¿REVOLUCIONARIOS O CONSERVADORES?

¿REVOLUCIONARIOS O CONSERVADORES?

Voz Oficial del Comité Central del Partido Guatemalteco del Trabajo

 

Para la crítica científica.

Y me puse a pensar, solo que no era pensar, sino algo más profundo.
Pensar en cómo éramos sagrados cuando éramos una unidad y en que
la humanidad era sagrada cuando era una. Y solo dejaba de serlo cuando
un tipejo miserable se impacientaba y dejaba la unidad para seguir su propio camino, revolviéndose, arrastrándose y peleando. Un tipo de esos deshacía la santidad.
Pero cuando todos trabajaban juntos, no una persona por otra,
sino cada uno uncido al conjunto, eso es lo correcto y es sagrado.
Y entonces pensé que ni siquiera sabía lo que quería decir con la palabra sagrado…
Steinbeck, Las uvas de la ira (p. 127)

 

La humanidad es revolucionaria porque es histórica, por medio del trabajo esta ha sido la creadora de importantes revoluciones parciales desde su origen, podríamos mencionar un ejemplo americano, el de los indígenas norteamericanos llamados por los científicos stone boilers, quienes ocuparon hace 10 000 años antes de nuestra era, el territorio comprendido entre Alaska, Canadá y el sur de California, ya que inventaron la cocción de los alimentos por medio del uso de piedras calientes. Podemos decir entonces que la humanidad se transforma a sí misma porque comprende la naturaleza y lo hace porque la transformación es necesaria para la vida en comunidad, sin perder por medio de la infinita espiral creadora su esencia humana.

Hablemos entonces de las excepciones, los conservadores: estos, aunque pertenezcan a la especie humana, solamente son revolucionaros a nivel biológico porque como todo ser vivo nacen, crecen, se reproducen y mueren, ya que en lo político, social y comunitario son conservadores, pretenden perpetuar «el orden de las cosas» tal como prevalece en el presente inmediato, ignorando que no existe nada inmutable ya que todo cambia en una espiral infinitamente superior a cada momento, aunque también existen retornos aislados hacia algo inferior, como ejemplo de esto también somos testigos de lo retrógrado de los conservadores.

Hay algo que no debemos hacer y es ser indiferentes a la historia del proyecto de nación imaginario que se suscitó en el año de 1821 con la firma del acta de independencia centroamericana de los hijos de españoles radicados en Guatemala (criollos) del control económico de la Corona española, ya que a partir de la fecha enunciada se agudiza la contradicción esencial de aquel momento histórico en el modelo económico y político, estas contradicciones son entre conservadores y liberales que se enfrentan con las armas en la mano en los bandos de republicanos centralistas y los federalistas. La tendencia de los centralistas fue encaminada hacia el conservadurismo, es decir que querían mantener los elementos característicos de la Colonia en su favor, no se plantearon romper con ese pasado y transformar las estructuras económicas y sociales, además, los federalistas tendían hacia el liberalismo económico, pretendían instaurar el capitalismo, pero en el plano ideológico y político continuaban siendo conservadores.

A esto se suma entonces interrogarse el porqué del atraso de nuestro país en todo ámbito, y la respuesta posible es: porque aún existe una institución armada heredera de esa tradición conservadora que controla el Estado guatemalteco y que también fundamenta su absurdo liberalismo económico en el enclave histórico de la revolución de 1871, liderada por los civiles convertidos en militares Justo Rufino Barrios y Miguel García Granados, que fundaron en 1873 los institutos Adolfo V. Hall, que son los centros de adoctrinamiento de toda la oficialidad del Ejército que continúa hasta la fecha haciendo un daño económico, político e ideológico a los guatemaltecos, ya que no es solamente una institución del Estado sino la entidad que lo tiene raptado, aunque su máscara sea la de un civil, cuya intención es mantener el privilegio de la clase dueña de los medios de producción y el monopolio estatal de la violencia.

