ORGANIZACIÓN COMUNISTA REVOLUCIONARIA (CHILE) HABLA
Comentario Previo
Este es, para América Rebelde, la primera entrevista realizada a la Organización Comunista Revolucionaria, OCR, la cual nos causa profundo interés por cuanto se trata de una organización revolucionaria joven (2018) nacida al calor de la lucha y de las contradicciones de una izquierda popular con intención revolucionaria que viene buscando su camino, y como en muchos casos, a pulso.
Agradecemos a la OCR haber accedido a esta entrevista para así poder aportar, desde este espacio virtual, a la construcción revolucionaria necesaria. Sabemos también que existen muchos otros colectivos con similares intencionalidad y sólo esperamos que gran parte de ellos, en algún momento, puedan confluir y construir la organización y espacio que hoy falta con fuerza.
A continuación la entrevista completa.
Sobre la OCR
¿Cuándo y cómo nace la OCR? ¿Cuál era el contexto político?
La Organización Comunista Revolucionaria – OCR, nace en diciembre del año 2018 después de un proceso de discusiones, ires y venires de una relación que buscaba la unificación de varias organizaciones políticas revolucionarias de Chile que tenían diferentes historias y experiencias, pero que venían articulándose por más de 10 años. Este proceso culmina con el Congreso Fundacional de la OCR, expresión de la imprescindible unidad de las y los comunistas revolucionarios en un contexto de dispersión y tendencia a la fragmentación del campo de las y los revolucionarios.
En ese sentido, vemos como un hito importante que, pese a los conflictos que vivía nuestro sector, estas organizaciones fundantes logran dejar atrás sus parcelas y abrir paso a la unidad y la síntesis política en favor del avance de las y los comunistas en el país, estableciendo una unidad no solo práctica, sino que principalmente ideológica basado en la ideología del proletariado, en el Marxismo – Leninismo.
El contexto político general era de una aparente calma, pero en un gobierno de derecha dirigido por el entonces presidente – empresario Sebastián Piñera. Esta calma era relativa, ya que venía acumulándose un ciclo de lucha iniciado alrededor del año 2006, en donde diferentes sectores del campo popular venían impulsando reivindicaciones y luchas en las calles. Este ciclo iniciado por movilizaciones obreras, principalmente de los trabajadores subcontratados forestales, mineros y peonetas, seguido por movilizaciones estudiantiles, socioambientales, feministas y en un sostenido avance de la lucha del pueblo nación Mapuche autónomo.
Vivíamos un período donde el campo popular se recomponía de a poco, saliendo del estado de repliegue producto de la dictadura cívico – militar y de la represión a las organizaciones revolucionarias a inicios de la vuelta a la democracia de ricos y poderosos que gobernó desde 1990. Luchas importantes pero incipientes, aisladas unas de otras y en conflictos donde siempre poníamos los muertos. Estas organizaciones fundantes como parte de esas luchas nos dimos cuenta de la necesidad del partido, un instrumento político para la revolución, sin una organización superior no podríamos luchar por la victoria y poder.
La clase trabajadora y el pueblo comienza a dar luchas sectoriales, a recomponer su confianza frente a una serie de gobiernos que fueron demostrando que el pacto del bloque en el poder para salir de la dictadura representaba la continuidad del modelo impuesto durante ese período de horror y autoritarismo. Este nuevo proceso democrático de administración del nuevo modelo instaurado a sangre y fuego se caracterizó principalmente por la mercantilización de todos los derechos sociales, la precarización del trabajo, el poder adquisitivo basado en el endeudamiento y el saqueo de los recursos naturales. Sumado a lo anterior, una serie de situaciones de corrupción y colusión de empresas fueron despertando un profundo malestar entre las masas, el cual toca fondo casi un año después de la fundación de nuestra organización. El 18 de octubre de 2019 producto de la evasión contra el aumento del pasaje del transporte público, iniciativa de insolencia estudiantil secundaria, prende la chispa para el estallido que dio vida a un alzamiento popular que se extendió con fuerza, violencia de masas, extensión nacional y perspectiva integral de las demandas, por más de 3 hermosos meses.
https://cctt.cl/2019/09/10/chile-a-la-izquierda-ocr-una-nueva-organizacion-politica/
https://www.youtube.com/watch?v=6HakPoHxKfY&t=47s
¿Cómo definirían la situación de la izquierda chilena en general y en particular de la izquierda revolucionaria?
Actualmente es posible encontrar una izquierda reformista anclada en la institucionalidad burguesa que, independiente de sus discursos más o menos progresistas, validan el actual sistema de dominación y explotación capitalista y consideran que es posible reformarlo desde dentro, quedando en evidencia su permanente estado de seguidismo al bloque en el poder y a los mandatos de la burguesía monopólica. Por su parte, el partido tradicionalmente denominado de izquierda en el marco de la institucionalidad lo ha jugado por décadas el falso Partido Comunista de Chile que hoy logra ser gobierno, abandonando por completo sus perspectivas estratégicas, pasando a conformar parte del Bloque en el Poder sin mayor vacilación. Este escenario, dejó un vacío en la izquierda institucional que actualmente ha buscado ocupar otras fuerzas políticas menores, y lideradas principalmente por el Partido Igualdad y el PC – AP, y una serie de grupos pequeños que no logran un mayor alcance político. No caracterizamos a los partidos y organizaciones agrupados en el conglomerado político del Frente Amplio como reformistas, ya que ha pasado a jugar un rol fundamental dentro del pacto de dominación de la burguesía para retomar el control del escenario político actual, abriendo un claro camino a la reacción.
Es importante mencionar que el pacto de relegitimación del orden, aquel que surge en noviembre de 2019 en respuesta al descontrol que se había generado durante el alzamiento popular, tuvo por objetivo retomar la iniciativa política y realizar un acuerdo transversal interburgues en donde se pusieron como objetivo institucionalizar y cooptar al movimiento popular y llevarlo a las urnas por medio de un proceso constituyente y una seguidilla de procesos electorales. Lamentablemente ese proceso constituyente confundió a muchos sectores del pueblo. Asimismo, también golpeó a la izquierda revolucionaria, removiendo a las organizaciones y ganando terreno las líneas capituladoras, reformistas, revisionistas y oportunistas enquistadas en nuestro sector. Estuvimos en franca minoría quienes mantuvimos una posición que buscaba ser coherente con el análisis de la lucha de clases en ese momento y con las tareas para las y los comunistas y revolucionarios. Distintos agrupamientos que se hacían llamar revolucionarios, rápidamente se subieron al carro de la fiesta de la democracia burguesa, levantando candidaturas constituyentes, uniéndose a organizaciones del campo reformista, lo cual debilitó y disminuyó las filas de nuestro sector, abonando el camino al pantano electoral.
Por otro lado, quienes nos mantuvimos en la vereda de la consecuencia revolucionaria los que defendemos verdaderamente los intereses de nuestra clase, terminamos disminuidos y en una posición poco popular entre las masas y el activo político.
Por nuestro lado hemos sido parte de los esfuerzos que se han hecho por levantar diversas iniciativas de articulación, por tener una acumulación de fuerza real entre las y los anti capitalistas, antiimperialistas y feministas de clase, para ser más fuertes a la hora de la protesta popular y para la defensa ante la ofensiva represiva y criminalizadora de la burguesía.
De lo anterior, ¿qué es lo que diferencia a la OCR en relación con los otros procesos o colectivos de izquierda revolucionaria?
Consideramos que somos un esfuerzo más dentro de otros que actualmente existen, sabemos que no somos el único bastión revolucionario de comunistas. Sin embargo, no somos todos iguales, sino lo lógico sería que fuéramos una única organización.
