CHILE. HABLAN REVOLUCIONARIOS CHILENOS. HABLA LAUTARO

Comentario Previo RPI

Nuestro espacio, RPI, es un espacio abierto a todas las organizaciones y movimientos que luchan contra el capitalismo y por nuevo orden social. El movimiento Lautaro es una de las tantas organizaciones, nacida en 1982, que han mantenido una posición anti capitalista a pesar de los cantos de sirena que supuso la «transición hacia la democracia». La opinión de Lautaro resulta importante a semanas de la realización del plebiscito del 4 de septiembre ya que la crisis del capitalismo y la lucha de los pueblos-trabajadores entre en una nueva face. Cabe señalar que cuando se estaba realizando la presente entrevista se produjo la detención del dirigente revolucionario mapuche, fundador de la Coordinadora Arauco Malleco, CAM, Héctor Llaitul en una nueva acción represiva y colonizadora tanto contra las comunidades mapuche como contra el movimiento de liberación nacional mapuche. 

A continuación la entrevista completa.

Ante el nuevo contexto político, que se representa tanto por la lucha interburguesa por la hegemonía del proceso entre las diferentes facciones (crisis por arriba) y la lucha del pueblo, con sus diferentes variantes, por mejorar sustancialmente sus condiciones de vida (crisis por abajo hacia arriba) abierto desde el estallido social (octubre, 2019) ¿cuáles son las principales características del actual proceso?

R: Lo primero que podríamos decir, es que es necesario aconchar el nuevo contexto político en un marco de un proceso histórico haciéndose, cuyo inicio y término, van mucho más allá de lo inminentemente coyuntural. El parto de lo ocurriendo en este ahorita, Lautaro lo ubica a finales de la década de los noventa, que fue propulsado muy potente por el inicio de siglo con el quehacer estudiantil y que se encontró – empatando rápidamente- con la apertura de la Época actual, la cual se abre con el chancacazo al mero corazón del Imperialismo el 11 de septiembre de 2001 (como hito). Estamos hablando de una Época haciéndose, cuya particularidad es que es un tiempo intenso para los asuntos y protagonismos de los Pueblos, donde en sus procesos de transformación ha ido ubicando sus urgencias, necesidades y vitalidad en sus propias capacidades de realización y por fuera de lo designios de lo meramente institucional. Se han desconfigurados paradigmas clásicos, lo homogéneo ha ido siendo reemplazado por la diversidad, las vanguardias orgánicas han perdido lozanía, las ideas han ido remplazando la correa transmisora del quehacer y es incuestionable que el sujeto protagónico de las transformaciones están siendo los mismos pueblos.

Es un proceso dialéctico que ya tiene veinte años en su hacerse (que para la historia no es nada), que como espiral, tiene un conjunto de victorias a su haber, apuestas que han ido quedando atrás y siempre con una capacidad de realización de los sueños y ambiciones de los Pueblos. Un verdadero huracán desatado, con sus aciertos y reveses pero que ha tenido la cualidad de ir instalando con mucha fuerza las urgencias de los Pueblos.

El capitalismo no es inerte y se ha dado cuenta de lo ocurriendo, que mezclado con un agotamiento de su modelo neoliberal, se ha lanzado con todo a la realización de la mutación de su modelo, proceso que ubica su parto en la crisis subprime de 2008-2009 (también como hito) y que está a punto de mostrar de forma definitiva su nuevo rostro, sus nuevos paradigmas y apuestas fundamentales: el capitalismo verde, inclusivo, con algo de posmodernismo, fundamentado esencialmente en un nuevo canon de la matriz productiva y en la Revolución tecnológica. Este proceso de mutación que se acerca a su cierre, se ve envuelto en un cambio geopolítico mundial que principalmente se sintetiza  de pasar de una hegemonía unipolar  a una multipolar, razón principal de la guerra capitalista actual cuyo campo de batalla es Ucrania y de la nueva guerra fría

Un tercer elemento a considerar en este cuadro general, es la severa crisis de la democracia, esa que proviene de la concepción de la regencia norteamericana, que se ha vendido por décadas como verdad absoluta y ha sido impuesta a sangre en varias partes del mundo. El gran problema que tiene esta concepción, razón fundamental de su desplome, es la relación intrínseca entre política y negocios, perdiendo por completo el carácter altruista. Este asunto es de esencia y transversal en la gama de las posiciones institucionales.

