CHILE. LA FURIA PROLETARIA Y EL MINISTERIO DE SEGURIDAD PÚBLICA

CHILE. LA FURIA PROLETARIA Y EL MINISTERIO DE SEGURIDAD PÚBLICA

El gobierno de Boric es como una bolsa con agua. Mientras la aprieta de una de las partes, las otras se inflan a punto de estallar. Se vuelva inmanejable. 

Si Boric puso toda su atención en «pacificar» la Araucanía mediante la represión, prisión, militarización, con estado de excepción prolongado y con montajes incluidos, los trabajadores se han encargado de tomarse las calles, hacer barricadas y hacer uso de la legítima autodefensa de las masas. Esto queda demostrado en los 1º de mayo clasistas y combativos donde los sindicatos se enfrentan ante la represión de la policía militarizada de carabineros. Pero ahora, y faltando un mes para el 1 de mayo, son los pescadores artesanales los que, desde la furia proletaria, se lanzan con todo en defensa de sus justos derechos y demandas como de su fuente laboral. Nuevamente es el parlamento burgués y el gobierno los que legislan a favor de las familias dueñas de la costa, del mar, de la pesca industrial. 

Las imágenes son elocuentes: barricadas, enfrentamientos con la policía militarizada, vehículos policiales indelicados, etc. La masividad de la protesta y de la demanda no sólo envuelve a los pescadores mismos sino también a sus familias. Es la lucha entre David y Goliat. 

Hasta el momento hay cuatro pescadores artesanales detenidos y que de seguro serán procesados por infligir las leyes represivas aprobadas bajo el gobierno de Boric con complicidad de la derecha fascista como de las leyes aprobadas bajo el gobierno de Piñera apoyadas por el progresismo que en ese entonces era oposición y que ahora es gobierno. La lucha por la libertad de los pescadores detenidos resulta una cuestión cardinal, fundamental y de solidaridad de clase. Estos hechos se dan a días de conmemorarse el Día del Joven Combatiente. 

La furia proletaria de los pescadores artesanales fue también la antesala de la aprobación del «flamante» Ministerio de Seguridad Pública que será el encargado de «combatir» el narcotráfico y el crimen organizado sino que fundamentalmente lo que ellos llaman el «terrorismo» queriendo decir el pueblo organizado y en lucha, el pueblo embrocado, lo que es para el poder, el enemigo interno. 

El abogado frenteamplista, Luis Cordero, es el nuevo ministro. Sigue los pasos de Manuel Contreras, ex general encargado de la represión durante la dictadura militar-burguesa, como de Marcelo Schilling el encargado de la represión y guerra sucia de la transición hacia la «democracia» a través de la Oficina de Seguridad Pública. En ambos casos los recuerdos de las violaciones a los derechos humanos bajo la justificación de combatir el «comunismo internacional» primero, y el «terrorismo» después son nefastos y se encuentran inscritos en la larga lista de violaciones a los derechos humanos, fundamentales, y del terrorismo de estado.

Ya el Ministerio de Seguridad Pública ha inaugurado su puesta en marcha con la represión contra los pescadores artesanales que fueron atacados con balas de goma, por parte de la guardia marica digo marina, quedando muchos de ellos heridos y uno de ellos herido en el rostro. Todo esto mientras protestaban con su lanchas obstruyendo el baso de algunos buques. 

Toda esta puesta de escena represiva y ministerial tiene como trasfondo las elecciones presidenciales de fin de año. El estancamiento del progresismo que ha sido incapaz de nombrar a sus precandidatos hace que este, las fuerzas de gobierno, estén pasos atrás en relación a la derecha fascista que a esta altura corre sola. 

El progresismo en su afán de mostrarse apto para gobernar, a pesar que el gobierno de Boric haya sido un desastre para los intereses del pueblo pero una ganancia para los grupos económicos, y para ello ha estado utilizando la agenda represiva, el combate a la delincuencia como su principal elemento discursivo en la idea de conquistar un segmento de la derecha fascista y recuperar la confianza en el pueblo mediante esta campaña del terror. Boric ha asumido, hace rato, los planteamientos del fascismo, los ha asumido como propios, como su adn. Él necesita mostrarse efectivo. Él requiere mostrarse tan hijo de puta como un fascista. Tan mano dura como cualquier de los peores dictadores, de los peores milicos y burgueses. 

En definitiva, las elecciones presidenciales, como es de costumbre, no será la confrontación de ideas y programas antagónicos entre el progresismo (o nueva derecha) y el fascismo sino que será la oportunidad para limar asperezas, conciliar posiciones y ponerse de acuerdo para seguir administrando el sistema de explotación y opresión. Durante toda la campaña electoral las facciones burguesas se pondrán de acuerdo de cómo continuar con el circo mientras recrudece la represión, las políticas contrainsurgentes. 

 

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