En ese sentido, unos de los aspectos que podríamos destacar es que, al momento de fundarnos, tomamos la decisión política de reivindicar abiertamente el comunismo como ideología proletaria, proyecto y alternativa política. Esto a partir de la evaluación de que la izquierda revolucionaria en Chile, pese a denominarse Marxista – Leninista, no abraza abiertamente el comunismo. Quizás por diferenciarse del falso PC, sin embargo, en ese ejercicio, el comunismo ha sido entregado por omisión al revisionismo y nosotros y nosotras tomamos la decisión de disputar las herramientas y devolverlas al camino de la revolución proletaria a donde realmente pertenecen.
Queremos seguir avanzando a la unidad de las y los comunistas revolucionarios, para esto fomentamos espacios de encuentros para el debate de las ideas y también para alianzas en la lucha popular y trabajos concretos de construcción al interior del campo popular y de masas.
En lo ideológico consideramos importante esforzarnos en la lucha de líneas contra el revisionismo, el reformismo, el oportunismo y sus diferentes expresiones, ya que consideramos que son adversarios, a los cuales debemos develar en su rol desmovilizador de las necesarias luchas de la clase trabajadora y el pueblo.
Por otro lado, es vital recalcar que, desde nuestra perspectiva de la composición actual de la sociedad capitalista en Chile, identificamos que el sujeto revolucionario es el proletariado, y, por lo tanto, la centralidad de la lucha está en las y los trabajadores, multiplicando esfuerzos en organizarnos fuertemente ahí, junto a las masas trabajadoras. En general en la izquierda revolucionaria chilena no se le da mayor relevancia a esto, aún persisten desviaciones poblacionistas arraigadas con fuerza en nuestro sector, por lo que este es un tema que debe ser debatido. Sin embargo, no es que descartemos otros actores del campo popular, por el contrario, consideramos que las diferentes luchas sectoriales que han sido relevantes durante el actual ciclo de la lucha de clase, por ejemplo, las y los estudiantes, las luchas en el ámbito de las demandas que se dan en las poblaciones, entre otras.
Un aspecto central de todo proyecto político es la relación entre el partido y el pueblo. ¿Cómo se relaciona la OCR con el pueblo, con la clase? ¿Cómo desarrollan su trabajo político-social?
Como dijimos en el punto anterior, el trabajo entre las masas para nosotros y nosotras es fundamental. Hacemos nuestra la concepción de que las masas hacen la historia, es decir, son las verdaderas protagonistas de toda transformación, ya que criticamos la concepción burguesa de que son individuos o líderes omnipotentes quienes conducirán a la revolución. En ese sentido criticamos toda concepción caudillista y apostamos ante todo al protagonismo colectivo, creemos firmemente que la fuerza transformadora allí se anida. Nuestra organización crece entre las masas en diferentes grupos y sectores de la clase, y desde diferentes tipos de herramientas e instrumentos organizativos que son fundamentales para el desarrollo del pueblo para la organización y la lucha. La educación y el desarrollo de conciencia de clase van de la mano y son fruto del trabajo cotidiano. Avanzamos en lo hondo y profundo, es decir, a las masas más precarizadas y a su vez, muchas veces atrasadas en torno a la conciencia política, ahí tenemos mucho que aportar y aprender, desde ahí apostamos construir el camino de la emancipación. Por último, entendemos que el partido ocupa un rol diferente al de las masas, es decir, debiese ser el agente conductor de sus luchas, es por ello que, si bien buscamos fundirnos con las masas, entendemos que tenemos un rol que nos debe alejar de las tesis movimientistas, del seguidismo ciego a las masas o menospreciar el rol del partido revolucionario.
En segundo lugar, adherimos al principio de que la rebelión se justifica, es decir, que, en el marco del sistema de explotación capitalista, la dominación imperialista y toda la opresión que vive a diario la clase trabajadora y el pueblo, están dadas todas las condiciones objetivas para la necesaria rebelión del pueblo. Sin duda es justa y correcta la rebelión, y como comunistas seremos parte de las diferentes luchas que la clase va dando, desde la más económicas y reivindicativas, hasta las de carácter político y revolucionario. Entendemos que, en el ejercicio de la lucha, la clase va forjando sus capacidades organizativas, sus métodos y su conciencia, es deber de las y los comunistas luchar junto a su pueblo en cada batalla, estar junto a él en las derrotas y así hasta la victoria final.
En tercer lugar, reafirmamos que el sujeto de la revolución es el proletariado, es decir, aquel segmento consciente de la clase trabajadora que decide dar la lucha frontal contra su enemigo de clase, junto a sus aliados, y conquistar el poder. Para ello, el trabajo de masa debe estar orientado por sobre todo a favorecer la organización de la clase trabajadora, tomando el trabajo en centros laborales como un aspecto fundamental, pero también organizando en poblaciones, mujeres, estudiantes y otros grupos que se consideren necesarios.
Por último, junto con una amplia organización de masas, con diversidad de organismos de base y político sociales, se requieren otros instrumentos para avanzar hacia la lucha por la revolución. Esto es el Partido Comunista Revolucionario, como expresión de la unidad de las y los comunistas; el Bloque Popular Revolucionario, entendido como la expresión concreta de un proceso de acumulación de fuerza social revolucionaria, intersectorial y aglutinada bajo un Programa Revolucionario común, con capacidad de movilización de masas y de niveles de combatividad; por último un Frente Político que articule al campo de las y los revolucionarios, desde el programa revolucionario, en donde los esfuerzos de las diferentes orgánicas y partidos que están por la conquista del poder y la revolución socialista puedan articularse y definir tareas conjuntas contra los enemigos de clase, la burguesía y el imperialismo.
https://www.youtube.com/watch?v=vV7KRaEp0oE
https://www.youtube.com/watch?v=ygrbzYznWLM
Sobre Chile
Durante los 90 y el 2000, Chile lo levantaron como ejemplo de transición y de modelo económico asignándole al neoliberalismo otra etiqueta, “economía social de mercado”. También le asignaron el rol de ser el país menos corrupto en América Latina según la neoliberal Transparencia Internacional. ¿Cómo reacciona la OCR a este “legado”?
La verdad es que esta fue la invención que la burguesía criolla y el imperialismo buscaron para legitimar la instalación del modelo neoliberal como expresión de una actualización del patrón de acumulación del sistema capitalista. La llamada “transición”, consolidó a Chile como uno de los países laboratorio en donde se impulsó el neoliberalismo, y, por tanto, debía ser ampliamente validado por campañas de propaganda de la burguesía y por la instalación de un sentido común de apoyo al modelo. Claramente de social no tiene nada, es una versión moderna de la explotación y la opresión, que mercantiliza todos los derechos sociales, permite la entrada del mercado y del sector privado a las funciones del estado y junto con ello, instala políticas de precarización brutales del trabajo como es la subcontratación. El estado adquiere un rol subsidiario a la inversión privada y los derechos dejan de ser concebidos como tal. Además, se especializa en levantar un discurso “hiper-democrático”, avalando el sistema actual como correcto y progresista, donde todo lo que se alce contra el orden impuesto será tildado de terrorista, aislado, reprimido y perseguido.
La idea de que Chile no es un país corrupto es un gran mito. Lo que sucede es que la legislación es más liberal que las de los demás países de Latinoamérica, entonces en Chile la burguesía se “permite” cosas que en otras latitudes son corrupción. Bien sabido es que los ministros de Estado pueden ser gerentes de trasnacionales antes o después de ejercer cargos públicos, contar con información privilegiada, propiciando colusiones para aumentar precios de medicamentos y alimentos de manera vergonzosa. La burguesía del Chile neoliberal es tan corrupta como sus pares, al igual que sus FF. AA y policías, que han organizado robos sistemáticos a las arcas del Estado. Las herramientas de los poderosos, sus encuestas y rankings, nos comparan con nuestros hermanos y hermanas de otros países del continente, muchos hundidos aún más en la sobreexplotación, y la actitud de los verdaderos comunistas debe ser de solidaridad internacionalista, jamás de competencia por medio de parámetros burgueses, por el contrario, debemos bregar por impulsar el internacionalismo proletario como una práctica concreta en la lucha contra el capitalismo monopólico a escala global.
