CHILE: AL IGUAL QUE AYER Y SIEMPRE, EL MISMO CAPITALISMO
Fue durante la dictadura militar-burguesa en Chile, y en medio de las más grandes protestas marcadas por el desarrollo del protagonismo y milicias populares, donde la visita del Papa Juan Pablo II fue fundamental para imponer un nuevo pacto inter burgués donde este nuevo pacto tenía entre otros objetivos lograr la subordinación del proletariado, imponer la paz capitalista-burguesa, revalidar la democracia burguesa representativa, resguardar los intereses de la clase dominante y continuar con la explotación de la clase trabajadora y la concentración de la riqueza.
Si bien la lucha contra la dictadura por más brutal que haya sido, al caer la izquierda en aquello de la unidad más amplia en la lucha contra ella, eso se tradujo en la “necesaria” conciliación de la clase donde los partidos de izquierda subordinaron las demandas populares a los intereses burgueses y donde el movimiento sindical también se subordinó a la naciente clase política (pérdida absoluta de la independencia de clase y de su autonomía) ya que el discurso oficial era que lo que importaba el fin de la dictadura y la conquista de la democracia (burguesa y capitalista). La visita del Papa tuvo ese sentido. Prolongar la sociedad de clase.
Mirando hacia atrás en la historia, el discurso de la dirigente poblacional Luisa Rivero más allá del romanticismo que los reportajes televiso le impregna, refleja de alguna forma la realidad económica-social de las familias pobladoras-trabajadoras, de la situación de los derechos sociales y del dramatismo que se vivía bajo la dictadura que aparte de ser militar era también capitalista y burguesa.
Resulta impactante la vigencia del discurso de Luisa Rivera que, al contrastarlo con el Chile de hoy, con el Chile posdictadura las condiciones de vida y de explotación del proletariado en nada a cambiado y la dictadura militar muto a una dictadura del capital franca y abierta. La realidad poblacional, la de las familias trabajadoras, la de los pobres de la ciudad y del campo poco y nada ha cambiado por más que por décadas los medios hayan puesto a Chile como ejemplo y milagro económico o como una transición ejemplar. Quizás lo que omitieron esos medios hegemónicos que si el modelo y la transición fueron ejemplares fue para los intereses capitalistas al igual que lo será esta nueva transición que ahora encabeza Gabriel Boric. Sin duda los mismos medios de ayer volverán a poner a Chile como ejemplo y al proceso constitucional como algo digno de imitar en otras latitudes sin decir, claro está, que se trata de la misma democracia burguesa, del mismo capitalismo y de la misma realidad de la clase trabajadora que se perpetuará.
1987, Discurso de Luisa Riveros, La Bandera, frente al Papa Juan Pablo II
https://www.facebook.com/watch/?v=246856476702001
Fue en en 1969, que Quelentaro editó su disco llamado “Leña Gruesa” que retrata las vidas de explotación y miseria de las familias proletarias, de la utilización de ellas por parte de los políticos profesionales burgueses, oportunistas y de su larga agonía ante una realidad capitalista que no cambia.
Al escucharlos, la rabia aumenta, las emociones afloran, los puños se aprietan y las ganas de luchar se multiplican por cuanto desde las guitarras y cantos aparecen las imágenes de ayer con son las de hoy con décadas de distancias y con miles de muertos de por medio.
En la época de entonces, la de Quelentaro como la de Luisa Riveros casi dos décadas después, también aparecieron jóvenes irreverentes que se “alzaron” contra los viejos de la elite de esos entonces. Los pobres esperanzados confiaron en ellos, sembraron en ellos las esperanzas en que fueran ellos, esos jóvenes irreverentes, los conductores de los nuevos destinos. Su origen de clase, el amor al poder transformó a esa nueva generación en la nueva elite, en los nuevos bufones del poder, para luego cambiar las risas por los látigos y convertirse en sus nuevos verdugos. Cientos de campañas políticas desde entonces. Miles de discursos y promesas incumplidas. Miles de sueños truncados para que esos jóvenes de ayer, hoy ya envejecidos, sean interpelados por esta nueva generación, ya en el poder, para luego los pobres de hoy, al igual que los de ayer y de entonces, sean nuevamente engañados y para que sus vidas sean tan miserables hoy como sus antecesores. La historia se repite porque el capitalismo continúa y con ello las luchas dignas del proletariado.
1969, Quelantaro, Leña Gruesa
https://www.youtube.com/watch?v=5W4nufl40kA&t=1443s
Cruda realidad la del pasado y cruda realidad la del presente. Mismas realidades y mismo pueblo. Misma realidad y mismos esclavistas.
Con ello queda claro que el problema no es un problema de jóvenes contra viejos o cómo los primeros reemplazan a los segundos en la administración del poder. El problema no es si una mujer puede hacer un mejor gobierno en comparación de un hombre impregnándoles un sentido diferente una vez que ejerza el poder. Y tampoco el problema es que un gobierno de “izquierda” reemplace a un gobierno de derechas porque la izquierda progresista nos ha enseñado que son tan de derechas como los otros y defienden tanto al capitalismo como el mejor partido burgués tradicional.
El problema de fondo es entre burgueses y proletarios, es cómo resolver la contradicción aquella, que no pasa de moda, cual es, capital y trabajo que al final se trata en cómo resolver la lucha de clases a favor de las mayorías y hacer todo a nuestro alcance el poder lo tengan aquellos que todo lo producen para que decidan todo.