ENTREVISTA. PARTIDO COMUNISTA DE MÉXICO – PCM
Comentario Previo
Este año México tendrá elecciones presidenciales y la campaña ya está en marcha. Si bien desde los candidatos burgueses y de los resultados nada nos podrá sorprender ni menos lo derivado de sus programas capitalistas, en esta ya hay un candidato propio del Partido Comunista de México y quizás es la primera elección presidencial en la que participa después de su reorganización o refundación. Para conocer la visión del PCM, de lo que sucede en México, sobre la lucha de clases y su desarrollo, América Rebelde entrevistó al compañero Alfredo Valles, miembro suplente del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de México (PCM) y Director de Revista El Comunista, órgano de teoría, política y cultura del PCM
Sobre el Partido Comunista
Uno de los pilares del movimiento revolucionario, del movimiento comunista es su carácter antiimperialista, la lucha por la soberanía, la independencia y la autodeterminación de los pueblos. México vivió en carne propia la agresión imperialista con la guerra / invasión por parte de los Estados Unidos que le significa anexar casi la mitad del territorio mexicano (1846-1848). Y a la vez es en ese momento cuando se publica el Manifiesto Comunista (1848). ¿Cómo marcan estos momentos, estos hechos el desarrollo del movimiento obrero mexicano, de la conciencia de clase que posteriormente daría forma en el Partido Comunista?
Antes de contestar a esta primera pregunta quiero agradecer el espacio brindado con esta entrevista y que nos permite, como Partido Comunista de México (PCM), exponer nuestro programa y nuestra concepción de la realidad contemporánea. Ahora, respecto al punto específico, el partido ha fijado postura en su programa sobre los hechos de 1846-1848, asumiendo estos episodios como resultado no solo del vertiginoso y voraz desarrollo capitalista en Estados Unidos sino también de las decisiones de la clase dominante en México durante ese periodo, de las debilidades propios de un joven estado y de las vicisitudes que en el país presentaba su propio devenir capitalista, cuyos orígenes vinculamos esencialmente a su previa etapa colonial. Realmente no hay elementos para consignar que tales hechos, o la publicación del Manifiesto del Partido Comunista, tuvieran un impacto político e ideológico en el desarrollo del artesanado y la clase obrera en el siglo XIX e incluso en las primeras décadas del XX. En realidad la difusión del Manifiesto debe atribuírsele sobre todo a los primeros pasos de las y los comunistas organizados en el país, bajo el cobijo y respaldo de la Internacional Comunista, o III Internacional, de 1920 en adelante. En el paso inmediato, y en ciertos casos aun en la actualidad, se asocia América Latina con un supuesto carácter colonial o semicolonial, que conlleva como consecuencia la bandera de la independencia nacional; pero esto es una interpretación que continuamente se coloca en los márgenes del partido y su práctica, que complementa conclusiones teóricas que en el movimiento comunista subrayan etapas intermedias entre el capitalismo y la emancipación revolucionaria de la clase obrera, y que de conjunto presionan negativamente a la clase obrera y su partido de clase.
El Partido Comunista nace en 1919. La Revolución Mexicana se había ya iniciado nueve años antes bajo las ideas de Ricardo Flores Magón (Partido Liberal / Regeneración), del ideario anarquista, Emiliano Zapata, Francisco Villa y dos años antes había triunfado la Revolución Bolchevique (1917). ¿Cómo fue el proceso de formación del Partido Comunista considerando estas influencias ideológicas que se encontraban ya en México y en pleno desarrollo de la Revolución Mexicana y el desarrollo de la Revolución Bolchevique? ¿Fue el Partido Comunista el primer intento por desarrollar un partido revolucionario? ¿Cuál era el contexto de la lucha de clases que permitió el nacimiento del Partido Comunista?
El surgimiento del Partido Comunista de México, Sección de la Internacional Comunista, está más en relación con la influencia de la Revolución de Octubre en todo el mundo; el proceso vivo de reorganización comunista que se expresaba en la Internacional; en los mismos esfuerzos de ésta por contribuir a la formación de partidos comunistas en todo los continentes; y en la correspondencia con las necesidades de la lucha obrera, del campesinado explotado y sin tierra, mismos que frente a la Revolución Mexicana requerían su propia dirección revolucionaria, su propia alianza común frente a los capitalistas y sus nuevos gestores, así como de su independencia tanto organizativa como política e ideológica respecto al renovado poder de la burguesía en el país.
Existe dentro y fuera del país la noción, habitual, de que el primer PCM surgió en 1919. Nosotros sostenemos que en todo caso en ese año se establecieron algunos elementos fundacionales que contribuyeron a que pudiera formalizarse el Partido entre 1921 y 1922. Ese lapso de tiempo permitió el establecimiento de jóvenes cuadros que dirigirían al Partido, y que tenían como base la formación previa de la Juventud Comunista, la FJC.
No podríamos afirmar que el Partido Comunista fue, en la tercera década del siglo XX, el primer partido revolucionario. Como tal le antecedió el esfuerzo del Partido Liberal Mexicano, que transito de posiciones liberales y democráticas a otras de tipo anarcosindicalista, con el singular desarrollo de su principal dirigente Ricardo Flores Magón al anarco comunismo y simpatías por el proceso de Octubre. Habría, además, otras experiencias menos evolucionadas y relativas al socialismo utópico. Sí podríamos afirmar que el primer embajador organizado del socialismo-comunismo en México lo fue el Partido Comunista de México, Sección de la Internacional Comunista. El PCM no es un resultado propio de la Revolución Mexicana, ni una expresión fundamental de influencias puramente nacionales. La formación del Partido se deben en gran medida a la labor conspirativa y paciente de cuadros de la Internacional, en particular Sen Katayama, entre otros; es expresión de desarrollo revolucionario del movimiento obrero a nivel mundial.
