
ENTREVISTA . MOV DE MUJERES CLASISTAS (CHILE). ORGANIZACIÓN Y LUCHA
Comentario Previo
La lucha de clases, la lucha ideológica se expresa en todos los campos, en todos los ámbitos y eso incluye también al movimiento feminista o mejor dicho a la construcción del movimiento de mujeres clasistas o revolucionarios que se paran de frente contra el Estado burgués-patriarcal-capitalista como también en contraposición a quienes alimentan e impulsan el movimiento burgués de mujeres. Aquí presentamos una profunda entrevista al Movimiento de Mujeres Clasistas, MMC, que viene a aportar la lucha de la mujer explotada todo hacia la construcción de una nueva sociedad, socialista, revolucionaria. Lucha donde la emancipación de la mujer va de la mano de la emancipación de la clase.
Algunos antecedentes
¿Cuál ha sido el rol de la mujer proletaria, en la región de Chile, en la formación del movimiento obrero?
La mujer proletaria, al igual que los hombres de su clase, han sido parte protagónica en las luchas del movimiento obrero en Chile. La historia del movimiento obrero en el territorio nacional encuentra sus orígenes principalmente en el desarrollo de la industria del salitre en la zona norte del país, así como el carbón en el sur y el puerto de Valparaíso. Las primeras expresiones de organización obrera fueron las mutuales y asociaciones de socorro mutuo orientadas a resolver de forma colectiva los problemas de las y los trabajadores, con un componente combativo comienzan a desarrollar luchas concretas, en ese contexto se gestaron organizaciones femeninas obreras, como la Primera Sociedad Mutualista Femenina y la Sociedad de Obreras N°1 ambas en 1887. Posteriormente se comienzan a gestar las primeras articulaciones obreras que darían vida a la Federación Obrera de Chile en 1911, y también a la Federación Obrera de Magallanes, ambas con contenido clasista y revolucionario, con una concepción acerca de la lucha de clases, del rol de las y los trabajadores y una plataforma de lucha. En ese contexto, las mujeres ocuparon un rol activo, se levantaron centros femeninos de trabajadoras al alero del movimiento obrero general, así como también se conformó el Consejo Federal Femenino al interior de la FOCH en 1917. A su vez, las mujeres obreras en ese período generaron sus propios métodos de lucha para apoyar, y en muchas ocasiones presionar a sus compañeros varones a movilizarse. Ejemplo de ello fueron las huelgas de ollas apagadas, que consistían en paralizar las labores reproductivas mientras los obreros no fueran a la huelga. También utilizaron métodos como cortes de la línea de ferrocarril, además de la participación en prensa obrera, e inclusive el impulso de prensa femenina popular como fue “La Alborada” y “La Palanca”.
Recogemos el ejemplo de Teresa Flores, una gran dirigente obrera que no solo impulsó los comités femeninos, la participación sindical y la lucha obrera y femenina, sino también fue fundadora del primer partido obrero de Chile, el Partido Obrero Socialista, el que nace un año después que la FOCH, del cual ella también fue partícipe.
En ese sentido, desde nuestra perspectiva, las mujeres trabajadoras han sido parte de las grandes movilizaciones del movimiento obrero desde sus inicios, formando parte de éste, a la vez que, desde los orígenes ha reivindicado también sus demandas específicas, buscando espacios organizativos que permitan a las mujeres encontrarse, organizarse y luchar.
Las ideas dominantes en una sociedad son las ideas de la clase dominante. Así lo planteaba Marx. Pero al centrar la lucha contra el patriarcado y el capitalismo pareciera que el combate contra la ideología dominante queda atrás. Uno de los elementos que permite la formación de la ideología dominante es la religión como la visión de la historia de la clase dominante. Desde su condición de mujeres clasistas, ¿cómo asumen la lucha contra la ideología dominante?
Efectivamente la burguesía tiene una serie de aparatos e instrumentos de dominación ideológica que contribuyen en la generación de una idea respecto del género femenino, sus roles, funciones y características, las que están directamente asociadas con la reproducción de la opresión patriarcal y la explotación capitalista. En ese sentido, la religión, la educación formal, los medios de comunicación, las artes al servicio de la burguesía, la ciencia, reproducen estos patrones de género que sitúan a la mujer en un rol de inferioridad, así como en su rol de madre, cuidadora, reproductora y aglutinadora por excelencia de la familia, institución capitalista orientada a mantener la doble explotación y el encierro de la mujer en el hogar. A su vez, se reproducen lógicas relacionadas con la división del trabajo, situando a la mujer en labores asalariadas de tipo feminizadas, también relacionadas con la reproducción, y con esto en condiciones de menor remuneración, mayor precariedad laboral e incluso mayor informalidad laboral. Por último, hay todo un desarrollo ideológico orientado a fomentar a la mujer en un rol de pasividad, pacifismo, con pocas capacidades para la conducción de la vida pública, entre otras cosas. En ese sentido, como organización combatimos con espacios de educación, debate y en el hacer todas estas imposiciones ideológicas, las problematizamos y trabajamos desde la experiencia cotidiana, hasta el debate político e ideológico.
Por otro lado, la ideológica dominante y el capitalismo también ha buscado cooptar al movimiento feminista, y también utilizando los mismos mecanismos ideológicos, además de estructuras políticas y clientelismo. Y lo ha hecho por medio del fomento al feminismo liberal, lo que se expresa en la cantidad de series yankees o de países imperialistas abocados a la temática de género, el desarrollo comercial de esto por medio de la generación de “modas” en vestuario o productos de belleza, así como la instalación de la perspectiva hegemónica por medio del desarrollo de la academia en universidades, siendo promotoras de esta línea, muchas mujeres que no pertenecen precisamente a las clases oprimidas y que, influidas por el posmodernismo, han propagada una concepción liberal del feminismo. Esto ha incidido de manera profunda en las limitaciones para la lucha feminista, imponiéndose dinámicas de lucha de tipo pacifistas, institucionalistas y electoralistas.