Nosotros y nosotras vemos que esos discursos, similares a considerar a Chile el “jaguar de Latinoamérica”, son solo propaganda capitalista, el 2019 demostró que en medio de esa fachada que generó la clase dueña del poder y la riqueza, se fue gestando en el seno del pueblo un descontento por la injusticia y el abuso que estalla en octubre, rompiendo, quemando y destruyendo de forma literal toda la mitología burguesa. Ahí se hicieron añicos sus discursos de país en vías de desarrollo, ese octubre de rebeldías la pantomima del bloque en el poder de un Chile moderno y parecido a Finlandia se esfumo como humo de cigarrillo.
Lo anterior ocultó siempre aquello que durante estos algo más de 30 años los ricos han sido cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. En ese sentido el 1% más rico se apropia del 33% del producto interno. ¿Qué han tenido los antiguos partidos obreros, socialista y comunista, en este período? Se habla mucho sobre “la clase política”, ¿son ellos parte de esa clase política?
Nosotros y nosotras no hablamos de clase política, pues entendemos que el motor de la historia es la lucha de clases, por ende, en este escenario las diferentes fuerzas políticas van moviéndose según el contexto concreto y las líneas políticas imperantes en su interior. Es así que, en la lucha de dos líneas, constante en todo partido político puede ir haciendo que las organizaciones vayan tomando posiciones y acciones diferentes según cada momento de la lucha de clases. Claramente hay partidos que consideramos que su origen, composición y posición es en defensa de la burguesía, nacen para ello y así se mantienen. Por su parte, desde la vereda de la clase obrera, ha habido partidos que en su génesis se constituyen para defender los intereses de la clase trabajadora, pero al correr la historia, han ido permeándose de líneas capituladoras, revisionistas y reformistas, y en otros momentos han pasado a defender lisa y llanamente los intereses de la clase explotadora, la burguesía y sus diferentes facciones.
En ese sentido, durante los últimos 30 años posterior a la dictadura militar, el Partido Socialista ha ocupado un rol fundamental para la administración y continuidad del modelo neoliberal del sistema capitalista, siendo ampliamente responsable en la privatización de los recursos naturales y de la mercantilización de todos los derechos, así como de las políticas de precarización laboral y la mal llamada modernización del Estado, que no es más que disminuir su margen de acción para dar entrada con fuerza al sector privado, por medio de la externalización de servicios, las concesionarias, entre otras. A su vez, además de profundizar y administrar este modelo, el PS ha ocupado un rol importante en las políticas contrarrevolucionarias, teniendo una importante participación en lo que fue la generación de la ANI (Agencia Nacional de Inteligencia) ya antes de su legalización, tuvo un rol activo en la “Oficina”, instrumento de inteligencia y represión silenciosa, utilizada durante los años 90 para aniquilar a las fuerzas revolucionarias en el país. En ese sentido, claramente el PS forma parte de los partidos del orden al servicio de la contrarrevolución.
Por su parte el PC chileno, que fuera fundado por Luis Emilio Recabarren, dirigente obrero de las salitreras, padre del sindicalismo clasista, si bien tuvo un origen claramente relacionado con la defensa de los intereses de la clase trabajadora. Al correr los años, ha sido permeado principalmente por el revisionismo y reformismo, haciendo que este partido, por ejemplo, fuera el gran sostén del proyecto de la Unidad Popular y del presidente Salvador Allende. Si bien, en un momento específico de la historia, el PC chileno toma la decisión de generar un instrumento para la lucha armada, esto se circunscribe a la lucha específica contra la dictadura, cuyo objetivo era la recuperación de la democracia, y no, la transformación revolucionaria, la conquista del poder o el Socialismo. Por tanto, si bien asume formas militares de organización, estas no fueron necesariamente revolucionarias. Posterior a la dictadura cívico – militar, el PC chileno comienza a retomar su amplia política de alianzas con la DC, y la Concertación en general (PPD, PS, PR), compartiendo la conducción en organismos de masas como la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), y generando alianzas de tipo electoral. Siempre ocupando un rol de “izquierda” en estos conglomerados. Sin embargo, su propia documentación de síntesis de congreso da cuenta que la línea política general de dicho partido termina por transformarse definitivamente en un partido del orden, abandonando el Socialismo como horizonte, instalando que la principal contradicción del actual período se debate entre democracia y fascismo. Actualmente el falso Partido Comunista, es parte del bloque en el poder, asumiendo roles evidentemente antipopulares, por ejemplo, el Ministerio del Interior, Vocería de Gobierno, entre otros, siendo cómplice de la represión del pueblo. Asimismo, si ya desde el año 2017 fueron cómplices de la legislación antisindical desde su vereda como conductores del sindicalismo a través de la CUT, hoy son los promotores directos de legislaciones antiobreras a través del Ministerio del Trabajo y Previsión Social.
Ambos partidos no son obreros, y no forman parte de la defensa de los intereses de la clase trabajadora. Si bien el falso PC tiene arraigo en las masas, no significa que defienda sus intereses. Es urgente construir el Partido Comunista Revolucionario que se guie por el Marxismo – Leninismo y delinear una alternativa para la clase trabajadora y el pueblo de Chile que busqué a través de la revolución socialista la conquista del poder para las y los trabajadores.
El 2019, con el estallido social, todo ese legado y ejemplo neoliberal se fue a la basura. ¿Cuáles fueron las principales características del estallido social? ¿Cómo enfrentó la OCR esa irrupción popular?
Desde nuestra perspectiva, consideramos que lo que ocurrió en octubre del 2019 fue una gran movilización de masas que irrumpió en las calles y fue expresión de continuidad, por un lado, y ruptura por otro. Continuidad porque consideramos que responde a un proceso de acumulación de experiencias de luchas de la clase trabajadora y el pueblo que venía dándose en un ciclo abierto iniciado por los años 2000. Consideramos que, del 2006 en adelante, el campo popular empieza a superar un estado de derrota y repliegue y comienza a dar luchas, que, si bien son sectoriales, reivindicativas y principalmente económicas, comenzaron a darle dinamismo a la lucha de clases, aportando en la acumulación de fuerza y experiencia de lucha que tiene como punto clímax el llamado estallido social de octubre de 2019.
Las luchas que consideramos más relevantes en este período son, por un lado, el protagonismo de las y los trabajadores que dan inicio a este ciclo a través del combate al subcontrato del sector forestal, en donde los subcontratados comienzan a generar luchas y huelgas de carácter combativo, en ese contexto es asesinado Rodrigo Cisterna Fernández, el 03 de mayo del 2007. Posterior a ello, los subcontratados del cobre, peonetas y trabajadores a honorarios comienzan a propagar la organización sindical, para el año 2016 las y los trabajadores vuelven a irrumpir con un paro nacional el día 4 de noviembre contra las AFP. El movimiento estudiantil también estuvo al alza primeramente contra la Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza (LOCE), luego la Ley General de Enseñanza (LGE) y posteriormente contra la educación de mercado entre el año 2006 y 2011. Luchas regionales de corte socioambiental también fueron al alza a lo largo de todo Chile contra empresas como Hidroaysén, Agrosuper, Celco, Barrick Gold, entre otras. Por su parte el movimiento feminista también irrumpe cuyo punto culmine fueron las tomas feministas en universidades durante el año 2017. Otro aporte fundamental es la irrupción del pueblo nación Mapuche autónomo, que, entre sus corrientes anticapitalistas han decidido dar una lucha frontal contra el Estado Chileno por su territorio y autodeterminación.
