
CHILE. COLABORACIONISMO DE CLASES Y ANTIFASCISMO
Colaboracionismo de Clases. Todos en el Bloque en el Poder.
Ya se han cumplido tres años del gobierno de Boric siendo este 2025 su último año donde habrán elecciones presidenciales y parlamentaria. Durante todo este período Boric no sólo ha traicionado las demandas del pueblo, sus esperanzas virando a gobernar con el empresariado sino que también su apoyo bajo tan pronto la traición se instaló. Su apoyo según las encuestas oscila entre el 22% y el 30% estando casi siempre cercano al primero. Esa pérdida estrepitosa de apoyo electoral hace que la derrota en las presidenciales ronde en el progresismo y que gana alguna de las expresiones de la derecha fascista. La defensa del sistema de explotación y opresión por parte de Boric, su gobierno y de las fuerzas políticas que lo sustentan van desde homenajes a Piñera, aumento de la represión promulgando nuevas leyes represivas entre ellas, recientemente, la Ley AntiTerrorista, mayores facultades y armamento para la policía militarizada de carabineros y el permiso ya otorgado de que esta utilice pistolas de electro shock. Ellos también habrán mantenido al Wallmapu bajo Estado de Excepción durante todo su gobierno y a aumentado la cantidad de prisioneros políticos mapuche con la aplicación del Derecho Penal del Enemigo.
De los trabajadores nada. El Código del Trabajo (proempresarial y procapitalista) no se le ha cambiado ni una coma siendo que el autor de éste es también el autor de las AFPs, José Piñera hermano del ex presidente Sebastián Piñera. El trabajo informal bordea el 30%, los sueldos siguen siendo miserables, las pensiones también más aún con el fortalecimiento del sistema de AFP esto con la última reforma de Boric. De la condonación de las deudas millonarias de los estudiantes universitario, CAE, nada sólo una reparación. Del fin de la salud privada, Isapres, tampoco sino su rescate. Y así sucesivamente.
Con todo lo anterior el Frente Amplio y el Partido Comunista no sólo han prolongado el sistema de explotación, neoliberalismo, sino que lo han fortalecido a pesa que ellos están en el gobierno gracias o como consecuencia del estallido social del 2019. Ellos se autodesignaron como los fieles representantes del descontento social pero asumieron sin resistencia alguna el garopardismo.
Se saben fracasados y saben que un porcentaje de la clase trabajadora, del pueblo no le cree y que debido a esto no podrá entregarle la banda presidencial al candidato del progresismo sino a uno de la derecha fascista. El miedo, el pánico está instalado en las filas del progresismo y en particular en el Frente Amplio y en el Partido Comunista. ¿Qué harán?
Pero no sólo no terminaron con el neoliberalismo como lo habían prometido sino que tampoco fueron capaces de terminar con la Concertación por el contrario la incorporaron al gobierno y permitieron, y quisieron, que se reagrupara, sobreviviera y cual Ave Fenix volviera en gloria y majestad. Y ha vuelto en la figura de la ex ministra del Interior, Carolina Tohá, como casi segura candidata presidencial de todo el progresismo. ¡La Concertación ha vuelto gracias al Frente Amplio, al Partido Comunista y a Boric y su gobierno!
El gobierno de Boric ha sido quien ha ejecutado lo planteado en el Acuerdo por la Paz (noviembre, 2019) donde todo el arco político, toda la clase política se unió en defensa del sistema capitalista y de su democracia burguesa. Todos. Desde el Partido Comunista hasta el Partido Republicano. Las facciones de la burguesía se unieron ante la pasividad del estallido social del 2019. Pero gobernar para la derecha fascista, haber cogobernado con ellos, el asumir las políticas fascistas de la derecha contra el pueblo y los trabajadores tienen al progresismo en un callejón sin salida. No sólo se ha fortalecido al vieja derecha sino que ha permitido el fortalecimiento de la nueva derecha fascista. El colaboracionismo de clase tiene sus consecuencias e impacto.
