CHILE: ¿LA SEGUNDA TRANSICIÓN HACIA CUALQUIER PARTE?
Antecedentes electorales
La población de Chile es de 19.387.253 habitantes. El padrón electoral, habilitados para votar, es de 15.030.973 electores. En la elección presidencial votaron 8.250.181 electores equivalente al 55,5%. La Abstención Electoral alcanzó el 44% equivalente a 6.780.792. Los Votos Blancos sumaron 23.854 y los Votos Nulos 70.082. Si sumamos la abstención, blancos y nulos suma 6.874.728
Gabriel Boric (presidente electo) obtuvo 4.595.656, es decir, 55,86%.
José Antonio Kast (derecha fascista) obtuvo 3.631.198, es decir, 44,14%
Las fuerzas políticas progresistas, todas las que apoyaron a Boric en conjunto se expresan de la siguiente forma:
79 diputados, 23, senadores, 13 gobernadores, 153 alcaldes, 1449 consejales y 118 convencionales constitucionales.
Las fuerzas políticas fascistas, todas las que apoyaron a Kast en conjunto se expresan de la siguiente forma:
76 diputados, 27, senadores, 1 gobernadores, 87 alcaldes, 785 consejales y 37 convencionales constitucionales.
Construyendo el Mito
La prensa y discurso oficial ya ha comenzado en construir el mito necesario para sustentar a un gobierno que hará frente a la crisis del capitalismo y al alza de expectativas de las masas. Esta construcción del mito se expresa en:
El presidente más joven de Chile. Tiene 35 años. La juventud como virtud y en permanente aprendizaje. ¿Querrá decir que se le debe tener paciencia? Aparece rl mito.
La elección con mayor participación en la historia. El presidente con la más alta votación en la historia. ¿Cómo va ser el presidente electo con mayor cantidad de votos y la elección con más electores si el padrón electoral es el doble?
En 1990, el padrón electoral era de 7.158.727 y el padrón electoral de hoy es de 15.030.973. Los habitantes de Chile en 1990 eran 12.557.537 y hoy son 19.387.253
Discurso ante la gente una vez ya electo.
Más allá de los antecedentes, el discurso de Boric es ilustrativo de lo que viene. Sus agradecimientos fueron dirigidos a los niños, mujeres, diversidad sexual, al servicio electoral y a la prensa. Ninguna mención ni compromiso al movimiento sindical, a la clase trabajadora como tal salvo compromiso de campaña de mejoramiento salarial y de pensiones. Una de las demandas históricas de la clase trabajadora es la derogación del Código del Trabajo que ha estado vigente desde la dictadura y que ha sido reformado sucesivamente manteniendo su esencia pro empresarial con mínimos derechos para los trabajadores.
La no mención de la clase trabajadora y el movimiento sindical es en definitiva el ocultamiento y el esquivar otro de los pilares del modelo neoliberal tan nefasto como la constitución del 80, cual es el Código Laboral. Su derogación pondría en el centro un conflicto serio con el empresariado lo cual Boric desea evitar por cuanto su ideario es hacer “un gobierno para todos”, “sí también para Kast”, dialogante y consensual. Ya en la campaña señaló que no tendría problemas en incorporar “cuadros técnicos” provenientes de los partidos de la derecha que apoyaron a Kast.
Su reivindicación en la segunda vuelta hacia los ex presidentes de la Concertación Patricio Aylwin, Ricardo Lagos y Michelle Bachelet no fue sólo parte de la retórica y puesta en escena. En el mismo discurso Boric ya anuncia la difícil situación (económica) que tendrá Chile en los próximos años anunciando “pasos cortos pero firmes” y “peldaño a peldaño” indicando el gradualismo y lentitud de los cambios fundamentales que el pueblo demandó durante el estallido social. Es el retorno en gloria y majestad de la “democracia de los acuerdos” que ayudó a la desmovilización durante la “transición”. Sin duda, los partidos de la ex Concertación tendrán una influencia dentro del gobierno en puestos claves.