En base a todo lo anterior, una de las motivaciones por las cuales conformamos el Movimiento de Mujeres Clasistas es precisamente para dar la lucha ideológica y política que, en el fondo es contra la ideología dominante. Nuestra organización nace en medio de debates respecto del feminismo y sus diferentes corrientes al interior de un movimiento feminista en alza, en donde había una clara hegemonía de lo que denominamos feminismo liberal.
Desde nuestro análisis, que se basa en la lucha de clases, identificamos que el feminismo liberal es una expresión burguesa de la lucha de las mujeres, principalmente basada en concepciones individualistas que cuestionan el patriarcado desde una arista eminentemente simbólica y cultural, más no cuestionan el sistema económico imperante. Si bien dentro el feminismo liberal hay posiciones anticapitalistas, de igual manera, el anticapitalismo de estas tendencias es más bien una retórica cuya salida sigue siendo la vía institucional reformista, por ende, nosotras vemos que no existen posiciones revolucionarias dentro de esa vertiente.
En ese sentido, y en la práctica concreta del desarrollo de organizaciones de mujeres como los círculos de mujeres o las escuelas de oficios, así como de organizaciones de sectores feminizados como sindicatos de honorarios, de la salud o educación, algunas compañeras fuimos identificando que las mujeres trabajadoras y populares no se sentían representadas por ese feminismo hegemónico, ni por su estética, discurso, demandas y formas organizativas, de allí nace la necesidad de conformar un espacio que aglutine y organice a las mujeres de la clase trabajadora por sus demandas inmediatas y sus intereses históricos, que es lo que veníamos haciendo de forma parcelada y que era necesario aglutinar en un espacio mayor que pudiera marcar una posición diferente con el objetivo de levantarse como alternativa.
El feminismo liberal, en tanto corriente que hegemoniza al movimiento feminista actual, es una expresión de la infiltración de la ideología dominante en el seno del pueblo. Nosotras nos conformamos, entre otras cosas, para darle la lucha de ideas a ese feminismo, que, sumando a corrientes de corte separatista han influido negativamente en las posibilidades de avanzar hacia una revolución al dividir a la clase, confundir a los enemigos del pueblo e instaurar que la contradicción principal es de género y no de clase.
Asimismo, es importante mencionar que el movimiento femenino, es decir, la organización de las mujeres en torno a sus reivindicaciones específicas no es nuevo ni una moda de los últimos años. Al alero del movimiento obrero internacional, incluso, del movimiento comunista internacional, ha habido organización femenina. Y como la lucha de clases es el motor de la historia, dentro del movimiento femenino ha habido lucha de líneas desde su gestación. Por ejemplo, en las organizaciones de mujeres previo a la revolución rusa ya había dos grandes corrientes, las de las socialistas representadas por Alexandra Kollontai, Inessa Armand, Nadesha Krupskaya, Clara Zetkin, entre otras, y las burguesas, que estaban preocupadas de poder tener mayor equidad con los hombres para poder acceder al ejercicio de la dominación, al igual que el feminismo liberal actual.
En ese sentido, podemos afirmar varias cosas. En primer lugar, la organización femenina ha existido desde los orígenes del movimiento obrero y comunista internacional, han sido las mujeres obreras quienes han levantado e impulsado las principales reivindicaciones femeninas. Asimismo, han sido las revoluciones proletarias como lo fue Rusia y China las que han tenido medidas de mayor avanzada respecto de la emancipación de la mujer en la historia, por ejemplo, el aborto como política pública de acceso libre, seguro y gratuito, la socialización del trabajo doméstico, la descriminalización de las disidencias sexuales y de género, la formación política de las mujeres o el trabajo contra la violencia machista. Sin embargo, como en toda lucha o demanda del pueblo, aparecen posiciones oportunistas, reformistas y burguesas que buscan cooptar las luchas de nuestra clase, y así ha sido con el feminismo. Las mujeres liberales y burguesas han hecho del feminismo una ideología que no cuestiona el sistema de dominación y explotación, es decir, el sistema de acumulación de capital, pues no les interesa, ellas también son ejecutoras y/o cómplices de dicha dominación. Lamentablemente durante las últimas olas feministas en el mundo, lo que se ha impuesto ha sido el feminismo liberal que en la actualidad ha gestado corrientes aún más radicalizadas e incluso peligrosas para los intereses históricos de la clase, como es el separatismo.
En ese sentido, parte de nuestro quehacer es efectivamente realzar el ejemplo y memoria de todas esas mujeres obreras, trabajadoras y populares que a lo largo de la historia han dado su vida por la organización de las mujeres y de su clase, así como barrer con prejuicios y actitudes reaccionarias de sectores oportunistas dentro del campo revolucionario que consideran que el trabajo de organización femenina es burgués, liberal o “moda”, desconociendo el acumulado histórico de lucha y organización existente.
¿Qué significa lo que el Uds. plantean en cuanto a que “el proyecto revolucionario vive en las mujeres clasistas? ¿Cómo se relaciona con la importancia central que se le otorga a la clase trabajadora misma?