A partir de estos tres elementos (planteados de forma muy general), es que podemos entrar a la particularidad del escenario criollo que nos planteas con tú pregunta.

En el poder no vemos la disputa que mencionas, constatamos matices, diversas posturas respecto a los tiempos de realización pero en lo esencial el País de Los Negocios está bien cuadrado con sus apuestas estratégicas. Si bien tienen un desorden notorio en la clase política, que es bastante chabacana, las posturas en lo fundamental coinciden. Hace años que lograron resolver el espectáculo que dio el Gran Empresariado que se enfrentaba públicamente, hoy tienen vocería a través de Juan Sutil, quien también cumple la función de articulación con la clase política.

La apuesta fundamental del País de los Negocios, en el cual están todos de acuerdo pero se diferencian en los tiempos de implementación, es hacer de Chile un país Desarrollado bajo la concepción del capitalismo y en relación directa con las lógicas del nuevo modelo naciendo. El segundo gobierno de Piñera fue definido como el de la transición hacia el desarrollo, que en un primer momento se comenzaba a ver como visible en los albores del 2025. Toda esa apuesta, que buscaba también un relato para una nueva dominación coactiva, se les fue al carajo la noche del 18 de octubre de 2019, tuvieron que postergarlo.

Se vieron obligados a centrarse en salvar a su democracia de la debacle, en intentar de salir del jaque en que los dejó la Revuelta y salvar a su legitimidad del desplome total (recordar que la crisis hegemónica y de legitimidad del poder es anterior al estallido social).

Con la llegada del señorito Boric a La Moneda, esa apuesta se reactiva y se fija un nuevo horizonte cercano al 2030, basado en que este año comenzaban a salir del jaque mencionado, recogían del suelo su legitimidad y mataban lo que ellos denominan como “octubrismo”. La gira del señorito a la fracasada cumbre de las Américas fue para ofertar el Chile Desarrollado, muy pauteado por cierto, por Sutil.

Por el lado popular, con oscilación de intensidades en su quehacer, las búsquedas y luchas siguen siendo por vidas distintas y mejores. No compartimos aquellas afirmaciones que están a la espera de un estallido 2.0, porque vemos que lo abierto en esa noche mágica del 18 de octubre de 2019, aquel corte histórico, está en pleno proceso de hacerse. Si bien tuvo su reventón de explosión masivo, su proceso como “desborde masivo Popular”(como aconchamos en Lautaro la Revuelta) sigue siendo, está latente, opera, irrumpe y va marcando las disputas.

A nuestro parecer, en este ahorita está ocurriendo algo muy bueno, lo propio popular está totalmente alejado de las lógicas ciudadanas, quienes operan como freno de mano para el desate insolente del Gigante Popular a través de su insistencia de meter la rebeldía popular en la cancha de lo institucional. Esa disputa de lógicas al interior del Movimiento Popular se están despejando, el proceso constituyente y sus sucedáneos, ha operado como un colador natural pero sobre todo necesario. La lógica ciudadana se va cayendo, el fracaso constitucional operará como una mochila muy pesada y que merma significativamente su credibilidad.

De lo anterior, ¿cuál considera(n) usted(es) la contradicción principal de este período?

Es esencialmente un choque de modos de vidas. Un choque entre el Chile Popular y el Chile Desarrollado, entre Revolución y Capitalismo, entre lo popular y la democracia eunuca. En lenguaje clásico: estamos viviendo una agudización de las luchas de clases, no entre proletarios y burgueses sino que entre el País Popular y el País de Los negocios.

