CHILE. A 50 AÑOS DE LA VÍA E INSURRECCIÓN ARMADA DE LA BURGUESÍA
Los 50 años han servido para todo y para algunas cosas en especial.
El Terrorismo de Estado de doble vía.
Si para la dictadura militar-burguesa, el terrorismo de Estado sirvió para aplastar al movimiento obrero e imponer la vía refundacional del Estado Capitalista Contrainsurgente ha servido también para imponer el discursillo de la unidad nacional entre las diferentes facciones burguesas y, desde ahí, una mayor represión hacia los trabajadores.
Desde esa perspectiva se levanta, en cada conmemoración de la insurrección armada-burguesa, el discursillo de la “defensa de la democracia” (burguesa-capitalista), del respeto al Estado y al Estado de Derecho (ambos burgués-capitalista). La unidad nacional, es decir, la unidad entre victimarios y víctimas, entre asesinos y asesinados, entre torturadores y torturados, entre genocidas y desaparecidos. También levantan la banderilla del respeto del ”orden público” para defender la estabilidad económica que en otras palabras significa cuidar al capitalismo, a las leyes del mercado y a los intereses como ganancias de los grandes capitalistas en desmedro de la gran masa trabajadora.
Levantan también la idea de condenar “la violencia venga de donde venga” pero a la vuelta de la esquina no dudan en dar rienda suelta, mayores atribuciones para que la policía terrorista cometa sus atrocidades.
Las distintas facciones recurren al discurso de la reconciliación, al del nunca más y al de la unidad nacional sobre o desde la tragedia de los trabajadores cada vez que requieren ordenar sus propias filas ante la agudización de la crisis del capitalismo y por ende de la lucha de clases. Utilizan esos conceptos como una herramienta de chantaje para imponer nuevamente sus condiciones y seguir así aumentando sus ganancias y riquezas. En ello concurren progresistas y fascistas cada uno con sus particularidades, con sus discursos morales y éticos, con sus superioridades y empates morales para luego concordar en la defensa del capitalismo y de toda la herencia de la dictadura militar-burguesa.
Nuevo Pacto Burgués en un callejón sin salida.
La crisis profunda del capitalismo y de su sociedad de clases en Chile se visualizó en el estallido social del 2019 y en las consecuencias sociales posteriores.
La clase dominante, el bloque en el poder ha echado mano a dos estrategias para revalidar su programa.
Primero fue el pacto 1 y 2 para la redacción de una nueva constitución. Si la constitución del progresismo fue derrotada, entre otras cosas, porque no representaba los intereses de la clase trabajadora, de los miserables y esclavos, el segundo texto tiene todas las posibilidades de ser derrotados nuevamente al estar en manos de la derecha fascista. En ambos casos la clase trabajadora, el pueblo pobre no ha sido representado.
La derrota estrepitosa de la salida constitucional como mecanismo para la superación de la crisis del capitalismo ha llevado a que el bloque en el poder recurra o intente un acuerdo transversal, entre todos los partidos, desde el Partido Comunista hasta el Partido Republicano, en defensa de la democracia, los derechos humanos y en defensa del Estado todo en el marco de los 50 años.
Esta iniciativa planteada desde el mismísimo Boric tuvo el objetivo de unir a las distintas facciones burguesas tras un discurso hipócrita y cínico para mostrar una unidad y “seriedad” política de una clase política y gobierno altamente desprestigiado y repudiado por la mayoría de la población (97%). Tuvo también dotar a Boric de un ropaje de estadista del cual carece y del cual se encuentra lejos a miles de kilómetros. Para esa puesta en escena invitaron a presidentes de otros países que como en el caso de Fernández tampoco puede mostrar credenciales de demócrata ni de estadista tanto por el desastre y miseria en la cual ha sumido a los trabajadores y pueblo argentino como también porque quien gobierno es Massa y el FMI. Es un simple monigote símil de Boric al otro lado de la Cordillera de los Andes.
Para ello, y para dotar a esta intentona de algún grado de “republicanismo”, se ha recurrido a los expresidentes para que estos junto a Boric firmen un compromiso en defensa de la democracia, como si esta estuviera en peligro. ¿Está en peligro la democracia burguesa-capitalista? ¿Quién la pone en peligro? ¿Cuál es el enemigo interno que lo hace?
Los expresidentes concurren como si tuvieran alguna autoridad moral frente al pueblo. Se olvidan que fue contra su herencia que el pueblo se alzó durante el 2019. Concurren Ricardo Lagos, Eduardo Frei y Michelle Bachelet los responsables del desarme político, ideológico y organizativo del pueblo y de los trabajadores. Los responsables por haber consolidado toda la herencia de Pinochet. Concurre a la firma Sebastián Piñera uno de los hombres más rico de Chile donde su riqueza fue producto y consecuencia de los buenos negocios que hizo durante la dictadura. Concurre Piñera el último autor de la última masacre ocurrida en al historia de Chile y autor de la mayor represión y terrorismo llevado a cabo desde 1990.