La consigna del proyecto revolucionario vive en las mujeres clasistas la utilizamos para el 11 de septiembre de este año 2023 a propósito de los 50 años del golpe cívico militar en Chile. En ese contexto, nos pareció relevante reivindicar a las mujeres que decidieron asumir la tarea de enfrentar de manera frontal a la dictadura, así como a aquellas mujeres que durante todo el período de acumulación de fuerza social y popular que antecedió a la Unidad Popular, decidieron sumarse a las filas de las diferentes organizaciones políticas que tenían un proyecto revolucionario por sobre la vía institucional de llegada al socialismo que ofrecía la Unidad Popular. Por otro lado, también lo hicimos para deslindar con aquellas organizaciones de mujeres que tuvieron un rol activo en la dictadura, pero en la lucha por la vuelta a la democracia burguesa y no por una transformación estructural en pos de los intereses de las y los trabajadores. Esas organizaciones de mujeres también tuvieron un componente eminentemente burgués y no se cuestionaron la instauración del neoliberalismo como nueva actualización del sistema de explotación capitalista.
Por último, decimos que vive en las mujeres clasistas ya que hoy adherimos al feminismo de clase como corriente dentro del movimiento femenino en general, y consideramos que aquellas mujeres y organizaciones que luchan por las reivindicaciones femeninas que se definen clasistas, comprendemos que nuestra opresión va de la mano de la explotación y que por tanto, la única forma de acabar con nuestras cadenas, emanciparnos y alcanzar una vida plena es a través de la revolución socialista que acabe con la propiedad privada, la explotación de la clase trabajadora y las opresiones de género u otras como el racismo.
En ese sentido, ser clasistas en primer lugar nos hace tomar total distancia de aquellas concepciones que consideran que las revoluciones o transformaciones las realizarán solo las mujeres. Por otro lado, también ser clasista es tomar partido, es decir, definir una posición política clara ante el escenario de la lucha de clases, las mujeres clasistas entendemos que hay clases sociales en conflicto y pugna permanente, y nos enfocamos en luchar por las mujeres de nuestra clase, de allí que no consideramos que la mujer explotadora o la mujer paca represora son nuestras aliadas o compañeras. Por último, ser clasistas es situar a la clase trabajadora como clase central y fundamental para las profundas transformaciones que requiere este bestial sistema. Es decir, esta clase, compuesta por hombres, mujeres y disidencias es la llamada a acabar con la explotación patronal, es quien anida toda la fuerza, capacidades y creatividad para darle la vuelta la mano a quienes nos explotan y oprimen, por lo que se hace fundamental avanzar en articular los diferentes sectores del pueblo en lucha e impulsar un proyecto de transformación radical.
Tomando lo anterior, es muy importante para nosotras que exista una coherencia entre nuestro pensamiento y acción, para lo cual desarrollamos diferentes áreas de trabajo con el objeto de avanzar, en la práctica en la construcción del feminismo de clase y reivindicación de las mujeres revolucionarias.
A partir de esto, podemos mencionar que desarrollamos una línea de formación política que se divide en dos ejes, por un lado, la formación interna entre nosotras como compañeras del MMC, y por otro lado una línea de educación popular, orientada a desarrollar reflexiones colectivas sobre temáticas que aquejan a las mujeres y la relación de estas con los problemas de tipo estructural. Por otro lado, desarrollamos la agitación y propaganda callejera como una práctica concreta de difusión de nuestras ideas, pero también como una forma de mantenernos activas en la lucha, y por ello tenemos un pliego de demandas que buscamos agitar y movilizar. Asimismo, desarrollamos el ejercicio de la memoria reivindicando a diferentes mujeres revolucionarias que lo hemos materializado en la elaboración y difusión de fanzines de mujeres rescatando su vida y aporte a la lucha, y también la realización de actividades culturales y muralismo en conmemoración a compañeras como Luisa Toledo, Ester Quintana o Herminia Concha. Tenemos un área de comunicaciones orientada al manejo de redes sociales, declaraciones públicas y la realización de nuestro Boletín La Lumbre, que lleva ya diez números a la fecha, en donde incorporamos reflexiones, entrevistas y otros temas de interés de las mujeres de la clase. Por último, hemos desarrollado una línea de fomento del desarrollo de organizaciones de base, principalmente círculos de mujeres y talleres de autodefensa femenina con el objeto de abrir instancias para el vaciamiento y con ello el desarrollo de conciencia de clase y formación para la lucha.
Sobre la violencia
¿Cómo definen la violencia? Entendiendo esta como parte del sistema capitalista y desde la lucha de clases. Miguel Enríquez decía que “la lucha de clases es una guerra encubierta.
Al entender nuestra realidad desde la óptica de la lucha de clases, entendemos que efectivamente la violencia es parte intrínseca de la sociedad actual. Es así que la clase en el poder ocupa de forma sistemática la violencia para mantener su dominación. Lo hace por medio de diferentes mecanismos, instrumentos y herramientas, siendo el estado capitalista su mayor instrumento de ejercicio de poder fundado en la desigualdad, la explotación y la dominación, así como el uso de la fuerza por medio de leyes, instituciones y fuerzas armadas y de orden.
Por su parte, las clases y pueblos oprimidos también han hecho uso de la violencia como herramienta legítima de resistencia, liberación o emancipación. Las marchas, protestas y diferentes formas de combatividad demuestran que, ante la agresión del opresor, la autodefensa de masas no solo es justa, sino también necesaria.
