
ENTREVISTA. MOV. REVOLUCIONARIO 8 DE OCTUBRE – MR-8 CHILE
Comentario Previo América Rebelde
La revolución, su fuerza material, se va forjando por pequeños grupos que van avanzando en forma independientes y autónomas, en un principio, pero que tarde o temprano en ese caminar van entrelazando sus brazos, se hermanan y van dando forma al partido de la revolución. El camino de la agudización de la lucha de clases, del enfrentamiento directo al poder burgués-capitalista va mostrando la urgencia de la unudad entre los revolucionarios y va dejando atrás la historia, aunque valerosa, de aquellos perqueños grupos iniciales. Esta es la importancia de la presente entrevista a los y las compañeras del Movimiento Revolucionario 8 de Octubre. Saludamos su creación y esperamos que sea semilla para aquello que hoy falta crear el Partido Revolucionario.
SOBRE EL MR-8
En Chile existen muchos colectivos y movimientos de orientación revolucionaria. ¿Por qué elegir la difícil tarea de conformar, dar contenido a un nuevo movimiento y no integrarse a uno ya formado? ¿Qué diferencia al MR-8 del resto de la izquierda revolucionaria?
No es efectivo que en Chile existan muchos grupos revolucionarios. Dentro del ámbito de lo que se llama la izquierda revolucionaria existen tres líneas bien diferenciadas:
a.- Organizaciones como el PC (Acción Proletaria) el PTR (trotskista), el MIT y algunos grupos desgajados de lo que fueron organizaciones revolucionarias chilenas su centralidad la ponen en desarrollarse como organizaciones públicas y llegar al parlamento burgués. Es imposible por este camino se pueda lograr la transformación revolucionaria de la sociedad.
b.- Un segundo grupo son colectivos y organizaciones que operan dentro de la legalidad burguesa y desarrollan un trabajo ligado fundamentalmente a reivindicaciones económicas, sindicales y de propaganda, que tienen por lo general un horizonte etapista, es decir, que ven el proceso de desarrollo de la confrontación con el enemigo por etapas. Una primera etapa de desarrollo legal o semi legal (plenamente identificados por el enemigo) para pasar algún día a una fase superior de lucha. La experiencia histórica ha demostrado que las organizaciones que no parten desde un primer inicio desarrollándose como una organización subversiva terminan en el reformismo o en el quiebre interno de sus propias organizaciones.
c.- Por último están las expresiones revolucionarias, que en Chile son minoritarias, que ponen como primer punto de partida la conformación de una organización político-militar que se desarrolle desde un inicio como organización clandestina en lucha contra el sistema capitalista. “…no podemos hacernos ninguna ilusión ni tenemos derecho a ello, de lograr la libertad sin combatir…” (Che Guevara – Mensaje a la Tricontinental).
A diferencia de las organizaciones extraparlamentarias, el objetivo de los grupos revolucionarios es, desde el primer momento de su constitución, organizarse en forma clandestina e impulsar grupos de autodefensa, milicias y acciones directas. De estas primeras experiencias y necesaria fase táctica, el objetivo es pasar a la fase estratégica de la lucha por el poder.
Los partidos, colectivos, agrupaciones y organizaciones políticas que no pasen a la lucha no conseguirán crear la conciencia capaz de llevar a la revolución. Sin lucha jamás habrá condiciones subjetivas (de conciencia), pues muchas veces estamos ante momentos decisivos (como el estallido social) y la revolución no es desencadenada por falta de conciencia revolucionaria, resultante de un largo período de inactividad, de ilusiones reformistas, de pacifismo y de falta de voluntad de lucha.
Como escribía el Che: “No es siempre necesario esperar a que estén dadas (cumplidas) todas las condiciones para la revolución; el centro insurreccional puede crearlas”. Ahora bien, si es cierto que a partir de la acción revolucionaria se crean las condiciones para desencadenar la lucha revolucionaria, también es cierto que una minoría armada, por más genial que sea tácticamente, no podrá enfrentarse a un poderoso ejército regular contrarrevolucionario que está en muchas partes a la vez, y destruirlo, sino a condición de ganar a un sector significativo de la población de todo un país.
La aplicación correcta de la unidad de la conciencia y de la acción a las condiciones de Chile y de América Latina permitirá la construcción de las condiciones subjetivas para la lucha revolucionaria.