El Antifascismo: un viejo chantaje
Como ocurrió en la última elección presidencial donde Boric fue electo, en la segunda vuelta, y final, se presentaron sólo dos candidatos Gabriel Boric (25,83% en segunda vuelta representando a todo el progresismo) y José Antonio Kast (27,91% en la primera vuelta) aunque del Partido Republicano representó a toda la antigua derecha fascista. El fascista Kast pasó a segunda vuelta superando a Boric.
Para ganar en segunda vuelta, todo el progresismo levantó la consigna antifascista (= anti Kast) como una forma de chantaje político y una forma de ganar las elecciones que en ese momento sus resultados eran inciertos y probablemente le podrían dar la victoria a Kast. La consigna antifascista le resultó. El miedo hizo que Boric ganara la presidencia con el 55,85% mientras que Kast perdió obteniendo un 44,13% a pesar de todo su discurso histérico y anticomunista. La campaña del terror en ambos lados.
El avance de la nueva derecha fascista en Europa, el gobierno de Milei, la asunción de Trump, etc ha hecho que el progresismo, es decir, esa «izquierda» capitalista renegada y traidora, socialdemócrata, recurra al antifascista lo transforme en marchas e incluso en Internacional Antifascista para luego alinearse detrás de alguna de las fuerzas imperialistas no estadounidenses y pactar con la antigua y nueva derecha fascista para dar continuidad al mismísimo sistema de explotación que antes decían combatir.
Así, en el periódico digital, El Siglo vocero del Partido Comunista, este plantea la posibilidad de llamar a una marcha en contra del fascismo. Una curiosidad por cuanto el fascismo según el mismísimo Salvador Allende en su último discurso, ha estado presente en Chile hace bastante rato.
¿Acaso no ha sido el progresismo el que decidió a fines de los 80s mantener todo el «legado» de la dictadura de Pinochet hasta nuestros días? ¿Acaso eso no es perpetuar el fascismo? Y ahora, 52 años después se vienen a acordar que existe algo que se llama «antifascista»?
Todo este pseudo discurso antifascista se contradice con las condolencias que hiciera la ministra del Trabajo, Jeannette Jara (comunista y posible precandidata presidencial del Partido Comunista) ante el fallecimiento de Horst Paulman, el empresario más rico de Chile. ¿Qué dijo Jara?
https://youtu.be/It29Hkq6Wdo?si=jmxd7O5cKh2TxUjC
La reedición del chantaje antifascista tiene como objetivo la acumulación de votos para las próximas elecciones de este año. Una vez terminadas las elecciones, volverán las traiciones a las esperanzas de miles en evitar los cambio que demanda la mayoría y volverá también el colaboracionismo de clases, los pactos transversales entre bloques políticos supuestamente antónoi
Y ¿qué dijo Boric sobre el fallecimiento de Paulman?
¿Quien era Horst Paulman?
Paulman el empresario cuyo padre había sido de las SS, parte del régimen nazi en Alemania. Horst Paulman fue amigo de los colonos alemanes radicados en Colonia Dignidad / Villa Babiera que dirigía Paul Schaffer también pertenecientes a las SS en las décadas pasadas. Schaffer y su Colonia estuvo al servicio de los cuerpos represivos y e exterminio durante la dictadura de Pinochet. Se sabe que muchos detenidos llegaron con vida y hoy forman parte de los detenidos desaparecidos.
https://www.ciperchile.cl/tag/horst-paulmann/
Con todos estos elementos a la vista, durante el primer gobierno de Michelle Bachelet, 2006, le otorga la nacionalidad por gracia convirtiéndolo en ciudadano chileno.
¡Y qué decir de la política exterior!
Boric no ha dudado en apoyar a Zelensky a pesar de que las bandas criminales nazis, seguidores de Stephan Bandera constituyen la base de apoyo. Boric presenta a Zelensky como blancas palomas. Tampoco a dudado en apoyar al fascismo venezolano, a Machado y compañía. Entonces, ¿dónde queda el antifascismo?