Es un choque cultural incipiente, de identidades, en el sentido que es integral. El Chile Popular, con todo su patrimonio histórico de lucha, con sus estéticas y estilos, está chocando con la tradición y concepción del País de Los Negocios, con esa cultura de adoración al Dios mercado, de individualismo acérrimo y de engullirse todo lo que este a su paso.

Como te decíamos en la pregunta anterior, este es un proceso haciéndose hace dos décadas aproximadamente y que en los últimos tres años ha ido adquiriendo mayores velocidades e intensidades y con hitos muy bien contorneados. El poder ha hecho de todo por salir de este jaque pero no han podido y lo popular si bien tiene una potencia descomunal impresionante de transformación, muchas veces no es aconchado como tal. En los últimos tres años, se han vivido diferentes momentos de mayor intensidad en este choque, todos han sido victoriosos para el Pueblo de Chile pero no se saca el provecho que se le debiese sacar.

Hoy, el choque de trenes está en si el País de Los Negocios logra entrar de frentón al trajín de su apuesta del Chile Desarrollado (muy difícil) o si lo propio popular avanza cada vez más en los procesos de la insurrección de masas.

El problema de la democracia eunuca y del poder, es que su soberbia característica mezclada con el terror a lo Popular, les ha hecho interpretar de muy mala manera el actual momento histórico, lo han leído como las reverendas, su grandilocuencia semántica no lograr establecerles horizontes, caen rápidamente a lo mismo, en la redundancia. La manera con la cual han intentado salir del jaque, es forzar un sentido común para respaldar a la democracia y su institucionalidad pero no con cosas de verdad nuevas sino que con lo habitual, acuden siempre a la tradición democrática.

¿Cuál o cuáles elementos que fundamentaron el estallido social se mantienen en el actual proceso donde se ha impuesto la disputa por una nueva constitución?

La incesante búsqueda de vidas distintas y mejores para millones. El Chile en la medida de lo posible, el trunco, aquel en donde todo es para después, donde se mira pero no se toca y un largo etc… ya es incapaz de contener la necesidad vital de vivir a concho, tranquilos, seguros, con certezas y en comunidad.

La nueva constitución no resuelve aquello, porque no está pensado para ello, no es una carta magna para que las vidas sean felices y plenas, es una constitución de y para el poder, siempre fue así, desde un inicio se diseñó para ese propósito, para ser útil y servil a los requerimientos propios del capitalismo y no para los(a) populares.

La propuesta constitucional se caracteriza, por parte de sus defensores, por la ampliación de derechos, por la plurinacionalidad, por la defensa de la diversidad e inclusión y por los derechos de género(s), ¿cuál es la opinión que tienen sobre este aspecto? También ¿creen ud(s) que las demandas de los pueblos y de los trabajadores se soluciona con una nueva legalidad burguesa o el problema es más de fondo?

El proceso constituyente nació como una necesidad del poder para salvar a su democracia de la debacle, tiene día, hora y lugar de parto: la noche del 15 de noviembre de 2019, en las latitudes del País de Los Negocios. En un primer momento su propósito era acotado a  salvar la legitimidad democrática, con el tiempo, las ambiciones crecieron y el poder apostó para que fuese también para enrumbar a Chile hacia el Desarrollo capitalista.

Todos sus hitos, plebiscitos, elecciones, trajín convencional, etc… siempre han estado en ese marco fijado en su parto, no se han movido ni un ápice. El poder necesita una nueva jurisprudencia, si bien algunos pueden tener nostalgia a la hecha por Guzmán, la constitución del ochenta estaba agotada, no daba cuenta del momento de mutación del capitalismo. Es desde ahí que se puede entender que Luksic votara apruebo en el plebiscito de entrada o que la UDI sostenga que van por una nueva constitución, todas afirmaciones muy ciertas, para nada son de buena crianza.