Por su parte, este alzamiento es de ruptura porque representó un salto cualitativo y cuantitativo respecto de las luchas que se venían dando durante los últimos 10 a 15 años. En primer lugar porque adquiere un alcance nacional, si bien la chispa que enciende la pradera fue Santiago, al día siguiente rápidamente se propagó a ciudades como Concepción, Valparaíso, Antofagasta, Puerto Montt, Temuco y otras localidades del país; en segundo lugar, las demandas pasan de la sectorialidad a la integralidad, ahora todas las luchas eran parte de la misma lucha, ahora era educación, salud y vivienda, salario, no más AFP, fin a las ISAPRES, entre otras demandas; en tercer lugar, la protesta adquiere un nivel de violencia de masas que superó cualquier otro movimiento, la barricada estaba a la orden del día y era defendida por jóvenes, adultos, trabajadores/as y abuelos/as, la protesta popular adquiere validez y toda legitimidad como herramienta de lucha por una causa justa, como lo ha sido a lo largo de la historia. En cuarto lugar, nacen y se multiplican a escala nacional espacios de participación y democracia directa de los territorios, las asambleas populares dan cuenta de cómo miles en plazas, auditorios, canchas y esquinas comienzan a tomar las riendas de sus vidas. Asimismo, tuvo una duración que superó todas las otras luchas, con niveles de enfrentamiento directo con fuerzas policiales y de orden, toda una crisis que tuvo al gobierno de ese entonces, de Sebastián Piñera, entre las cuerdas. En lo subjetivo, pese a ser demandas democráticas y reivindicativas, la figura del pueblo como ente aglutinador de la clase apareció con fuerza, develando las contradicciones más profundas del capitalismo.
Lamentablemente, la situación del campo de las y los revolucionarios en ese entonces era débil, no había organizaciones y proyectos políticos enraizados en las masas que tuvieran la capacidad de ponerse a la cabeza de esa furia desatada y la condujera a una verdadera rebelión popular. En ese sentido, una de las grandes falencias que quedaron demostradas en ese momento, fue la debilidad de las y los revolucionarios y la necesidad imperiosa de contar con un Partido Comunista Revolucionario, así como otros instrumentos políticos de masas que vayan articulando y organizando al pueblo en lucha.
Algunos se refieren a ese período como “estallidos”, otros como “revuelta”, “rebelión popular”, “insurrección”. ¿Son sólo diferencias semánticas menores? ¿Cómo lo definiría la OCR? ¿Por qué?
Desde la Organización Comunista Revolucionaria -OCR, le denominamos “alzamiento popular”. Nos distanciamos de la concepción de estallido, porque si bien no era previsible la fecha exacta en que el pueblo saliera con este nivel de combatividad a las calles, estamos en contra de las posiciones espontaneístas, porque había un proceso de lucha ascendente del pueblo, sumado a una serie de condiciones económicas, de abusos de los grupos empresariales en alianza con los partidos políticos burgueses que fueron destapándose durante ese período. Casos de corrupción entre mineras y partidos políticos para campañas electorales, colusión de empresas en torno a la venta de pollos, papel higiénico; el transporte de pasajeros, estafas de grandes empresas como La Polar; robos millonarios de instituciones como la de Carabineros y Ejercito, fueron también aportando en el descontento y la ilegitimidad del modelo y sus asquerosas instituciones.
Era de esperar que llegara ese momento, todo indicaba que pasaría. Por su parte, la concepción de alzamiento hace alusión a la rebelión de las masas ante las injusticias y acumulación de descontento, de demandas no tomadas en cuenta, de derechos negados. Es por ello que consideramos que es importante referenciar que fue una rebelión del pueblo, justificada y sentida por las grandes masas del país.
Por último, e independiente de la denominación que se haga respecto de dicha coyuntura, no se puede dejar de reconocer la enorme energía transformadora de las masas en lucha, su heroicidad y arrojo, fueron los millones de hombres y mujeres, viejos, jóvenes y niños que en las calles durante esos meses expresaron con valentía su decisión de luchar por acabar con el sistema de injusticias que hasta hoy nos explota y oprime, nuestro homenaje es a esos y esas que entregaron todo por cambiar la realidad.
https://www.youtube.com/watch?v=Tz7NnhMLxXc
Desde el punto de vista de la lucha de clases, ¿cómo se expresa hoy? ¿cuál es la situación de la clase dominante y de la clase dominada? ¿cómo se expresa en el plano político?
En la actualidad consideramos que asistimos un reflujo del campo popular. Posterior al pacto del 15 de noviembre, pacto transversal de la burguesía y bloque en el poder que tuvo como objetivo la relegitimación del orden por medio de la cooptación e institucionalización de la lucha a través del circo electoral y el proceso de farsa constituyente. Este pacto, la pandemia del COVID-19, y la actual crisis económica a escala global y que desde luego impacta en nuestro país, que tiene a la clase trabajadora y al pueblo debatiéndose a diario su subsistencia debido al alza del costo de la vida, la cesantía y la precariedad laboral, han generado un lamentable repliegue de la lucha popular. La salida electoral a la crisis ha tenido sus consecuencias, la desconexión del pueblo con la institucionalidad y el gobierno es absoluta, esto nos ha llevado a un estado subjetivo de desesperanza y desconfianza. Asimismo, la ultra derecha ha tomado mayor iniciativa y se ha ido instalando por medio de discursos reaccionarios en el sentido común.
Hoy, la burguesía ha retomado la iniciativa, no solo con la salida democrático burguesa a la crisis, sino, en una segunda fase, el pacto de dominación se ha materializado los últimos meses en una agenda de seguridad nacional que viene a fortalecer el desarrollo de un Estado Contrainsurgente, dando un vuelco hacia una estrategia de corte cada vez más autoritario y reaccionario como salida a la crisis actual. Utilizando la violencia, delincuencia y narcotráfico como principal excusa, han propiciado la desconfianza al interior del pueblo con discursos chovinistas y anti migrantes. Asimismo, han utilizado el miedo como herramienta para impulsar una serie de legislaciones y normativas que permiten mayores niveles de represión, persecución y criminalización del pueblo en lucha.
La clase trabajadora, aún carente de una alternativa política revolucionaria que con capacidad tome la iniciativa y devele el camino hacia la esperanza y la posibilidad real de la revolución socialista, se ha mantenido en la sobrevivencia e individualismo; la noción colectiva ganada en octubre del 2019 ha ido quedando tras neblinas de desconfianza, lo que no significa que ha desaparecido totalmente o que los enormes aprendizajes de lucha y combate no estén desperdigados en las y los millones que estuvimos en las calles.
Respecto al campo de las y los revolucionarios, el escenario no dista mucho de esta realidad. La farsa constituyente no solo confundió a las masas, sino también a los sectores político que pensábamos que eran revolucionarios. Asimismo, este proceso de alguna manera, hizo crecer las posiciones vacilantes y oportunistas del sector, generando una migración de la vereda de la revolución a la vereda del entreguismo y la colaboración de clases iniciado por el proceso constituyente. En ese sentido, se achicó nuestra vereda, y, además, lamentablemente no somos capaces de generar espacios de articulación y encuentro real que permitan avanzar de forma conjunta antes la arremetida de la burguesía y el bloque en el poder, este achique de vereda tiene a su vez una contradicción dialéctica y es que ha quedado claramente establecido cuales son las organizaciones del campo revolucionario que están del lado de la clase trabajadora y el pueblo y cuales han claudicado.
Pese a todo lo anterior, las condiciones materiales de la clase trabajadora producto de la crisis integral, extensa y profunda del sistema capitalista monopólico a escala global, siguen siendo una olla a presión que en cualquier momento estalla, el desafío está en que las y los revolucionarios, y, sobre todo, las y los comunistas, tengamos la capacidad de construir el verdadero Partido Comunista para la Revolución y el enraizamiento necesario con las masas que nos permita, conducir el descontento a la revolución y no a la reacción o al fascismo.
El gobierno de Boric (Frente Amplio + Partido Comunista + Ex Concertación) han asumido el discurso anti delincuencia y anti crimen organizado. ¿Qué opinan de estado situación?
