CHILE. LA HIPOCRESÍA DEL PROGRESISMO. AHORA ES OPOSITOR DE SÍ MISMO
Francisco Vidal debe ser uno de los políticos del progresismo que ha estado en gran parte de esos gobiernos en cargos de importancia. Si durante la Unidad Popular fue militante de la ultraderecha, Partido Nacional e integrante del grupo paramilitar del mismo Comando Rolando Matus, durante la dictadura se integró al socialdemócrata Partido Por la Democracia, PPD, fundado por Ricardo Lagos. Se convirtió en su principal escudero y multiministro de los gobiernos progresistas neoliberales. Por lo tanto, Vidal ha sido fundamental en la gestión, administración en la consolidación, perfeccionamiento y perpetuación del capitalismo neoliberal implementado por los gobiernos de la Concertación y Nueva Mayoría derivado de la transición pactada con la dictadura militar.
Fue la consolidación del capitalismo neoliberal durante más de 30 años lo que llevó a Chile a ser uno de los países más desiguales y sentado sobre un apartheid social, es decir, basado en un sistema social altamente discriminatorio y segregacionista. Fueron los gobiernos progresistas (Aylwin, Frei, Lagos y Bachelet 1 y 2) los que avanzaron en la privatización de los derechos sociales solamente como un botón de muestra, al inicio de los 90s la educación municipal constituía aproximadamente el 83% y donde la educación particular-subvencionada era alrededor del 17%. Hoy, la educación municipal concentra el 27%, aproximadamente. Dieron rienda suelta a la proliferación de múltiples universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica privadas y con ello entregándole millonarios aportes estatales en desmedro de la educación pública. Impusieron que parte del financiamiento de la educación de las familias corría por parte de las familias. Esta misma lógica se impuso en todos los derechos sociales.
Fue también durante estos gobiernos donde se impuso la orgía de globalización firmando cuanto tratado de libre comercio se puso en la mesa y convirtiendo a la economía chilena en una de las más abiertas del mundo y entregando todo a las capital transnacional, al imperialismo lo cual ha convertido a Chile en uno de los países más afectado por el cambio climática donde la emergencia hídrica va en aumento como consecuencia del extractivismo esencia del modelo económico impuesto. Privatizaron a Chile en todos los aspectos.
Ha sido el capitalismo neoliberal el proyecto más radical que se haya conocido en la historia de Chile quizás sólo similar cuando aun no existía Estado siquiera y donde la ley de la selva era la única norma jurídica. Ha sido ese radicalismo reaccionario, ese capitalismo contrainsurgente el que ha administrado el progresismo durante más de 30 años, y donde los dos gobiernos de Sebastián Piñera fueron visto como la continuación de esos gobiernos progresistas donde se continúa afianzando el neoliberalismo y donde ahora el gobierno de Boric va por la misma ruta.
La política del progresismo también se fundamentó en la Democracia de los Acuerdos, y en la lógica de la Unidad Nacional donde durante 30 años eso se tradujo en el co-gobierno entre el progresismo y el fascismo en defensa del neoliberalismo y de la constitución de 1980. Eso llevó al blanqueo de los partidos fascistas que apoyaron durante toda dictadura a Pinochet y ayudó a blanquear a los golpistas civiles, políticos y empresarios, ahora convertidos en demócratas y progresistas como el mismísimo Francisco Vidal o los ex presidentes Patricio Aylwin y Eduardo Frei.
Ese blanqueo ayudó también a la Unión Demócrata Independiente, UDI, fundado por Jaime Guzmán ideólogo de la constitución de 1980 a «convertirse» en partido democrático auspiciado por el progresismo y convertido también en interlocutor válido para los efectos de la perpetuación del sistema dentro de las lógicas de la democracia de los acuerdos y de la unidad nacional. Fue una parte escindida de la UDI lo que llevó a la formación del Partido Republicano de Kast que ahora redacta la propuesta de constitución a ser plebiscitada el 17 de diciembre, 2023. Es decir, Kast y los suyos pasaba por demócrata hasta no hace mucho y cabe señalar que el conjunto de la derecha fascista, definida por el mismo progresismo como una «derecha democrática», apoya sin reparos ese texto constitucional propuesto.
Con esos pocos antecedentes vistos aquí resulta poco creíble el discurso desplegado por Francisco Vidal en la presente entrevista. Es como si él o ellos no fueran responsables del desastre social chileno o como si ellos no tuvieran arte ni parte en imponer la segregación social como la columna vertebral de la sociedad chilena. Vidal pretende secuestrar para si las banderas de la justicia social, del anti fascismo como si ellos fueran los campeones de la igualdad y del combate a las políticas reaccionarias lavándose las manos cual Pílatos. Es una hipocresía desproporcionada.