En ese sentido, nos distanciamos de las lógicas liberales del feminismo que han buscado instalar consignas tales como “mujeres contra todas las violencias”, que busca instalar el pacifismo, es más, utilizando recursos discursivos de tipo esencialistas buscan generar una falsa contradicción entre géneros y violencias, es decir, que el género masculino es portador de violencia y el femenino sería su contrario pacifista. Nosotras estamos completamente en desacuerdo con esta concepción, pues entendemos que, este injusto sistema se encuentra fundado en la violencia, y que la clase en el poder no cederá sus privilegios en pos de nuestros anhelos y necesidades históricas, situación que hemos comprobado una y otra vez a lo largo de la historia, toda vez que el campo popular avanza en organización y conciencia, las y los poderosos reprimen, criminalizan, persiguen y asesinan. También es importante recalcar esta diferencia porque entendemos que el paso del pacifismo a la conciliación de clases es peligrosamente directo.
Sobre la violencia de género
¿Cómo definen la violencia de género? ¿Qué se entiende por género? Algunas corrientes del movimiento de mujeres plantean que el patriarcado como el capitalismo son los causantes de la violencia contra la mujer. ¿Cómo se plantean desde el Movimiento de Mujeres Clasistas?
Nosotras entendemos al capitalismo como un sistema integral que se basa en la propiedad privada y en la explotación de clases para favorecer la acumulación de capital y enriquecimiento de unos pocos a costa de la dominación y explotación de las grandes mayorías en el mundo. Por su parte, vemos que el patriarcado es más bien una estructura basada en relaciones opresivas, particularmente basadas en la opresión de género, que se sustenta en el surgimiento de la propiedad privada, momento en el cual se consagra a la mujer como género inferior al hombre, inclusive de su propia propiedad y patrimonio, constituyendo el origen de la dominación de un género sobre otro. Nosotras consideramos que, en la actualidad, el patriarcado no es un sistema paralelo al capitalismo, sino más bien que las relaciones de opresión patriarcal han terminado por fundirse en las relaciones sociales capitalistas, formando parte de este último, entendiendo que el capitalismo en su capacidad de reinventarse tiene la habilidad de apropiarse de formas sociales diferentes y utilizarlas en su favor.
En ese sentido, la opresión patriarcal que sitúa a la mujer en inferioridad ha permitido al capitalismo precarizar aún más a la mujer, por ejemplo, a través del mantenimiento y perpetuación de la doble explotación por medio del trabajo doméstico, trabajo reproductivo, no reconocido como trabajo y que es socialmente necesario, que ha quedado encapsulado en el hogar, y que permite la reproducción de la fuerza de trabajo, lo cual tiene un costo que es invisibilizado gracias a las lógicas patriarcales de dominación hacia la mujer.
En ese contexto, además de la doble explotación, la alianza patriarcado-capital, ha conllevado a una serie de opresiones sobre la mujer de tipo políticas, sociales, culturales y sexuales que también afectan a las disidencias sexuales, pues busca perpetuar roles de género que terminan por sustentar agresiones machistas, violencia doméstica, apropiación de los cuerpos, entre otras cosas.
Desde allí que es posible comprender que existe un tipo de violencia sistémica hacia la mujer, y a su vez, eso también se ha anidado en las conductas de nuestro pueblo, infiltrándose ideológicamente en nuestra clase, haciendo que los varones reproduzcan dichas lógicas capitalistas y patriarcales, por medio de una violencia machista como maltrato, abuso sexual, violencia física y psicológica, cuya funcionalidad radica en la necesidad de mantener ciertas opresiones que sostienen la reproducción de la fuerza de trabajo y cuidados.
En ese sentido, consideramos que hay una lucha contra el sistema que debe ser antipatriarcal, anticapitalista y antimperialista, que debemos dar la clase trabajadora y el pueblo oprimido en conjunto, y a su vez, hay un trabajo principalmente relacionado con el desarrollo de organización, conciencia y educación popular a realizar al interior de nuestra clase para barrer con todas las conductas patriarcales y la violencia machista que ejercen los varones y que han sido aprendida por medio de los instrumentos ideológicos del poder y que deben ser visibilizadas, trabajadas y acabadas. Para nosotras, liberarnos de nuestras cadenas, va de la mano de la emancipación de la clase en su conjunto.
En ese sentido, tomamos distancia de las posiciones punitivistas del feminismo liberal que ha terminado generando una persecución contra el género masculino posicionándolo en un rol de enemigo. Para nosotras los varones de nuestra clase no son enemigo del pueblo, sin embargo, tienen el deber histórico de superar las conductas patriarcales y machistas y para ello, desarrollar elevados niveles de conciencia y trabajar concienzudamente para transformar su pensamiento y acción.
Volviendo un poco a la pregunta anterior, patriarcado-capitalismo, uno podría pensar que esas son las únicas fuentes de la violencia de género. Pero, ¿cómo influye la relación del imperialismo, del neocolonialismo en la condición de pueblos sometidos, dependientes, neocolonizados en la violencia que Uds denuncian?
El imperialismo es una fase dentro del capitalismo, aquella brutalmente carroñera, en donde el extractivismo implementado por décadas en los países coloniales y semi coloniales como Chile, ha llevado al saqueo de recursos naturales y la contaminación extrema, todo esto afectando a cientos de comunidades que habitan zonas rurales que viven de actividades como la agricultura, ganadería o pesca artesanal. Asimismo, es en esta fase imperialista que ha habido una profundización de la tendencia al monopolio, es decir, cada vez menos empresas (las más grandes y transnacionales) se van apoderando de los mercados y con ello la pequeña y mediana burguesía comienza a empobrecerse. Otro ejemplo del imperialismo y de la crisis global actual del capitalismo, la cual es consecuencia de sus propias contradicciones, es la tendencia a la guerra, principalmente entre países imperialistas que se disputan el dominio y control mundial. En la actualidad la hegemonía del imperialismo yankee se ha visto debilitada ante la aparición del bloque chino-ruso que aparece como una nueva potencia mundial. Estas disputas afectan directamente en las naciones y pueblos oprimidos quienes pagan los costos de la disputa y avaricia con miles de vida. Lo hemos visto estas últimas semanas con la agudización del conflicto e invasión del Estado sionista de Israel en Palestina, pero también en un sinfín de otros conflictos en diferentes latitudes del mundo.