Este discurso forma parte del segundo gran acuerdo interburgués luego del pacto por la paz y la nueva constitución. El pacto del 15 de noviembre fue un pacto que, en su trasfondo, buscaba marginar y desalojar como una posibilidad real las alternativas de transformación radical y estructural del sistema imperante. Esta segunda fase del pacto ya no es sólo marginar políticamente estas posiciones, sino más bien, pasa a atacarlas directamente, reprimiendo, criminalizando e incluso legalizando el asesinato en democracia en manos de fuerzas represivas y de orden. De hecho, el gobierno ha dejado clara su postura más autoritaria y represora, usando como excusa el narcotráfico y el asesinato a policías para aprobar leyes sumamente injustas que sólo dan más atribuciones a los perros de presa de la burguesía, quienes dispondrán de mayor libertad para usar sus armas contra la clase trabajadora y el pueblo organizado.
En ese sentido, la verdadera cara del guaripola del pacto de la dominación, Boric, y todos los jovencitos del Frente Amplio rápidamente demostraron los intereses de clase que los subyacen. La entrega casi inmediata del gobierno a los viejos partidos del orden y de la concertación, principalmente el Partido Socialista (PS), demuestran una vez más que la socialdemocracia solo lleva a mayores niveles de represión, a la reacción y al dominio de la ultraderecha entre la burguesía.
Hay que dar cuenta que el camino tomado por la burguesía criolla y sus lacayos no son más que la aplicación local a los mandatos emanados por los organismos multilaterales del imperialismo que en varias latitudes del globo se preparan para contener la ola revolucionaria de los pueblos contra sus explotadores y opresores y que tan solo han enarbolado un discurso anti delincuencia para ocultar sus verdaderos interese de clase.
De los poderosos no esperamos ninguna medida que verdaderamente golpee a quienes le roban a la clase trabajadora y al pueblo, porque nunca legislaran contra los banqueros que usuran con nuestras necesidades; los dueños de las compañías transnacionales que se apropian día tras día de la plusvalía generada por nuestro trabajo; las AFP e ISAPRES que lucran con nuestra seguridad social, esos y muchos más son los verdaderos delincuentes y criminales, ellos deben ser quienes paguen la crisis, contra ellos debemos luchar.
De lo anterior se han desarrollado numerosos operativos policiales en las poblaciones. Algunos lo definen como políticas contra insurgentes. ¿Qué tan contra insurgentes son estas políticas represivas-policiales?
Nosotros y nosotras también hemos denunciado que las políticas actuales han ido fortaleciendo un estado contrainsurgente. Por un lado, tenemos la libertad de disparar en manos de policías bajo la presunción de la “legítima defensa”; por otro lado, y aún más complejo es la destinación importante de recursos económicos, logísticos y de infraestructura para las instituciones policiales, de inteligencia y militares, cuyo objetivo final es el fortalecimiento de los aparatos que resguardan los intereses de los ricos y la sociedad de clases, fomentando la idea del enemigo interno como la centralidad de la política de seguridad nacional; en tercer lugar, el aumento de políticas orientadas a la ley de control de armas y dar cabida a la implementación de Estados de Excepción como herramienta no excepcional (recordar que en la zona sur del país llevan casi un año de estado de excepción), por último, la política contra lo que se denomina el crimen organizado es otra de las dimensiones en las cuales se ha ido avanzando con la excusa de la delincuencia, todo esto en post de asegurar el orden para los negocios y la explotación.
Dichos operativos solo buscan efectos mediáticos y más bien obedecen a la apropiación del gobierno de Boric de la agenda de la derecha con al cual busca agraciarse con este sector para poder llevar a cabo su “administración”. Por otro lado, este accionar da cuenta de lo antipopular que es el gobierno en el sentido de anti – pueblo, donde no solo implementa una política discriminatoria con los sectores más precarizados, sino que también criminaliza aún más la pobreza, la exclusión y la marginalidad.
Tenemos la certeza que es el miedo de los dueños del poder y la riqueza ante un posible alzamiento popular 2.0 el cual los ha unificado en post de legislar e implementar medidas antipopulares que les permitan contener por la vía represiva la expresión de la furia del pueblo en lucha, estos ejercicios policiales no son más que la actualización de las operaciones rastrillo que se hacían en dictadura y que en pandemia, como en el territorio Mapuche hoy les ha permitido desplegar a la fuerza militar y policial preparando un futuro teatro de operaciones militares en contra de las masas.
Si esto es un problema de contra insurgencia, ¿En qué pie se encuentra la insurgencia en Chile?
Ya lo mencionábamos más arriba, las condiciones objetivas en las cuales se desarrolla la lucha de clases, es decir la vida cotidiana de las y los trabajadores y el pueblo en contradicción con los intereses de la burguesía y el bloque en el poder, permiten adelantar que es factible que nuevamente las masas salgan a las calles a exigir sus derechos con la violencia que ya vimos durante el alzamiento popular de octubre, es en este teatro de operaciones en el cual la “insurgencia” cobra total vida, ya no solo hablamos de la capacidad de los diferentes destacamentos de la clase trabajadora, es decir las organizaciones del campo popular revolucionario y comunista, sino que el conjunto del pueblo en lucha que volcado a las barricadas, marchas, saqueos, y enfrentamientos con los aparatos represivos del estado se transforme nuevamente en un actor beligerante y haga temblar los cimientos de la sociedad capitalista.
Sin lugar a dudas hoy los diversos destacamentos del pueblo en lucha cuentan con mucha más experiencia en términos políticos y operativos para hacerle frente al estado y sus órganos represivos en el caso de nuevos escenarios de alza de la lucha popular, los aprendizajes y experiencias del alzamiento de octubre están desplegados entre quienes hoy impulsamos el camino de la emancipación y eso lo tiene claro el enemigo de clase y sus cuadros político – militares. Objetivamente en términos concretos el pueblo chileno no cuenta con organizaciones que tengan un grado de beligerancia con el estado, sin embargo, la lucha de clases es dinámica y mientras el ciclo no sea cerrado a favor de uno u otro sector de clase, las posibilidades de la insurgencia en Chile están abiertas.
Por otro lado, hay que hacer mención a los hermanos del pueblo nación Mapuche autónomo que desde fines de los 90 se han alzado en armas contra el estado chileno, sus gobiernos de turno y sus aparatos de represión, reconocemos ahí una insurgencia legitima, que a través de su derecho a la autodeterminación ha combatido al capital extractivista y ha puesto en el tapete su cosmovisión y derecho a la propiedad del territorio y sus riquezas. Aprovechamos estas líneas para exigir la libertad inmediata y sin condiciones de todas las y los presos políticos Mapuche que hoy se encuentran en las mazmorras del capital.
https://elporteno.cl/libertad-a-los-presos-por-luchar/
https://www.youtube.com/watch?v=cdFY2gORrBU
En la actualidad tanto el sur como el norte de Chile se encuentran bajo el Estado de Excepción, Macro Zona Sur debido a la lucha del movimiento revolucionario mapuche y la Macro Zona Norte debido a la crisis migratoria y delincuencial. Ahora están pidiendo que en la Región Metropolitana se declare también Estado de Excepción en una suerte de Macro Zona Centro. Boric ha respondido con la “intervención” de 30 comunas y con la dictación de nuevas leyes represivas entre ellas la Ley Nain-Retamanl o de Gatillo Facil. Todo ello se ha acompañado con un terrorismo mediático. ¿Cómo se puede frenar esta ola represiva? ¿Qué propone la OCR?
Consideramos que nos encontramos ante una ofensiva comunicacional, represiva e ideológica de gran envergadura, y no es casual, ya que asistimos a una de las crisis más importantes del capitalismo monopólico a nivel mundial en los últimos tiempos. Al alzamiento popular de octubre y otros ejemplos de estos en otros países del mundo, demuestran que, en el actual escenario de la lucha de clases, hay una tendencia a la rebelión de las masas, pero junto con ello a una agudización de las contradicciones de clase, y a su vez, mayores condiciones para la propagación de tendencias reaccionarias en el seno del pueblo también.
Son tiempos complejos, y la lucha de ideas, la lucha ideológica cobra fundamental relevancia. Lamentablemente nuestro sector se encuentra en desventaja ante el monopolio de los medios de comunicación, de las leyes, del poder. Sin embargo, no son tiempos para el repliegue, por el contrario, consideramos que hoy más que nunca es el momento de abrir una lucha ideológica, desde la generación de debates político-ideológicos, hasta la construcción de identidad y cultura popular que vaya conformando un sentido común a nuestro favor.
