CHILE. REPRESIÓN PATRONAL Y BUROCRATISMO SINDICAL
No sólo fue la represión de las fuerzas especiales de carabineros en colusión con el lumpen lo que marcó la marcha convocada por la Central Clasista de Trabajadores donde resultaran heridos tres periodistas populares quedando Francisca Sandoval con riesgo vital. Ahora es el turno de los trabajadores subcontratistas de ENAP donde el brazo armado de los capitalistas desalojaron a los trabajadores que se habían tomado la planta. Esta política represiva contrasta con la cautela y delicadeza con el cual el gobierno de Boric negocia con el empresariado y como la central vendida negoció con el gremio empresarial el aumento ratón del sueldo mínimo y como han estado avanzando en acuerdos para conformar una nueva mesa tripartita para perfeccionar el neoliberalismo.
A esto se suma la “iniciativa” legislativa de Boric de dar forma legal a los “Estados Intermedios” de Represión, el perfeccionamiento de los aparatos de inteligencia y con ello el endurecimiento legal para resguardar el “orden público”, la paz burguesa a sabiendas que en el horizonte y en el ambiente se ve y se siente vientos de un nuevo estallido social. Se preparan de antemano ante la avalancha de indignación que se está cultivando y para ello Boric también requiere dar forma al nuevo pacto social, al nuevo pacto represivo antes que todo sea demasiado tarde como le sucediera a Piñera.
La constante represión policial y económica contra la clase trabajadora debe ayudarnos a darnos cuenta que nada se podrá conseguir teniendo como herramienta política al reformismo sindical-parlamentario que históricamente ha buscado la atenuación de la lucha de clases, su reemplazo por el colaboracionismo y conciliación de clase, ser funcionales a la falsa democracia burguesa y fieles defensores del Estado capitalista, en definitiva, ser dóciles corderos de la dictadura burguesa-capitalista.
Más allá de la represión patronal
Pero para analizar más profundamente la represión patronal, la violencia empresarial debemos dejar las emociones a un lado y verla es su propia dimensión y cómo enfrentarla correctamente.
Si bien desde el punto de los principios toda agresión a la clase trabajadora es repudiable y debe ser combativa también es necesario constatar que la agresión sufrida por la clase no es sólo aquella que ejecutan las fuerzas policiales-militares represivas sino que esta violencia ejercida es una constante e inherente a la sociedad de clases, al capitalismo y a la existencia del Estado. ¡Qué más violencia que la explotación del hombre por el hombre! ¡Qué más violencia que el capitalismo mismo! ¡Qué más violencia que la ideología dominante!
Dicho lo anterior, el segundo elemento que debemos atender es que la capacidad de seducción que ha tenido la clase dominante para atraer, incorporar y transformar en herramientas de represión a sectores importantes del pueblo y de la clase trabajadora. La conciliación de clases, el etapismo, el parlamentarismo, el reformismo-revisionismo-progresismo han sido todas formas de intervenir y hegemonizar el amplio movimiento proletario en función de los intereses de clase de la burguesía.
Si en el caso de Chile fue al inicio de la década del 30 cuando se impone el sindicalismo legal, dentro de los marcos político-institucionales-burgueses, aceptado por los partidos obreros de la épcoa fue también el período donde estos mismos partidos obreros asumen el parlamentarismo como forma principal de acción y lucha política. Nace el reformismo sindical-parlamentario y más tarde la clase política y la burocracia sindical dos almas gemelas.
Si el parlamentarismo supuso la pérdida del contenido revolucionario de esos partidos obreros y de su independencia de clase, el sindicalismo legal también supuso el entierro del sindicalismo revolucionario, de la acción directa, de la autonomía sindical, y de concebir al patrón como símil del Estado Capitalista y por ende, y hacia ambos, como su enemigo de clase. Si el patrón pasó a ser un «amigo» ante los ojos confusos del obrero, el Estado burgués paso a ser un instrumento efectivo para la solución de sus problemas vitales para la clase desde su falsa conciencia. Es tiempo de asumir que tanto el sindicalismo legal como el parlamentarismo lejos de haber sido una contribución en el camino de la lucha emancipatoria del proletariado ha sido un grave error, un estorbo, e instrumentos funcionales a la clase dominante. El proletariado poco o nada ha ganado dando luchas desde dentro de los marcos políticos-burgueses y sólo ha avanzado en su domesticación, en su sumisión y en su asimilación.
De lo anterior se desprende, entonces, dos interrogantes cruciales.
