CHILE. BORIC: MILITARISMO E IMPERIALISMO VAN DE LA MANO
Uno de los elementos discursivos característico de los gobernantes latinoamericanos, y de otras regiones del tercer mundo, que delata su alineamiento con las políticas imperialistas es ese discurso de “defensa irrestricta de los derechos humanos sin importar la región del mundo en la cual se violen ni los países o gobiernos que lo haga”.
Una vez declarado eso, todo sabemos que esos gobernantes títeres dirigen esa declaración no contra las potencias imperialistas o sub imperialistas sino contra las naciones que luchan por dar forma a una nueva forma de desarrollo donde la soberanía política y la independencia económica son sus objetivos.
Esto lo que ocurrió con Sebastián Piñera en su intento de convertirse en referente continental como defensor de la gusanería venezolana, o antes con Ricardo Lagos y Michelle Bachelet como defensores de la democracia atacando a Cuba, Venezuela y Nicaragua, reconociendo como legítimas a las fuerzas golpistas que depusieron al comandante Hugo Chávez (Ricardo Lagos) y es lo que ocurre hoy con Gabriel Boric que en su intento de emular a Piñera dicta cátedra sobre derechos humanos y se entromete en los asuntos internos de, nuevamente, de Cuba, Nicaragua y Venezuela pero guarda silencio perruno en relación a las más atroces crímenes, crímenes de guerra, cometidas a lo largo ancho del mundo por el imperialismo y por los sub imperialismo que al final es casi lo mismo.
Las guerras a lo largo de la historia han tenido todas una base económica y han sido la forma que han tenido los imperios, y ahora el imperialismo, de resolver sus contradicciones internas y configurar un nuevo orden mundial o regional en cada uno de los períodos históricos. Pero esa política belicista se ha expresado también en cómo las clases dominantes en cada país, y también a lo largo de esas historias nacionales, han recurrido a su brazo armado, las fuerzas armadas, para aplastar al movimiento obrero, campesino, indígena y popular cuando estos avanzan en la conquistas de sus históricas demandas postergadas. En definitiva, el mundo y las sociedades han estado siempre en guerra y la política militarista de la clase dominante ha sido siempre la que se ha impuesto como medio de resolución de conflictos.
Colapsado el socialismo de primera generación, el mundo no se volvió un lugar más pacíficos ni menos violento. El mundo no se convirtió en el paraíso de los derechos humanos, de la democracia ni de la libertad por el contrario el mundo se volvió más violento e inseguro donde los pueblos pobres del mundo se han llevado la peor parte al no contar, el mundo, con un contrapeso efectivo al avance militarista del imperialismo. Los muertos se cuentan por millones ya sea como consecuencia de invasiones militares, derrocamientos de gobiernos, carrera armamentista, guerra preventivas, bloqueos económicos, imposición de hambrunas, narcotráfico y paramilitarismo, saqueo de recursos naturales, endeudamiento de las economías nacionales e imposición de los ajustes del FMI todas como formas de cómo se concibe la guerra y el genocidio de mano y factura imperial. Toda esta política ha llevado al casi colapso de la humanidad, a su cada vez más próximo fin.
Donde quiera que uno dirija la vista, a cualquier gobierno títere del imperialismo en el tecer mundo uno verá como esos gobernantes incorporar el discurso contrainsurgente contra “sus” pueblos pero justificando esas políticas contrainsurgentes con ese discurso de defender los derechos humanos en su versión de “seguridad nacional” como si estos fueran complementarios o casi sinónimos. Y ahí tenemos como ejemplo a Gabriel Boric.
Haciendo de hacer gárgaras en la ONU sobre su compromiso con los derechos humanos continuó con la aplicación del Estado de Excepción en la Araucanía contra el Pueblo-Nación Mapuche, cosa que ni siquiera se atrevió a hacer Piñera o los gobiernos anteriores, y avanzó poderosamente en el discurso de la seguridad nacional y orden público como elementos justificatorio para reprimir cuanta protesta justa apareciera. Para ello dio luz verde para que la policía asesina reprimiera brutalmente a los estudiantes adolescentes movilizados, allanando también establecimientos educacionales de enseñanza media o secundaria.