En ese sentido, el trabajo de masas, el trabajo editorial, de prensa popular, de agitación y propaganda, la lucha reivindicativa, son fundamentales. También debemos dar una fuerte lucha contra la influencia burguesa y liberal de las corrientes posmodernistas que solo han contribuido en la fragmentación del pueblo por medio de discursos como el feminismo liberal burgués, las nociones movimientistas, el anti partidismo y el individualismo alojado entre las masas.
También el desarrollo de capacidades organizativas y colectivas para desarrollar la autodefensa de masas y la protesta popular hoy es fundamental. En la calle el escenario es adverso y ante esto debemos esforzarnos para que la clase trabajadora y el pueblo, desde lo colectivo vaya desarrollando sus propias herramientas para enfrentar la represión, la ultraderecha y el lumpen. La clase ha acumulado experiencias de lucha y combate a lo largo de la historia, son esas experiencias las cuales deben emerger y hacerse carne entre quienes estamos luchando por nuestros derechos y a la vez contener el avance de la contrainsurgencia y la oleada represiva del gobierno de los ricos.
Por otro lado, debemos dar una lucha política con los sectores revisionistas y reformistas que llevan a las masas al pantano de la colaboración de clases, y que, como la historia lo demuestra una y otra vez, cuando llegan al poder solo sirven para cimentar el camino y abrir paso a la extrema derecha y salidas autoritarias a las crisis, y que en la actualidad vemos como poco a poco, el gobierno gira desde un enfoque inicial participativo y democrático a uno represor y criminalizador del pueblo al que juró defender.
Lo anterior es expresión también del perfeccionamiento del “enemigo interno”. Esto ereflejo de una sociedad y Estado cada vez más violento. ¿Cómo se debería expresar entonces la legítima autodefensa de masas? ¿Cómo se debería expresar esta?
Debemos partir reconociendo que la autodefensa de masas y la protesta popular son herramientas legítimas ante el ataque sistemático de las y los opresores y todos los organismos legales y extralegales que se encuentran al servicio de la burguesía y el bloque en el poder.
En ese sentido, desde las diferentes organizaciones populares y clasistas, es importante instalar que no basta con organizarse, sino también hay que luchar, y luchar no solo por nuestras justas demandas, sino también contra quienes son enemigos del pueblo y lo atacan. Para ello, no hay otra posibilidad que la respuesta colectiva, los actos individuales solo nos debilitan. El desarrollo de conocimientos básicos de seguridad en la protesta, de herramientas de combatividad, de defensa personal, de primeros auxilios tácticos, de lucha callejera, son sumamente necesarios que se propaguen entre el pueblo, siempre de la mano del desarrollo de conciencia de clase y de diferenciar quienes son nuestros amigos y quienes son los verdaderos enemigos.
Asimismo, en la lucha ideológica, es fundamental contrarrestar los discursos anti migrantes, chovinistas y xenófobos, con la propagación de ideas como el internacionalismo proletario y la solidaridad de clase.
Por último, poner por delante las demandas y derechos negados, por sobre la agenda que impone el enemigo que busca desviar la atención a otros problemas.
El pueblo adquirió experiencia en la autodefensa de masas durante el alzamiento popular de octubre, lo que queda hoy es poder organizarla, fomentar el desarrollo de las conciencia y sustentar toda la lucha en organizaciones que permitan sostener los avances de la clase trabajadora ante los distintos escenarios y ciclos de la lucha, combatiendo el espontaneísmo o las perspectivas anti organización de tipo individualista que si bien, han acumulado experiencia de combate callejero, carecen de perspectiva y proyecto transformador.
Sobre la clase trabajadora
En 1931 se promulgó el primer Código del Trabajo y con ello se le impuso a la clase trabajadora otra camisa de fuerza, formación de sindicatos legales, para evitar un mayor desarrollo de un sindicalismo combativo-revolucionario que junto a la incorporación de los partidos socialistas y comunistas al parlamento burgués asumiendo así el electoralismo (o parlamentarismo) se comenzó a forjar el reformismo sindical, luego la burocracia sindical hasta hoy. ¿Cuál es la situación hoy de la clase trabajadora, del movimiento sindical? ¿Cómo enfrenta esta realidad la OCR?
La situación del movimiento sindical claramente no es de las mejores, con una tasa de sindicalización baja históricamente (hoy bordea el 20%), además de la atomización de los sindicatos, debido a que la ley impuso la generación de sindicatos empresa, vemos muchos sindicatos aislados y desconectados, dando luchas locales en debilidad y poca capacidad de lucha y victorias concretas. Por su parte, la fragmentación también es un problema, actualmente existen cuatro centrales sindicales, todas patronales y que representan el desmembramiento de la CUT no por diferencias políticas sino más bien por caudillos. Ninguna de estas centrales aglutina a las masas trabajadoras. Por otro lado, el sector clasista aun embrionario, con fuerza sindical pequeña, también arrastra con los males de la burocracia sindical, por tanto, es importante que incluso en ese sector haya procesos de rectificación. Hubo un esfuerzo unos años atrás de impulsar una central clasista, que, lamentablemente perdió sus bases sindicales ante un sindicalismo caudillista, burocrático, con prácticas antidemocráticas, y que, en última instancia hoy sucumbió al oportunismo, cayendo en acciones de colaboración de clases como generar alianzas con las centrales patronales o participar del proceso constituyente.
Como Organización Comunista Revolucionaria – OCR, consideramos que es importante que los sectores revolucionarios busquen insertarse en el movimiento sindical, pues la ausencia de este sector ha permitido la hegemonía de la burocracia y el colaboracionismo de clases. En ese sentido, consideramos que la organización de las y los trabajadores en sus lugares de trabajo es muy importante. Luchar por sus reivindicaciones inmediatas, así como por luchas de mayor aliento. Se debe buscar revertir el escenario de atomización y fragmentación, combatir el sectarismo entre quienes adhieren a ideas clasistas y revolucionarias, y reconstruir un movimiento de trabajadores y trabajadoras que retome el camino histórico de lucha que se dieron desde los inicios del movimiento obrero, que actuaron con independencia de la burguesía, que ocuparon la protesta y la acción directa como herramienta, que ejercieron la solidaridad de clase y el internacionalismo proletario, que tenían plena conciencia del rol que juega la clase trabajadora en el capitalismo y a su vez, el rol revolucionario que adquiere para alcanzar la conquista del poder.
https://www.youtube.com/watch?v=UHgc7RWVGeQ
A qué se debe que apenas el 13%, aproximadamente, de la fuerza laboral se encuentre sindicalizada, es decir, un 87% no lo está? ¿Tiene alguna relación con el alto desprestigio y rechazo que causa en la población la clase política? Un 96% la rechaza.
La verdad es que en Chile históricamente la tasa de sindicalización ha sido baja, sin embargo, eso no es sinónimo con que las y los trabajadores no se movilizan en sus trabajos. Por el contrario, las cifras de huelgas de los últimos años demuestran que la conflictividad laboral ha ido en aumento, sobre todo las huelgas extra legales, sin embargo, la cantidad de trabajadores adheridos a contrato colectivo sigue siendo bajo, lo cual demuestra que el sindicalismo burocrático no siempre da respuesta a las necesidades de las bases, es por ello que es urgente impulsar un sindicalismo de tipo revolucionario.
Consideramos que la clase trabajadora se va dotando de los instrumentos que requiere para luchar a lo largo de la historia. En los anales del movimiento obrero en Chile se constituyeron las sociedades de socorros mutuos y de resistencia, posterior a ello, los sindicatos. Después la patronal comienza a ponerle trabas y camisas de fuerza al sindicalismo, en su capacidad de alcance organizativo, por ejemplo, obligando a la conformación solo de sindicatos empresa, y, por tanto, limitando la negociación ramal, la organización geográfica o la interempresa. Asimismo, ha impuesto restricciones a la negociación colectiva y a la huelga. Esto claramente ha ido burocratizando la acción sindical, a su vez, la patronal promueve dirigencias caudillistas y entreguistas por medio del clientelismo o abiertamente la corrupción. Pese a lo anterior, la lucha concreta de las y los trabajadores va dando señales de que es posible organizarse y generar victorias en las reivindicaciones más sentidas por las masas.