Todos estos elementos afectan directo en la vida de la clase trabajadora y de las mujeres. El imperialismo dictamina más precariedad laboral, informalidad y cesantía como medidas que los gobiernos serviles implementan sin cuestionamiento. El Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial, la OIT, son organismos que siguen el mandato imperialista y determinan las políticas de empleo, vivienda, salud, educación de los países coloniales y semicoloniales. Todas estas medidas tienen consecuencias brutales para la mujer, hoy la informalidad laboral es eminentemente feminizada, la protección social discrimina a la mujer en edad fértil, en el fondo, la opresión del imperialismo sobre naciones oprimidas como lo es Chile, claramente interviene directamente en la precariedad actual, no solo de las mujeres, sino que, del conjunto de la clase trabajadora y el pueblo oprimido, viéndose las mujeres claramente afectadas por esta situación. Algunos ejemplos de aquello tienen que ver con tratados internacionales como el TPP11 que afecta al trabajo de la tierra, los intercambios de semillas, encarece los costos de medicamentos, todas aquellas actividades o labores principalmente realizadas por mujeres, pues tienen que ver con la reproducción y los cuidados. Otro ejemplo es la vuelta al hogar que generó la pandemia y que posterior a ello ha habido pérdidas de empleo que han llevado a la mujer a permanecer en el hogar y no volver al mercado laboral, y quienes lo han hecho, ha sido principalmente desde la informalidad, por tanto, sin protección social, con sueldos paupérrimos y jornadas laborales completamente desreguladas.
Hay un mantra burgués en cuanto a que “no se puede combatir la violencia con más violencia” y que “se debe condenar la violencia venga de donde venga”, de ahí al pacifismo y a la conciliación de clases hay un paso. ¿Cómo enfrentan esa argumentación falaz? Desde este debate ¿cómo entonces se debe enfrentar la violencia de género?
Desde el MMC no creemos en el pacifismo, por el contrario, denunciamos y combatimos las ideas del feminismo que perpetúan a la mujer en un rol pacifista y las mantiene en la posición de víctimas.
Nosotras insistimos en que la violencia patriarcal es una violencia estructural del sistema y que para que esta situación acabe debemos transformar la sociedad desde sus cimientos.
Respecto de la violencia de género en específico, o la violencia machista que es la que tiende a asociarse más con la violencia patriarcal como si fuese la única expresión de este tipo de opresión, como movimiento de mujeres clasistas hemos dado bastantes debates en torno a barrer con las perspectivas punitivistas propias del feminismo liberal burgués y separatista.
Partimos de la base de que la ideología dominante busca mecanismos de infiltración en la conciencia del pueblo, en ese sentido, en nuestra clase es imposible pensar que existen conductas puristas, al contrario, los antivalores capitalistas como el individualismo, egoísmo, competitividad se cuelan a diario en nuestras vidas. Las prácticas y concepciones patriarcales de relacionarse también son parte de ello. Pero como nosotras creemos en la capacidad de transformación de las conciencias, elemento fundamental para transformar la sociedad, creemos que es posible y necesario educar a nuestro y apoyar el desarrollo de su conciencia a través de la educación popular, la organización y la lucha.
Como dijimos en preguntas anteriores, distinguimos la violencia sistémica, la cual debe ser enfrentada como clase en su conjunto, en donde la combatividad, la autodefensa de masas y el derecho a la rebelión se encuentran a la base. Por otro lado, nos encontramos con las prácticas patriarcales en el seno de nuestro pueblo, las que debemos enfrentar de otra manera, es decir principalmente por procesos educativos y de desarrollo de conciencia.
Para nosotras se debe haber un trabajo en las siguientes líneas: en primer lugar la educación popular y prevención desde el trabajo femenino, inicialmente por medio de espacios que permiten el vaciamiento emocional, y posteriormente en un proceso educativo y organizativo vamos problematizando la relación de esos problemas cotidianos con el sistema que vivimos. Eso lo hemos materializado en dos formas organizativas concretas, por un lado en el trabajo de círculos de mujeres, y por otro en los talleres de autodefensa femenina.
Por otro lado, nos parece importante fomentar el desarrollo de espacios de conciencia y educación popular mixta, razón por la cual nuestras actividades abiertas no son separatistas. Esto con el objeto de promover el desarrollo de la autocrítica respecto de las conductas patriarcales y con ello fomentar medidas concretas de rectificación de dichas conductas, basado en la disciplina consciente.
Por último, no descartamos medidas más duras como marginación de personas de espacios comunes y denuncias de abusadores y maltratadores, sobre todo cuando se trata de compañeros que conocen el tema, tienen una posición política y aun así ejercen violencia machista. De igual manera, no somos permisivas con quienes habiendo generado desarrollo de conciencia por prácticas patriarcales y procesos de rectificación, vuelven a incurrir y reinciden en dichas prácticas. En ese sentido, si bien somos contrarias al punitivismo, también consideramos que hay casos de gravedad o de reincidencia que no vamos a tolerar, y que, la organización popular deberá tener la capacidad de expulsar a quienes terminan siendo reaccionarios. De esto último existen experiencias históricas concretas en procesos revolucionarios, en donde compañeros varones que incurrían en conductas patriarcales eran abordados e interpelados a rectificar y que, en caso de no existir aquello eran expuestos abiertamente en la comunidad para que entre todos y todas se resolviera que hacer ante su falta.