Según lo que aparece en la web, el Partido Comunista tuvo varios períodos en que vivió en la clandestinidad y otros en plena legalidad. ¿Qué nos podría decir sobre ello? ¿Por qué esos períodos de clandestinidad? ¿Cómo influyó esos períodos de persecución en el desarrollo de sus estrategias, tácticas y formas de luchas?
En la táctica y estrategia del Partido Comunista de México, Sección de la Internacional Comunista, influyeron sobre todo los debates y conclusiones de los congresos mundiales de la Internacional Comunista y su labor cotidiana. Además el PCM concretó importantes esfuerzos, durante un largo periodo de tiempo, en caracterizar acertadamente la dominación política que la burguesía ejercía en el país durante esos años y el carácter político de las fuerzas que, dirigentes de la Revolución Mexicana, encabezaban tal dominación. Por ende, defendiendo a la clase obrera y al campesinado pobre, persiguiendo la independencia política y de clase, confrontando al poder de los explotadores, el PCM vio como parte de sus principales cuadros fueron encarcelados y asesinados. El periodo clandestino del PCM, durante el cual su periódico El Machete se publicó regularmente pese a las dificultades, corresponde a la ofensiva estatal contra el mismo, dada su influencia y el carácter correcto de su política. Este periodo de clandestinidad refleja los ataques que el poder emanado de la Revolución Mexicana llevó a cabo contra la clase obrera y sus aliados populares, así como contra los comunistas, y corresponde al periodo en que el General Plutarco Elías Calles dirigía al país, extendiendo su liderazgo en la época conocida como el Maximato. Y bajo el cual se constituyó el tipo de partido que ha caracterizado históricamente al poder político burgués en México, bautizado ahí como Partido Nacional Revolucionario (PNR); y se destacaron las formas arbitrarias y la esencia reaccionaria de tal dominación, con el evidente uso de la coerción contra el pueblo trabajador organizado, que caracterizan al capitalismo en México.
En todo ese proceso de formación del Partido Comunista como se fue desarrollando el movimiento obrero, campesino e indígena? ¿Cuál fue la incidencia del Partido en aquello o fue al revés?
La lucha de clases en México fue intensa en los primeros años del siglo XX, pero dada la inexistencia de un partido revolucionario de orientación comunista la burguesía logró asumir el liderazgo político en el país y coronó su conducción con la redacción y promulgación de una constitución federal en 1917. Esta situación no inhibió la lucha obrera y campesina. La década de los años veinte vio como importantes contingentes obreros se organizaban gremial e intergremialmente, influidos por la URSS y las ideas del socialismo-comunismo, conformando organizaciones que en la década de los treinta cobrarían proporciones decisivas y peligrosas para la burguesía. En el caso del movimiento campesino, la exigencia de tierra, la lucha contra la violencia estatal y contra los grandes propietarios cobró amplia relevancia. Entre la clase obrera como entre el campesinado pobre se destacaron importantes liderazgos provenientes del Partido Comunista de México. José Guadalupe Rodríguez, Primo Tapia, David Alfaro Siqueiros, Miguel Ángel Velasco, entre otros. Digamos que, respecto a la incidencia, se trató de una incidencia recíproca, una mutua influencia. El Partido se nutrió con liderazgos inmersos en la lucha obrera y popular; y el movimiento obrero y popular se avivó con la influencia revolucionaria.
Ya en la década del 20 en adelante, en Perú, José Carlos Mariátegui aparece como uno de los intelectuales revolucionarios más importantes en América Latina por su enfoque y socialismo indoamericano: “Ni calco ni copia sino creación heroica”. ¿Existe en el desarrollo ideológico en el Partido Comunista de desarrollar una visión revolucionaria apegada a la realidad mexicana como lo hiciera Mariátegui en relación a Perú?
Tanto el primer Partido Comunista (1921-1981), como el actual Partido Comunista de México, fundado en 1994, se han establecido a partir de importantes periodos de desarrollo teórico y conclusiones revolucionarias. En el primer PCM destacaría, entre otros, la figura de Julio Antonio Mella. Éste nutrió al PCM con importantes aportaciones y confrontaciones político-ideológicas al respecto de temas cruciales, como el aprismo, de significación no solo peruana sino latinoamericana. Nosotros en todo caso destacamos todas las iniciativas, toda la labor, encaminada no a confeccionar una visión revolucionaria apegada a la realidad mexicana, como algo suigéneris o especialmente discernible respecto al resto de los países latinoamericanos o capitalistas, sino a confeccionar una visión revolucionaria respaldada y sustentada en el método marxista de apreciación e intervención de la realidad. Pues es esto último lo que permite a las y los comunistas discernir con eficacia la realidad contemporánea del capitalismo, de sus propios países con respecto a otros y en el marco del sistema capitalista mundial, y ratificar la vigencia de la contradicción fundamental que desde el siglo XX a la fecha caracteriza al capitalismo en nuestros países: la que sucede entre la clase capitalista y la clase obrera. México observa un proceso capitalista que tiene matices o evoluciones singulares, pero ello no mengua o sobrepasa que el grado de progreso del capitalismo en México pasa desde hace décadas por la concentración y centralización de capital; la formación y profundización de la monopolización de la economía; la transferencia de serios volúmenes de capital al exterior; y la formación de una oligarquía financiera que amalgama a notables capitales domésticos con foráneos. El método marxista ha permitido a la actual generación de hombres y mujeres militantes del PCM recuperar la identidad marxista revolucionaria del Partido.