El problema que tienen en el presente no es porque no quieran una nueva constitución (en su gran mayoría) sino porque se dieron cuenta muy tarde que el trabajo de la convención constitucional fue totalmente chabacano, un fracaso absoluto que terminó entregando un producto muy malo, no porque se oriente hacia lo popular sino por es incoherente, inconexa, una sumatoria de concepciones que no logra dibujar un rostro nítido y claro hacia lo que apuesta, un problema que cualquier proceso constituyente debe resolver en su primera etapa. No les quedó otra cosa que pavimentar el camino para echarle mano sea cual sea el resultado del plebiscito de salida.

Todos los elementos que mencionas en la pregunta como defensa de la nueva constitución, son enchulamientos del capitalismo que son incapaces de tocar lo medular del sistema. Por motivación propia, hace unos años atrás, nuestra organización debatió el proceso constituyente de la Revolución cubana, allí pudimos aprender muchísimo y nos dimos cuenta de dos elementos claves que deben tener la elaboración de constituciones para que cuajen. El primero es que debe sintetizar muy claramente la apuesta de país que buscan y el segundo es que en el proceso de elaboración se debe conseguir (idealmente a través de la participación ciudadana) que la nueva carta magna sea vista como necesaria, como parte de un relato de país hacia nuevas apuestas. Esto dos elementos, que carece por completo la versión criolla, hacen que el evento de ratificación de la nueva carta magna sea un rito democrático, republicano o como se quiera llamar y no de una incertidumbre gigantesca. Los expertos hablan que el piso mínimo en la etapa de rectificación, debe ser de 75% de aprobación, con eso logras que la nueva carta magna se sienta como propia, sea de pertenencia de las grandes mayorías.

En la versión chilena, al carecer de estos elementos, en su proceso de rectificación se ocultó que la propuesta de constitución carece de un sentido de totalidad de país, por lo cual promovieron una lectura desagregada, por apartados, a gusto del “consumidor”. La etapa final, que va desde que fue presentado oficialmente el texto hasta plebiscitarse, ha sido una suerte de góndolas de supermercados, donde los pasillos están diseñados para atraer a públicos específicos, en vez de dar un debate hacia dónde va el país, donde se pueden mencionar artículos y todas esas vainas pero siempre orientados hacia una totalidad.

Si te fijas en los elementos que se utilizan para defenderla (en todo caso, a medida que nos acercamos más al 4 de septiembre, cada vez son menos los(a) que la defienden a raja tabla), son casi todos asuntos muy presentes en los capitalismos desarrollados, parte de la mutación del modelo capitalista es que debe incorporar demandas ciudadanas pero que no alteren lo esencial. Esto nos lleva a dos afirmaciones medulares, que cada vez que las mencionamos generan irritación. La primera es que la nueva constitución no saca de cuajo la de Pinochet sino que la cualifica, en el sentido que la obra de Guzmán es de y para el capitalismo, con su particularidad de la instalación del modelo neoliberal en Chile; la nueva será de y para el capitalismo, con la particularidad de dar cuenta e impulsar un nuevo modelo capitalista. La segunda, es que la nueva constitución enchula al capitalismo, incorpora demandas pero no cambia nada de lo sustancial, es decir, carece por completo de un sentido y búsqueda de transformación.

Y por último, al ser trunca para las búsquedas de transformación de los pueblos y de carecer de relato de dominación sólida, la nueva “legalidad burguesa” será incapaz de resolver los problemas de fondo, nacerá sin legitimidad y eso tarde o temprano va a operar, la cuenta que está acumulando el poder es gigantesca.

Desde una perspectiva histórica, ¿cuáles son los elementos en común y sus diferencias entre el proceso abierto tanto en el plebiscito del 5 de octubre de 1988 (transición a la “democracia”) y el actual proceso y plebiscito del 4 de septiembre de 2022 desde la perspectiva de los patrones como desde el punto de vista de los trabajadores?