Para nosotras el punitivismo es expresión de la ideología burguesa, principalmente por ser altamente individualista y por evidenciar no tener confianza en las capacidades de transformación de conciencia del pueblo. Ha quedado demostrado que las punitivistas han terminado cayendo en el burocratismo del desarrollo exclusivamente de protocolos sin un consecuente proceso de formación política, lo cual no ha servido para barrer con prácticas patriarcales y fortalecer la organización, por el contrario, solo han dividido y destruido organizaciones, sirviendo a la división de la clase trabajadora. Esas mujeres, realmente no creen en su pueblo y tarde o temprano terminan sirviendo a la institucionalidad burguesa, en centros de la mujer, municipios, ONGs, etcétera.
En Paraguay están los casos de las compañeras presas políticas, Carmen y Laura Villalba, el asesinato de las niñas, Lilian y María, y la desaparición de Lichita. También está el caso de la compañera Gabriela Gallardo, presa política del Movimiento Guevarista Tierra y Libertad, Ecuador. De la compañera anarquista presa política chilena, Mónica Caballero, a quién la injusticia burguesa le está pidiendo 172 años. Está también la compañera Elena Iparraguirre como muchos otros casos de compañeras revolucionarias, combatientes y luchadoras sociales encarceladas. ¿Cómo se relaciona la violencia de género con la prisión política contra las mujeres revolucionarias, combatientes y luchadoras sociales?
Nos parece importante añadir a todas las mujeres combatientes antes mencionadas, a las hermanas Mirabal ejecutas el 25 de noviembre de 1960 por luchar contra la dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana.
Nos parece fundamental mencionar este caso ya que se acerca un nuevo 25 de noviembre, fecha que ha sido apropiada por el movimiento feminista internacional que se le ha denominado el día contra la violencia hacia la mujer, en donde el principal contenido se ha centrado en la violencia machista, es decir, en la lucha contra el femicidio, el maltrato y abuso de género, propiciado principalmente por varones y también por instituciones.
Si bien abrazamos esa lucha, como MMC nos hemos esforzado en volver a retomar la historia que da origen a esta conmemoración, cuyo elemento central está en la persecución política y aniquilamiento hacia mujeres que deciden emprender una lucha revolucionaria, es decir, tomar las armas contra el dictador, al igual que Aracelly Romo, Cecilia Magni, Norma Vergara y tantas otras compañeras más. En ese sentido, el 25 de noviembre debe ser una fecha de conmemoración a la mujer revolucionaria, de denuncia a la prisión política y de reivindicación de los métodos históricos de la clase, es decir, la combatividad, la autodefensa de masas y la violencia revolucionaria.
Desde el MMC hemos levantado desde los inicios dentro de nuestras demandas la libertad de todas y todos los presos por luchar, consideramos que quienes deciden ponerse de pie y de frente contra este sistema de abuso y de miseria, y que por su lucha es detenido y secuestrado por el poder, debemos luchar por su liberación. Defenderemos a las presas políticas comunistas, revolucionarias, anarquistas, subversivas, mapuche, feministas, etcétera.
Ahora, respecto de la persecución política, efectivamente existen sesgos de género utilizados para desprestigiar o deslegitimar a las compañeras que están luchando. Argumentaciones basadas en la moral patriarcal en múltiples ocasiones se utilizan como, por ejemplo, que abandonan a sus hijos, que son malas madres por decidir militar políticamente, que están desequilibradas mentalmente, que son débiles, entre tantas otras cosas.
Por último, nos parece relevante también hacer mención que existen algunas demandas y/o luchas concretas que son propias de las reivindicaciones femeninas o feministas, y que hoy son perseguidas y criminalizadas. Por ejemplo, la lucha por el aborto libre, seguro y gratuito es una demanda transversal a todos los tipos de feminismo existente. La práctica del aborto ha existido desde que existen las mujeres, y en la sociedad actual no solo es criminalizado, sino también penalizado. En ese sentido, practicar el aborto es ilegal, y por tanto perseguido con cárcel. Las compañeras aborteras y acompañantes que terminan en prisión por defender la causa del aborto, para nosotras también son prisioneras políticas, ya que son perseguidas no solo por la práctica misma de abortar, sino también por defender una demanda social y política de las oprimidas.
Sobre la violencia reaccionaria y la violencia revolucionaria
Un aspecto esencial de quien es violentado es el derecho a la rebelión, a la autodefensa, al ejercicio de la violencia popular y/o revolucionaria contra aquella violencia que ejerce la clase dominante desde el Estado y sus aparatos. ¿Cómo ha sido esto históricamente? ¿Cómo asumen esto desde el MMC? ¿Es pertinente hablar de feminismo revolucionario o de feminismo clasista? ¿Cuál es el término correcto?
Efectivamente, y como hemos mencionado en preguntas anteriores, nosotras consideramos que mientras haya injusticia, miseria, hambre, el derecho a la rebelión no solo es justo sino también necesario, también porque la historia demuestra una y otra vez que las y los poderosos no están dispuestos a ceder un milímetro de sus privilegios.