Por último destacaré que al margen del Partido Comunista, sea como Sección de la Internacional Comunista o como Partido Comunista Mexicano, existieron notables marxistas organizados que contribuyeron a sentar las bases de la expresión contemporánea del PCM. Pondré como referencias a Arturo Gámiz, joven profesor rural, y al Grupo Popular Guerrillero. Que con su participación teórica en los llamados Encuentros de la Sierra “Heraclio Bernal”, en 1965, resquebrajaron la hegemonía pequeñoburguesa y burguesa en el movimiento obrero y popular de aquellos años al respecto de temas como el carácter reaccionario de la burguesía y una apropiada definición de imperialismo, no importando que en ello pervivan algunos elementos o definiciones controversiales. La aportaciones de las y los marxistas-leninistas no están exentas de contradicciones, etapas disímiles y complejidades.
Uno de los hechos más connotados en que a raíz de las contradicciones entre la Stalin y Trotsky es Diego Rivera, militante comunista, quien trae a León Trotsky a México. ¿Cómo sucede eso? ¿Por qué México? ¿Fue una gestión del Partido Comunista mismo? ¿Cómo impactó posteriormente en el Partido la muerte de Trotsky si es que la tuvo?
Diego Rivera, que militó entre los comunistas en distintos periodos, no era parte de la Sección de la Internacional Comunista en el país cuando ocurre el exilio de Trotsky en México, a partir de 1937. Tan es así que, en buena medida, fueron sus oficios y gestiones personales las que favorecieron esa posibilidad. Rivera y Trotsky fueron colaboradores por cerca de dos años, hasta la ruptura entre ellos en 1939. En realidad Trotsky y Rivera se encontraron en puntos separados, así como sucedió entre cada uno de ellos con respecto al Partido Comunista en México, Sección de la IC. Trotsky confrontó, con motivo de los juicios en Moscú, a diferentes personalidades en México. Entre ellos al que denominamos como un marxista legal, Vicente Lombardo Toledano, quien impulsó durante décadas una perniciosa política de colaboración de clases al interior del movimiento obrero y popular. Pese a representar proyectos políticos diferentes, en el antagonismo entre Trotsky y Lombardo se percibe, por ambos lados y paradójicamente, uno de los principales fantasmas que han aquejado al movimiento comunista tanto en el país como a nivel internacional: la noción de que los países latinoamericanos tienen o tuvieron, en pleno siglo XX y/o XXI, una condición colonial o semicolonial y, por ende, les correspondía o corresponde una etapa de liberación nacional económica y política. Nosotros, por el contrario, sostenemos que en México la única tarea inmediata es la revolución socialista.
Ya en esa época, el secretario general del Partido Comunista de los Estados Unidos, Earl Browder ejercía una influencia en muchos partidos comunistas latinoamericanos. Sus planteamientos son socialdemócratas. ¿Qué impacto tuvieron esas ideas en el Partido?
Por algunas circunstancias estructurales y superestructurales, que aún ameritan la necesidad de serios esfuerzos para alcanzar un mayor y mejor discernimiento, el movimiento comunista ha tenido una peligrosa y contraproducente deriva nacionalista. Una manifestación de tal problemática fue el llamado browderismo, como posteriormente lo fueron otras síntesis de oportunismo, revisionismo, nacionalismo y liquidacionismo: vías nacionales, coexistencia pacífica, eurocomunismo, etc. El papel de Browder en América Latina fue amplio y profundo, a la par que lamentable. En Cuba contribuyó a trastocar el carácter del partido. En México, a profundizar los estragos de la política del Frente Popular, con la vía de la unidad a toda costa y nuevas cuotas de colaboración de clases con respecto al partido hegemónico burgués. Se puede considerar que el impacto de una visión benevolente e imprecisa del desarrollo capitalista y sus fuerzas políticas, como lo fue el browderismo pero no sólo éste, ha sido verdaderamente perjudicial para los partidos comunistas y obreros, cuya estela aún pervive en la actualidad. Los y las comunistas, en los partidos y organizaciones revolucionarias, requieren analizar con juicio objetivo y marxista su propia historia para allanar un mejor camino a la lucha revolucionaria contemporánea.
La Revolución Cubana tiene también una relación con México. Es desde México donde zarpan los revolucionarios cubanos en el Granma. En 1959, triunfa la revolución cubana mediante la lucha armada y algunos años antes se realiza el Congreso XX del PCUS donde se condena a Stalin. Dos hechos de significancia para el movimiento comunista internacional. El primero de suma importancia para el movimiento revolucionario latinoamericano y el segundo para el movimiento comunista internacional. ¿Qué sucedió con el Partido en esa época?