En Guatemala somos herederos de esa historia, ya que es una de las causas por las que continuamos en el letargo del cual aún no reaccionamos, pese a todos los sacrificios de los comunistas y de todas las personas que lucharon en la guerra popular y revolucionaria, que buscaban un futuro transformador y humanista para las clases oprimidas de nuestro país, que gracias a un ejército traidor a la patria y servil a los intereses de los ricos oligarcas y burgueses fueron masacrados, torturados, desaparecidos y algunos muertos en combate, lo cual nos sumergió en un baño de sangre que hasta la fecha continúa y permanece impune…

En la realidad latinoamericana contemporánea y específicamente en Guatemala, hoy día, nos encontramos frente a un fenómeno que posee diversidad de peculiaridades y estas las encontramos en la existencia de movimientos neoconservadores de izquierda, esta categoría, si bien puede encontrarse en aportes de otros teóricos, nosotros, en el comité de redacción, haciendo uso de la modesta originalidad que le debemos a nuestros orígenes proletarios, lo definimos en referencia a aquellos movimientos que se presentan como rebeldes o contestatarios a un sistema para conseguir migajas que les permitan formar parte de la modernidad capitalista, los que luchan incansablemente para pertenecer a un capitalismo con rostro humano, es decir, una izquierda neoliberal.

El indigenismo progresista reivindica sus derechos de consumir y ser insertado dentro del sistema capitalista como un sujeto moderno, otros sectores abogan por el cambio de este sistema capitalista para regir el mismo basado en las categorías jerárquicas del poder originario de las sociedades mayas premodernas, es más, pretenden conservar el statu quo basados en la conservación de un linaje de sangre pura.

Los sectores feministas del izquierdismo neoliberal buscan alcanzar la justicia basados en el derecho romano que prevalece en estas latitudes sin cuestionar el modelo económico. Las minorías de la diversidad sexual de la izquierda neoconservadora utilizan consignas como el matrimonio igualitario, es decir, la mayoría de estos movimientos de la izquierda neoliberal generados por la caída del meteorito de las ONG, buscan escapatoria huyendo a comprarse más cadenas que conserven este sistema de injusticia social para ganarse un espacio dentro del mismo con base en el juego de la meritocracia conservadora.

Otra dimensión de este fenómeno es la propuesta de una «revolución mental», que proponen los ecologistas y demás neoconservadores que viven del discurso políticamente correcto, este tipo de propuestas, aunque llegara a concretarse y pudiéramos vivir en un mundo donde los individuos vivan sintiéndose culpables por su manera de pensar, de actuar en la vida diaria y de cómo se expresan, esto no cambiaría la base económica, política, ni social-comunitaria, ya que por vía telepática no es posible transformar la realidad. Además, la idea de la horizontalidad y de cambiar el mundo sin tomar el poder a la que apelan algunos discursos posmodernos, basados en los postulados de John Holloway, tampoco es revolucionaria, ni transformadora, mucho menos humanista.

Respecto a la cita del nobel estadounidense que encabeza este editorial podemos decir que no todo está perdido, algunas personas honestas han sido capitalizadas por esta izquierda neoconservadora y son la mayoría pertenecientes a las bases que realmente luchan por la revolución total, con ellas podemos hablar de la unidad táctica de los revolucionarios, que si se da, es frente al orden que se quiere revolucionar y mientras que la necesidad estratégica (la toma del poder) lo haga necesario. Existe un peligro y es que muchos grupos revolucionarios asumen que todos los que se llaman «revolucionarios» están en la misma línea sin reflexionar qué es lo que se quiere revolucionar y cuál es el nuevo orden en que se va a transformar. Hay muchos que se impacientan, se apartan de la unidad para buscar su propio camino, sus propias consignas, se arrastran frente a los faraones del imperialismo financiero que patrocine su revolución conservadora, se pelean creando conflictos de alta intensidad haciendo de esto la norma entre los revolucionarios y luchando por llegar a un consenso que haga feliz a la clase explotadora.

Es entonces frente a esta arremetida del imperialismo que nosotros, el Comité Nacional y los Comités de Autodefensa, abogamos por la unidad, por trabajar juntos, «no una persona por otra, sino cada uno uncido al conjunto», por una revolución guatemalteca que nos introduzca a la revolución total de la emancipación humana, una revolución política, social y económica de la comunidad humana, bajo la modesta consigna representativa de todas las aspiraciones de las mayorías: por Guatemala, la revolución y el socialismo

Por: Miguel Tintero.

Artículo aparecido el 25/07/21 en:

https://www.gazeta.gt/revolucionarios-o-conservadores/

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