
CHILE. 50 AÑOS DE LA TAREA MILITAR. QUE ESTE HOMENAJE SEA EL INICIO DE UN NUEVO CAMINO. (SERGIO APABLAZA SALVADOR)
Comentario Previo de América Rebelde
Cuando el Partido Comunista a fines de los 80s levantó la Política de Rebelión Popular de Masas (PRPM) uno de sus máximas fue impulsar «todas las formas de luchas» y también reconocer «el vacío histórico» entendiendo por este último la no incorporación del elemento militar como uno de sus ejes centrales de su política oficial. Habrían pasado a penas siete años del golpe militar-burgués, de la insurrección militar-burguesa fascista contra el gobierno de la Unidad Popular. La Vía Pacífica al Socialismo que el conjunto de los partido populares (socialista y comunista entre otros) habían abrazado sucumbía de la peor forma. El terrorismo de estado y crímenes contra la humanidad fue la política oficial de los esbirros y genocidas. Nadie tuvo la capacidad de responder por aquella teoría extraña que decía que las fuerzas armadas eran democráticas y apegadas a la constitución burguesa esto sin tomar en cuenta las decenas de masacres y matanzas perpetradas por ellas mismas contra los pueblos originarios y el proletariado. Se olvidaba la vía pacífica que las fuerzas armadas fueron, eran y son el brazo armado de la burguesía de la clase dominante. Al parecer las máximas del Leninismo no calzaban en la realidad chilena que para muchos de los teóricos de la Vía Pacífica era un caso «excepcional». La historia y los tristes y porfiados hechos demostró que en la realidad chilena también se dan las porfiadas leyes de la lucha de clases. Lenin tampoco se equivocó en Chile como tampoco lo hizo Enver Hoxha en su análisis sobre el golpe de estado.
Fue la realidad contrainsurgente como respuesta de la burguesía al avance popular lo que llevó al Partido Comunista a convertir su política militar limitada destinada a proteger a su dirigencia y sedes partidarias (política histórica) en una política donde se avanzaba en la construcción de un aparato armado no destinado a la toma del poder, a convertir, este accionar armado y su aporte fundamental en la lucha contra la dictadura, la lucha contra la dictadura en un inicio de la lucha revolucionaria y por el socialismo. No es menor que la Política de Rebelión Popular de Masas tenía como consigna central la de ¡Democracia Ahora! vale decir se luchaba por la restauración de la democracia burguesa, la vuelta del parlamentarismo y no por dotar esa política de un sentido anti capitalista ni menos anti imperialista. La toma del poder no estaba en la orden del día. Esto quedaba claro también ya que mientras los combatientes rodriguistas se formaban, mientras los milicianos engrosaban las filas y los comités de autodefensa, las unidades de combate también proliferaban, la dirección del Partido Comunista negociaba con los partidos burgueses (Democracia Cristiana y socialistas renovados / renegados) una salida política a la dictadura y nuevamente teniendo como eje central la consigna de ¡Democracia Ahora!
El final de ese período es conocido. Una transición pactada con la dictadura, el desmantelamiento de todo el aparato y fuerza militar central y de masas. El desmantelamiento del movimiento popular y el aceleramiento de su burcratización. Eliminación de la independencia de clase. Vuelta a la conciliación de clases en reemplazo de la lucha de clases. Vuelta al juego político burgués y parlamentarista y lo que es peor mantenimiento de todo lo obrado por la dictadura hasta nuestros días, 2025. La guinda de la torta para ese período fue que el PArtido Comunista, como el resto de los partidos reformistas / revisionistas chilenos, terminaron apoyando esa transición pactada y catapultando como presidente de la república a uno de los gestores del golpe de estado y a quien justificara el accionar de las fuerzas armadas, Patricio Aylwin, democrática cristiano. La Concertación de Partido por la Democracia que llevó a Aylwin al gobierno fue la expresión de la alianza política hegemónica y contrainsurgente de un sector de la burguesía con la cual el Partido Comunista siempre tuvo los canales negociadores abiertos en función de la salida política a la dictadura.
