
¿EXISTE TERRORISMO EN CHILE?
Esa pregunta ha sido esencial en el debate entre las fuerzas políticas progresistas y fascistas en Chile. Lo que pudiera parecer posiciones políticas e ideológicas antagónicas son en realidad complementarias toda vez que el actual gobierno de Gabriel Boric ha hecho grandes esfuerzos por promulgar una nueva ley antiterrorista lo que significa que ambos sectores compartirán la misma visión, definición y combate al terrorismo.
Para ambos, la definición de terrorismo parte de su definición clásica de aquella acción destinada a causar terror en la población. Pero aquí nuevamente esa definición da para todo porque ¿cómo se constata que efectivamente una acción causó terror en la población? ¿Cómo se cuantifica? ¿Cómo se comprueba científicamente, con datos duros y objetivos? Resulta imposible por lo tanto ese aspecto queda a merced de los criterios y visiones políticas de los mismos que definen el terrorismo a su antojo, de quienes legislan (que son los mismos) y que quienes juzgan que son los primos-hermanos de los anteriores. Todo queda en casa, en familia.
El segundo aspecto es que el acto terrorista es esencialmente un acto político y su ejecución por lo general se da mediante una acción armada, militar de grupos contrarios al Estado o al gobierno según la definición de la legislación actual antiterrorista. De esto se desprende que esas organizaciones definidas por ellos son organizaciones esencialmente políticas, sus acciones políticas-militares, con objetivos políticos y los detenidos serán entonces presos políticos y así deberán ser juzgados y reconocidos por el Estado. La negación a la existencia del preso político será a la vez la negación del acto terrorista, de la organización terrorista por lo tanto al detenido le quedarán sólo dos vías: a) ser puesto en libertad o b) ser mantenido privado en libertad. Si se mantiene recluido será ilegitimo por cuanto el acto y la definición del mismo no existiría y así sería condenado en base a nada.
Esto es particularmente importante toda vez que los gobiernos en Chile han negado sistemáticamente la existencia de presos políticos reduciéndolos a presos comunes o terroristas. ¿Existe un terrorismo apolítico?
El tercer problema que le asiste a la lucha antiterrorista es que las acciones armadas se dan en un contexto de conflicto armado y los actos terroristas según la teoría internacional se da en ese contexto. Entonces, ¿existe conflicto armado en Chile? ¿Existen organizaciones armadas? ¿Existen acciones armadas?
Si el Estado / gobierno reconocen la existencia de organizaciones y actos terroristas, entonces, estamos en presencia de un conflicto armado en alguna de sus intensidades. Pero, en qué quedamos, ¿Chile vive o no vive en una democracia ejemplar? ¿Chile vive o no vive en el respeto del estado de derecho, de la ley y orden? ¿Chile es o no es ejemplo de democracia para América Latina? Al parecer una democracia ejemplar no se puede dar en un contexto de conflicto armado.
El cuarto problema es la declaración que una organización determinada sea declarada terrorista. ¿Cómo se determina aquello? Para que una organización se declare terrorista se debería proceder a la investigación política-judicial para determinar si efectivamente lo es, declararla ilegal, etc es decir tener pruebas concretas basadas en el debido proceso, en la obtención de información dentro de los márgenes democráticos-jurídicos, con apego al derecho internacional y de los derechos humanos para que esa declaración de ilegalidad sea efectiva. Pero eso no sucede. La persecución judicial rápidamente se vuelve una persecución política y los juicios contra luchadores sociales se vuelven juicios políticos al margen de todo precepto jurídico burgués y al margen de todo lo que ellos mismos consideran el debido proceso. El definir a una organización en lucha como terrorista la impone cualquier actor político (ministros, diputado, senador, gobernador, alcalde, etc) que mediante una campaña sostenida por la prensa define a una organización y habla de terrorismo, de políticas antiterroristas sin base ni fundamento imponiendo su opinión y definición mediante la presión mediática, es decir, mediante el terrorismo mediático que ellos mismos ejercen apoyados por las fuerzas y recursos del estado / gobierno. Los terroristas son ellos.
Pero, ¿existe terrorismo en Chile?
El terrorismo en Chile ha estado siempre presente desde que un grupo de criminales decidió imponer el etnocidio, avanzar en la construcción del Estado y a partir de ahí cometer numerosas masacres, matanzas contra el movimiento obrero, campesino, popular e indígena. El terrorismo ha estado siempre presente en su versión de Terrorismo de Estado, en el terrorismo ejercido por la clase dominante a lo largo de la historia. El Estado, mediante la construcción del enemigo interno y el avance de las estrategias contrainsurgentes, es el único aparato terrorista existente en Chile y el único, monopólicamente hablando, quien lo ha ejercido siempre. Sus fuerzas armadas si bien constitucionalmente son entrenadas para la lucha armada contra una fuerza armada extranjera sus fusiles son dirigidos hacia el pueblo hacia el interior. Así el Ejército de Chile ha masacrado más chilenos, mapuches que soldados extranjeros que agredieron a Chile militarmente. El único acto de guerra en la cual ha participado la Fuerza Aérea de Chile ha sido el bombardeo de La Moneda el 11 de septiembre de 1973 no contra un enemigo externo. Son sólo algunos ejemplos.