¿Cómo nace el MR-8? ¿Cuál es el proceso que lleva a su formación? ¿Cómo influye la lucha de clases en la formación?
El MR-8 es la cristalización de varias experiencias desarrolladas a lo largo de los años y nace, en el verano de este año (2025), a partir de unas acciones desarrolladas en un sector de Santiago.
La lucha de clases no “influye” en nosotros. Somos parte de la lucha de clases en nuestro país. La lucha de clases es el motor que impulsa la transformación de la sociedad y, por lo tanto, es la base constitutiva de la formación de los grupos revolucionarios.
Ustedes reivindican el pensamiento y acción del Comandante Ernesto Che Guevara que cae precisamente un 8 de octubre. El MR-8, por lo tanto, se reivindica guevarista. ¿Qué se entiende por guevarismo? ¿Cuáles son los elementos fundamentales del programa guevarista?
El 8 de octubre de 1967, en la Quebrada del Yuro, cae herido y es capturado por los soldados del ejército boliviano el comandante Ernesto Che Guevara. Adoptamos el nombre de Movimiento Revolucionario 8 de Octubre (MR-8) en homenaje al Che y a la vocación revolucionaria, anticapitalista, internacionalista y en la lucha por el socialismo que representa, así como la exigencia de dar una continuidad histórica a ese combate y a esos objetivos.
Guevara no era “guevarista”. Era marxista. Lo que hace el Che es restituir la concepción marxista a las condiciones históricas de su época en una continuidad de la tradición revolucionaria.
Alguno de los elementos centrales del proyecto del Che Guevara se puede resumir en los siguientes puntos:
Primero, y fundamental es que el Che, volviendo a Marx, plantea un nuevo camino hacia el socialismo que lo separa de manera radical de lo que se dio en llamar los “socialismos reales”, es decir, que no se puede construir el socialismo manteniendo las categorías capitalistas, pues estas llevan necesariamente al resurgimiento del capitalismo, que es lo que efectivamente pasó en los países del este de Europa. “Persiguiendo -escribe el Che en su trabajo “El socialismo y el hombre en Cuba”- la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adaptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material, hay que hacer al hombre nuevo”.
Segundo, es que para alcanzar el socialismo (y de nuevo retoma aquí el Che la tradición revolucionaria que viene de Marx, Lenin, etc.) no es posible de ninguna manera constituir una nueva sociedad sin la destrucción previa del aparato del Estado burgués. Y que esto solo se puede hacer a través de la lucha armada por el poder.
Tercero, el Che pone en el centro de la lucha la independencia y soberanía de los países del sur del mundo, dominados económica, política, militar y culturalmente por la dominación colonial e imperialista que subsiste, levantando la consigna de crear uno, dos, tres muchos Vietnam.
Cuarto, el Che coloca como necesidad estratégica el internacionalismo revolucionario que apunta, de manera muy concreta, a la unificación de las luchas de los pueblos de América Latina por su definitiva liberación. Hacer de toda América Latina un solo pueblo.
En Chile, son muchos los colectivos guevaristas que por lo general están asociados a la cultura Mirista. La última expresión orgánica propiamente definida como guevarista fue la experiencia de la Juventud y de la Izquierda Guevarista que sucumbió en su apogeo y que ya desaparecida. ¿Cuál es su evaluación de esa experiencia guevarista, de sus aciertos y errores?
Según nuestro análisis, esta corriente que se denominó Izquierda Guevarista, que tuvo una vida muy corta, es posible ubicarla en el segundo punto de la caracterización que hacemos de las organizaciones extraparlamentarias, es decir, organizaciones que operan dentro de la legalidad burguesa y que, a pesar de su discurso revolucionario, tienen una visión etapista de la lucha y confirma lo que decíamos anteriormente: que los partidos, colectivos, agrupaciones y organizaciones políticas que no pasen a la lucha no conseguirán crear la conciencia capaz de llevar a la revolución y que, terminan por quebrarse o autodestruirse, que es lo que pasó con esta corriente.
Uno de los aspectos centrales del guevarismo es el internacionalismo revolucionario. Existe hoy la Coordinadora Guevarista Internacional. ¿Son parte de la CGI? ¿Qué opinión tienen del planteamiento y la práctica de la CGI?
