CHILE. 11 DE SEPTIEMBRE:  INTERVENCIÓN, CONCILIACIÓN Y REPRESIÓN

CHILE. 11 DE SEPTIEMBRE: INTERVENCIÓN, CONCILIACIÓN Y REPRESIÓN

Comentario Previo

Este 11 de septiembre tendrá un sentido muy diferente que los anteriores por muchos factores. 

Organizaciones de derechos humanos han denunciado que este año el Ministerio del Interior (o de la Represión) ha elegido una forma particular de conmemorar esta fecha trágica para el pueblo. Ha elegido a un grupo selecto de organizaciones de derechos que estarán permitidas de rendir homenaje en las inmediaciones del Palacio Presidencial de La Moneda. Esta actitud ha causado indignación y un quiebre al interior del movimiento de derechos humanos como se ha entendido hasta el día de hoy. Pero ante esto es preciso aclarar algunos puntos: 

Desde el fin formal de la dictadura militar-burguesa, el conjunto de los partidos de la Concertación y de la Izquierda Sumisa han venido creando una burocracia social la cual se define como una casta al interior de los movimientos sociales cuya función se ser correa de transmisión de las políticas partidarias, sepultar todo vestigio de autonomía e independencia de clase, renunciar al petitorio legítimo que proviene de las bases, postergar dichas demandas en horas de la estabilidad democrática y de la productividad y acoplarse como una organismo más del gobierno de turno y/o del Estado. Por lo tanto es una práctica que se viene dando hace rato. 

De lo anterior, y una vez creada esa burocracia social y sepultada la independencia de clase, estas son reemplazadas por la conciliación de clases, es decir, los movimientos sociales, a través de esa burocracia social, es sometida al programa progresista-burgués-neoliberal del cual el movimiento de derechos humanos no es ajeno. 

La construcción de esta casta ha hecho que la represión recaiga sobre aquellas organizaciones político-sociales, que en el contexto de la legítima protesta social y de la construcción de una alternativa popular y revolucionaria, la represión y las políticas contrainsurgentes recaiga sobre las organizaciones rebeldes en forma selectiva. ¿Acaso no ocurre esto en cada 1º de mayo donde la represión cae con todo sobre las corrientes y organizaciones clasistas cuando la burocracia sindical no es tocada ni con un pétalo de una rosa por la fuerza policial terrorista? Esta misma selectividad represiva ocurre en todos los ámbitos de la lucha social y hoy es el turno del movimiento de derechos humanos. 

Pero eso no es todo. Esto ocurre bajo un gobierno que se define como de «izquierdas» y en el marco de la implementación, por este, de una agenda represiva donde se discute una nueva ley anti terrorista, una nueva ley de inteligencia. Donde se ha prolongado el Estado de Excepción en el Wallmapu y donde se ha querido instalar la Ley Anti Tomas. También se da en momentos en que Boric y el conjunto de la izquierda en el gobierno han autorizado la instalación de una nueva base militar en Traiguén. Se da también cuando días antes del 11 de septiembre, Manuel Monsalve, el represor del gobierno de Boric, ya había anunciado que Santiago y las principales avenidas serían militarizadas ante el anuncio de protestas para este 11 de septiembre o en los días anteriores. 

Pero esta coordinación represiva denunciada se da también en medio de una crisis inflacionaria, y donde las demandas sociales levantadas durante el estallido social han sido reemplazada por el gobierno por las demandas de la patronal, de la derecha fascista. Se da cuando el Boric recibe apenas un 25% de apoyo «ciudadano» y con una manipulación mediática sorprendente. 

Debido a lo anterior ha sido Boric el que ha definido a Sebastián Piñera como un demócrata a pesar de los crímenes de lesa humanidad cometidos por el empresario durante el estallido social del 2019. Se da también en momentos en que Camila Vallejo, vocera del gobierno y militante comunista, ha llamado a un acuerdo amplio de la clase política en defensa de la democracia, el estado de derecho y de los derechos humanos en circunstancias que, siendo un consenso nacional, la herencia de la dictadura sigue intacta y dentro de ello también la concepción de democracia contrainsurgente que esta impuso a sangre y fuego

A raiz de esta intervención descarada del progresismo, o nueva intervención, es el momento propicio para que nazca un nuevo movimiento de derechos humanos, reemplazando la concepción antigua y burguesa y avanzar a la defensa de los derechos de los pueblos, del proletariado, desde una concepción de clase. Rescatar y ejercer la autonomía y la independencia de clase es cuestión fundamental tan importante como entender que el problema de fondo no es quien gobierno sino es el Estado Burgués-Capitalista-Contrainsurgente como el capitalismo mismo. Contra ello hay que luchar y quienes lo defienden son simples enemigos del proletariado y de los pueblos. 

Declaración Pública

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