Vidal se olvida que fue en octubre del 2019 cuando se produjo la mayor revuelta popular, Estallido Social del 2019 bajo el gobierno de Sebastián Piñera, en contra de lo obrado durante los 30 años y contra la desigualdad social, la precariedad de las vidas de los trabajadores, el constante incremento de las ganancias de los grandes poderes económicos y de la proliferación de abusos de poder y casos de corrupción. La revuelta fue en contra del sistema en su conjunto, en contra de los progresistas y fascistas, en contra de su co-gobierno y sus pactos reaccionarios.
Ahora Vidal se presenta como defensor de la democracia y principal opositor al texto constitucional presentado por los republicanos como si la constitución del 80 heredada de Pinochet y profundizada por Lagos fuese una constitución mejor y más democrática que la propuesta republicana lo cual es una mentira. Ambas son igualmente reaccionarias, ambas sustentan el apartheid social, ambas son contrainsurgentes, anti obreras, anti populares y anti indígenas. Son ambos textos oligárquicos. Por esto la disyuntiva de votar a favor o en contra del texto a ser plebiscitado el 17 de diciembre no tiene sentido y presenta una disyuntiva falsa ya que de ser rechazada queda la constitución del 80, la constitución de Pinochet-Lagos y si es aprobada será más de los mismo.
La disyuntiva entre las opciones a favor y en contra, desde la disputa político-constitucional, es la representación de la lucha por la hegemonía entre las diferentes facciones burguesas al interior del bloque en el poder. Es la disputa hegemónica para los siguientes decenios entre ellas disputa en la cual los trabajadores nada tienen que hacer y en la cual no han sido considerados ni invitados salvo como vagón de cola para depositar su voto en la urna para luego continuar siendo explotados y precarizados tanto por los progresistas como por los fascistas que son parte del poder. Ese debate que pretende imponer el poder, ese debate duopolico, trata de imponer, desde el progresismo, la idea que el progresismo son los buenos, puros y castos, y los fascistas los malvados cuando de los que se trata es que ambos son tan asesinos uno en su versión de torturador «bueno» y el otro como torturador malo pero ambos torturadores.
Por eso, es importante volver, y reivindicar, la esencia de la revuelta popular del 2019 que bien se puede resumir en: ¡Que se vayan todos! ¡Que no vuelvan! ¡Que mande el pueblo y los trabajadores!
La revuelta popular puso en el centro el protagonismo popular, la soberanía popular, la capacidad del pueblo movilizado de poner al borde del precipicio al conjunto del sistema. La efectividad de la violencia popular y de las asamblea territoriales. Puso en el centro la importancia de recuperar la dignidad popular, es ser actores centrales de la historia, escribirla con cabeza y puño propio al margen del poder. Puso en el centro la importancia de desarrollar un paro productivo, una huelga general, organizar la rebelión de los trabajadores, de los explotados y miserables. Puso en el centro la necesidad y urgencia de crear nuestra propia vanguardia, nuestra propia organización revolucionaria y de la urgencia, a partir de todo ello, de convertir el estallido social en un estallido revolucionario con dirección y conducción clara. Para ello era, y es necesario, recuperar la independencia de clase y la autonomía como principios rectores para el avance popular efectivo y es en este plebiscito duopolico donde se pretende ahondar en el entierro de esa independencia de clase y autonomía necesaria. Pretenden boicotear la aparición de una tercera alternativa que vaya en contra de aquellas representativas del poder (a favor o en contra del texto constitucional). Le temen a que los votos nulos y el abstencionismo electoral se conviertan nuevamente en las opciones más votadas y en los reales ganadores del plebiscito del 17 de diciembre. Le temen porque saben que puede representar el más claro rechazo a la salida burguesa que han querido imponer a la crisis desde el estallido social mismo.
Somos los explotados y miserables los que tenemos que construir nuestra propia oposición, una Oposición Anti Capitalista. Somos nosotros los que debemos construir nuestra propia alternativa, una Alternativa Popular y Revolucionaria. Somos nosotros mismos en los cuales debemos confiar y no en los representantes del poder. Nuestras necesidades y luchas no son las necesidades y luchas de los progresistas y fascistas ambos representantes del poder y de los intereses oligárquicos.