Como también decíamos anteriormente, no se puede circunscribir el internacionalismo y la lucha revolucionaria solo a los que se reivindican de Guevara, sino avanzar en la unidad internacional de todas las fuerzas antimperialistas y en lucha por el socialismo.
Volviendo a la definición de ser una organización revolucionaria. ¿En qué sectores sociales se inserta el MR-8? ¿Cuál es para ustedes el sujeto de la revolución en Chile?
El pueblo chileno, la clase obrera, los pobres del campo y la ciudad, las masas marginadas de las ciudades, los estudiantes, los pueblos originarios, así como todas las fuerzas sociales que tienen un interés directo en participar en la lucha por la liberación, son las fuerzas constitutivas de la revolución en Chile. Y es en todos estos sectores que debemos trabajar para construir la alternativa revolucionaria para nuestro país.
Muchos movimientos revolucionarios han elegido al movimiento estudiantil como el epicentro para la formación del partido revolucionario aun cuando el movimiento estudiantil es de carácter pequeño-burgués y siendo que desde una visión marxista- leninista son los trabajadores, o clase trabajadores, desde donde se debe construir el partido revolucionario. ¿Cómo enfrentan ustedes este debate?
El sujeto de la revolución no es un ente sociológico, sino la fuerza popular revolucionaria que adquiere conciencia de la necesidad del cambio revolucionario. La historia del siglo XX testimonia que una buena parte de los dirigentes revolucionarios venían de extracción pequeño burguesa y jugaron un papel determinante en la lucha revolucionaria. Estos sectores rompen con su clase de origen y se suman a la lucha de los explotados y oprimidos. Los estudiantes que adhieran a la lucha revolucionaria, junto con el conjunto del pueblo, serán los factores de la liberación.
II. HABLEMOS SOBRE EL IMPERIALISMO
En el actual contexto histórico de la lucha de clases ¿cómo entienden el imperialismo hoy? Algunos señalan que la fuerza imperialista hegemónica son los Estados Unidos y que a la vez existen otros centros o polos imperialistas como Europa, China, Rusia, Japón y a la vez el gran contradictor son los pueblos pobres del mundo que se enfrentan de distintas formas a ese imperialismo, a ese neocolonialismo y colonialismo. ¿Cómo entienden el mundo de hoy?
Vivimos el fin de un ciclo histórico. Todo el proceso histórico que ocupa los últimos cinco siglos es el de la expansión del capitalismo. La acumulación de capitales es un fin en sí mismo, un proceso autónomo que se ejecuta sin un propósito final más allá de su propia expansión. En otras palabras, la acumulación de capital no se subordina a las necesidades humanas o sociales, sino que las incorpora y las moldea a su propia lógica de opresión y explotación. La expansión capitalista es un proceso inherente al sistema, impulsado por la necesidad de acumulación de capital y la búsqueda de nuevos mercados, mano de obra barata y fuentes de materias primas.
Para sobrevivir, el capitalismo, cuyo único objetivo es la codicia y la acumulación, tiene necesariamente que expandirse y conquistar nuevos mercados, lo que ha llevado al reparto del mundo por las grandes potencias capitalistas y a la lucha mortífera entre ellas por arrebatarle porciones del mercado mundial a los otros Estados capitalistas. Este es el fundamento que conduce a la confrontación militar, como atestiguan la primera y segunda guerra mundial y, claramente la situación actual.
La hegemonía mundial la tuvo Europa hasta la Primera Guerra Mundial y luego EE.UU., durante todo el siglo XX. La dominación colonial e imperialista no pueden existir sin un poderío y dominación militar. Un número de excolonias se han ido desarrollando y constituyendo en nuevas potencias capitalistas emergentes, como las que están asociadas a los BRICS, fundamentalmente China, que compiten y chocan por el control del mercado mundial.
La emergencia y desarrollo de estas nuevas potencias capitalistas ha puesto en crisis a las antiguas potencias dominantes (EE.UU. y Europa) y cuya resolución solo se definirá en nuevas guerras y matanzas.
Forma parte de la dominación imperialista el pensamiento eurocéntrico que se instaló en el resto del mundo a sangre y fuego a través de la opresión colonial e imperialista, llenándonos de muerte y despojándonos de nuestras raíces durante siglos. En Chile y en América Latina, impulsada por las burguesías, está instalada una visión del mundo que considera a Europa (y a EE.UU.) como el centro de la civilización y a sus valores culturales, sociales y políticos como modelos universales, que domina en la educación, la literatura y los medios de comunicación.