Ambos hechos, de naturaleza positiva en el caso del primero y de naturaleza nociva en el segundo, han tenido una enorme importancia tanto para el movimiento revolucionario latinoamericano como para el movimiento comunista a nivel mundial. El XX Congreso del PCUS agravó una serie de vicisitudes y desenvolvimientos que ya estaban presentes en el movimiento comunista internacional, y abrió la puerta a condiciones perjudiciales tanto para el desarrollo de la URSS, del campo socialista en el este de Europa y otros continentes, como respecto al movimiento obrero y la naturaleza anticapitalista que requería imprimírsele. En particular, la nueva transformación del carácter del PCUS y la convivencia de relaciones mercantiles con relaciones socialistas. El XX Congreso repercutió en la vida orgánica, política e ideológica de todos los partidos comunistas en el mundo; abrió en la mayor parte de ellos una brecha insalvable y propició, de una manera u otra, una mutación de estas organizaciones. En el caso de México, y pese a la noción que muchos comunistas de aquella época que aun se encuentran con vida o incluso organizados puedan tener, impulsó un relevo generacional y de conducción política que reforzó la consideración política del etapismo y, finalmente, llevó a la liquidación organizativa del PCM en 1981.
En cuanto a la Revolución Cubana, respondió por la vía de los hechos a las importantes tesis que distintos partidos y comunistas destacados habían hecho sobre la posibilidad o imposibilidad de construir el socialismo no sólo a unas cuantas millas de la principal potencia capitalista, EE.UU., sino también a la posibilidad misma de emprender y obtener éxitos en la decisión de edificar el socialismo en una sociedad con un grado de desarrollo capitalista inferior al de los países capitalistas plenamente desarrollados. Además, la Revolución Cubana, pese a sus propias problemáticas, sirvió de prestigioso embajador contra los viejos dogmas que dominaban –y dominan– al movimiento comunista internacional. Los grandes problemas derivados del capitalismo, o que este hereda y amplifica, no pueden ser resueltos o confrontados con resultados positivos de por medio por parte de ninguna de las gestiones oficiales del capitalismo y demandan no solo el Poder Obrero sino el socialismo-comunismo.
La Revolución Cubana también tuvo su impacto en el desarrollo y proliferación de movimiento guerrilleros en América Latina y México no fue la excepción. También México vive su propio Mayo del 68, el Movimiento Estudiantil del 68. Se convulsiona hasta sus cimientos. ¿Cómo vivió el partido ese proceso de intenso debate y lucha, de emergencia de nuevas formas de lucha?
En México, entre 1950 y 1980, las vicisitudes de la lucha de clases fueron nodales para el ahondamiento o superación de las dificultades de la labor comunista en el país. Es claro que el veredicto no solo fue negativo sino por demás trágico, si bien ha sido posible iniciar un ejercicio que permita comprender lo sucedido y sacar lecciones para el futuro de la lucha obrera por su emancipación de clase. Resultado de ello es la reorganización revolucionaria del Partido Comunista de México, palpable a partir de su IV Congreso y hasta la fecha, después de haber celebrado nuestro VII Congreso en diciembre de 2022.
En México las formas de lucha fueron exploradas ampliamente y en toda su diversidad a partir de 1960. En ciertos casos, como en el del asalto al Cuartel Madera en el estado de Chihuahua, la lucha armada fue antecedida de serias evoluciones políticas, teóricas e ideológicas al amparo del marxismo-leninismo. Confrontaban, en el mejor de los casos, la fosilización y decrepitud del pensamiento y actuar del primer PCM. Si bien no al margen de complicaciones y contradicciones. El mismo movimiento estudiantil y popular de 1968 reforzó esta tendencia, y la complejizó de manera contradictoria.
Las y los comunistas en México, siendo críticos al tiempo que fraternos, reivindicamos y nos preocupamos de múltiples maneras por el curso y porvenir de la Revolución Cubana.
En 1981 el Partido Comunista de México fue disuelto para renacer en 1994. ¿Qué ocurrió que se disolvió? Aún no caía la Unión Soviética. ¿Qué obliga a su renacimiento? ¿Cuál era el contexto de la lucha de clases? Ya en 1992 se había firmado el TLC con los Yankees.
La disolución del Partido Comunista Mexicano en 1981 no fue sino el remate de varias décadas de evoluciones e involuciones al interior del mismo como del Movimiento Comunista Internacional (MCI). De retrocesos políticos, ideológicos y organizativos; de la erosión del primer PCM. Es la punta del iceberg de la cualificación negativa de aspectos y matices problemáticos que databan de tiempo en el MCI. No estamos tampoco en este caso frente a un hecho de excepcionalidad nacional. En América Latina, como en Europa, causó por ejemplo graves resultados la influencia tóxica y deformante del llamado eurocomunismo, que tergiversó, combatió y derrotó en varios países a la clase obrera con su proyecto de independencia política y revolución social. La liquidación del primer PCM precedió –no a la caída de la URSS pues dicho así pareciese un asunto no debidamente reflejado en términos marxistas-leninistas–, sino a la contrarrevolución en la URSS. Sin duda, son dos momentos de un proceso de varias décadas que culminó temporalmente tanto la construcción del socialismo en varios países como el protagonismo de la clase obrera y las fuerzas populares en dirección no de la reforma de sus sociedades sino de su revolucionarización, de su modificación a través de su propia intervención con medidas radicales.