En ese sentido, consideramos que el problema no es el sindicato en si mismo, sino la política desde donde se construye y la capacidad de aglutinar fuerza social y colectiva capaz de luchar, y para ello, retomar el camino de lucha de las y los trabajadores, por sobre el burocratismo y colaboracionismo de clase es fundamental. Desde allí la autocrítica que nos hacemos, es que el campo revolucionario y comunista se ha mantenido distante del movimiento sindical por mucho tiempo, y en parte, es bastante responsable del estado atrasado, burocrático y entreguista que este adquiere en la actualidad, por ausencia u omisión hemos cedido un importante movimiento a quienes han decidido acomodarse sin pelear por los intereses de la clase trabajadora. En ese sentido, vemos que las influencias del posmodernismo que han buscado desalojar la centralidad de las y los trabajadores, imponiendo otros movimientos de carácter culturalista a identitario, han hecho mucho daño en el despliegue de las fuerzas que consideran que las transformaciones deben ser radicales, ya que dichas desviaciones han alejado a nuestra franja de la lucha entre el proletariado y burguesía, en particular entre el capital y el trabajo. Asimismo, también vemos que durante los periodos de importante repliegue del campo popular y revolucionario durante la dictadura y los primeros años de la democracia pactada, llevaron a que, por sobrevivencia, los esfuerzos radicaran en la construcción en la población, que si bien sigue siendo una tarea relevante, también generó desviaciones poblacionistas en distintos agrupamientos que consideraron que el poblador/a ahora sería el sujeto.
Dar los debates abiertos y la lucha contra estas posiciones liberales que han abandonado la concepción de las y los trabajadores como sujeto revolucionario, es hoy también muy importante para que podamos revertir la situación del movimiento sindical que se encuentra a merced del colaboracionismo, y por ende, de los intereses de la burguesía y el imperialismo.
La realidad actual, nos impone dos grandes desafíos, por un lado, desarrollar y fortalecer el sindicalismo clasista y combativo, por otro lado, aplicar creación heroica y apelar a la creatividad de las masas para la generación de organización de trabajadores y trabajadoras en un contexto en que las relaciones laborales van cambiando a rápida velocidad por medio de la versión telemática, la instalación transnacional, la farsa del trabajo independiente en aplicaciones como Rappi, Uber, etcétera. Como se asumen sindicatos en trabajos en donde la patronal hábilmente nos ha fragmentado, nos ha desconfigurado la jornada laboral y descentralizado los centros laborales, es un gran desafío.
¿Qué trabajo desarrolla la OCR al interior de la clase trabajadora?
Como hemos mencionado anteriormente, la concepción de la Organización Comunista Revolucionaria – OCR, considera la necesaria, estrecha y enraizada relación entre partido y masas, por tanto, el trabajo al interior de la clase trabajadora es un trabajo de organización de las masas, desde las más atrasadas políticamente, las intermedias y con cierto instinto y conciencia de clase, y con la clase consciente. Para ello, los instrumentos organizativos y formas de lucha se van adaptando a la propia realidad de cada sector, territorio, grupo en el que se desenvuelve la militancia de la organización. El objetivo fundamental es organizar, desarrollar conciencia de clase y promover el protagonismo de las masas en sus luchas y organización, que la lucha sea una escuela para la construcción de fuerza social revolucionaria capaz de perspectivar la conquista del poder y la victoria para la clase trabajadora y el pueblo.
Además del necesario trabajo de construcción de masas para elevar los niveles de conciencia y organización de la clase trabajadora y el pueblo, las tareas de agitación y propaganda también son fundamentales, que, consideradas como una herramienta de lucha ideológica frente al bombardeo comunicacional de la burguesía, se torna fundamental para disputar el sentido común y las conciencias que día a día buscan ser cooptadas. En la misma línea de la agitación y la propaganda, el trabajo de educación y desarrollo editorial es fundamental para ir construyendo una alternativa política revolucionaria.
Por último, adhiriendo al principio de que la rebelión se justifica, el fortalecimiento de la protesta popular también es un trabajo que el campo popular y revolucionario debe tomar como parte de sus tareas cotidianas en el marco de la organización y la lucha, la protesta no solo permite luchar por lo que consideramos justo, sino que dialécticamente se transforma en una escuela de guerra para quienes de forma consciente la ejercen.
Todo lo anterior no tiene otro objetivo que la de recomponer el movimiento popular y el campo revolucionario en función de la lucha por la conquista del poder y la victoria para la clase trabajadora, para así edificar el socialismo y luego luchar incansablemente por acabar con el capitalismo y la construir el comunismo, es decir, la sociedad sin clases, sin explotados ni explotadores.
El gobierno de Boric ha anunciado el aumento del salario mínimo, la reducción de la jornada laboral desde 45 horas semanales a 40 horas. ¿Se pueden considerar estas medidas como positivas, beneficiosas para los trabajadores?
Para nosotros y nosotras esta ley es un engaño. Si bien, la disminución de la jornada laboral podría ser positiva para las y los trabajadores, es más, ha sido una demanda histórica la que indica que las y los trabajadores tenemos derecho a 8 horas de trabajo, 8 horas de descanso y 8 horas de ocio. Sin embargo, para el caso de esta ley en particular, está lejos de buscar hacer realidad esta demanda.
La ley de 40 horas es otra puerta para la flexibilidad laboral por varios motivos. En primer lugar, en empresas en que existan sistemas de trabajo por turnos, excepcionales, bisemanales, incluyendo la prestación de servicios por obra y por faena, la jornada semanal podrá, por acuerdo de las partes, promediarse en períodos bimensuales o trimestrales de distribución de días de trabajo y de descanso, desconociendo que la pactación se da en un contexto desigual y asimétrico, por ende, si no hay sindicato, se prestará para el beneficio del empleador. En segundo lugar, debido a que el salario mínimo no alcanza a costear si quiera la canasta básica, las y los trabajadores se ven y verán obligados a buscar un segundo trabajo en jornada parcial, por lo que la disminución de horas laborales tenderá a fomentar la autoexploración por medio de la búsqueda de un segundo trabajo. Esto, de plano es favorecer hacia la tendencia creciente del predominio de jornadas parciales, lo cual permite facilitar y disminuir el costo de los despidos, lo cual precariza aún más a la clase trabajadora.
Por último, no podemos entender esta legislación aisladamente de los esfuerzos patronales por consolidar la polifuncionalidad en los contratos de trabajo.
La disminución de la jornada laboral a 40 horas solo mejora la vida de la clase trabajadora si se mantiene el contrato de trabajo indefinido y si se aumenta el salario mínimo acorde al alza del costo de la vida, asumiendo el dinamismo en su regulación. Actualmente, para superar la línea de la pobreza se requiere un ingreso por sobre los $600.000, por lo que, ni siquiera los $500.000 que propone el gobierno a 4 años será suficiente.
Desde la vereda de las y los revolucionarios, debemos denunciar esta legislación y entenderla como una más dentro del paquete de flexibilidad y precariedad laboral que este gobierno viene a continuar luego de todos los gobiernos que se han instalado posterior a la salida pactada a la democracia en 1990.
La lucha de la clase obrera deberá seguir siendo contra estas medidas, incluyendo la lucha contra el subcontrato en el sector público y privado, el aumento de la informalidad laboral y a la vez, luchar por trabajo para quienes se encuentran cesantes o en condiciones de subempleo.
