los integrantes de ese Consejo Constitucional está en manos de la derecha fascista que en total obtuvieron 39 consejeros de 50 y donde el progresismo sólo obtuvo 16 de 50 consejeros. Está claro que la constitución que de ahí emane no será muy diferentes a la actual constitución del 80 emanada de la dictadura y para decir verdad tampoco hubiese sido muy distinta de haber obtenido el progresismo la mayoría absoluta precisamente por su profundo compromiso con el neoliberalismo, con el capital transnacional y con la inserción de Chile en la globalización neoliberal. Están todos de acuerdo en ello.
Será en diciembre donde se plebiscitará esa “propuesta” constitucional y ahí la disyuntiva será o quedarse con la Constitución de Pinochet que lleva la firma de Ricardo Lagos y de su ministro del interior de la época, Francisco Vidal, o aprobar la constitución de la derecha fascista donde el Partido Republicano es mayoría al interior de la derecha. Es decir, continuar con la constitución Pinochet-Lagos o aprobar a la de José Antonio Kast principal líder fascista del partido Republicano. Es decir, el bloque de poder, la clase política, ante los ojos del pueblo continuará en un callejón sin salida por que todo este proceso ya se encuentra deslegitimado tanto por el 96% de rechazo a la clase política como por el alto porcentaje que obtuvieron los votos blancos, nulos y abstención en su conjunto. Sea cual sea la constitución que se apruebe, la clase política continúa en un callejón sin salida, el estallido social continúa en forma subterránea y la salida burguesa a la crisis se presenta como un total fracaso. En ese proceso el pueblo acumula rabia y pronto, quizás, estallará nuevamente.
DESDE ABAJO. DESDE EL PUEBLO
La clase trabajadora y el pueblo no la han tenido fácil en Chile. Desde 1990 han padecido los efectos de la prolongación del régimen dictatorial de la oligarquía en su versión de dictadura militar-burguesa (1973-1990) hasta ahora donde a la dictadura le llaman democracia (burguesa).
Durante estos 50 años, hemos sido víctimas de numerosos paquetazos o ajustes económicos donde la clase dominante aumenta sus riquezas y donde la miseria y la pobreza crece entre los trabajadores y pueblos.
Si antes, los partidos oligárquicos eran los que enarbolaban las banderas del capitalismo imponiendo sus programas y políticas, ahora esa bandera viene de la mano de los antiguos partidos obreros, de la nueva socialdemocracia y de los partidos burgueses autodefinidos como “democráticos” conformando todos ellos la centroizquierda, el progresismo, es decir, una banda de traidores. El capitalismo goza de buena salud gracias a ellos, a sus represiones y masacres.
2019 ha quedado como la mayor masacre, quizás, ocurrida en los marcos de lo que la clase dominante llama democracia. La brutalidad con que se reprimió al pueblo ampliamente movilizado, y amparado por el progresismo que no tardó mucho en reconocer filas para revalidar el régimen mediante los pactos sucesivos que nos tiene en medio de la segunda oportunidad para redactar una farsa de constitución siendo la futura constitución la lápida de la impunidad sobre esos crímenes contra la humanidad cometidos, fue seguida de la segunda ola represiva que supuso la cuarentena durante la pandemia. No sólo se encerró al pueblo en sus casas y hogares para ver como los trabajadores morían como moscas mientras se transportaban en el metro hacia sus trabajos como ganados y sin la más mínima seguridad sanitaria. Pero no sólo eso. En medio de peor crisis económicas de los hogares de los trabajadores, los poderes económicos continuaron con el alza sostenido de los precios de los productos de primera necesidad a vista y paciencia del conjunto de la clase política que desde su posición de confort miraba con un paternalismo propio de un psicópata.
En medio de esa tragedia pandémica para los trabajadores, aprovecharon de dictar nuevas leyes represivas policiales y nuevas medidas económicas también represivas para hacer los ajustes necesarios ahora con el patrullaje del ejército con el M16 al hombro bajo la excusa de militarizar la pandemia y cuarentena. Patrullaron las poblaciones infundiendo terror por cuanto temían una nueva explosión social en medio de la pandemia. Mapearon los territorios para el conflicto y choques futuros. Los despidos, congelación de sueldos, reducción de estos, retiros de los fondos de pensiones por parte de trabajadores, aumento de la pobreza, retiro de los seguros de cesantía, etc hicieron que esa grave crisis la pagara la clase trabajadora mientras el empresariado recibía millones en sus cuentan bancarias como consecuencia de los retiros de fondos y despidos.