Esta concepción, parte constitutiva de la dominación imperialista, choca con violencia con nuestra historia y nuestro mundo ancestral.
Lo anterior es fundamental porque al igual que sucediera con el lanzamiento de la Bomba Atómica por parte de los Estados Unidos contra Japón a finales de la Segunda Guerra Interimperialista, y cuya finalidad era dejar en claro que ahora era EEUU la fuerza hegemónica imperialista, lo mismo sucedió posterior al derrumbe del Campo Socialista donde la guerra en la ex Yugoslavia tuvo la misma finalidad por parte de los yanquis. Dejar en claro que ellos eran ahora, sin la URSS y el campo socialista los amos del mundo. En ese sentido algunos plantean que el Nuevo Orden Imperialista se está resolviendo en la guerra de Ucrania y en lo que está sucediendo en Medio Oriente (genocidio palestino y guerra Israel-Irán). ¿Cómo ven el nacimiento del Nuevo Orden Imperialista? ¿Qué rol le cabe a los pueblos pobres del mundo?
Es evidente que el nacimiento de un Nuevo Orden Imperialista será resuelto, como lo ha sido siempre en la historia, a través de la guerra y de la muerte de los pobres del mundo. Los actuales acontecimientos sobre la agudización de las luchas interimperialistas conducirán necesariamente a la confrontación y al levantamiento de las masas pobres y excluidas de los países del sur del mundo que siguen, bajo nuevas formas, bajo la dominación colonial. El siglo XXI verá necesariamente el despertar revolucionario y una nueva ola de movimientos de liberación y en lucha por el socialismo.
Desde la perspectiva de la construcción de un partido y proyecto revolucionario hay cuatro contradicciones fundamentales a resolver: a) Contradicción Interimperialista, b) Contradicción Imperialismo – Pueblos Oprimidos, c) Contradicción Imperialismo – Burguesía Nacional y d) Contradicción Capital y Trabajo. ¿Cómo ven el desarrollo de estas contradicciones a nivel internacional y también en Chile?
Toda contradicción, que sea dialéctica, implica que esta Suprime, Supera y Conserva. Las contradicciones a) Contradicción Interimperialista y c) Contradicción Imperialismo – Burguesía Nacional se mantienen en el marco del sistema capitalista, no niegan ni superan el sistema, sino que son desplazamientos dentro de la misma contradicción. En el momento actual no existen burguesías nacionales capaces de independencia. Son solo expresiones alargadas de la dominación imperialista y colonial.
Las contradicciones que pueden superar el capitalismo son la b) Contradicción Imperialismo – Pueblos Oprimidos del Mundo y la d). Contradicción Capital y Trabajo. Un ejemplo actual de cómo operan estas contradicciones lo podemos ver en la situación del Medio Oriente donde se superponen las contradicciones interburguesas con la lucha de los pueblos. La solución histórica en el Medio Oriente que sigue vigente es la que planteó en su momento el Frente Popular por la Liberación de Palestina (FPLP), que es la unidad de la lucha del pueblo palestino con los pueblos árabes contra sus propias burguesías, incorporando la lucha de liberación nacional a la lucha por el socialismo.
III. HABLEMOS SOBRE CHILE
¿Cuál es el análisis que Uds. realizan sobre la coyuntura política que vive hoy Chile? ¿Cómo ven la lucha de clases hoy su contradicción principal y fundamental?
La situación de Chile es la siguiente: domina una burguesía mercantil y financiera, extremadamente parasitaria, sometida a la tutela del capital estadounidense y europeo, los cuales controlan todos los factores estratégicos de la economía chilena. El peso y el poder de esta gran burguesía están intactos y hacen del país una verdadera colonia donde el imperialismo saquea nuestros recursos naturales y mantiene al pueblo explotado y oprimido.
La vida política de la institucionalidad del país se representa gráficamente con la oscilación del péndulo, donde los políticos defensores de la clase dominante se turnan de tiempo en tiempo.
Hoy nos enfrentamos a un cambio de perspectiva de la burguesía que rechaza, al menos en su sector hegemónico, continuar con políticas liberal-reformistas (Concertación, Frente Amplio) y empieza a plantear como alternativa la militarización del país, que busca asumir una apariencia democrática.