Estamos a semanas de haber pasado el 1º de mayo y de las elecciones de consejeros constituyentes. La burocracia sindical, la CUT, desarrolló su propio acto conmemorativo para el día internacional de las y los trabajadores, a su vez, la extrema derecha del partido Republicano sorprende con los resultados electorales. ¿Qué ocurre con los sectores revolucionarios en medio de esta coyuntura?
En primer lugar, respecto de la conmemoración del día internacional de las y los trabajadores, hace ya varios años que se realiza una marcha de las y los clasistas, que comenzó como una marcha “alternativa”, pero que en la actualidad ha logrado constituirse en una marcha más convocante que la de la central patronal de la CUT. En ese sentido, las y los comunistas revolucionarios adherimos y consideramos que lo correcto es apoyar y acudir a esa convocatoria. Lamentablemente hoy, quienes se arrogan la conducción de dicha conmemoración son sectores político-sindicales oportunistas que han abandonado la lucha clasista, han claudicado con respecto a las luchas e intereses históricos de la clase trabajadora, apoyando con una participación activa, el pacto de relegitimación del orden burgués y para ello se han aliado, inclusive, con centrales patronales. Pese a lo anterior, las y los que se sienten convocados a esta instancia no lo hacen por quienes se arrogan esa conducción (Central Clasista) sino más bien por los años de trabajo por su instalación en donde diferentes fuerzas políticas y sindicales han puesto sus esfuerzos.
Esta situación obviamente nos vuelve a imponer la necesidad como clase, de impulsar un movimiento de trabajadores y sindical al servicio de la clase y no del reformismo que, en última instancia, siempre termina sirviendo a la clase en el poder. Más aun viendo cómo, en medio de la crisis que asiste al actual gobierno, sus altos niveles de desaprobación y desconexión con las masas lanzan en el marco del 1° de mayo, dos leyes que se vinculan con temas históricos de la lucha sindical, es decir, jornada laboral y salario mínimo. El gobierno, liderado por el falso PC en materia de empleo, a través del Ministerio del Trabajo y Previsión Social, aprobó una ley de 40 horas semanales, que como ya dijimos, es absolutamente anti obrera y viene a profundizar la flexibilidad laboral. Por su parte, el salario mínimo que el gobierno propuso claramente está lejos de cubrir las necesidades básicas que hoy definen la canasta familiar. Ambas cartas buscan ganar algo de popularidad entre las masas, sin embargo, nuevamente la inestabilidad e ilegitimidad política actual que atraviesa la socialdemocracia vuelve a plasmarse por medio del triunfo electoral de la extrema derecha en Chile.
En relación a los resultados electorales y la actual coyuntura, podemos afirmar que la crisis integral del capitalismo, también ha afectado al aparataje institucional de la democracia burguesa, independiente del payaso, el circo ya no logra conectar con el pueblo. De allí que, a tan poco andar del gobierno socialdemócrata de Boric, hoy triunfen convencionales del Partido Republicano, de la extrema derecha en Chile. Más allá de los resultados electorales, asistimos a una inestabilidad política de gran magnitud, en donde los discursos reaccionarios aparecen como alternativa de solución de problemas ante la incapacidad absoluta del actual gobierno, los miles de chascarros y su circo ñuñoíno que no conecta con la clase trabajadora. En ese sentido, el pueblo está más preocupado por sobrevivir a la crisis integral, que es económica, política y también social, por tanto, si bien hay un reflujo, el descontento persiste, la pobreza, la violencia de género, la deserción escolar, el empleo de niñas, niños y adolescentes, la precariedad y cesantía aumenta, y las y los poderosos siguen montando shows allá en las alturas.
En este escenario, se abre una disputa por las conciencias que es muy relevante. Asistimos a la lucha por el cierre del ciclo por parte de las y los poderosos, que buscan a toda costa dar cierre a una Nueva Constitución y a la vez, aniquilar toda posible alternativa revolucionaria, y en eso, no dudarán en utilizar la carta de la ultraderecha y el fascismo como salida. Por nuestra vereda, debemos buscar las capacidades de presentarnos como alternativa política, ante un pueblo empobrecido, descontento, pero aun permeado por el mal de individualismo y el “salvarse solo”. Este individualismo es el mayor peligro para la entrada de los discursos reaccionarios en el seno del pueblo, por lo que hoy es surgente forjar la alternativa comunista revolucionaria.
https://elporteno.cl/7-de-mayo-a-no-ser-complices-del-pacto-de-dominacion-de-la-burguesia/
https://www.youtube.com/watch?v=M60mwxVAMus
Comentario final
¿Cuál es el llamado de la OCR a los pueblos y clase trabajadora de Chile y del mundo?
El llamado es no tomar atajos. Es a impulsar todos los mecanismos, instrumentos y herramientas que requiere el proletariado en el mundo para acabar con la miseria y dominación, con la explotación y opresión del sistema capitalista bestial y carroñero. A luchar contra el imperialismo para que la conquista del poder y el socialismo se transformen en una realidad material.
Confiamos plenamente en los conocimientos y capacidades de la clase trabajadora y el pueblo, y vemos que, pese a que intenten ocultarlo, el comunismo avanza y lo hace porque es justo y necesario. El estado de descomposición del capitalismo actual; descomposición multidimensional e integral nos vuelve a imponer la disyuntiva histórica y aún vigente entre Comunismo y Barbarie.
La misera y el hambre nos exigen transformaciones profundas. Las masas claman rebelión y lo han ido demostrando en diferentes países del mundo. Es el deber de las y los comunistas unificarnos en Partidos Comunistas Revolucionarios e instalarnos como una alternativa para nuestro pueblo.
A su vez, a las y los revolucionarios nuestro llamado es a abandonar el sectarismo, el que ejercemos hacia las masas al no querer organizarnos con ellas, y el que practicamos entre las mismas organizaciones, que nos divide en parcelas que no tienen ninguna capacidad de subvertir la realidad actual de forma aislada. La situación actual nos exige dejar atrás la vanidad entre las organizaciones y avanzar de forma conjunta y decidida para poder transformarnos en una verdadera alternativa para la clase trabajadora en Chile y el mundo.
Por último, el llamado a la clase trabajadora y el pueblo es a organizarse y luchar, a tomar todo lo que nos pertenece, a defender los derechos que a lo largo de la historia hemos ganado. A volver a encontrarnos con nuestros vecinos y vecinas en la población, a dejar de ver como enemigo al compañero o compañera de la sala de clases, a dejar de competir con nuestros colegas en los trabajos. A retomar el camino de la solidaridad, de la salida colectiva a los problemas individuales, de volver a forjar nuestra propia identidad y orgullo de clase obrera, de volver a poner nuestras necesidades al centro y no comprarnos el falso mundo que nos quiere imponer la burguesía, ese plagado de individualismo y consumismo.
Nuestro llamado es a volver a creernos el cuento, a romper con el miedo y la mentalidad de la mediocridad capitalista. A recordar que nosotros y nosotras, con nuestro trabajo, sostenemos este sistema y no a la inversa y que, si en unidad decidimos paralizarlo, las y los capitalistas quedarán desnudos.
Nuestro llamado es a construir una alternativa, en conjunto, que sea política y revolucionaria, a través de un Programa para la Revolución, un Partido Comunista Revolucionario y la organización de las amplias masas anticapitalistas, antipatriarcales y antimperialistas, clasistas y decididas al combate, por amor al pueblo y odio hacia el enemigo de clase.
Como destacamento comunista con humildad nos colocamos al servicio de nuestra clase, le juramos servir de todo corazón pues el amor que sentimos hacia las y los nuestros es infinito y no conoce de fronteras, saludamos con profundo respeto y admiración a los distintos destacamentos revolucionarios de la clase trabajadora y del pueblo Mapuche, reconocemos en cada uno de ustedes un bastión de dignidad y consecuencia y un aliado para acabar definitivamente con el capitalismo, la burguesía y el imperialismo.
El futuro puede ser de un enorme sol rojo, eso es posible y urgente, siempre y cuando nos unamos y logremos golpear como un solo puño al enemigo de clase, sus esbirros y lacayos.