(13) ¿QUÉ HACER CON CHILE? ¡A UNIR A LOS DERROTADOS! (UNA PROPUESTA)

(A 2 AÑOS DEL ESTALLIDO SOCIAL, 18 DE OCTUBRE DE 2019)

La clase dominante ha sido inteligente para someter el descontento social expresado desde octubre del 2019 y en los meses siguientes del 2020. Fueron cinco meses del estallido social donde la primera forma de desarticular al multitudinario descontento fue el terrorismo de Estado y los crímenes de lesa humanidad para luego dar paso al pacto interburgues expresado en el Acuerdo Nacional por la Paz de noviembre del 2019.

A pesar de haber intentado ambas tácticas, el descontento continuó expresándose. La llegada de la pandemia y cuarentena dio paso a la militarización de la emergencia sanitaria y con ello la represión económica provocando millones de despidos y la más absoluta desprotección de los hogares proletarios.

Nuevamente, la clase dominante fue inteligente nuevamente para dotarse de otra nueva herramienta para sofocar definitivamente el descontento-estallido social. Apareció el retiro del 10% de las AFPs bajo la consigna neoliberal “la plata es mía”, es decir, “yo primero y yo después”. Atrás quedó la demanda popular de ¡Fuera Piñera! Siendo rechazado por la mayoría del progresismo que impulsa el retiro del 10% bajo el argumento que el asesino-especulador-ladrón había sido elegido mediante el voto popular, era, por tanto, el presidente legítimamente electo y no se podría derrocar a alguien con esa embestidura. Esto más allá de la altísima abstención que hubo en dicha elección presidencial que al final hizo que Piñera fuera electo con el 25% tomando al universo de quienes votaron en relación al universo de inscritos en los registros electorales.

Quienes impulsaron el 1º retiro del 10% argumentaban que si no se otorgaba vendría un estallido social por el abandono del gobierno siendo el mismo argumento utilizado para aprobar el 2º, 3º y ahora el 4º retiro. Más claro echarle agua. Había que desactivar la fuerza popular-subversiva-constituyente-soberana. A lo anterior se sumó posteriormente el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), el Ingreso Familiar de Emergencia -Laboral (IFE-Laboral) ambos con el mismo objetivo desarticulador y un sinfín de políticas millonarias de beneficios al empresariado y poderes económicos.

Los poderes económicos, los capitalistas, más allá del escándalo mediático que hicieron en cada retiro estuvieron felices de tanto retiro ya que al final ayudó a elevar el consumo, la inversión y a reactivar la economía (= ganancia empresarial) que al final de cuenta todo eso llegaba nuevamente a las arcas del retail y otros que también son los mismos “dueños” de las AFPs que hace algunos días y meses se les habían retirado todos los 10% posibles. Negocio redondo. La crisis la pagó la clase trabajadora con la ilusión de haber recuperado “su platita”.

Con ello la clase dominante aseguró la continuidad de su representante coyuntural, Piñera, y la posibilidad cierta que terminara su mandato siendo la última carta y final en la desarticulación y entierro soberano-constituyente la ejecución del cronograma electoral cuya primera fase terminó con la elección e instalación de la Convención Constitucional careciendo esta de independencia al poder constituido (parlamento y constitución vigente, la ilegítima de 1980, por tanto carente de soberanía propiamente tal) y cuya segunda fase terminará con al elección presidencial sobre la constitución ilegítima de 1980 y sobre el baño de sangre producido durante el estallido social.

Instalada la Convención Constitucional, y al margen de todos los escándalos variopintos ocurridos en su interior, esta sesionó elaborando todos los reglamentos de funcionamiento entre cuatro paredes. Ahí, en esas discusiones tan sesudas y sólo aptas para jurisconsultos, no cabía consultar al pueblo ignorante que nada sabe de aquello. La cocina se puso en marcha a vista y paciencia de un estallido social desarticulado y domesticado con retiros y bonos IFEs.  