La contradicción principal y fundamental está entre los pobres de la ciudad y el campo con el gran capital y el imperialismo. La izquierda extraparlamentaria, en sus diversas variantes, no está preparada para hacer frente a este ataque contra nuestros pueblos; por lo tanto, solo queda un camino, que es el de preparar las condiciones de la ofensiva popular y revolucionaria para hacer frente a los proyectos criminales de la burguesía chilena.
Hablar hoy de izquierda es un tanto confuso, ambiguo hasta de una forma jocosa se puede definir como “un bolsillo de payaso” es decir, cabe todo. Lo que ayer fue el reformismo hoy ha derivado a su definición de progresismo que incluye al Partido Comunista, al Frente Amplio, a algunas expresiones decadentes de antiguos movimientos revolucionarios y a la ex Concertación. Todas ellas junto a la derecha fascista son parte del Bloque en el Poder. La labor de los progresistas dentro del campo popular es sembrar confusión, burocratizar a los movimientos sociales y las herramientas de lucha como cooptarlos. Eso fue lo que ocurrió durante el estallido social donde se impuso el camino de la nueva constitución y la domesticación de la rebeldía desatada. ¿Cómo quiere enfrentar el MR-8 la nefasta influencia de los sectores reformistas, revisionistas, oportunistas y vacilantes?
Esto solo se puede lograr saliendo del estado de apatía y discursivo y pasando a la lucha, a la movilización e instalación del proyecto revolucionario en todos los frentes de lucha.
Algunas expresiones políticas que se definen como revolucionarias justifican su participación en las elecciones mediante la inscripción de partidos electorales como es el caso del Partido Comunista (Acción Proletaria), el PTR, y otros. ¿Cómo enfrentan el tema del parlamentarismo, del electoralismo? ¿Cuál es la forma de lucha más adecuada para el actual contexto de lucha de clases? ¿Cuál sería la forma revolucionaria?
Durante décadas, la clase dominante, los patrones, los oligarcas y dueños de nuestro país siempre han encontrado una forma de engañar al pueblo, distraerlo, apaciguarlo con nuevas fórmulas que siempre conducen a lo mismo: más sufrimiento para el pueblo y más bienestar y riquezas para los oligarcas.
Cuando el pueblo impulsó una lucha pacífica por los cambios y lo encontró en Salvador Allende, la oligarquía lo mató y reprimió a sangre y fuego las conquistas de más de un siglo de luchas. Cuando el pueblo exige derechos, la oligarquía responde con represión. Cuando el pueblo pide justicia, pan y dignidad, la burguesía responde con salarios miserables, injusticia y humillaciones. Esta es la única y larga historia de nuestro pueblo.
Es fundamental entender que no hay ninguna posibilidad de cambio por la vía institucional. La experiencia de los dos últimos siglos lo demuestra. La burguesía permite que los sectores reformistas participen en el juego electoral, pero cuando estas políticas sobrepasan los límites establecidos por el capital, este responde con la violencia del poder, como atestiguan estos hechos: los centenares de golpes de estado y masacres desarrollados a lo largo de la historia del capitalismo.
Después de décadas y décadas, no podemos seguir creyendo que las cosas van a cambiar con elecciones. Hace tiempo que las vías legales están agotadas. Solo queda la insurgencia como camino de cambio y de transformación social. No podemos seguir creyendo eternamente que los ricos, nuestros explotadores, nos solucionen nuestros problemas. Jamás lo harán. Ellos viven de nuestro trabajo y de nuestra miseria. Nuestra lucha es por educación, techo, comida, vestido y, sobre todo, dignidad. Por un Chile y una América Latina, independientes del poderío imperialista. Por una patria socialista.
Una de las cosas que atenta contra la izquierda revolucionaria es precisamente su dispersión, su fragmentación, y por lo tanto, la no comprensión de la unidad como una necesidad estratégica. A pesar del poco tiempo que llevan como movimiento, ¿qué valor le asignan a la unidad revolucionaria? ¿Cómo entienden la unidad revolucionaria? Algunos la entienden como “unidad en la acción” y otros van más lejos y plantean también una unidad estratégica y programática también revolucionarias.