Hoy de los 8.512.300, aproximadamente, de trabajadores que constituye la fuerza laboral, quienes tienen empleo formal (con contrato) tienen empleo de mala calidad, precarizados, con sueldos por debajo de la línea de la pobreza, con nulos derechos laborales, con abuso patronal, y con inequidad salarial en el caso de las mujeres trabajadoras. Pero la actual crisis económica ha hecho que el empleo informal crezca. Según lo aparecido en internet, enero-marzo del 2023, 27,4% son trabajadores de empleo informal, es decir, 2.472.059. Esto implica un alza de 3.1% en los últimos 12 meses, es decir, 73.174 trabajadores informales más respecto a enero-marzo del 2022. En definitiva, no importa si es trabajador formal o informal cualquiera sea el caso ambos viven en la precariedad que se normalizado. A esta situación ya precaria, se suma la reciente aprobada ley de reducción de la jornada laboral (40 horas semanales) que va acompañada de flexibilidad laboral y donde el trabajador puede llegar a trabajar 52 horas semanales, es decir, de reducción y derechos laborales ¡nada!
En medio de ello, y desde el discurso de combatir el crimen organizado / delincuencia impulsada por el fascista Partido Republicano y asumido como propio por el gobierno de Boric, la clase política ha trabajado arduamente en rearmar a la policía militarizada de carabineros entregando nuevos recursos económicos frescos para la represión, han promulgado la Ley de Gatillo Fácil, dado rienda suelta para reprimir las manifestaciones. Han aumentado los territorios bajo Estado de Excepción y ahora tratan de que el ejército también se encargue del orden público, de la seguridad interior del país. Es la militarización de los territorios. El gobierno y la “oposición” fascista han continuado con el discurso que criminaliza a los movimientos sociales y han avanzado en la construcción del enemigo interno.
En ese contexto represivo económico-militar han obligado al pueblo y los trabajadores a concurrir en forma obligada a votar ya sea en la primera intentona, Convención Constitucional, o ahora para elegir el Consejo Constitucional. Mientras reprimen, la clase dominante requiere validar la salida burguesa a la crisis generalizada por ello obliga a votar a riesgo de multas. Pero ellos saben que lo que están haciendo es solamente comprar tiempo, y que el plebiscito de salida al actual proceso constitucional que se realizará en diciembre del presente año será fuente de una nueva deslegitimación de su pacto y salida burguesa a la crisis.
Esto es lo que explica el 35,79% que obtuvo la sumatoria de votos blancos, nulos y abstención en la reciente elección. Esto explica también la votación de la derecha fascista (5.532.047 votos) como consecuencia del discurso antidelincuencial y antiinmigrante impulsado por los republicanos fachos. Esto explica los 3.678.172 de votos obtenidos en comparación a la cantidad de votos obtenidos por el conjunto del progresismo en la segunda vuelta presidencial, 2021, donde Boric es electo con 4.620.890, es decir, 942.718 votos menos.
También el antecedente más inmediato del actual fracaso de las fuerzas progresistas en el gobierno es que en las semanas previas para la asunción de Boric como presidente, se implementó toda una maquinaria por parte del Frente Amplio + PC con la finalidad de desmantelar, comprar, intervenir a los movimientos sociales que se habían movilizado durante el estallido social, que habían nacido y fortalecido en ese momento y posteriormente. Intervinieron a los referentes sindicales de sus esferas, la confederación de estudiantes universitarios anulándola y desmovilizándola. Hicieron lo mismo con todo lo que encontraron a su paso con la finalidad que el gobierno de Boric no tuviera ningún contratiempo y que no tuviera oposición masiva ante la represión desatada.
Con todo esto, el progresismo pretende que el pueblo y los trabajadores concurran como borregos al matadero y que voten por ellos. Pretenden que concurramos a validar el conjunto de pactos inter bugueses para perfeccionar la explotación, la miseria y la precariedad.
POSIBLES ESCENARIOS QUE VIENEN
El actual Consejo Constitucional quedó compuesto por 33 integrantes de la totalidad de la derecha (donde los republicanos tienen 22 electos) y 16 del progresismo en su conjunto. Con los 33 electos por la derecha, la derecha por sí sola alcanza los 3/5 requeridos para imponer sus artículos y constitución sin necesidad alguna de arribar a consensos con el progresismo o con los partidos menores como el Partido De la Gente. Pueden redactar la constitución solos. Así, el progresismo se vuelve completamente irrelevante y decorativo en el Consejo Constitucional y su presencia sólo validará, y dará un aire democrático y plural a una instancia 100% antidemocrática tanto en su génesis como en su trabajo o función.
