CHILE: HISTORIA, IDEOLOGÍA Y REVOLUCIÓN

¡ADELANTE CON TODAS LAS FUERZAS DE LA HISTORIA!

“Las ideas dominantes de una época siempre fueron sólo las ideas de la una clase dominante”. Esta afirmación de Marx entraña una pregunta cardinal o varias que se desprenden de ella.

¿Cómo nacen esas ideas dominante o esa ideología dominante?

Podríamos decir, que las ideas y la ideología dominante vienen de la mano del desarrollo económico, de la acumulación del capital, de las riquezas, de la construcción del poder dominante, de la formación de las clases y por ende del Estado. Se podría decir que la ideología dominante nace del poder dominante en un proceso quizás simultaneo o paralelo.

Tan importante para ejercer la dominación como es la moral, la ética, la estética, el arte, la visión de sociedad dominantes, y un largo etc, es la visión-concepción y relato histórico que desarrolla en nuestro tiempo la burguesía. La interpretación histórico burguesa resulta fundamental, al ser impartida en los colegios y en los medios de desinformación masiva, para moldear y perpetuar la ideología dominante. Quizás es uno de los principales vehículos para ese objetivo y quizás su columna vertebral. La interpretación burguesa de la historia conforma la “historia oficial”, en palabras de Eduardo Galeano, en otras palabras, es la interpretación histórica vencedora y en el poder.

Desde esta óptica, un rol importantísimo le cabe a los profesores de historia que desde los colegios (básica y media) son los encargados, en su mayoría, de prolongar la visión burguesa dominante de la historia en las nuevas generaciones desde una “entrega” pedagógica muchas veces acríticas de los textos escolares que se utilizan. Esto se debe a que gran parte de los profesores, en general más allá de la asignatura y nivel de enseñanza,  no se dan cuenta de la real función de la educación escolar que nada tiene que ver con hacer de los educandos mejores personas sino que hacer que los educandos se adapten de la mejor forma a la sociedad capitalista-burguesa, que asuman como legítimo la explotación del hombre por el hombre, la defensa de la propiedad privada y por lo tanto la función de los colegios, escuelas y de los profesores no es más que perpetuar la sociedad de clase y por ende la visión histórica, ideología dominante, que esa ha impuesto al conjunto social.

En esa transmisión mecánica de los profesores cabe una función esencial la ideología con la cual las universidades y sus escuelas de pedagogía forman a las futuras generaciones de profesores que no cabe duda que la ideología de esos centros de estudio es también y a la vez burguesa ya sea en su envoltorio “progresistas”, “alternativo” o simplemente reaccionario pero burguesas todas al fin. Esto nos dice, entonces, que:

1) es necesario estructurar una visión marxista de la pedagogía, de la educación. Una visión revolucionaria de la educación dentro de la sociedad capitalista como socialista. Sistematizarla y divulgarla.

2) Es necesario también tomar conciencia que por más que alguien se encuentre en posesión de un título profesional, profesor, eso no asegura en nada, que en el caso específico de los profesores de historia, ellos tengan una visión revolucionaria de la sociedad y de la historia, que abracen una visión revolucionaria de la educación y de la pedagogía. Lo más probable es que esos profesores carezcan de esa ideología revolucionaria interpretativa de la historia, desde la lucha de clases, para comprender en profundidad los hechos y procesos históricos y puedan asi aportar a los educandos de las herramientas cognitivas y científicas que les permita comprender su tiempo histórico, ser jóvenes de su tiempo, desarrollar las musculatura suficiente para combatir esta sociedad de clases y simplemente hacer la revolución.

3) Esa formación ideológica necesaria urgente de las nuevas generaciones de profesores, y la necesidad de vincular y unir esa ideología revolucionaria con las prácticas pedagógicas concretas en los colegios, debe emanar desde el partido revolucionario ya que es deber de este elevar la conciencia de las masas, hacer pasar a la clase trabajadora desde una clase en sí a ser una clase para sí no sólo mediante la lucha y acción directa sino también mediante la formación ideológica y mediante la lucha ideológica, también. Pero para ello, el partido revolucionario que ya cuenta con esa ideología revolucionaria de las sociedad debe contar también con una interpretación revolucionaria de la historia, desde los explotados, como una teoría revolucionaria de la educación y de la pedagogía. Debe ser capaz de dar con una pedagogía revolucionaria que se corresponda con el estadio de la lucha de clases y del proceso productivo, de su época y tiempo histórico nacional.