Pero, todo esto plantea varias interrogantes.
¿Puede la lucha armada transformar a un partido reformista en un partido revolucionario? ¿Es suficiente empuñar el fusil para que la política de un partido sea revolucionaria? La lucha armada debe tener como finalidad estratégica la restauración de la democracia burguesa, del ordenamiento capitalista o debe siempre tener como objetivo estratégico la toma del poder, la revolución y el socialismo? Pero tanto o más importante que esas interrogantes es ¿qué hacer con la experiencia militar que se acumuló, con las jornadas de lucha militar y paramilitar, de autodefensa de masas, miliciana? ¿Qué hacer con ese aprendizaje, con esa experiencia de lucha en el actual contexto?
El actual contexto político, entre otras cosas, es el período del sinceramente del carácter fascista de la derecha tradicional que desde los 90s se ha puesta la máscara de «centro-derecha» avalada por las democracia de los acuerdos entre los partidos interburgueses desde el parlamento. Pero también el presente período está marcada por el acelerado proceso de fascistización del antiguo progresismo, Concertación, y del neoprogresismo integrado por el Frente Amplio y el Partido Comunista que se reflejan en las más de 58 leyes represivas, los más de 130 prisioneros políticos cuya mayoría son mapuche, la militarización con Estado de Excepción incluido del Wallmapu, la promulgación de la Nueva Ley Anti Terrorista, la creación del ministerio de Seguridad Pública y qué decir con el sometimiento a las políticas imperialistas profundizando su alianza con el Comando Sur y manteniendo el envío de efectivos militares chilenos a la Escuela de Panamá.
En este contexto de crisis capitalista y de crisis política de la burguesía en todas sus expresiones, donde el Partido Comunista forma parte también del bloque en el poder, aparece como un hito importante el homenaje y reivindicación de los 50 años de la Tarea Militar del Partido Comunista. Es el rescate de uno de los episodios históricos que la sucesivas direcciones del Partido Comunista han intentado ocultar y olvidar. Si bien la conmemoración reviste un hecho de importancia cabe señalar que la Tarea Militar está antecedida por otros que mucho antes a este período plantearon la necesidad de la lucha armada ligada a la toma del poder y de la revolución socialista. ¿No fue ese el sentido de Luis Reinoso allá en la década del 50 cuando fuera expulsado del Partido Comunista? ¿No fue el sentido de los compañeros del MIR, del PCR, y de otros núcleos que desde los 60s planteaban la lucha armada? ¿No fue esa la idea de los Elenos, del ELN sección Chile, en su apoyo a la guerrilla del Che Guevara? ¿No fue esa la contribución que también hicieran los compañeros del Mapu Lautaro y la nueva generación del mirismo que no sucumbió a la socialdemocracia y a la renovación? La Tarea Militar es mucho más amplia de lo que parece y su conjunto requiere ser rescatado, comprendido y reivindicado.
El Vacío histórico de hoy y de siempre.
Es cierto, existe un vacío histórico en la «izquierda» pero no es como lo planteó el Partido Comunista relativo al «elemento» militar dentro de una política general reformista. El vacío histórico es la ausencia de un partido revolucionario, la ausencia de un Partido Comunista de Nuevo Tipo, en palabras del comandante Marcial. Es la ausencia de un comunismo revolucionario potente como es también la ausencia de una estrategia de Guerra Popular Prolongada para esta realidad. ¿Cómo se desarrolla una estrategia revolucionaria, cómo se crea el partido revolucionario de nuevo tipo en estas circunstancias y con toda la experiencia acumulada? ¿Qué rol tiene en ese nuevo proceso de creación revolucionaria la lucha contra el reformismo y el revisionismo tanto desde fuera de la fuerza revolucionaria en formación como desde dentro? ¿Cómo se entiende este partido de nuevo tipo? ¿Se entiende desde el aparatismo militar? En tal sentido todas las ponencias, proclamas en el contexto de los 50 años de la Tarea militar son bienvenidas siempre en el entendido que las interrogantes se deben responder para iniciar un nuevo camino que supere las teorías de Earl Browder, del Eurocomunismo, del XX Congreso del PCUS, del «Socialismo» chino, del posmodernismo y del progresismo actual. El nuevo camino que tenga la fortaleza y claridad de mandar al tacho de la basura todas estas pseudoteorías de «izquierda» que tanto daño le han hecho al proletariado y a la revolución.