En México, como en otros países de diversos continentes, incluido el nuestro, la clase obrera y sus aliados del pueblo trabajador quedaron acéfalos, sin respaldo ni cobijo organizativo, sin dirección ni guía revolucionaria. A la deriva, al garate, como se suele decir en México. Y ello ahondó la sombra y hegemonía de la burguesía tanto en el plano político ideológico como en el organizativo. Devino no solo la supremacía de nociones académicas que menospreciaban, castigando a la clase obrera por la “caída” de su proyecto y la impotencia de sus partidos y organizaciones, a ésta misma clase que producía y produce hoy en una escala superior no solo toda la riqueza sino que continúa creciendo sin cesar, favoreciendo con análisis artificiales la sanción de supuestos “nuevos sujetos” protagonistas de nuevos tipos de transformaciones sociales. Devino en la hegemonía de rumbos y organizaciones de carácter socialdemócrata, funcionales a los capitalistas, a los monopolios. Devino en que la burguesía, con sus mezquindades y pugnas intestinas, dominara la vida política y espiritual. Y todo esto ocurre justo en un momento en que se visibilizan los límites del capitalismo, del carácter reaccionario del sistema y de su clase dominante, y de un giro institucional que, en México y América Latina, reestructuró el orden capitalista y comenzó a desmontar los logros de la clase obrera en su lucha revolucionaria.
¿Qué obligó a la reorganización del Partido Comunista? Pues la esencia de los hechos anteriormente descritos. La ratificación de la bancarrota del capitalismo, el talante reaccionario del imperialismo como capitalismo de los monopolios, el ataque constante a la vida de la clase obrera y sus aliados, los pocos años que, tras la URSS y el campo socialista ampliado, evidenciaron que había que retomar el camino de la revolución socialista. El PCM en México se reestableció en 1994, pero nos llevó como organización cerca de 20 años el reorganizar al Partido en términos marxistas-leninistas, superando en el plano nacional las viejas tesis que habían distinguido y profundizado la crisis histórica de la dirección revolucionaria del proletariado, y alcanzado coordenadas justas: rechazo a las vías nacionales al socialismo; deslinde del oportunismo y el revisionismo; rechazo a la coexistencia de las relaciones mercantiles con las relaciones socialistas de propiedad y producción, es decir a la posibilidad teórica y práctica de edificar el socialismo con herramientas capitalistas o supuestos modelos híbridos; reivindicación de los tramos generales de la construcción socialista en el siglo XX, en particular en la URSS; reivindicación de los ejes fundamentales de la revolución socialista: derrocamiento del poder capitalista, expropiación de los grandes medios de producción y distribución concentrados y centralizados; control obrero; conducción de los y las trabajadores del proyecto revolucionario a partir de sus centros de trabajo; planificación de la economía; pueblo armado en defensa de la revolución socialista. Reivindicación de la necesidad de una Alianza Social, de la que queda excluida toda burguesía, y con fines anticapitalistas; del giro obrero; y de la imprescindible independencia política y organizativa del proletariado. Todo ello queda de manifiesto en el Programa del Partido Comunista de México.
Hoy en México se sigue cualificando un desarrollo pleno del capitalismo. Que protagonizaron los partidos tradicionales de la burguesía, como el PRI y el PAN, y que ahora encabeza con éxitos para la burguesía en su conjunto el partido Morena y sus aliados, coalición de corte socialdemócrata y demagógica. El TLC de 1994, como el TMEC de 2019 a la fecha, manifiestan la cada vez mayor integración las economías principales de América del Norte; la alianza económica, política y militar de los principales monopolios capitalistas de México y EE.UU. Ante esto, los comunistas sostenemos: ni alianzas interestatales en interés de la burguesía, ni guerra imperialista con proyección a generalizarse, ni explotación capitalista. La alternativa a la barbarie: el socialismo-comunismo.
Sobre México
México vivió largas década bajo el PRI-ESTADO. ¿Cómo afectó esto el desarrollo de un movimiento obrero autónomo, la independencia de clase del movimiento y la generación de una conciencia de clase? ¿Cómo enfrentó el Partido ese hecho? ¿Cómo fue posible que durara tanto tiempo esa mecánica, o lógica política?
Lo afectó de manera contundente. Hoy vivimos un nuevo proceso de partido de Estado, al amparo de la figura de Andrés Manuel López Obrador, a través del partido Morena. Ayer y hoy los resultados son infames: debilitamiento político de la clase obrera, anulación de su independencia de clase, desmovilización de sus fuerzas y degradación de sus anteriores organizaciones, abandono u omisión de sus propios objetivos, aletargamiento de los sentidos de la clase obrera, incorporación de liderazgos al aparato estatal, corrupción política, paz social y estabilización del poder político de la burguesía que encabezan los principales monopolios capitalistas. ¿Cómo enfrentó el primer PCM el proceso de la dominación burguesa emanado de la Revolución Mexicana? Con aciertos y, sobre todo, con profundos errores. ¿Cómo enfrenta el actual PCM un proceso político distinto y similar al mismo tiempo? Pues sosteniendo la bandera de un México para las y los trabajadores, de cambios radicales, de socialismo-comunismo como Nuevo Poder y Nueva Economía; denunciando y confrontando a todas las fuerzas burguesas; defendiendo y ampliando a capa y espada la independencia política y organizativa de la clase obrera; contribuyendo en todo lo posible para favorecer la ruptura revolucionaria, el derrocamiento revolucionario del capitalismo en este y otros países.