Ante eso caben algunos escenarios posibles:
Escenario 1
La derecha fascista impone su constitución sin el consenso o acuerdo del progresismo. Se llega al plebiscito de salida de diciembre y el progresismo se desembarca y llama a anular. Esto profundizaría la crisis política porque un segmento de la clase política (dominante) podría ocupar las calles lo cual sería poco creíble ante los ojos del pueblo. Aumentará el voto nulo, blanco, y abstención.
Escenario 2
La derecha fascista decide consensuar con el progresismo el texto constitucional. Así, se llega al plebiscito de salida con una texto común y acordado. Desde el Partido Comunista (revisionista) hasta el fascista Republicano llamarían a votar por el Apruebo del texto constitucional. Aumentará el voto nulo, blanco, y abstención.
En ambos casos, la crisis social y política no será resuelta y cualquiera que sea el texto definitivo nacerá sin el reconocimiento, apoyo por una gran mayoría y a la par las condiciones de vida de los trabajadores y pueblos no habrán cambiado un ápice. En ambos casos se puede producir un nuevo estallido social sino antes.
Cualquiera que sea el texto constitucional que salga será el texto de la voluntad de los fascistas republicanos y que llevará la firma del progresista Boric. Será tan impúdica y obscena como la constitución de Pinochet que lleva la firma de Ricardo Lagos.
50 AÑOS DEL GOLPE. 50 AÑOS DE NEOLIBERALISMO Y MASACRES.
Hasta antes de este 7 de mayo, antes de las elecciones, el progresismo se aprestaba a lanzar una pre-campaña de conmemoración de los 50 años del golpe de estado de 1973. Una parrilla de eventos y recuerdos se estaba preparando. Ya hay afiches en las calles anunciando los 50 años. En medio de ello, al progresismo le estalló en la cara todo el discurso represivo de la derecha. Esta logró arrinconar al gobierno e imponer su agenda. El gobierno respondió promulgando la ley de Gatillo Fácil y un sinfín de políticas represivas.
Contradictoriamente, el discurso del progresismo y de Boric por los 50 años sería de condena a las violaciones a los derechos humanos y a la represión sin embargo eso se da con la mantención de los presos políticos del estallido social, de testigos sin rostro en los juicios contra el pueblo-nación mapuche y con la más plena impunidad sobre los crímenes ocurridos durante el estallido social y todo ellos derivado del pacto interburgués hoy en marcha.
Pero esa conmemoración de los 50 años ahora se enmarca en el más absoluto fracaso electoral del progresismo donde ahora tendrán que compartir el Consejo Constitucional con quienes reivindican y apoyaron la dictadura de Pinochet y el golpe de estado en su forma extrema.
Será en el contexto de los 50 años donde se llevará a cabo el plebiscito de salida de la nueva constitución y que será escrita con mano fascista y firmada con mano progresista. Será la conmemoración del golpe de estado más extraña que haya vivido este en estos 50 años. Pero eso es resultado del oportunismo, vacilaciones y traiciones a lo que nos tiene acostumbrado el progresismo que ya es parte de la clase dominante o expresión de un sector de ella. En lo progresistas y fascistas los trabajadores no pueden confiar.
EL PEZ FUERA DEL AGUA.
Todo este predominio de las políticas represivas llevadas a cabo por el conjunto de los partidos políticos sólo es posible porque el poder sabe que en el seno del pueblo el pez se encuentra fuera del agua.
Era precisamente Mao Tse Tung quien señalaba que los revolucionarios y el partido debían ser como pez en el agua entendiendo por agua el pueblo, la clase. Los revolucionarios deben estar inserto en el pueblo y en la clase como también el partido. Pero eso en la actualidad no existe o si existe es muy embrionario.
Con la ausencia de una vanguardia revolucionaria estructurada e inserta se abre la puerta para que la vanguardia reaccionaria sea la que domine desde la cúspide del Estado y que alinee detrás de si al resto de los partidos burgueses.
Pero así como saben que no existe una vanguardia revolucionaria inserta y estructurada saben también que los ahora pequeños núcleos son potencialmente peligrosos porque en medio de la crisis, de la explosión social pueden crecer como la espuma. Es por ello que todo los que realiza hoy el gobierno de Boric, la derecha fascista y el contenido del nuevo texto constitucional tendrá este elemento presente y todo ello tendrá un sello marcado de contrainsurgencia y en la política contrainsurgente reconocerán filas y unirán esfuerzos progresistas y fascistas. Ahí no se pierden sino que se hermanan como lo han hecho durante 50 años o más.
Ante la magnitud de la crisis caracterizada por una implosión (salida burguesa-constitucional en un callejón sin salida) y ante la posibilidad de una explosión (estallido social) lo que se requiere es devolver el pez al agua, construir el instrumento poniendo el pie en el acelerador y producir la unidad necesaria al interior del pueblo y al interior de la clase.