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50 Aniversario de la tarea militar. Que este homenaje sea el inicio de un nuevo camino.
Queridas compañeras y compañeros.
Durante largos años se han generado diversas interpretaciones y testimonios respecto de una de las decisiones más importante del Partido Comunista de Chile que tiene relación con su política militar
La mayoría de las veces, los protagonistas de esta historia, compañeras y compañeros que se entregaron en cuerpo y alma a esta tarea, suelen quedar en un segundo plano y muchas veces son ignorados o reducidos a anécdotas, historias o acciones espectaculares que inducen a una visión un tanto ficticia o romántica de los hechos y la realidad, desdibujando la dimensión de esta decisión en su real significado político, ideológico, partidario y personal de su lucha junto a nuestro pueblo.
El 16 de abril de 1975 constituye una fecha muy especial para los jóvenes comunistas chilenos, estudiantes avanzados en la carrera de Medicina -enviados allí por el gobierno popular de Salvador Allende- Parafraseando la canción de Carlos Puebla que dice «Se acabó la diversión, llegó el Comandante y mandó a parar»; decidieron con dignidad y consecuencia, responder al llamado del Partido ante una misión de carácter estratégico aún en gran medida desconocida, pero con la convicción y confianza que en algún momento ella sería una contribución a la resistencia en contra de la dictadura. De esta manera y con el aporte solidario de la Revolución Cubana, se inicia un camino inédito para los movimientos revolucionarios latinoamericanos al iniciar una formación militar regular en las FUERZAS ARMADAS REVOLUCIONARIAS. Desde el comienzo de esta formación y a partir de sus propios contenidos, lo único que quedó muy claro es que no se trataba de una incorporación en el corto plazo a la lucha en contra de la dictadura. Tampoco era un curso más. Se trataba ni más ni menos de una opción de vida.
Se comenzaba a transitar por otros caminos que determinaban un cambio radical de todo lo hasta entonces conocido y vivido. Para cada uno de los jóvenes comunistas el cambio era muy drástico y complejo de asimilar, pues implicaba abordar una nueva forma de pensar, de analizar, y enfrentar los fenómenos de la realización personal, de la vida, de la conciencia.
Por el rigor de la preparación los tiempos libres eran escasos y los vínculos o relaciones con otros compatriotas se fueron restringiendo. En lo afectivo, desde el punto de vista familiar la distancia se agudizó mucho más. En la época de estudiantes, muy pocos familiares pudieron visitar a estos jóvenes en períodos de vacaciones, luego de hacer un esfuerzo sideral para llegar a la Isla. La comunicación regular por cualquier medio tradicional con los seres queridos era un imposible. La única vía era sólo a través de cartas enviadas por terceros que tardaban meses en llegar.
Inicialmente se organizaron dos grandes colectivos de acuerdo a la especialidad. Uno era Tropas Generales; otro de Artillería; Las compañeras que inicialmente no habían sido contempladas en esta tarea, se sublevaron exigiendo su derecho a ser parte de este desafío, de esa forma su preparación continuó en los hospitales militares.
Con el tiempo, comienzan a incorporarse nuevos contingentes fundamentalmente desde el interior y se sumaron otros compañeros con preparación militar regular en Bulgaria. Se da inicio a una nueva etapa de la formación ingresando a las escuelas militares como cadetes Para varios compañeros ya mayores, esto constituyó un mayor desafío, el que asumieron estoicamente para adaptarse y convivir con un mundo juvenil con intereses, características e historias de vida muy distintas. En este nuevo ciclo, se comenzó a ampliar la formación incorporando nuevas especialidades de las fuerzas terrestres, la Marina y las carreras tecnológicas.