Pero concurre también a firmar esa declaración Boric, el mismo que prometió derrumbar el neoliberalismo de Pinochet, Frei, Lagos Bachelet y Piñera, y el mismo quien prometió llevar a la justicia a Piñera por los crímenes cometidos pero que ahora se sabe no terminará con el neoliberalismo ni tampoco llevará a Piñera a la justicia ya que se ha convertido en su socio predilecto y en su salvavidas.
Pero este circo desde la elite también fracaso. No hubo agua en la piscina y quienes se tiraron a ella terminaron con graves contusiones y quebraduras. Fracasó la segunda alternativa para recuperar credibilidad ante la población.
La última alternativa a la cual echar mano
Cuando las salidas políticas se acaban, cuando se cierran esos caminos, la represión pasa a ser la única vía para que la clase dominante relegitime su programa al servicio de sí misma.
Mientras la prensa cubre el “debate” desde dentro de la elite política, en el parlamento se discuten las leyes enviadas por Boric para mejorar los aparatos de represión. Se discute una nueva ley antiterrorista, una nueva ley de inteligencia. Se impulsa una ley que le otorga mayores facultades represivas a los guardias municipales. Se impulsa la instalación de una base militar en Traiguén corazón del Wallmapu y se continúa con la persecución de los comuneros mapuche produciendo nuevas detenciones, por ejemplo. En el marco de la conmemoración del 11 de septiembre, ya se ha anunciado un plan de militarización de las principales ciudades en un virtual estado de guerra. Esto lo publicitan a través de la prensa, a su servicio, y avanzan en la creación del enemigo interno y en la criminalización de la protesta social y en la justificación de la represión.
El rol del Partido Comunista
En todo este cuadro, el rol del Partido Comunista ha sido fundamental.
Dentro de los marcos de la izquierda progresista en el gobierno, Apruebo Dignidad, el Partido Comunista la expresión desde la izquierda al interior de esa alianza. El Partido Comunista ha evitado que el gobierno, en su constante caída de desaprobación, se desfonde por la izquierda y ha evitado que el movimiento social se rearticule con mayor rapidez ante este cuadro de crisis. Su condición de muro de contención lo ha realizado el PC también con una derechización de sus políticas las cuales cada vez están más cerca de un programa socialdemócrata y donde el análisis de la realidad desde el marxismo-leninismo ya no ocurre. Las semejanzas políticas, ideológicas y prácticas con el actual Partido Socialista (renovado) son cada vez mayores. La incorporación del PC al bloque en el poder es ya un hecho.
Muestra de aquello es que ha sido Camila Vallejos, vocera del gobierno, la que ha comunicado con mucha disciplina y convicción, todo lo antes expuesto. Es desde ella, como también desde Carol Cariola y otras autoridades del PC, en que se ha llamado a defender la democracia y esto resulta curioso por cuanto en todos los documentos del PC, desde 1990 hasta hoy, se ha dicho hasta el cansancio que aún se encuentra vigente la constitución del dictador y que en la sociedad aún persiste gran parte de la herencia de la dictadura. Entonces. ¿puede haber democracia con esos dos elementos? ¿qué democracia quiere, entonces, defender el PC?
Al investigar a Marx, Engels, Lenin y otros teóricos revolucionarios sobre el rol que le cabe al partido revolucionario, a los partidos comunistas, que en resumen es organizar y hacer la revolución y que para ello ese partido revolucionaria debe contar con una estrategia integral, también revolucionaria, vemos que en el caso del PC se encuentra muy lejos de aquello y que por el contrario se encuentra confortable al ser parte de las instituciones burgueses y administrando el Estado Capitalista Contra insurgente. No siente ningún conflicto con ello sino por el contrario está convencido que está en lo correcto.
El rol de la historia y nuestros propios conceptos.
Desde la conmemoración de los 50 años cabe poner en debate lo siguiente:
Hubo un quiebre institucional.
No hubo un quiebre institucional. Si la vía armada reaccionaria irrumpió el 11 de septiembre de 1973, en los días posteriores las instituciones del Estado continuaron funcionando y operando como siempre dentro de los marcos burgueses ahora en guerra interna. La economía capitalista siguió su curso al igual que lo hizo la clase dominante (= Estado). La única forma en que las instituciones burguesas del Estado se quiebren y mueran es cuando los trabajadores se toman el poder por la vía revolucionaria y cuando se ponen en marcha hacia el socialismo. Ahí mueren efectivamente las instituciones burguesas, pero eso claramente no ocurrió en Chile y desde 1973 hasta hoy las instituciones burguesas no han dejado de funcionar.