De allí que nuestra consigna central o fundacional como MMC, fue llamar a la mujer a sumarse a la lucha popular y combativa. La combatividad es un punto central para nosotras, que implica, por un lado, despojarnos de la posición de víctimas que promueve el feminismo liberal, y ante la explotación y opresión que vivimos, salir enfrentándola con educarnos, formarnos políticamente y entrenarnos para saber defendernos. Por otro lado, también reivindicamos la combatividad relacionada con el derecho a la rebelión y a la autodefensa ante este sistema injusto.
Respecto de si es mejor hablar de feminismo revolucionario o feminismo clasista, nosotras hemos optado por la concepción de feminismo clasista porque entendemos que el clasismo en si mismo contiene la concepción anticapitalista y con ella la necesidad de la transformación revolucionaria. Es decir, sabemos que, para socializar el trabajo doméstico y los cuidados, y con ello liberarnos de dichas cadenas, solo será posible acabando con el capitalismo, proceso que necesariamente será revolucionario. No confiamos en la institucionalidad ni en la vía reformista para dichas transformaciones. Por su parte, el concepto revolucionario a secas no necesariamente indica el carácter de la revolución, ha habido revoluciones burguesas. En el fondo, la revolución es un momento de transformación radical, pero puede haber diferentes tipos de revoluciones, y para nosotras es la revolución de las y los trabajadores a la que apostamos.
Por último, entendemos que este nivel de transformación no lo realizaremos solas, y por tanto se requieren de otros instrumentos políticos para llevarla a cabo, por eso tampoco nos adjudicamos exclusivamente dicha tarea, pues entendemos que se requieren de otros procesos.
Durante la revuelta popular en Chile (2019), en lo que se conoció como la “Primera Línea”, en una especie de movimiento miliciano, la mujer tuvo un rol destacado. ¿Por qué creen Uds. que sucedió esto? ¿Tiene alguna relación o herencia con la imagen ochentera de Marcela Rodríguez de la imagen de la comandante Tamara (Cecilia Magni), de la compañera Araceli Romo o es una irrupción de las condiciones de explotación derivada de la consolidación del neoliberalismo desde 1990?
Creemos que lo que sucedió con el alzamiento popular del 2019 fue una expresión concreta de ruptura con lo establecido y con las formas que se venía luchando a partir del ciclo iniciado en los 2000, pero a la vez también fue una continuidad de luchas que la antecedieron. En ese sentido, si bien para nosotras este episodio de la lucha de clases se circunscribe en un ciclo de lucha que se sitúa en la recomposición del campo popular posterior al repliegue generado por la vuelta a la democracia, de igual manera, existe el ejercicio de la memoria popular, que no necesariamente se grafica en libros o grandes documentos, pero si en la transmisión oral de generación en generación, en la continuidad de las conmemoraciones realizadas en las poblaciones, por lo que el rol de la mujer en la revuelta es expresión de memoria y a la vez de acumulación de luchas y experiencias más actuales.
Hace poco se realizó un homenaje a la camarada Norah, figura importante del Partido Comunista del Perú, PCP. ¿Qué opinión tienen sobre ella? Lo pregunto porque es un ícono para muchas y muchos en un claro ejercicio de la violencia revolucionaria contra el capitalismo y el sistema burgués de dominación.
La Camarada Norah es una figura relevante para nosotras, de hecho, tuvimos el honor de participar como panelistas en un programa que se realizó en homenaje a ella este año.
Reivindicamos su experiencia y figura por diferentes motivos. En primer lugar, como mujer militante revolucionaria, que decide dedicar su vida para organizar la revolución proletaria en su país, asumiendo con absoluta coherencia política la teoría y práctica revolucionaria y todas las consecuencias que esta conlleva.
En segundo lugar, por su gran aporte en la organización de las masas de mujeres, a través de la conformación del movimiento femenino popular, una organización de mujeres populares del Perú que motorizaron el movimiento popular y revolucionario de dicho país en su proceso de guerra popular.
En tercer lugar, por su rol como dirigenta política, es decir su rol como jefa proletaria, el aporte que realizó dentro del PCP para que retomará el camino comunista y revolucionario, en su aporte en la disciplina militante, la lucha de líneas, la formación hacia sus compañeros y compañeras, y su rol de dirigente revolucionaria.
Lucha de clases y el movimiento de mujeres
Desde el MMC, ¿cómo enfrentan las diferentes expresiones del feminismo burgués? ¿Se podría considerar esa corriente burguesa como una aliada de la violencia patriarcal-capitalista contra la mujer proletaria, contra la mujer pueblo o clasista?
Como mencionamos anteriormente, nuestra gesta en parte es para dar la lucha de ideas, la lucha política a toda corriente feminista al servicio de la burguesía, entre ellas podemos decir que de manera directa o indirecta encontramos las siguientes corrientes al servicio de los intereses del poder: feminismo burgués, feminismo liberal, feminismo separatista. Existen otras corrientes de tipo autonomista o comunitario que es más complejo definirlas al servicio de la burguesía, pero en muchas ocasiones tienden a posiciones oportunistas o reformistas que terminan siendo un obstáculo para la propagación de ideas revolucionarias. Por último, podemos decir que el feminismo de clase, o popular, es muy pequeño y embrionario aún.
Por otro lado, es importante mencionar que nosotras no consideramos que el feminismo es una ideología, a diferencia de otras corrientes. Al situarnos en la lucha de clases, nuestras categorías de análisis no son nuevas o inventadas, claramente se ajustan a categorías de análisis marxista, si bien, como espacio no nos hemos definido ideológicamente, en términos estrictos, ya que conviven compañeras comunistas y anarquistas, si tenemos claro que el feminismo es una posición política ante un problema concreto de la realidad y busca entregar respuestas organizativas y de lucha, pero no es una ideología.