- ¿Cómo se puede combatir efectivamente la violencia patronal-burguesa?
- ¿Cómo se puede construir un instrumento efectivo para los fines históricos de la clase trabajadora?
Trataremos de dar respuesta a ambas pero en ambos casos el objetivo será abrir el debate, provocarlo. Contribuir a ello.
Sobre la primera pregunta, la respuesta pareciera se obvia. La forma más efectiva de combatir la violencia patronal es, primero, la toma de conciencia que cada uno de nosotros como clase somos violentados y oprimidos por una minoría social genocida. Que a partir de esa toma de conciencia, desde nuestras propias condiciones de vidas diaria, debemos avanzar y darnos a la tarea de organizarnos, de crear nuestra propia fuerza material para dar mejor la lucha pero sin antes asumir la interpretación revolucionaria de la historia y de la sociedad, es decir, asumir la ideología revolucionaria como propia. Pero todo eso sería inútil si no avanzaramos en desarrollar la conciencia de clases, la identidad de clase, en la elaboración de una estrategia y programa revolucionario para nuestra definitiva emancipación. Por lo tanto, Conciencia+Organización+Ideología+Historia+Lucha+Estrategia sería el camino más efectivo para enfrentar al monstruo capitalista, a la bestia burguesa.
Pero la segunda interrogante dice relación con ¿dónde? se debería construir ese instrumento. Y ahí es bueno preguntarse, ¿se puede vivir libremente en el vientre del monstruo, de la bestia? ¿se puede conquistar la felicidad, la auto realización, la independencia sabiendo que tarde o temprano seremos triturados? No. La bestia, el monstruo tarde o temprano nos devorará, nos triturará y seremos a los menos un cumulo de desperdicio, de desechos.
Para lograr nuestra independencia y autonomía tanto como clase como individuos tenemos que ser desde los inicios independientes y autónomos de quienes nos encarcela, nos esclaviza y nos oprime. Resulta suicida tratar de reformar a la bestia, al monstruo que tiene un poder casi infinito o totalitario y es una locura tratar de encontrar algún grado de bondad, de sentimientos humanos en quien ha asesinado a nuestros antepasados sin compasión y que se apresta a hacer lo mismo con nosotros mismos y con las futuras generaciones. Entonces, ¿puede un partido que se autodefine como revolucionario asumir el parlamentarismo como su forma principal del lucha y mantenerse como revolucionario? No, sería contra su naturaleza y habría dejado de serlo. ¿Puede el movimiento sindical conquistar la emancipación de la clase trabajadora, desarrollar una corriente clasista combativo desde dentro de la legalidad burguesa y desde dentro del Código Laboral? Todo indica que no, que no es posible.
¿Por qué sería más condenable, por parte de sectores revolucionarios, la participación en las elecciones presidenciales, parlamentarias, levantar candidatos propios y hacer del parlamentarismo como su principal forma de lucha y no ser condenable impulsar la formación de sindicatos legales, participar dentro de la legalidad burguesa-laboral si al final de cuenta estamos hablando del mismo sistema, de la misma legalidad y clase y sabemos también que el modelo de dominación no se puede «dividir», segmentar y que se debe tomar como un todo? ¿No es eso una contradicción vital, profunda en esos sectores revolucionarios? Porque al final ¿qué es lo que diferencia a esos sectores clasistas combativos que participan dentro de la legalidad en comparación con los sectores reformistas de izquierda en cuanto a su política?
La organización autónoma de los trabajadores, el avance en la lucha que permita el desarrollo de la conciencia de clase, el romper con la burocracia sindical, que es la expresión de la clase política en el mundo de los trabajadores, y avanzar en la conformación del poder y fuerza obrera que se exprese en el desarrollo de consejos obreros autónomos unidos en la acción directa obrera, que levanten la socialización de los medios de producción y no su nacionalización y que enfrente al Estado, y a su símil el patrón, directamente resulta ser la única solución para la emancipación de la clase trabajadora. Tan criminal es la clase dominante como el reformismo parlamentario y la burocracia sindical que actúan como tapón de la lucha legítima de los trabajadores.
La clase trabajadora para conquistar su emancipación se debe organizar desde abajo y desde afuera de los marcos burgueses-capitalistas. Nada podrá conquistar si decide organizarse desde arriba y desde adentro aun cuando decida tener un solo pie dentro de esa institucionalidad. No se puede quedar bien con «Dios» y con el «Diablo». Para combatir y vencer la violencia patronal, de clase, se hace de frente, desde afuera, desde abajo, en forma independiente y en forma autónoma.