
EL ANTIIMPERIALISMO Y SUS VÍAS
Diversos movimientos, organizaciones, colectivos y partidos han convocado a una Protesta Continental Antiimperialista para este 4 de julio fecha en la cual se conmemora el Día de la Independencia de los Estados Unidos. Dia en el cual la independencia sólo llegó para las clases adineradas manteniendo a los pueblos originarios en guerra y genocidio y a los africanos aun esclavizados.
La elección del 4 de julio no se debe a la errada «teoría» que nos señala que el imperialismo se expresa según su ubicación geográfica ni menos la existencia de un imperialismo bueno y otro malo. Nada de eso. El imperialismo es uno sin embargo en su interior coexisten fuerzas, centros imperialistas que se enfrentan por la hegemonía mundial, por aumentar las zonas de influencia y en estos momentos quién es el que dirigirá el Nuevo Orden Imperialista en construcción.
Como ha sido siempre, el campo de los explotados se divide entre los reformistas-revisionistas y los revolucionarios. Los primeros son innovadores en sus tácticas engañosas que en la actualidad se presentan como una izquierda antineoliberal sin ser necesariamente anticapitalistas, es decir, su principal enemigo es el neoliberalismo no así el capitalismo que buscan humanizar, domesticar y perpetuar. Para ello impulsan el programa contrarrevolucionario cuál es el Estado de Bienestar como freno de la revolución proletaria. Centran su quehacer desde dentro del Estado burgués-capitalistas, se presentan como sus mejores administradores y concilian los intereses de clase poniendo los intereses de la clase dominante primero y los intereses del proletariado y de los pueblos en algún lugar perdida atrás. Son también los que se alinean detrás de las nuevas fuerzas imperialistas emergentes y discrepan con la fuerza hegemónica como los Estados Unidos. Abren sus economías para que los imperialistas buenos sean los que saqueen a sus pueblos y no sean los yankis. Es un antiimperialismo bastante raro que en realidad no es antiimperialismo de ninguna forma como tampoco lo es su revolución pacífica dentro de los marcos de la democracia burguesa.
Estos mismos que desvirtúan la revolución, el socialismo, el antiimperialismo son también los que se presentan, a riesgo de perder las elecciones ante las derechas o ante el fascismo, como una izquierda antifascista. Levantan la idea de la existencia de una derecha democrática o progresista y otra derecha fascista o extrema. Lo que no dicen es esa derecha en su conjunto no han dudado nunca en dar golpes de estado, imponer el genocidio y terrorismo de estado, desatar las estrategias contrainsurgentes, imponer del derecho penal del enemigo, imponer los ajustes económicos del FMI / BM, saquear a los pueblos, entregar todos los recursos a las transnacionales como entregar a los países para que se instalen bases militares norteamericanas y del Mossad. Es esta misma izquierda progre la que cohabita con la derecha «moderada» y que asume el conjunto del programa de la clase dominante. Es la izquierda que se ha incorporado al mundo de los buenos negocias, a los directorios empresariales nacionales y transnacionales y que de revolucionaria nada tiene sino que es en verdad una izquierda pro capitalista y pro imperialista. Son los que reducen el socialismo a cuestiones éticas y morales y que recluyen a la revolución a una cosa romántica y poética que sólo se puede dar en otras latitudes pero no en el propio país.
El antiimperialismo de verdad eso que no reconoce a los «Imperialismos de fronteras» ni que los divide entre buenos o malos, está siempre unido a la revolución genuina, clara y cierta aquella que es esencialmente comunista, que se enfrenta a la clase dominante y su Estado desde fuera, desde abajo como desde la conspiración y desde la ilegalidad. Es el antiimperialismo que busca la destrucción del capitalismo, de la explotación del hombre por el hombre, la que impulsa la liberación de los pueblos como la emancipación de la clase explotada. Es el antiimperialismo que es también antifascista y contrario a todas las expresiones políticas que buscan perpetuar la barbarie capitalista ya sea que se presente de izquierda o de derecha. Es este antiimperialismo el que se ha agrupado y reagrupado entre otras en la ILPS (Liga Internacional de Lucha de los Pueblos) o en la recientemente creada Liga Antiimperialista. Es el agrupamiento y reagrupamiento de los revolucionarios, de las organizaciones populares que avanzan hacia la revolución y contra el colonialismo y neocolonialismo desde la independencia de clase y forjando el partido revolucionario necesario.
Para avanzar en esa dirección correcta se debe volver la vista atrás y analizar los procesos revolucionarios abiertos en nuestro continente, someterlos a la crítica necesaria para enmendar el rumbo, encontrar el camino correcto y extraer los aportes pero esencialmente dar con la estrategia y construcción correcta. Romper con los errores del pasado. Esta es también la importancia de la Protesta Continental Antiimperialista.