Después de los decenios de gobiernos del PRI se produjo el recambio primero con el PAN. Ahora es el turno de MORENA y AMLO. Este dijo al asumir que se terminaba el neoliberalismo. El gobierno de AMLO ¿ha sido realmente diferente en relación a los gobiernos anteriores o ha sido más de los mismo?
Como Partido Comunista de México evaluamos y concluimos, ya en 2018, que el futuro gobierno de Andrés Manuel López Obrador se distinguiría por ser continuidad del Poder de los Monopolios, por ser uno demagógico y antipopular. Los hechos del presente sexenio, el análisis de clase del mismo, ratifica esa caracterización. Estamos ante una mayor amenaza derivada de la militarización de la sociedad; ante graves implicaciones interimperialistas que repercuten en futuros escenarios de guerra imperialista y el solapamiento de crímenes como el que se lleva a cabo con el genocidio del pueblo palestino, por parte del Estado de Israel y socios; una mayor carestía de la vida y una mayor degradación social. Y todo esto es resultado de la gestión capitalista por parte de López Obrador, continuidad de las decisiones y legislaciones de gestiones previas. El llamado antineoliberalismo, como bandera de lucha, es un horizonte estrecho que profundiza la agonía de las y los trabajadores. El supuesto antineoliberalismo de la socialdemocracia y AMLO en México no es sino un mito, una narrativa que no concuerda con el mantenimiento de los principales criterios neoliberales que han sostenido los capitalistas en el país durante los últimos cuarenta años.
En 2022, la pobreza en México alcanzaba al 36% aproximadamente. Desde la perspectiva de la distribución de la riqueza, el 1% más rico concentra el 41,2% aproximadamente. A esto se suma que México es una de los países más violentos de América Latina y donde también el narcotráfico tiene gran poder. A la vez está al lado de los EEUU. El 2023 se registraron 15.000 homicidios (30.523 asesinatos durante 2023). ¿Cómo se puede superar esta realidad? ¿Cuál es el camino para ello? Considerando también que México es una de las economías más grande de América Latina.
La pobreza se ha magnificado, ha crecido el número de trabajadores abandonados en la informalidad o con ingresos salariales inferiores a dos salarios mínimos. Los salarios de las y los trabajadores no permiten, pese a los tan cacareados aumentos anuales institucionales, satisfacer siquiera las más básicas necesidades. En el tema de salud, el anterior gobierno dejó como herencia más de 25 millones de personas sin derecho a la salud y a la atención médica; el actual gobierno ha llevado esto a un renglón aún peor: más de 50 millones de trabajadoras y trabajadores carecen de servicios médicos dignos y suficientes. Comparemos la esencia de estos elementos con el hecho de que, con AMLO y la socialdemocracia, los monopolios de capital doméstico han extendido sus intereses y operaciones en el mundo; han concluido importantes procesos de fusión y adquisición; y compiten inigualablemente con los monopolios de su principal competidor latinoamericano, Brasil. Los monopolios han visto incrementarse fabulosamente sus ganancias. Los capitalistas más acaudalados son ahora todavía más acaudalados que antes. En su conjunto, la burguesía se ha visto beneficiada de una gestión hábilmente demagógica, con medidas y resultados impensables para el pasado inmediato, con un desarrollo superior del capitalismo en todo el país y constituyéndose en la economía número 12 del mundo.
Esta realidad lo que indica es que por medio de la explotación, la opresión y la violencia reaccionaria la burguesía en México impone el sendero de la barbarie a la clase obrera y sus aliados populares. Esta realidad no puede superarse, ni siquiera en las ilusiones más alejadas de la realidad, con nuevas intentonas, personalidades y medidas de naturaleza reformista. Se requiere superar el estado de indefensión y desarme organizativo, político e ideológico que ha predominado entre el pueblo trabajador en México. Se requieren cambios radicales, una verdadera y nueva revolución. Y se requiere acumular fuerzas, contra los capitalistas y su poder, así como por el derrocamiento del actual estado de cosas y la construcción de un México para las y los trabajadores, es decir el socialismo-comunismo. Por ello, como decisión del VII Congreso y de una mandatada Conferencia Política el PCM decidió desdoblar su programa en una Plataforma Electoral Comunista con posibilidades de agitarse y difundirse masivamente por medio de una candidatura de ruptura por la Presidencia, sin registro político-electoral, y encabezada por el camarada Marco Vinicio Dávila. Acumular fuerzas contra los capitalistas, sus decisiones y su Poder en el futuro inmediato; acumular fuerzas por un Nuevo Poder y una Nueva Economía. Y todo ello puede apreciarse en todos sus pormenores en el documento íntegro de tal Plataforma, http://www.comunistas-mexicanos.org/index.php/pcm/plataforma-electoral-comunista-eligeluchar
Pero, en México también existen presos políticos tanto pertenecientes a las guerrillas como a movimiento político y luchadores sociales, como por ejemplo Higinio Bustos. A la vez están los desaparecidos por motivos políticos entre los cuales encontramos a los 43 estudiantes de Ayotzinapa. Desde 1966 ha habido más de 110.000 personas desaparecidas y 53.000 cuerpos o restos humanos sin identificar. ¿Cuál es el estado de los derechos humanos en México?