Hubo un quiebre de la democracia
Cabe preguntarse, ¿había democracia antes del 11 de septiembre de 1973?
Las numerosas masacres ocurridas a lo largo de la historia de Chile, la recurrente intervención de las fuerzas armadas y de la policía militarizada para aplastar al movimiento histórico de los obreros y campesinos, del movimiento indígena, las condiciones históricas de miseria y marginación del proletariado nos indica que en Chile nunca ha habido democracia real ni efectiva, sino que Chile ha vivido bajo una dictadura permanente y continua desde la independencia misma. Una dictadura del capital y de su sociedad de clases.
Hubo un golpe de estado
El concepto de golpe de estado, al igual que el de dictadura militar / dictadura cívico-militar, es engañoso y confuso.
Si bien el concepto de golpe de estado se puede definir como la “destitución del gobierno y de las instituciones del Estado” (lo primero ocurrió no así lo segundo como vimos más arriba) lo que ocurrió fue otra cosa.
Lo que ocurrió el 11 de septiembre de 1973 fue la ejecución de la Vía Armada Burguesa y Fascista para parar el avance de los trabajadores que iban a sobrepasar los márgenes burgueses dentro de los cuales se desarrollaba la Vía Pacífica al Socialismo. Fue una Insurrección Armada Burguesa y Fascista ejecutada por las fuerzas armadas y orden de carácter mercenarias pero dirigida por la oligarquía y el imperialismo.
Esta vía e insurrección armada burguesa-fascista tuvo éxito porque desde el campo popular no existía una vía o plan insurreccional armado proletario que le pudiera hacer frente o peso. La clase dominante tenía una estrategia reaccionaria para la retención poder, pero los proletarios no contaban con su estrategia revolucionaria para la toma del poder.
Hubo dictadura militar / dictadura cívico-militar
Por mucho tiempo se habló sobre la dictadura militar sin embargo al acuñar Sebastián Piñera el concepto de “los cómplices pasivos” o desde otra perspectiva “los generales civiles del golpe” se dio con el concepto de una “dictadura cívico-militar”. Sin embargo, ambos conceptos son engañosos y ambos tienen cosas en común.
En ambos casos se esconde que esa “dictadura” es una expresión de poder de la clase dominante (burguesía / oligarquía). Cuando se habla de la dictadura “militar” lo que se visualiza es que el poder militar, o armado, de la burguesía (fuerzas armadas y orden) detentan el poder político-administrativo. Lo que no se dice es que el poder real sigue estando en la clase dominante y no en los cuarteles.
Cuando se habla que la dictadura es “cívico”-militar la cosa se muestra más engañosa aún porque, ¿acaso no somos todos civiles víctimas y victimarios, burgueses y proletarios? Entonces, ¿todos somos responsables de la dictadura?
Entonces, ¿qué hubo?
Hubo una dictadura militar-burguesa, es decir, donde el poder estuvo en manos de la clase política militar en alianza con la clase dominante. Y ¿qué hay hoy? Hoy hay una dictadura burguesa-militar donde el poder se encuentra en manos de la clase política-económica en alianza con la clase política-militar. En ambos casos ambas formas de ejercer el poder son dos caras de una misma moneda por cuanto lo que hay en definitiva es una dictadura del capital donde algunos plantean que esta se expresa desde la “democracia burguesa” (dictadura burguesa-militar) y en otras oportunidades como “dictadura cívico-militar (dictadura militar-burguesa). También en ambos casos el capitalismo es su sustento y el enemigo interno es también el mismo: la clase trabajadora y el pueblo.
En este contexto la emergencia de organizaciones revolucionarios, de un movimiento reivindicativo desde una posición radical, aun cuando no sea capaz de incidir como debería o podría, constituye un elemento que sin duda a los detentores del poder los mantiene en el insomnio. No porque estos movimientos y organizaciones en la actualidad tengan un gran poder o una organización enorme saben que son pequeñas. No los dejan dormir porque radicalizarse la actual crisis saben que esas organizaciones crecerán como la espuma rápidamente y que su incidencia será mayor y más profunda como entrarán en un crecimiento de proporciones. Saben que esas organizaciones a larga pueden transformarse en un polo gravitante porque saben también que las condiciones objetivas siempre se encuentran presentes y que las condiciones subjetivas cambiarán de la misma forma en que se agudice la crisis capitalista y la lucha de clase.