CHILE. CON EL EJEMPLO DE JUAN PABLO JIMENEZ SINDICALISTA CLASISTA Y COMBATIVO
Comentario Previo
El reformismo viene haciendo de las suyas, en Chile, desde la década del 30 cuando reemplazaron la lucha de clases por la conciliación, el parlamentarismo cedieron al sindicalismo legal, desmantelaron el sindicalismo revolucionario, alegal, si trataron de hacer la revolución desde el mismo estado burgués. A ello se sumó el proceso de burocratización del sindicalismo legalizado, la pérdida de la independencia de clase, de la autonomía. Impusieron como consigna a las masas la nacionalización de las empresas y no su socialización de los medios de producción. La revolución desde arriba y desde adentro supuso la muerte del control obrero, de la democracia obrera y de los gérmenes del poder popular. Combatieron los cordones industriales. Un sindicalismo clasista y combativo debe volver a sus raíces históricas y debe tener como meta combatir la legalidad burguesa, romperla, crear una fuerza proletaria independiente, frontal al estado y a la clase dominante, recuperar su independencia y autonomía como también poner en práctica aquella máxima: La clase trabajadora sólo debe confiar en la clase trabajadora misma.
Dejamos a continuación el artículo
Con el ejemplo de Juan Pablo Jiménez a dar continuidad al proyecto sindical clasista y combativo, de la compañera Catalina Rojas de la AIT:
Se inicia el año 2023 y con ello las deudas, la cesantía y las alzas de precios continúan. Las consecuencias diarias que vive la clase trabajadora respecto de la actual crisis capitalista sin duda son evidentes. Los sueldos no alcanzan para el diario vivir, la familia trabajadora debe realizar malabares para parar la olla, y en más de un hogar hay alguien que quedó cesante y que debe andar haciendo “pololos” para llevar algún ingreso.
Muchos de los trabajos que podemos acceder son altamente precarios, sin contrato, sin protección de salud o pensiones, en muchos casos sin derechos básicos como vacaciones, días administrativos, permisos pre y postnatal, sala cuna, o incluso un baño.
La precariedad laboral ha sido uno de los pilares de las políticas de empleo que han sucedido y profundizado posterior a la dictadura. La lucha contra el subcontrato que Juan Pablo Jiménez dio incansablemente es una expresión de lucha sindical contra la precariedad laboral. Pero hoy también enfrentamos nuevas y más brutales formas de precariedad, el crecimiento masivo de informalidad laboral, la cesantía y el bestial aumento del trabajo infantil también son respuestas que ha encontrado la patronal para enfrentar la actual crisis.
En estos tiempos convulsos, la única herramienta con la que contamos las y los trabajadores sigue siendo la organización y la lucha. Ante la arremetida patronal, debemos oponer resistencia y defender nuestros derechos, por medio no solo de la negociación colectiva, sino y, por, sobre todo, a través de la huelga como herramienta legítima de lucha y presión. La paralización de la producción es la fuente de poder que, organizada sindicalmente, nos lleva a doblegar la mano de la patronal que no escatima en disminuir nuestros derechos para seguir enriqueciéndose.
Lamentablemente, estos no solo son tiempos de arremetida antisindical de la patronal, sino también nos enfrentamos a la avanzada de sectores que, diciéndose estar en favor de la clase trabajadora, terminan actuando en contra de esta. El sindicalismo de conciliación, amarillo y burocrático, representado por la CUT y con menor protagonismo por las otras centrales entreguistas (UNT, CAT, CTCH) ha empantanado por años el camino de un sindicalismo de lucha que defienda los anhelos, necesidades e intereses de las y los trabajadores. Muchas son las organizaciones sindicales que a nombre de la unidad nos demarcan un camino de domesticación, poniendo a disposición de los diferentes gobiernos de turno los derechos que la clase trabajadora ha conquistado realizando montones de sacrificios.
Por su parte, al interior del campo de las y los clasistas aún persiste la fragmentación y atomización, y pese a los diferentes esfuerzos por articular sindicatos y federaciones, no existe un referente que articule al sector. Un referente debe lograr articular organizaciones sindicales reales, debemos apostar a acumular fuerza sindical con capacidades organizativas y de lucha concreta. A su vez, unificar desde el clasismo y la combatividad implica una concepción política, es decir, entiende que el problema es el capitalismo como sistema de explotación de clase y que ejerce diferentes opresiones, a su vez, enfrenta decididamente las prácticas patriarcales en el seno del pueblo por medio de la educación y a la vez lucha frontalmente contra toda forma de opresión y explotación. Se organiza con independencia de clase y autonomía sindical, sin dejarse influenciar por la institucionalidad patronal ni sus diferentes instrumentos y mecanismos de cooptación. Un referente que no confunda el camino, que combata el oportunismo que se infiltra en la conciencia de la clase y la desvía hacia el pantano de las estrategias de dominación de la patronal.
Entendiendo el actual contexto y el estado del movimiento sindical, el camino sigue siendo el mismo: Levantar sindicatos para luchar en cada rincón, empresa y administración pública; propagar el sindicalismo clasista y combativo como corriente político sindical que lucha no solo por las reivindicaciones inmediatas de las y los trabajadores sino también por sus intereses históricos. Fortalecer instancias de articulación de las y los clasistas, construyendo las confianzas necesarias para avanzar hacia la unidad desde una coherencia política, trabajada desde el debate abierto de las ideas y la humildad de reconocernos como pares y con fuerzas sindicales propias que aún son limitadas. También desde la práctica concreta de la construcción sindical, lo que se traduce en el fomento del protagonismo de las bases por sobre el caudillismo de las cúpulas dirigenciales, la democracia sindical y la combatividad en la huelga, el desarrollo de conciencia de clase y la educación sindical, la capacidad no solo de sindicalización y negociación colectiva, sino también de la construcción de fuerza social de lucha que de cara a la arremetida de la patronal.
Para nosotros y nosotras, Juan Pablo Jiménez fue un ejemplo en vida de la construcción sindical clasista. Buscando la movilización del conjunto de afiliados/as a su sindicato, al poner sobre la mesa no solo los problemas cotidianos del trabajo sino también evidenciar que el subcontrato es una forma de contratación injusta y que debe ser eliminada. Asimismo, fue demostración práctica de la dedicación desinteresada a su clase, de poner a disposición sus herramientas, manos, mente y trabajo al servicio de su clase, constituyéndose como un ser humano digno, consecuente, lleno de amor por los suyos y con una convicción ineludible.
Necesitamos más Juan Pablo Jiménez en cada lucha, en cada empresa, en cada sindicato.
A levantar sindicatos para luchar, a fortalecer la corriente sindical clasista y combativa
Juan Pablo Jiménez, ¡vives en la lucha del pueblo!
Catalina Rojas
Asociación Intersindical de Trabajadores y Trabajadoras Clasistas, AIT