La intensa vida militar requería de grandes exigencias, como consecuencia de las amenazas constantes del Imperio hacia la Revolución. No se podían bajar los brazos y las FAR estaban en la primera línea de defensa y ello sólo era posible lograrlo garantizando una alta y permanente disposición combativa. la cual sólo puede alcanzarse mediante una intensa preparación combativa cuya responsabilidad recaía sobre los jefes de dichas unidades. Se vivía prácticamente en la unidad. Sin embargo, las limitaciones no fueron obstáculo para construir una vida plena. Familias, hijos y el gran acompañamiento de los compañeros y compañeras del Partido que semana a semana hacían grandes esfuerzos por agasajar a oficiales y cadetes, en sus casas, trasformadas entonces en un refugio familiar.
En medio de una realidad absorbente, nuestra patria siempre estaba presente mediante la organización partidaria vigente en todos los colectivos, con información y discusión constante de la política del Partido y el acontecer de Chile. Al mismo tiempo, se desarrollaba una intensa labor solidaria con la lucha de nuestro pueblo al interior de los recintos militares: Conversatorios, foros y diversas actividades conmemorativas.
Una vez convertidos en oficiales de las FAR, teniendo los mismos derechos y deberes de la oficialidad cubana, se asume el mando de pequeñas unidades en esta esfera tan sensible para cualquier Estado. Con gran orgullo, disposición, entrega y esfuerzo se asume y se responde dignamente a la confianza que la Revolución Cubana, Partido Comunista de Cuba y de Chile y muy particularmente de Fidel nos asigna.
Transcurridos cuatro años del inicio de la tarea se convocó a los oficiales para una tarea especial, la cual fue planteada personalmente por Fidel. Se trataba de una posible participación en la misión internacionalista en la ofensiva final del FSLN en Nicaragua. Para lo cual había solicitado el propio comandante en jefe a la dirección del Partido cuya respuesta más adelante leyó y en sus contenidos esenciales se ordenaba cumplir con éxito la misión planteada. Resulta difícil describir con palabras la euforia y emoción de esos momentos.
Así nacía la brigada internacionalista, al mando de los oficiales comunistas chilenos y conformada por combatientes de distintos orígenes políticos y nacionalidades. Destino Frente Sur. Allí la Guardia Nacional de Somoza había concentrado sus fuerzas de élite y la guerra asumía un carácter diferente a la tradicional lucha guerrillera. El objetivo dotar a las fuerzas Sandinistas de un mayor poder de fuego, incorporando a la artillería como unidad independiente en manos del Estado Mayor del Frente Sur.
Al llegar al Frente Sur de inmediato se inicia el despliegue en el terreno y organizar las fuerzas y los medios bajo el mando de un oficial comunista con una dotación de combatientes internacionalistas. En este contexto se cumplen exitosas misiones destinadas a la neutralización de los principales medios de fuego de la Guardia Nacional, tanto aéreos como terrestres.
Nuevos compañeros son incorporados a las principales columnas guerrilleras, en las escuelas de instrucción, órganos de defensa antiaérea y aseguramientos de retaguardia, asumiendo importantes responsabilidades a todos los niveles. Un rol especial jugaron las compañeras médicas, que cumplían su misión desde las distintas unidades desplegadas en el frente de combate y, pese a las condiciones precarias, respondían con coraje y profesionalismo dando atención a los heridos y disponiendo su posterior traslado a lugares más seguros, desafiando el intenso y constante fuego de la artillería y aviación enemiga.
Con el triunfo sandinista, las unidades comenzaron a avanzar hacia Managua, en medio de los vítores de un pueblo que se reunía en cada poblado para saludar a los combatientes victoriosos, expresando y viviendo la alegría de un triunfo ante una feroz dictadura. En el campo de batalla sólo quedaba la sangre de compañeros heridos y caídos que generosamente dispusieron sus vidas en la conquista de la libertad de un pueblo hermano. Edgardo Lagos Payo, Deisy Huerta…. Ellos permanecerán por siempre en la historia del Partido Comunista y en la memoria de nuestro pueblo.