Desde el ámbito del poder, se ha querido homologar los procesos históricos, en el sentido que crean un ambiente de disputa falsa que procura que el centro no se ubique en lo fundamental. El plebiscito del 88’ es producto de un acuerdo del capitalismo para cambiar de mano su administración que no tocara lo fundamental y que de no hacerlo, perdían parte y pedazo, de seguir la dictadura esta caía y con ella el capitalismo en sí. El Plebiscito del 5 de octubre del 88’ fue una obra de ingeniería bien pensada por el poder, que jugó carajamente con la legítima esperanza del pueblo de Chile y que le sirvió para enfriar la “lucha de clases”

En el actual escenario, el poder repite la fórmula, esconde la contradicción fundamental (choque de los modos de vidas) a través de una disputa falsa (Apruebo y Rechazo) pero que al final del día, matices más o menos, ambas apunta a robustecer la legitimidad democrática y juega con la legitima esperanza popular de búsqueda de transformaciones.

Esta repetición de la formula la puedes ver en la campaña y en la concepción de la superestructura, que obviamente también incluye nuevos elementos.

Ahora bien, este andamiaje de la superestructura erra ferozmente en un aspecto medular y que es la gran diferencia entre proceso y proceso y que está muy bien contorneado en los sectores populares. La diferencia es la historia, en el sentido que hay una experiencia ya vivida que hace que la formula no cuaje bien y que los procesos de desesperanza con los procesos sean muchísimo más rápidos.  Por otro lado, la apreciación del sentido respecto a la democracia, es totalmente distinta en el 88’con el presente, hay más de treinta años de experiencia, se conoce de qué se trata y es sabida la relación intrínseca entre política y negocios. Lo de izquierda y derecha en el plano institucional es difuso, no es tal, son todos parte de la misma esencia, son clase política. Es cosa de preguntarle en la calle a cualquier cristiano sobre su opinión sobre los políticos y queda en evidencia el pensar del sentido común al respecto.

Se dice que alrededor de 9 millones concurrirán a votar el 4 de septiembre de un padrón electoral de más o menos 15 millones, vale decir, se aumentaría la participación del pueblo en las elecciones. ¿por qué creen ud(s) que es necesario convocar a una protesta al dia siguiente el plebiscito? Lo pregunto, porque los sectores radicales que no compartieron la salida pactada a la democracia en el plebiscito de 1988, quedaron aislados y al final se impuso la profundización del neoliberalismo desde 1988 hasta 2022. ¿Cómo asegurar que esta convocatoria no corra el mismo riesgo? ¿Qué es lo que se debe hacer para que eso no ocurra?

Tú pregunta tiene varias aristas, vamos una por una.

Nuestra organización es anticapitalista, por lo tanto es imposible, si es que somos coherentes, de ser parte de una apuesta tan fundamental para el mismo capitalismo. Siguiendo con la coherencia, días después del 15 de noviembre de 2019, tomamos la decisión de no ser parte del proceso constituyente porque era de y para el capitalismo. De ahí para adelante, en estos casi tres años, hemos sido coherentes con la decisión que tomamos acorde a nuestro sentido ético de principios, no participamos en el plebiscito de entrada, tampoco en listas y elecciones de la convención y no iremos a votar en el plebiscito de salida. Es decir, nuestra decisión es ética y de coherencia, por lo cual es independiente de cuantos voten o no, nuestros asuntos, urgencias, vitalidad, están en la trinchera de lo propio popular, hasta ahora la historia no has dado la razón.

Si bien no miramos las estadísticas y cifras para tomar decisiones, no podemos desconocer que nos ha llamado muchísimo la atención el porcentaje estimado de abstención, siempre pensamos que sería menor. Las cifras que entregas, que son el promedio de todas las encuestas excepto las estimaciones de Marta Lagos que hablan que podrían ir 12 millones a votar (deducción a la cual llegó por los dichos del SERVEL respecto a cuantos han consultado en sus plataformas su lugar de votación), son de preocupación máxima para el poder. Nosotros(a) sintetizamos aquello en un fantasma que los tiene intranquilos, preocupados y con un pavor creciente, ya que sus propias encuestas están hablando de 7 millones y medios de personas que por ABC motivo harían demostración de su inconformidad con esta apuesta del capitalismo, número complejo cuando su principal nudo es la legitimidad democrática. El “fantasma” se configura de la siguiente manera: de un padrón electoral de 15 millones, 6 millones no irían a votar, que representa el 40%; de los que irán a votar, se estima que un millón y medio lo haría en blanco o anularían, que representaría el 4 o 5% del padrón, si sumas los 6 millones más el millón y medio, te da este número de 7 millones y medio, que debe ser una suerte de 45% del padrón. Es decir, entre Apruebo y Rechazo se distribuye el 55% del padrón restante y razón que todas las estimaciones afirman que será una votación muy ajustada, se puede decir que la opción ganadora saldrá con un 27% de votación del padrón aproximadamente. Es decir, ganaría la abstención, estimaciones que tienen al poder con el culo a dos manos.

