
SENEGAL O LOS CONDENADOS DE LA TIERRA
Africa es un continente en la zona de la extrema pobreza y siempre al borde del estallido. Su equilibrio es tan precario que cualquier chista puede encender toda la pradera y poner en serio riesgo los intereses de las transnacionales, del imperialismo y puede provocar nuevos conciertos masivos de esa falsa solidaridad del mundo musical que moverá millones de dólares entre cocaína y alcohol mientras los seres humanos de carne y hueso, esclavizados de antaño, y de hoy, se baten entre la vida y la muerte. Por cada nota que emana de esos parlantes gigantes muere un niño, mujer o trabajador africano. Pero eso no importa. El tráfico de personas, el saqueo de las riquezas y las conferencias en la ONU y los llamados a la ayuda humanitaria de su secretario general volverán, como siempre, a caer en el vacío. El derecho internacional humanitario, los derechos humanos continuarán siendo lo que han sido siempre: letra muerta.
Hoy es el turno de Senegal. El estallido social, el levantamiento anti francés, el mismo de Argel en los 60s, el mismo que relatara Frantz Fanon, que proclamara Kwame Nkrumah, esa urgencia de barrer con el colonialismo, el neocolonialismo y el imperialismo. Esa necesidad estratégica para que los pueblos productores de las materias primas tomen en su manos la producción y dejen a ese primer mundo saqueador sin los recursos para financiar ese Estado de Bienestar que se construye sobre nuestras pobrezas y miserias, sobre nuestra explotación se vuelve con todo en pleno siglo XXI, en plena era de la globalización donde el imperialismo es, según dicen, el único poder.
En medio del desastre nos quieren convencer que el multilateralismo es la única solución para el actual caos mundial y en medio de la guerra interimperialista. Ese discurso multilateralista es lo mismo como cuando nos tratan de convencer que la redacción de una nueva constitución es la solución para todos los males o que el Estado de Bienestar o Social de Derechos es el paraíso y no el socialismo franco y genuino. Son todos caminos intermedios, atajos dentro del mismo capitalismo, el mismo imperialismo y la misma esclavitud de siempre.
Fanon a vuelto, y quizás nunca se ha ido. Ha vuelto para aguarle la fiesta, la orgía al poder europeo, yankee, racista, fascista. Ha vuelto para reclamar la existencia de los pueblos sometidos, de los africanos con sus puños llenos de venganza, de esperanzas y con su pleno derecho a una vida digna y soberana.
Los levantamientos africanos aquellos que se puedan multiplica a consecuencia de los sucesos de Senegal, ya que este fue consecuencia Niger, y este como consecuencia de quién sabe hasta llegar más allá del siglo XVIII y de los imperios coloniales vienen a reclamar lo justo, lo humanamente justo.
Los medios occidentales de desinformación dirán que lo que está en riesgo es la democracia (burguesa), el estado de derecho (emblanquecido), la separación de poderes (afrancesado) y la estabilidad de la región (los intereses imperialistas en riesgo). Tratarán de convencer a los otros pueblos pobres del mundo, Asia y América Latina, que la violencia no es el camino al mismo tiempo que esos mismos medios, organismos de fachada de las transnacionales y de los centros de poder, ocultan las millones de muertes producto de la hambruna y por la falta de atención médica. La ONU propondrá una misión de paz. Los Cascos Azules será la nueva forma que las potencias encontrarán para la invasión militar hipócrita.
¿Y el colonialismo?
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Para seguir leyendo
Libro de Kwame Nkruma. El Neocolonialismo: Última Etapa del Imperialismo
https://www.academia.edu/40880726/Kwame_Nkrumah_Neocolonialismo_Ultima_Etapa_del_Imperialismo
Libro de Frantz Fanon. Los Condenados de la tierra
https://www.proletarios.org/books/Fanon-Los_condenados_de_la_tierra.pdf