El triunfo de Boric también podrá ser levantada por el progresismo como el inicio de una “segunda transición” donde se abandonaría el neoliberalismo y se transitaría hacia un “Estado Social de Derecho” claro está dentro del capitalismo y de la democracia burguesa. Sin la transición a la democracia se inició en 1985 con la firma del Acuerdo Nacional, pacto interburgués, y que se derrumbó con el estallido social, esta nueva “transición” se inició en noviembre del 2019 con la firma del Acuerdo Nacional por la Paz y la Nueva Constitución, también pacto interburgués, firmado en medio del estallido social.
Ambos acuerdos tuvieron como telón de fondo masivas protestas del pueblo y los trabajadores donde en ambos momentos ejercieron la violencia popular como consecuencia de la crisis económica y contra regímenes represivos, graves violaciones a los derechos humanos, nulos derechos de los trabajadores, los ricos cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobre como el aumento cada vez mayor de la concentración de la riqueza y su pésima distribución.
Para la implementación exitosa de ambos acuerdos, cuyo objetivo es la revalidación del capitalismo y su democracia burguesa, se requiere la desmovilización y cooptación, hacia dentro del Estado, del movimiento rebelde expresado en las protestas y estallido. Se requiere de su desarticulación y represión e imponer “el diálogo entre todos”, para “un gobierno de todos” y para asegurar los cambios a “paso corto pero firme”.
La euforia desatada en la celebración del triunfo, que representa las ansias profundas de cambios estructurales, catapulta a Boric al mismo nivel de Aylwin al igual que en la Biblia: Moisés y Jesús, ambos mesías al cual se le idolatra y se alza alto en el cielo. Esa euforia es esencial para mantener “la esperanza” en el gobierno, esa mística y aura del “nuevo Chile” que viene donde esta segunda transición jamás dirá que no irá a ninguna parte nueva, sino que quedará en el mismo lugar: el capitalismo.
Pero esa euforia y triunfo tiene en sí una complicación.
El 55,5% obtenido por Boric, parte importante de él, es una votación contra Kast, el fascista, y no por Boric. Cuando esto sucede el apoyo al gobierno se reduce rápidamente, se produce la desafección, también motivado por la desilusión ante el gradualismo y ante la aplicación de la democracia de los acuerdos. Se sustenta entonces en un apoyo frágil que cual equilibrista tendrá que ser hábil para mantenerse sobre la cuerda. La desafección dará paso a las movilizaciones, estas a la represión policial de mano de las fuerzas especiales de carabineros con el discurso sabido y conocido de “mantener el orden público”, “hacer respetar la ley” y “combatir el delito” centrándolo en los “actos de violencia” ya que “la violencia no puede ser legítima como herramienta política”.
Por más que intenten esconder la lucha de clases mediante el diálogo y pacto interburgués esta se encargará de hacerse sentir, de ocupar el lugar central que le corresponde y de hacer entrar en crisis esta nueva “transición a ninguna parte”. Ayudará develar a esta nueva socialdemocracia, a este nuevo progresismo mostrando su rostro y función real, cual es, la de defensor de los intereses de la clase dominante. Para esto los sectores más avanzados del pueblo y de clase deberán iniciar un proceso rápido de convergencia donde tengan como objetivo levantarse como alternativa de lucha, defender las organizaciones sociales-populares ante esta nueva ola capitalista, avanzar en la conquista de los derechos fundamentales desde el anti capitalismo y no dar tregua a este nuevo pacto. Cuestión fundamental será organizar a quienes en el campo electoral optaron por no participar del circo y quienes pensaron que votando por el “mal menor” podían avanzar hacia el bien mayor. La lucha de clases continúa.
Para recordar
Acto y discurso de Patricio Aylwin, Estadio Nacional, que fue centro de detención y tortura, 12 de marzo, 1990, inicio de la transición a la «democracia».
Para seguir viendo
Primer discurso de Gabriel Boric una vez electo presidente, ante la multitud. Sorprende las simlitides con el discurso de Patricio Aylwin en el simbolismo pero también en el contenido de «unidad nacional», «gobierno de y para todos», inclusivo con la derecha fascista y por el gradualismo escudándose en los «tiempos dificiles». Dos transiciones hacia el mismo lugar: revalidación del capitalismo.
Saludo de Piñera al nuevo presidente electo Grabriel Boric donde Boric considera «un honor» el saludo de Piñera.