Como escribió el filósofo y estratega chino Sun Tzu, hace 2500 años, la táctica sin estrategia es el ruido antes de la derrota. Es una irresponsabilidad impulsar las luchas populares sin un plan estratégico táctico. Pero igualmente la acción revolucionaria debe constituir a su vez un factor de esa unidad estratégica. Sin embargo, la revolución es una lucha de todo el pueblo donde todos y cada uno, de acuerdo a sus posibilidades, coopera de las más diversas formas en la lucha revolucionaria.
Actualmente existen organizaciones revolucionarias como el Lautaro, la Organización Comunista Revolucionaria, sectores Rodriguistas, Colectivos Rojinegros, etc. Todas de expresiones ideológicas revolucionarias diversas. ¿En qué coinciden con ellas? ¿Es posible abrir un espacio de convergencia revolucionaria con estas y otras organizaciones? Se ha conformado la Coordinadora Clasista y Popular. Que reúne a sectores clasistas.
La primera unidad que hay que plantear es la unidad entre los pobres de la ciudad y del campo. En cuanto a la unidad de las organizaciones políticas revolucionarias, depende fundamentalmente de la voluntad real que tengan en construir esta unidad, claro está que bajo un marco revolucionario. Muchas veces está el discurso de la unidad, pero falla la voluntad política de realizarla. El proceso de la lucha y su desarrollo irán conduciendo necesariamente a procesos de unidad.
De lo anterior, ¿cómo entienden la revolución y el socialismo en Chile? Entendiendo que estas tienen la complejidad que tanto la clase trabajadora busca su emancipación y la toma del poder como proyecto histórico y el movimiento revolucionario mapuche define su lucha como de liberación nacional, autodeterminación, anti imperialista, anti colonialista. ¿Cómo se resuelve esto?
La derecha más reaccionaria ha venido planteando la destrucción de las comunidades Mapuche y transformar a sus habitantes en propietarios individuales. En otras palabras borrar todo existencia comunitaria. El carácter comunitario de los pueblos originarios de Chile, de América y del Sur del mundo es necesario que sea defendido con todas las fuerzas por los revolucionarios. Constituye la defensa del futuro.
Las luchas de liberación nacional no son contradictorias con la revolución socialista. Defendemos el derecho de los pueblos a su autodeterminación. En este sentido defendemos el derecho de los pueblos originarios a su total y entera autodeterminación de la opresión capitalista.
Por último, en Chile existen aproximadamente 136 presos políticos y en América Latina y en el mundo la represión hacia organizaciones revolucionarias se ha agudizado. La prisión política va de la mano del Derecho Penal del Enemigo. Hace algunos meses se conformó Socorro Rojo – Sección Chile que a la vez es parte de Socorro Rojo Nuestra América que reúne a organizaciones latinoamericanas. ¿Cómo enfrentan el problema de la prisión política, de las políticas contrainsurgentes?
En la actualidad, la prisión política está prácticamente silenciada en Chile, salvo la defensa que toma algunos abogados, familiares de los presos y pequeños grupos. Es importante retomar la experiencia realizada en Chile a fines del siglo pasado y principios de este por la lucha de la libertad de los prisioneros políticos, que consistió en ir más allá de las marchas y la propaganda, que, si bien son necesarias, son insuficientes. Por un lado los propios prisioneros políticos deben reinstalar la cárcel combatiente por otro lado hacer ver la importancia que tuvieron las movilizaciones por los prisioneros de la Concertación a través de tomas como las agencias de prensa internacional, embajadas, la Catedral de Santiago y otras.
Para terminar, ¿cuál es el llamado a la clase trabajadora, a los pueblos en Chile, a las organizaciones en lucha?
Consideramos que hay razones suficientes para impulsar la construcción de una nueva organización revolucionaria en Chile que ofrezca la posibilidad a todos aquellos hombres y mujeres de nuestro pueblo que estén sinceramente convencidos de la necesidad de desarrollar un proceso revolucionario a integrarse a la lucha por la liberación y la revolución socialista. La revolución antiimperialista y socialista es un deber del conjunto del pueblo explotado y sometido. La responsabilidad de esta lucha y de la emancipación definitiva recae en todos nosotros. En consecuencia, el campo popular debe movilizar todo su potencial social, militar, humano y moral a fin de participar activamente en el proceso revolucionario hasta alcanzar la victoria. No dejemos de responder al llamado del pueblo y de la revolución.