En tercer lugar, diferenciamos las reivindicaciones, es decir, hay algunas demandas reivindicativas que nos atraviesan a todas las mujeres y es probable que nos encontremos con la diversidad de organizaciones y corrientes en dichas luchas. Allí diferenciamos dos cosas, por un lado, el contenido y perspectiva para abordar dichas demandas, las cuales tienen connotaciones diferentes para las mujeres de la clase y que son esas características las que realzamos, así como los métodos organizativos y de lucha para alcanzar dichas demandas, es decir, nosotras optaremos por la organización con independencia de clase, la lucha callejera y la combatividad ante una misma demanda que quizás las liberales la instalarán por medio de acciones performáticas y peticionistas con el parlamento. Por su parte, también diferenciamos a las masas de las conducciones de algunas organizaciones. Por ejemplo, deslindamos absolutamente con la Coordinadora 8M por ser las grandes representantes del feminismo liberal, oportunista y reformista, sin arraigo real entre las masas femeninas, y con una voz eminentemente pequeño burguesa. Sin embargo, reconocemos también que muchas mujeres populares, principalmente jóvenes han llegado ahí por no encontrar otro espacio de participación. En ese sentido, deslindamos con la conducción y la línea política de la 8M, sin embargo, no condenamos a las masas femeninas que allí participan por no encontrar otro espacio. Esto no quiere decir que veamos como una posibilidad nuestro ingreso en ese espacio, por el contrario, nuestra apuesta es lograr constituir otro referente femenino de masas con clara definición clasista y combativa, y para ello nos encontramos trabajando arduamente y a diario, construyendo círculos de mujeres y talleres de autodefensa, buscando encontrarnos y articularnos con otras organizaciones con posiciones similares, y también generando espacios abiertos para el debate de ideas.
El gobierno del progreneoliberal, Gabriel Boric, se plantea como un “gobierno feminista-paritario”, etc. Y desde esa lógica Michelle Bachelet es su ícono principal. ¿Cómo se plantean ante ese discurso oficial desde la lucha ideológica?
El gobierno de Boric, en un discurso oportunista utilizó el feminismo, la lucha socioambiental, antifascista y otros elementos de tipo culturales para aparecer con una imagen de que venía “lo nuevo”, y por tanto libre de los vicios de la política tradicional burguesa. Nosotras, nunca lo creímos, desde el inicio supimos que este gobierno era la respuesta que, la clase burguesa en su conjunto decidió poner para venir a reordenar la situación e implementar el pacto de relegitimación del orden burgués, expresado en la institucionalización de la lucha vía elecciones y proceso constituyente, y el fortalecimiento del estado contrainsurgente vía destinación de fondos a policías y a la vez la criminalización de las luchas sociales, principalmente expresado hoy en la persecución al pueblo mapuche, a los estudiantes secundarios y a las tomas de terrenos. Esto se expresa en la ley antitomas, la ofensiva del Estado contra el movimiento mapuche autonomista, expresado en la militarización del territorio, así como en la prisión política, asimismo, las y los secundarios son duramente reprimidos en las marchas y en los liceos.
Todo esto ha llevado a que Boric tenga desde meses de iniciado su gobierno, muy bajos niveles de aprobación, lo que se evidencia en que finalmente no ha cumplido nada de lo que prometió, y por el contrario, ha gobernado contra el pueblo, y ha ido quedando en evidencia como los partidos de gobierno no tienen ninguna conexión ni arraigo en las masas.
En ese sentido, buscamos permanentemente evidenciar dichas incongruencias del gobierno y ante eso, expresar nuestras propuestas concretas.
Palabras finales ¿Qué mensaje le darían al amplio movimiento de mujeres que luchan por sus derechos y vida?
Nuestro llamado es a seguir organizándonos en torno a la lucha por nuestros derechos, así como para generar los lazos y redes organizativas que permitan recomponer el campo popular, retomar la lucha por el pliego de demandas que dio origen al alzamiento popular del 2019 y buscar construir nuestro proyecto como clase. Nuestro llamado es a confiar en las capacidades que se anidan en nuestro pueblo y a desconfiar profundamente de las instituciones del poder, por eso nos organizamos desde la independencia de clase, la autogestión y la apuesta de construir el poder popular.
Nuestro llamado a las mujeres es a sumarse a la lucha popular y ensanchar la corriente del feminismo de clase. También a desarrollar los instrumentos organizativos necesarios para poder organizarnos, formarnos y participar políticamente. A practicar la solidaridad de manera efectiva y levantar iniciativas colectivas que nos permitan salir de la esclavitud de los cuidados y la reproducción, a levantar organizaciones de encuentro entre mujeres en poblaciones, centros laborales y de estudios.
Llamamos a las mujeres a instalar nuestras demandas, aquellas invisibilizadas por las mujeres burguesas. A luchar contra la informalidad y precariedad laboral, a luchar por protección a la maternidad y sala cuna universal, a luchar por locomoción y colación en todos los centros laborales y de estudio, por derechos sociales garantizados, por políticas de salud domiciliaria y cuidados para enfermos crónicos, postrados y tercera edad, por aborto libre, seguro y gratuito, entre otras.
En momentos de crisis como el que asistimos debemos mantener viva la convicción de que organizándonos y luchando es como avanzamos, de allí la importante necesidad de generar espacios para encontrarnos y apoyarnos como mujeres y como clase.