Nosotros(a) estamos convocando a Protesta Popular el 1 de septiembre no el 5. En nuestro Plan Subversivo de este año, definíamos que el quehacer del poder iba a estar marcados por dos momentos muy claros, uno que era dar cierre el proceso constituyente y el segundo lo que se les viene después. Entre momento y momento, se crea un verdadero punto de inflexión, donde las posiciones populares y del poder comienzan a jugarse respecto a sus propios escenarios. Por parte de lo popular, la vaina se sintetiza en cuanto avanzamos en el ir generando un escenario de insurrección de masas y en el poder si son capaces de instalar el rumbo hacia el Chile Desarrollado. La fecha de decante de este punto de inflexión, que no es otra cosa que un choque contundente de trenes, es el 4 de septiembre, en el plebiscito de salida…es allí donde las cosas quedaran más claras, se harán más nítidos los contornos que irán adquiriendo los escenarios venideros.

En ese marco de choque de trenes, nuestra decisión con esta protesta es generar un contrapunto entre estos dos Chiles, hacer evidente sus contradicciones esenciales y estructurales, que permitan que la posición de lo propio popular vaya tomando mayor contundencia. Es una irreverencia absoluta, la cual nos seduce cada vez más y que está basada en una coherencia ética, para nada en el comportamiento electoral.

Este ha sido un año bastante particular para Lautaro, muy intenso y exigente, desde marzo que no hemos parado por la sencilla razón que sabemos de lo que está en juego, hemos querido hacer nuestro aporte, nos hemos metido con todo en el escenario para irrumpir y generar este precedente que tiene un alcance más allá de lo meramente coyuntural, nos ubica de muy buena manera para lo que se viene post plebiscito.

La decisión tomada a finales de los ochenta, que tuvo un costo altísimo para Lautaro, la seguimos respaldando con todo, se hizo lo que se tenía que hacer en razón de la consecuencia revolucionaria. Entre otras cosas, esta decisión operó como referente de lucha que aportó en el parto del nuevo momento histórico que estamos viviendo.

El problema del “aislamiento” que tú mencionas no estuvo en lo certero o no de nuestras ideas y planteamientos, todo lo contrario, su potencia ponía en serio peligro a la democracia, la quien no dudó en desarrollar un guerra sucia contra Lautaro, nos quisieron exterminar, cosa que no lograron.

Y por último, siempre nuestra praxis ha sido de apostar al desate de procesos, al invento de dibujos y atajos revolucionarios. Como toda apuesta, puede o no funcionar, no tenemos problema alguno en correr ese riesgo. Pero todo indica que la forma y la provocación del 1 de septiembre, es totalmente acertado y necesario.

La convocatoria a la protesta, ¿tiene algún pliego de demandas o es una reacción a la salida burguesa a la crisis?

Ni lo uno ni lo otro. Somos bien distante a la práctica de los pliegos, es difícil sintetizar el conjunto de necesidades del pueblo de Chile en un pliego, por ello, la definición es que es por todas las necesidades. No es una reacción sino que más bien provocar un choque donde nosotros(a) nos ocupamos y preocupamos de los asuntos de lo propio popular. Es por ello que el llamado de la protesta es “por una vida distinta y mejor”, es la apuesta hacia una totalidad popular, que para su realización, te conduce irremediablemente a los asuntos de la Revolución de la felicidad.