En México existen y subsisten, amplificadas, todas las resultantes de la opresión y violencia política que ha caracterizado el poder capitalista desde hace décadas: presos políticos, desaparecidos por motivos políticos, paramilitarismo, impunidad y nuevos márgenes de acción a las fuerzas armadas. El narcotráfico, como cuerpo armado complementario en servicio de la burguesía y los monopolios, imponen el terror, la ocupación de territorios, desplazamientos, saqueos, explotación, esclavitud. Eso es el capitalismo en México, y ello no puede ser revertido en los marcos del actual sistema.
Ahora, como en el caso de Higinio Bustos, luchadores sociales son mantenidos en cautiverio, desaparecidos y asesinados. Las Fuerzas Armadas en México son un integrante esencial de la dominación burguesa, siempre lo han sido, pero ahora observan un protagonismo todavía más elevado. Eso cierra el paso a toda medida de justicia y resarcimiento. Los jóvenes desaparecidos de Ayotzinapa fueron sacrificados en interés de los intereses capitalistas; y están siendo sacrificados de nuevo, con criminalización pero también con la intocabilidad que garantiza ampliación del capitalismo en el país.
Los derechos humanos no son sino los límites de la ética pública del capitalismo en México. La visibilización y narrativa de una pura ética. En los hechos se violan los derechos de las mujeres trabajadoras, los jóvenes, los trabajadores independientes, los pueblos indios, los campesinos sin tierra, pobres y medios, la clase obrera. El capitalismo es la violación sistemática de los derechos y la vida del pueblo trabajador. ¿Qué hacer ante esto? El PCM sostiene que es tiempo de levantar la cabeza, retomar el paso, elegir luchar y organizarse, mirar más allá de las fronteras del capitalismo.
De todo ello, ¿cuáles son los elementos centrales del programa del Partido Comunista? ¿Cómo definiría la estrategia y la táctica del Partido?
El elemento esencial de la estrategia contemporánea del partido es la consideración de la Revolución Socialista como tarea inmediata y fundamental de la clase obrera y los trabajadores. La estrategia pretende, así, resolver dos temas esenciales: la contradicción principal del sistema capitalista, la que existe entre capital y fuerza de trabajo, entre burguesía y proletariado; y, por otro lado, brindar una alternativa científica de cara a los límites históricos del capitalismo. En cuanto a la táctica, se encuentra supeditada a la estrategia. Por ello consideramos erróneo las alianzas temporales con sectores de la burguesía, la participación en coaliciones pluriclasistas, la visión amable de la socialdemocracia que omite es fuerza principal de los monopolios y la aspiración a gestionar el capitalismo. Nuestra táctica es la Alianza Social contra los capitalistas, que una al pueblo trabajador bajo el objetivo revolucionario, y el uso de diversas formas de lucha para acumular fuerzas para la Revolución Socialista.
En la actual campaña electoral presidencial, el Partido Comunista lleva un candidato presidencial propio. Parece que la última vez que llevaron candidato propio fue en 1974, Valentín Campa. ¿Qué los motivó para llevar ahora un candidato propio? ¿Por qué ahora y no antes? ¿Qué cambió?
En la historia del movimiento comunista en México han existido varios candidatos presidenciales en calidad de sus abanderados. El PCM no es ni electoralista ni abstencionista por principio. Consideramos que la lucha de clases, que el renglón predominante de la dominación política de la burguesía, no puede enfrentarse juiciosa y efectivamente a través de dogmas y viejas medidas como el boicot. Esta situación reclama la participación activa del Partido Comunista, su protagonismo con la clase obrera y contra el capital y la difusión más amplia de su Programa en la forma de una Plataforma Electoral. La actual lucha de clases, si bien no álgida sí propia de una que enfrenta candidaturas oficiales que coinciden en lo esencial y que sucede ante un mayor descrédito de Obrador y su coalición electoral, requiere no actitudes pasivas o defensivas, sino actitudes activas, combativas, conspirativas y resueltas, que abonen a reestablecer la organización y lucha obrera y popular, a formas cada vez más multifacéticas y ofensivas.
¿Qué cambió? Que el derrocamiento del capitalismo requiere de un cada vez mayor protagonismo de la clase obrera, sus aliados, y en especial de su Partido Comunista. Que la campaña comunista permite abonar en este sentido. Que la barbarie de capitalismo exige acumular fuerzas contra las bases de la dominación, contra el modo de producción capitalista como tal. Y que, tras décadas y años de reorganización, el PCM está –y así se ha comprobado– en condiciones de afrontar responsabilidades y obligaciones de un calado superior a las que correspondían a un periodo previo, donde la meta y el objetivo primordial era establecer al Partido en la esencia de su dimensión revolucionaria.
¿Es la vía electoral la única vía para cambiar las cosas? No me refiero a la lucha armada como alternativa también únicamente. Me refiero, y viendo otras experiencias latinoamericanas donde es electo un presidente de izquierda, la realidad capitalista no cambia sustancialmente, es decir, la distribución de la riqueza no cambia radicalmente, la dependencia económica se mantiene y el saqueo de los recursos naturales por parte del capitalismo imperialista también se mantiene.