La mayoría de los convencionales, desde la derecha fascista hasta el progresismo “ultra” del Frente Amplio, acordaron mantener el quórum de los 2/3 bajo el argumento que los “acuerdos se deben honrar” en alusión a aquel firmado en noviembre como también que esto impondría el consenso y el debate, la aproximación de las diferencias e iba a evitar redactar una constitución de venganza como si todas las constituciones burguesas anteriores no fueran constituciones de venganza que beneficiaron enormemente a la oligarquía a través de la historia.

Pero como los progres “creen” en la soberanía popular y en el poder constituyente del pueblo ahora, que viene la discusión de los temas de fondo, estructurales, aprobaron una “semana distrital” por mes que para que los convencionales “bajen del olimpo” al pueblo pobre para “escucharlo” e “interpretarlo” y transformar aquello en el articulado constitucional que se espera, pero, redactándolo entre cuatro paredes. Seguramente que esos “cabildos” serán cabildos dirigidos entregándole a esos cabildos “pautas de discusión temáticas” previamente diseñadas por los progres, nuevamente, entre cuatro paredes, con preguntas guías y con una metodología “innovadora” sugerida por algún sociólogo

Esta constituye una curiosa forma de entender la soberanía y al poder constituyente teniendo solamente en los cabildos chantas y diálogos ciudadanos-constitucionales de Bachelet su antecedente más inmediato. Serán diálogos a lo “Bachelet”. De las demandas del estallido nunca más se supo y del poder del pueblo tampoco. La institucionalidad, el poder burgués secuestro para sí mismo la fuerza popular, la domesticó y ahora la convoca a participar en las elecciones, y en esta parodia de asamblea constituyente. El reflujo es profundo, agudo y amplio.

¿Qué hacer?

En este período de reflujo de la lucha de clases, en desmedro de los pueblos, se debe aprovechar por las organizaciones sociales y políticas que no han caído en las redes de la traición absoluta a los intereses populares, avanzar en la unidad, en la conformación del «Estado Mayor del Pueblo», entendiendo por ello la unidad de todos los derrotados, unir desde abajo.

Unir al pueblo productor, al pueblo que se expresa desde los negocios de barrios, de los vendedores ambulantes, coleros, etc. aquellos que asumen una economía de subsistencia, que se expresan en forma multifacética en las poblaciones hasta las formas más organizadas de luchas. Abrir un espacio de convergencia y unidad en torno a demandas concretas y ejercer así el poder soberano territorial.

Para las organizaciones políticas populares / alternativas / revolucionarias / anti sistémicas es una exigencia del momento comenzar a abrir espacios de convergencia con la finalidad de arribar a una unidad estratégica, una unidad táctica y programática que se exprese en un referente amplio y profundo que se hermane con la fuerza social antes descrita. El reflujo producido da el espacio y los tiempos necesario para que estas convergencias se produzcan ya que existen altas posibilidades de un segundo estallido social para lo cual hay que estar preparados, ante una nueva represión y traición, no sólo desde el punto de vista del ejercicio legítimo de la violencia popular sino también desde la claridad ideológica, política, programática y de dirección unificada.

Otro elemento, tan importante como el señalado antes, es que en ese mismo proceso de convergencia de las fuerzas políticas y sociales, es que esta desarrolle la necesaria conciencia histórica (mirar hacia atrás, aprender del desarrollo histórico de la lucha de clases, rescatar las enseñanzas, experiencias y contrastarlas con el “hoy”) y a la vez impulsar la continuidad histórica (no comenzar desde cero la nueva construcción político-ideológica-orgánica sino que rescatar lo pasado, hermanarse con él y como decía Miguel Enríquez avanzar “CON TODAS LAS FUERZAS DE LA HISTORIA». Porque si al final no tenemos nada queremos todo. Y si “todo lo producimos, todo lo decidimos”.

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