En este escenario en disputa, ¿cuál es el marco de maniobra que tiene el gobierno para cumplir sus promesas electorales, su intencionada alza de expectativas durante la campaña considerando el escenario económico (inflación, recesión y estanflación, etc.)?

Este es un gobierno muerto políticamente, un occiso que va camino al patíbulo. El poder tuvo la mala suerte, que para una apuesta tan transcendental para ellos, les tocara que una tropa de ineptos, incapaces y estúpidos estuviesen en La Moneda. Las esperanzas que se pudieron crear en el marco de la campaña, se vinieron al piso antes de que el gobierno cumpliese un mes, este es un gobierno electo por descarte, eso opera y pesa. El tan mentado programa ha sido un fracaso absoluto, cada uno lo invoca a su pinta, quizás se quedó abandonado en el “bus de la Esperanza” de la Quenn Siches.

Ninguna de sus apuestas trascendentales les ha resultado: no hay un nuevo ciclo de la política, más bien hay rostros más jóvenes que acuden reiteradamente a la tradición democrática de los últimos treinta años; su feminismo pequebeque no ha tenido correlato, no se entiende a que se dedica Orellana y cuál es el sello que le han puesto en la conducción política; con bombos y platillos anunciaron el Chile Apoya, política migajera que no ha tenido la resonancia que esperaban; no han resuelto las exigencias esenciales del Pueblo de Chile, no tan sólo los(a) Prisioneros(a) políticos(a) de la revuelta no han salido en libertad sino que han aumentado la prisión política con menores de edad, la impunidad en los casos de violaciones de DDHH siguen cubiertos por el manto de impunidad; el sueldo mínimo es un chiste orquestado por el empresariado conjuntamente con su sucursal de la CUT; Jackson es un náufrago en su cargo, en el Congreso no lo quieren ver ni en pintura; Marcel ya está siendo cuestionado por el empresariado no tanto por las reformas sino que más bien por su incapacidad, Sutil ya se la tiró cuando planteó lo de la “estanflación”; y un largo etcétera.

Al poder se le viene una primavera- verano jodida, muy compleja y totalmente cuesta arriba. Solo mirar los elementos que se van a comenzar a conjugar:

– Cargar a un gobierno muerto políticamente. Tendrán que entrar a picar, todos los caminos llevan al PS, la pregunta es si la vieja guardia democrática querrá cumplir ese rol o continuar bien ubicados administrando sus feudos de poder para cimentar su próxima candidatura presiedencial.

– La profundización de la crisis de legitimidad y hegemónica de la democracia. Ya no les funcionó el acuerdo de paz de noviembre de 2019, la democracia está viviendo uno de sus principales fracasos de su historia reciente.

– Crisis económica. Lo que dice Marcel no será, la inflación no bajará y esto se combinará con una baja sustancial en el crecimiento del país en el 2023, se viene la “estanflación”.

– Desesperanza de los que apostaron a que la nueva constitución iba a transformar las vidas.

– El quehacer propio de lo Popular, que viene a paso seguro, repleto de certezas y con una mochila de victorias consecutivas.

Para terminar. El estallido social tuvo como centro el fin del neoliberalismo ¿creen uds que la nueva constitución termina efectivamente con el neoliberalismo o es simplemente un maquillaje? ¿Cuáles son los elementos que se mantienen sino todos?

A nuestro parecer, lo medular del estallido está centrado en vidas distintas y mejores, es decir, es una batalla contra el capitalismo en sí, contra su democracia eunuca, se verbalice o no de esa manera.

El neoliberalismo se suicidó en una baño de Wall Street en la crisis subprime del 2008-2009, lo que está ocurriendo es una mutación capitalista hacia un nuevo modelo y en ese marco, la nueva constitución está obligada en apuntar hacia ello, en posibilitarlo.

En pocas palabras, la nueva constitución solo le es útil a las apuestas, procesos, intereses y propósitos del País de los Negocios, no para el País Popular.

 Muchas gracias!

Comisión Política

Lautaro

Agosto 2022

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