En su política exterior, no tardó mucho en alinearse con las políticas de los Estados Unidos y del hemisferio norte declarando que con ellos tiene muchas coincidencias en materia de derechos humanos y de democracia. Coincidencias con la potencia que lanzó dos veces la bomba atómica y que ha sido juzgado por los crímenes de guerra cometidos en Viet Nam (Tribunal Russell-Sartre) entre muchos otros crímenes.
Tampoco tardó en salir en defensa de Zelenski, del gobierno de Ucrania, de esos nazifascistas no en defensa del pueblo y de la clase trabajadora ucraniana.
Salió a reconocer al gobierno golpista y genocida de Dina Boluarte en Perú. En otras épocas bien se podría haber roto relaciones diplomáticas.
Ha guardado silencio ante Israel ante el permanente asesinato que comete el sionismo en Palestina. En otras épocas bien se podría haber roto relaciones diplomáticas.
Nada ha dicho sobre los bombardeos que sigue siendo objeto el pueblo sirio y kurdo a pesar de vivir la catastrofe del terremo donde los bombardeos no han cesado. En otras épocas bien se podría haber roto relaciones diplomáticas.
Tampoco nada ha dicho con la persecución contra la oposición kurda-turca por parte del fascista Erdogan y la persecución predilecta contra el partido HDP la cual busca su aniquilamiento. En otras épocas bien se podría haber roto relaciones diplomáticas.
Nada dice sobre el bloqueo histórico sobre Cuba y sobre la guerra económica contra Venezuela como el robo de sus recursos y oro. En otras épocas bien se podría haber roto relaciones diplomáticas.
Nada dice Boric sobre la constante amenaza bélica (real) de los Estados Unidos y del Sur Coreano contra la soberanía e independencia de Corea del Norte. En otras épocas bien se podría haber roto relaciones diplomáticas.
Nada dice Boric de las más de 800 bases militares de Estados Unidos en el mundo y de las más de 76 bases militares en América Latina. En otras épocas bien se podría haber roto relaciones diplomáticas.
Nada dice Boric en relación a que las ex colonias africanas de Francia deben desembolsar cada año la no despreciable suma de 400.000 millones de euros a Francia por haber conquistado su independencia. En otras épocas bien se podría haber roto relaciones diplomáticas.
Pero nada dice Borc que en todos estos casos, y en muchos más, se esconde la mano del imperialismo
Nada dice Boric sobre la eterna prisión política de la cual son objeto Leonard Peltier y Mumia Abu Jamal, del aislamiento de Abula Ocalán, de los cientos de presos políticos en Perú producto de la guerra interna y del actual estallido social. De los combatientes presos en Colombia, de los presos políticos en Ecuador, México, Paraguay. De los presos políticos en Italia, España. Para Boric ellos no son presos políticos como tampoco son para los presos políticos mapuche y chilenos, provenientes de la dictadura o del estallido social, marxistas o anarquistas.
Entonces lo que Boric y los progresistas entienden por dictadura, los pueblos lo deben entender como dictadura. Lo que entiende Boric y los progresistas entienden por naciones ejemplares dignas a seguir e imitar, los pueblos lo debemos entender como fuerzas imperialistas. Lo que Boric entiende por la paz en el mundo, los pueblos la debemos entender como la pax romana. Lo que Boric y los progresistas entienden por desarrollo económico, por prosperidad, los pueblos debemos entenderlo como capitalismo salvaje.
En otras épocas bien se podría haber roto relaciones diplomáticas pero en este caso Boric tendría que romper relaciones diplomáticas consigo mismo y eso sería imposible. Entonces, la única solución es que sean los pueblos los que rompan relaciones con el imperialismo y con el progresismo. Esa es la única vía posible.