4) Plasmar esa visión revolucionaria de la historia, de la sociedad, de la educación y de la pedagogía no se debe expresar en la generación de “colectivos” autónomos, todos entre sí, y sin que ellos hagan convergencias en torno a fin común. La generación de ese movimiento pedagógico revolucionario desde estar supeditado, debe estar conectado con una estrategia-táctica revolucionaria que se proponga insurreccionar la sociedad pero también las conciencias y dar una lucha frontal y directa a la ideología e interpretación histórica de la burguesías, de los capitalistas.

¿Cuáles son sus corrientes?

La clase dominante cuenta con sus intelectuales e ideólogos que desde diferentes posiciones de poder y desde la institucionalidad burguesa se dedican a la elaboración y teorización para la perpetuación de su modelo de sociedad y por la defensa de los bastardos intereses de clase. Su habilidad radica en la capacidad que siempre han tenido los intelectuales, ideólogos, teóricos e historiadores burgueses de confundir a parte importante de la clase trabajadora pero también de permear a los antiguos partidos obreros, hoy decadentes, de su visión histórica como política.

La ideología de los partidos reformistas-sindicalistas-parlamentaristas, su amor por la legalidad burguesa, es la más clara muestra del poder de la ideología burguesa que ha logrado siempre romper la unidad del proletariado, poner en duda la lucha de clases, imponer la conciliación y colaboracionismo, pero también imponer la interpretación burguesa de la historia a esos partidos y cuyos historiadores oficiales del partido basan su interpretación, y toman como fuente, a los mismísimos historiadores burgueses agregando una cierta interpretación alternativa de la historia no desde los de abajo, desde los pueblos o desde el proletariado sino precisamente desde arriba, desde el Estado y/o desde la historia de la clase dominante.

Si existe una interpretación burguesa y reformista de la sociedad pero también de la historia, entonces, son los revolucionarios los llamados a hacer el relato revolucionario de la historia “patria” desde los pueblos y trabajadores pero desde el desarrollo de la lucha de clases y desde el desarrollo del capitalismo. No es posible escribir sobre la historia del movimiento obrero, por ejemplo,  si es que no se escribe desde los obreros mismos desde el lente de la ideología y de la historia revolucionarias.  

¿Por qué es importante lo anterior?

Porque la lucha ideológica es también histórica tanto en la misión histórica que le cabe al proletariado (organizar y hacer la revolución socialista) como también en cuanto a su interpretación pero también porque siempre es necesario depurar la ideología revolucionaria, el partido o movimiento revolucionario de los contrabandos ideológicos provenientes desde la ideología y clase dominante que viene, y se “vende”, en su formato de reformismo o progresismo con discursos, planteamientos y categorías atrayentes. Y en ello la historia desde una perspectiva revolucionaria es fundamental. Un pueblo que no conoce su historia es un pueblo y una clase condenados a repetirlas pero para conocer la historia y no repetirla se la debe conocer revolucionariamente ya si se la conoce “burguesamente” nada se aprenderá, salvo la tergiversación histórica, y de ahí a la repetición y a la perpetuación de la esclavitud moderna hay menos que un paso.

De lo anterior, podríamos concluir, que hacer la revolución es a la vez hacer historia, es escribir la historia con palas, chuzos, picotas, hachas, machetes, martillos, serruchos. Con manos mestizas e indígenas, con manos obreras, campesinas y pobladoras. Pero también resulta indispensable comprender y estudiar el desarrollo de la ciencia, de la tecnología como producto del desarrollo económico, desde ayer hasta hoy y su función en la actual sociedad capitalista y su función en futuro socialista. 

Pero para que esa revolución triunfe se debe dar sobre la base de los explotados, desde los pobres de la ciudad y del campo, pero también sobre la interpretación revolucionaria de las fuerzas históricas desde el prisma de la ideología revolucionaria desde lo cual los reformismos, como expresión de la ideología dominante burguesa, no tienen cabida. Sin ello la revolución se hará prácticamente imposible y si llegara a triunfar la construcción de socialismo tarde o temprano derivará en un capitalismo de Estado, en una socialdemocracia o simplemente en un capitalismo salvaje.

Para debatir

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