Claro, la propuesta de nueva ley antiterrorista supone las acciones terroristas contra el Estado, etc. pero en nada considera el terrorismo de estado que es lo que ha estado presente siempre. Ellos se guardan y ejercen el derecho a la represión, a la masacre y a la matanza como algo normal, no terrorista, todo para mantener su poder y orden político-jurídico. Para ellos mismos, quienes ha ejercido y justificado el terrorismo de estado, ellos no son definidos como terroristas ni como criminales a pesar de que sus crímenes son crímenes contra la humanidad, de carácter imprescriptibles e inamnistiables. Con todo, estos terroristas son dejado en total impunidad o elevado a su condición de santo en el caso de Sebastián Piñera
Pero ¿puede un corte de vía, el lanzamiento de una bomba molotov, una toma de terreno o de establecimiento educacional, de una fábrica, una acción de rebeldía puede ser considerada terrorista?
Nuevamente eso cae en el criterio individual no comprobable porque se dirá que su objetivo fue causar terror que dicho sea de paso ese causar terror jamás se demostrará que concurrió, que ocurrió y jamás se presentarán las pruebas científicas que sí digan que ese terror en la población existió como consecuencia de esas acciones. No es lo mismo hablar de miedo que de terror. Es normal sentir miedo. Los seres humanos sentimos miedos e inseguridades a diario, pero nadie anda por la calle sintiendo terror a diario, pánico extremo.
Entonces, ¿por qué un acto de rebeldía es catalogado como terrorista cuando no lo es?
Lo que se busca con la promulgación de la nueva ley antiterrorista es sofocar todo intento de rebelión contra la injusticia social, contra las desigualdades, contra la explotación y opresión que genera y sobre las cuales se construye el capitalismo y su democracia burguesa. Ese sofocamiento de la protesta social, su criminalización resulta estratégico para la mantención y perpetuación del sistema de dominación. La nueva ley antiterrorista que se tramita en el congreso no sólo asocia el carácter terrorista a una organización sino también a un individuo por sí solo, entonces, todos podemos ser declarados potencialmente terroristas tanto por nuestras acciones individuales o ya sea por simpatizar o pertenecer, y sin haber cometido acto terrorista alguno, a una organización que el Estado/gobierno considere antojadizamente como terrorista. Si eso no es construcción del enemigo interno, entonces, ¿qué es?
Lo que plantea el progresismo para avanzar en una nueva ley antiterrorista es que la actual fue hecha durante la dictadura de Pinochet y lo que se requiere una redactada en democracia para dotarla de mayor legitimidad y efectividad para la represión. Pero más allá de la fecha de su publicación o aprobación lo cierto es que la propuesta impulsada por el progresismo y consensuada con el fascismo guarda demasiadas similitudes con la de Pinochet, entonces, lo importante no es la fecha sino su contenido y contra quien va dirigido, en ambos casos contra el pueblo.
Pero ¿quiénes están redactando la nueva ley antiterrorista?
Por un lado, están los fascistas. Ellos hoy se alzan con una aura moral y ética como si estuvieran libres de todo crimen. Fueron ellos mismos los que apoyaron incondicionalmente el terrorismo de estado durante la dictadura y los mismos que han defendido la totalidad de la dictadura de Pinochet. Son ellos también los que han justificado las numerosas matanzas y masacres a lo largo de la historia como una necesidad para civilizar al pueblo, a los salvajes e imponer el desarrollo capitalista. Son ellos los que se han enriquecido sobre el crimen y son ellos los que ahora pretenden convencernos sobre su moralidad para definir quiénes son o no son terroristas.
Por otro lado, están los progresistas. Los mismos que pactaron la salida de la dictadura con la dictadura misma donde acordaron no sólo dejar en la impunidad los crímenes de terrorismo de estado cometido bajo Pinochet sino con ello todo el sistema impuesto durante ese período. Son los mismo que rescataron a Pinochet de la corte penal internacional. Son ellos mismos los que construyeron cárceles de lujo para los militares criminales y son ellos mismos los que han militarizado la Araucanía, impuesto testigos sin rostros, falsificado pruebas, realizado montajes político-judiciales y quienes han continuado con el asesinato selectivo de luchadores sociales desde 1990 hasta 2019. Son ellos los que ahora nos pretenden convencer de que ellos son los únicos capaces de definir quiénes son o no son terroristas.
¿Pueden los terroristas imponer políticas, leyes antiterroristas a otros que no lo son? ¿Tienen la legitimidad parar hacerlo? ¡NO! Sin embargo, cuentas con la fuerza del Estado (terrorista), cuentan con los recursos, pero sobre todo cuentan con el consenso entre ellos mismos. Entre terroristas no hay cornadas.
Boric y la nueva ley antiterrorista 1
Boric y la nueva ley antiterrorista 2
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Hace algunos años. Amnistía Internacional y la Ley Antiterrorista contra el Pueblo-Nación Mapuche
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