La realidad capitalista no puede cambiar favorablemente para el pueblo trabajador a través de fuerzas, gestores y modos propios del capitalismo de los monopolios. La socialdemocracia no pretende cambiar las cosas, sino gestionarlas en interés de los capitalistas. Nuevas constituyentes, nuevas constituciones, medidas parciales, discursos más o menos altivos o alternativos, nuevos partidos con jóvenes o experimentados servidores del capital no son sino trampas y puertas que conducen a renovar y vigorizar la dominación política de los monopolios capitalistas. La única alternativa: la elección de luchar y organizarse, el margen viable del empleo de todas las formas de lucha, el protagonismo obrero y popular, la reorganización marxista-leninista de los partidos comunistas y la estrategia del derrocamiento del poder y la construcción del socialismo-comunismo.
Contexto internacional
Hace ya algunos años que se viene desarrollando una guerra entre los diferentes polos imperialistas. Se viene gestando un Nuevo Orden Imperialista y con ello la guerra en Ucrania es como una guerra decisiva que como se resuelva o que polo imperialista logre salir victorioso es quien dominará el mundo en lo próximos años. ¿Cuál es su visión al respecto? En todo esto, ¿resulta importante desarrollar una política ofensiva y fuerte antiimperialista?
Los últimos años están marcados por una agria y latente pugna interburguesa. Esta situación política tiende cada vez más a derramarse en forma de una guerra imperialista generalizada. La política de los capitalistas continúa por nuevos y peligrosos caminos. Así puede percibirse en Ucrania, en Medio Oriente, en el Mar Mediterráneo y en el genocidio del pueblo palestino a manos del Estado de Israel, con auxilio y solapamiento de los capitalistas que conducen los destinos de sus respectivos países, como en México. Estamos ante nuevos escenarios de barbarie.
Consideramos que la lucha antiimperialista está a la orden del día, pero no en el sentido o con el objetivo tácito de sustituir unas gestiones capitalistas por otras, o un tipo de política institucional o internacional por otra. No tiene nada que ver la lucha antiimperialista que reivindicamos con la elección del “mal menor”, con la opción de decantarse por un campo imperialista “menos agresivo” o “menos avasallante”. Luchar contra el imperialismo es luchar contra el capitalismo de los monopolios en cada país, contra sus tretas y acciones a nivel mundial; es luchar contra la propiedad privada y la esclavitud asalariada; es luchar por el socialismo-comunismo. La lucha antiimperialista no es una fase o etapa intermedia, previa, al socialismo. Es la lucha por la emancipación de la clase obrera. Luchar contra el imperialismo es luchar contra toda alianza imperialista, contra toda guerra de rapiña y contra la burguesía de nuestros propios países. El enemigo fundamental del pueblo trabajador está en casa. Ahí radica la base de la lucha antiimperialista como sinónimo de la lucha contra el capitalismo en su fase imperialista. El imperialismo es el desarrollo contemporáneo del capitalismo a nivel mundial, más allá de desniveles y ritmos diferentes. El imperialismo no es un país o una política exterior particularmente agresiva: es el dominio de los monopolios y un conjunto de características del desarrollo capitalista que predominan en todos nuestros países. Antiimperialismo pleno es anticapitalismo y revolución social.
Hay también otros escenarios bélicos. La guerra en Siria lleva ya 10 años. El genocidio contra el Kurdistán especialmente en Rojava por parte de Turquía y el genocidio contra el Pueblo Palestino por parte del nazisionismo y que se ahondará con la invasión a Rafah. ¿Cómo se frena todo esto considerando los poderosos intereses del imperialismo en cada uno de estas guerras.
Ejerciendo organizadamente la más amplia solidaridad internacional, el más efectivo y diversificado internacionalismo proletario. Estar, para ello, al margen de todo cálculo y de toda obligación relativa a la gestión del capitalismo. Con independencia política la clase obrera y sus aliados populares pueden no solo ponerse en todos los casos del lado de la justicia y del progreso, de la clase obrera y los sectores populares, sino también de la medida más definitiva: la Revolución Socialista
En todo este contexto bélico, ¿qué le significará para los pueblos pobres del mundo?
Para todos los pueblos trabajadores en las distintas economías del mundo significarán nuevas privaciones, sacrificios, ataques, predicamentos y penas. Estas consecuencias del capitalismo imperialista, de las políticas y las guerras de rapiña, destacan la única alternativa posible: el Poder Obrero, el socialismo-comunismo.
Por último, ¿cuál sería su llamado a los pueblos latinoamericano, a los pueblos pobres del mundo?
A reestablecer sus organizaciones de clase, en los centros de trabajo. A sembrar de semilla organizada e insumisa los barrios, los pueblos, las comunidades. A la Alianza social de los artesanos, pueblos indios, campesinos, trabajadores independientes o autónomos, entre otros sectores, con la clase obrera y la mujer trabajadora. Proceso en que las inquietudes de la juventud por un mundo nuevo requieren encontrar la opción del cambio radical, de la Revolución Socialista. Nuestro llamado es a luchar y a organizarnos, a confrontar el poder de los capitalistas, a no confiar en sus cantos de sirena y demagogia, en sus distintas o empalagosas envolturas o recubrimientos. Llamamos a todos los pueblos trabajadores de Latinoamérica y del mundo a lucha por cambios radicales, por un mundo nuevo, por el socialismo-comunismo.
NOTA: las partes ennegrecidas son de la redacción de América Rebelde
Para seguir leyendo
Página oficial del PCM
https://www.comunistas-mexicanos.org/
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