Durante este periodo, se organizó un grupo de estudio especial de apoyo al Partido Comunista salvadoreño contribuyendo de manera efectiva en la elaboración del plan estratégico del Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional en su ofensiva final. Un nuevo contingente de comunistas chilenos se incorporaba ahora a la lucha del pueblo hermano.
Los militantes formados en Bulgaria en conjunto con los recién egresados de las escuelas militares en Cuba se integraron a los Batallones de Lucha Irregular (BLI), fuerzas especiales creadas para combatir las bandas criminales que, desde países vecinos y financiados por el Imperio, operaban en territorio nicaragüense, logrando una destacada y exitosa participación, en donde nuevamente las tierras de Sandino fueron sembradas con sangre de nuestros hermanos y compañeros….Gloria eterna a nuestros héroes y mártires.-
Con la gesta internacionalista se cierra una de las etapas más significativas de la formación militar, no tan solo por los éxitos combativos sino por el alto nivel político, ideológico y organizativo alcanzado. La experiencia vivida nos demostró que sólo el colectivo con disciplina y humildad es capaz de superar las individualidades.
En reconocimiento al rol jugado, el Consejo de Estado de la República de Cuba otorgó la Medalla Combatiente Internacionalista de primera clase y el Ministerio de las FAR ascendió al grado superior a todos los oficiales comunistas y socialistas chilenos. Por su parte, el Partido fue incorporando a sus cuadros militares cada vez más a las discusiones relacionadas con su política militar, a través de eventos especiales como seminarios y la elaboración de diversos planes y documentos.
Con el desarrollo y la agudización de la lucha en el interior de Chile, a partir de las grandes movilizaciones realizadas con las primeras protestas populares, el aporte y la entrega de los combatientes y militantes, que incluso sin formación en muchos casos desplegaban el combate a la dictadura, con todo aquello, se abría un nuevo escenario de resistencia a la dictadura, Comunistas, Socialistas, Rodriguistas, Miristas, Lautaros e Independientes abrían caminos de luchas combativas de resistencia. De esta forma la dirección del Partido decidió la incorporación de un grupo de 5 compañeros oficiales al interior del país. Entre ellos quien fuera el Máximo jefe del FPMR, Raúl Pellegrin; el rol de la inolvidable compañera Gladys y de Guillermo Tellier fue determinante en este nuevo paso. Este pequeño grupo se alzaba como representante de un gran colectivo. Los hechos a corto andar así lo reflejaron y constituyeron un gran aporte organizativo y combativo en la implementación de los primeros pasos de la Rebelión Popular. Luego se fueron sumando nuevos combatientes que asumieron diferentes responsabilidades políticas y militares en las distintas estructuras partidarias, junto a cientos de militantes del interior. Contribuyeron así al desarrollo e implementación de la lucha tanto desde el Trabajo Militar de Masas como desde el FPMR, concibiendo lo militar como un instrumento de la acción política íntimamente vinculado a la movilización del pueblo.
En este largo camino de 50 años queda la huella imborrable de aquellos que un día de abril se pusieron la camisa verde olivo sobre la amaranto, y desde la clandestinidad enfrentaron con coraje la prisión, la tortura y no dudaron un instante en dar la vida por una nueva sociedad.
Estas banderas no pueden ser solo parte de un pasado glorioso deben volver a ondear en un presente y futuro. Que este homenaje sea el inicio de un nuevo camino.
Honor y gloria a esos patriotas que viven por siempre en la memoria de nuestro pueblo.
Hoy como ayer los jóvenes de nuestra tierra, desde diferentes trincheras políticas, desde diferentes orgánicas y desde el mundo social, se preparan para nuevas batallas con el ejemplo de la Victoria de Playa Giron, por detener el avance de las políticas más reaccionarias que asolan al Continente y el mundo con la pasión y la conciencia de seguir «sembrando esperanzas para vencer».
Un eterno agradecimiento.
Por siempre Cuba y Fidel en nuestros corazones.
Sergio Apablaza Salvador
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Texto original, Sergio Apablaza Salvador.
Página Oficial, Centro de Ideas Teniente Edgardo Lagos, CITEL