(4) ¿QUÉ HACER CON CHILE? DEMOCRACIA PLURINACIONAL-PARITARIA, DESCENTRALIZACIÓN Y RECONOCIMIENTO DE LA DIVERSIDAD. ¿QUÉ ES ESO?
La puesta en marcha de la Convención Constitucional ha puesto también en marcha a la izquierda convencional, a esa izquierda que ha desarrollado todo un lenguaje y conceptos desde la inclusividad como reemplazo al antagonismo irreconciliable que supone la lucha de clases encarnizada.
Todo indica que la colaboración de clases ya les quedó chica, ya no le es útil, ya no se trata solamente de colaborar sino ahora se trata de incluir, pero de una forma muy particular con la bota encima y en encima o sobre la cabeza del eterno oprimido. Pero como ya sabemos la democracia capitalista está plagada de ilusiones y de mitos urbanos todos útiles para la mantención y prolongación de la clase dominante.
El primer símbolo de esta inclusividad fue la elección de la académica mapuche Elisa Loncón y de la paridad en la elección de los convencionales junto con los escaños reservados. Pero, todo indica que la cosa va más allá y que peligrosamente va a esconder lo esencial.
Ya algunos hablan de Democracia Plurinacional y Paritaria. Si bien las ondas sonoras que dichos conceptos emiten suenan del todo atractivas cabe la pregunta ¿y de qué democracia estaríamos hablando entonces cuando se le llama “plurinacional” y “paritaria”?
Estaríamos hablando de la misma democracia burguesa y capitalista como la hemos conocido siempre con la diferencia que en el texto constitucional se habrá reconocido la existencia de las primeras naciones (Art 169 de la OIT) sin que por ello se haya resuelto la autodeterminación de los pueblos originarios, el control territorial y sobre los recursos naturales existentes ni su necesaria liberación nacional. A través del vocablo de “paridad” significaría que en todos los órganos y estamentos del Estado como de las empresas privadas sus direcciones administrativas y directorios deberían estar compuesto casi en forma equitativa entre hombre y mujer, pero esto tampoco resuelve el problema del patriarcado.
La democracia plurinacional-paritaria se sustentará de igual forma en la economía capitalista, en la propiedad privada sobre los medios de producción social, en la explotación del hombre por el hombre, en las leyes del mercado, en el derecho burgués, en el régimen totalitario de la clase minoritaria dominante como en la cada vez más creciente concentración de la riqueza como del poder. En pocas palabras nada habrá cambiado salvo su nombre. Gatopardismo puro y duro. Por último, ¿acaso la contradicción es entre hombre-mujer o es entre capital-trabajo? ¿es una cuestión de género o de lucha de clases? ¿Por qué no avanzar aun más y hablar derechamente de Democracia Socialista?Pero estos mismos, esta izquierda convencional, avanza un poco más y plantea que de lo que se trata es de “distribuir el poder” y por lo tanto una de las variantes es la “descentralización” que no es más entregar más poder a las regiones y que no todo el poder esté centrado en la capital. Eso según ello traería una mayor democratización de la sociedad. Pero, ¿acaso no fue eso lo que decía la derecha y Pinochet cuando municipalizaron la salud y la educación? ¿Acaso ese no era el fin de la tan mentada municipalización? Y si es por entregar más poder, y lo mejor autonomía, a las regiones ¿acaso no existen en América Latina Estados federados dentro de los cuales se vive las leyes del capitalismo y un largo etcétera de desigualdades como en cualquier otro país del tercer mundo que no haya descentralizado un ápice? ¿Por qué no avanzar más aún y hablar derechamente de Poder Popular, de Control Obrero, de un Pueblo en Armas, de la construcción de un Estado Obrero si es que lo que se pretende es descentralizar el poder?
Por último, está el reconocimiento de la diversidad. ¿De qué diversidad estamos hablando? ¿De la diversidad de formas para explotar a la clase trabajadora y para oprimir a los pueblos? ¿O de la diversidad en cuanto a las disidencias sexuales? De las primeras ya las conocemos casi todas hasta el día de hoy y de seguro que mañana inventarán otras. Pero de la segunda…
¿Acaso dentro del amplio movimiento de las disidencias sexuales no existen corrientes burguesas, liberales, reformistas y revolucionarias? ¿Acaso dentro de este movimiento no se desarrolla también la lucha ideológica como expresión de la lucha de clases? Claro que sí.
Las disidencias sexuales, también pueden ser parte de los movimientos revolucionarios y así la interpretación desde las disidencias también puede tener una lectura y una perspectiva revolucionaria que al igual que en el caso de la mujer proletaria la liberación de ellas está unida indisolublemente a la liberación de la clase como también la liberación de las disidencias lo está también. El mero reconocimiento de su existencia no es más que una política liberal-burguesa que busca su domesticación y evitar que este amplio sector de la sociedad abrace y adquiera también conciencia de clase, conciencia revolucionaria. No es lo mismo un disidente sexual proletario que un disidente sexual burgués. El primero sólo cuenta con su fuerza de trabajo sumado la brutal discriminación y represión por su doble condición sexual y pobre mientras que el segundo cuenta con el poder económico, la “aceptación” social y todos los elementos para ejercer la explotación tanto a los otros disidentes proletarios como al proletariado en general.