ASAMBLEA CONSTITUYENTE. LAS CONSTITUCIONES PASAN, LA LUCHA DE CLASES QUEDA

ASAMBLEA CONSTITUYENTE. LAS CONSTITUCIONES PASAN, LA LUCHA DE CLASES QUEDA

“Salvo el poder todo es ilusión, los trabajadores a la revolución”. Así reza una de las consignas revolucionarias que pone en el centro en la toma del poder, en la revolución contrarios a los caminos de los reformistas. Suena a una cita de Lenin. 

Pero por alguna razón, el progresismo ha sido exitoso en su idea de imponer una nueva forma para que los pueblos puedan acceder a grados superiores de justicia social y a una vida digna. Todo lo radican en la redacción de una nueva constitución y en la generación de una Asamblea Constituyente. Esa sería la varita mágica que solucionaría todos los males sociales como si las sociedades latinoamericanas no estuvieran plagadas en sus historias de innumerables constituciones y algunos de ellas pasadas por experiencias de asambleas constituyentes sin que por ello la clase burguesa haya dejado de ser la clase dominante, sin que haya cambiado la concentración de la riqueza en ese 1% oligárquico y sin que el imperialismo haya parado de saquear esos pueblos una y mil veces. Entonces, ¿de qué solución nos hablan? ¿De qué asamblea constituyente? ¿De qué sirve una asamblea constituyente si la clase dominante seguirá siendo la misma junto con el capitalismo? Será el mismo sistema exclavista pero con las ilusiones renovadas. Al final de cuentas abrazar el camino constituyente es muy similar, quizás, igual que cuando los reformistas abrazan el parlamentarismo bajo la excusa de ser una camino más seguro y corto en desmedro de abrazar el camino de la lucha de clases. Lo primero es abrazar la conciliación de clases y lo segundo es avanzar hacia la revolución. 

Tomar el camino más corto y rápido, por más seguro que este se presente, no siempre es la mejor vía. No lo es por cuanto no permite que los pueblos maduren en su conciencia ocurriendo lo mismo con la clase. No permite que esa clase explotada deje de ser una clase en sí y avance a ser una clase para sí. Tampoco permite que las condiciones hagan madurar el nacimiento de un partido revolucionario a la altura de las circunstancias que haga un aporte sustancial y que logre la toma del poder. 

Si bien no hay tiempo que perder eso no nos debe llevar a por una ausento de desesperación caer en los brazos de la burguesía, del progresismo y pensar ingenuamente que por más que dotemos de contenido “popular” esa asamblea consittuyente las cosas puedan cambiar favorablemente hacia la clase y hacia los pueblos. No nos podemos olvidar que el poder constituyente es circunstancial, momentáneo y de plazo fijo. Dura hasta que la asamblea constituyente termine su labor. Una vez concluida los constituyentes y el pueblo se darán cuenta que el poder real, ese que ostenta la oligarquía, la clase capitalista esencialmente seguirá intacto y que habrá cedido en aspectos que en nada alteran su poder y que por el contrario le permitirá dotar al capitalismo de una ropaje democrático que nunca ha tenido y de embaucar a las masas en que “ahora si las cosas van a cambiar” cuando en verdad no cambiarán.

Al final de cuenta es como decía el Che Guevara en cuanto a que no se podía confiar en el imperialismo ni un poco. De la misma forma no se puede confiar en las salidas burguesas, en los atajos, ni menos en los progresistas. La naturaleza del imperialismo es la misma naturaleza de la burguesía.

 

Para escuchar y no olvidar

Che Guevara. La bestialidad imperialista

Atahualpa Yupanqui. Preguntitas sobre dios.

Ángel Parra- La democracia

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