Por último, toda esta consigna antifascismo, ligado al progresismo como forma de acumular fuerza electoral como único objetivo, tiene un falla de proporciones y que refleja la esencia del progresismo.
En los últimos años, el Partido Republicano dirigido por José Antonio Kast ex candidato presidencial ha obtenido un importante avance. La reivindicación sin complejos de la dictadura de Pinochet lo sitúa como una de las fuerzas nacionalistas de mayor importancia en el último tiempo. También el Partido Nacional Libertario de Johanes Kaiser también de carácter pinochetista pero ligado al capitalismo libertario, lo ha transformado en el partido más grande en cantidad de personas inscritas ante el Servicio Electoral.
Es a estas dos fuerzas políticas a las cuales el progresismo las denomina como «ultraderecha» o simplemente fascistas. Si bien es cierto que son ultraderecha y fascistas pareciera ser que los progresistas intentan imponernos la falsa idea que «la otra derecha», vale decir, la UDI, Renovación Nacional, Evopoli constituyen una «derecha democrática» y no una ultraderecha o una derecha fascista.
Antes de la aparición del Partido Republicano y del Partido Nacional Libertario todos estos militantes formaban parte de la UDI y de Renovación Nacional (RN). Tanto la UDI como RN, sus militantes, fueron los sustentos políticos de la dictadura militar siendo muchos de sus militantes integrantes de los organismos de exterminio durante la dictadura de Pinochet. Fueron la UDI y RN quienes defendieron el «legado» de la dictadura como algo propio. Sabemos también que tanto la UDI como RN no dudarían en organizar y dar otros golpe de estado e instaurar una dictadura como la de Pinochet si es que sus intereses de clases estuviesen en peligro. El hecho que hayan moderado en algo su discurso como un elementos estratégico-táctico no quita que tanto la UDI y RN sean también una derecha fascista. Lo son tanto como el Partido Republicano como el Partido Nacional Libertario pero el progresismo insiste en imponer la idea de una derecha democrática.
Esto demuestra lo falso del antifascista del progresismo. Su falta de seriedad y a la vez su disposición a negociar y aliarse con parte de la derecha fascista, UDI-RN, en la defensa de los intereses de los capitalistas. Esta visión, entre otros elementos, ha llevado al progresismo a ir asumiendo las demandas de esta supuesta derecha democrática como propias que se refleja en toda la política represiva y contrainsurgente y sus gobiernos procapitalistas. El progresismo por lo tanto ha mutado a un progrefascismo. ¿Pueden, entonces, los progresistas ser la «vanguardia» del antifascismo, del movimiento antifascista? ¿Pueden ser parte de él? ¿Pueden ser sus impulsores? ¡NO! No pueden serlo porque están también comprometidos con los fascistas. Lo estuvieron durante la «transición hacia la democracia», en la perpetuación, consolidación y perfeccionamiento de lo realizado durante la dictadura militar, en la construcción del enemigo interno (actual), etc. Así como los capitalistas no pueden combatir al capitalismo mismo ni humanizarlo tampoco aquellos que comprometidos con el fascismo pueden levantar la bandera antifascista.
¿Hay espacio para el antifascismo? ¿Es necesario levantar el antifascismo?
Sin duda hay espacio para levantar un antifascismo entendiendo que este antifascismo, genuino y real, sólo puede aparecer de la mano de la izquierda revolucionara que por su esencia anti capitalista, antiimperialista y comunista comprende a cabalidad lo que es una política y movimiento antifascista y lo que el fascismo hace al interior de la clase trabajadora y del pueblo.
Entonces, son los sectores revolucionarios los que deben realizar un combate y lucha ideológica contra el oportunismo descarado del progresismo con su antifascismo eunuco. Este campo ideológico que se pretende convertir en un campo de masas a través de la convocatoria a una marcha antifascista es también un terreno en disputa que los revolucionarios deben ganar e imponer con justeza la definición real y la construcción concreta del antifascismo. Los oportunistas nunca serán antifascistas. No pueden serlo. No está en su ADN.