CHILE: EL JUEGO DE LOS PATRONES ¿APRUEBO O RECHAZO? ¿Y LA CLASE TRABAJADORA?
El reinado de la Concertación y después el intervalo Bachelet-Piñera 1, Bachelet-Piñera 2 supuso la “alternancia” en el gobierno entre las dos alianzas burguesas que se disputaban la hegemonía y ambas neoliberales: la Concertación /Nueva Mayoría versus la Alianza por Chile, progresista y fascistas respectivamente.
Fue durante ese período que se acuñó el término “duopolio” queriendo decir con ello que la política burguesa estaba dominada por dos alianzas. Pero si se analizaba ese concepto, duopolio, desde el punto de vista de clase, ambas representaban los intereses de la clase capitalistas, y en ambas alianzas podíamos ver sectores de las capas medias y de la clase trabajadora que concurrían a ambas alianzas engañadas. Los intereses capitalistas-burgueses siempre fueron hegemónicos en ambas alianzas y los intereses de los trabajadores nunca estuvieron realmente presentes o considerados salvo en los discursos y proclamas al más puro estilo de los mejores populistas.
Lo anterior fue lo que se pasó a llamar posteriormente como “clase política” que llevó al cada vez mayor abstencionismo electoral, al repudio generalizado a esa oligarquía política y que fue al final el abono para el estallido social. ¡Que se vayan todos! comenzó a ser el sentir mayoritario. Que se vayan todos con su duopolio y su clase política.
Pero el estallido social llevó a la generación de otro espejismo. La construcción de otro polo (de izquierda o centro-izquierda) que le venía a disputar la conducción política a las alianzas que conformaron ese duopolio: Concertación / Nueva Mayoría y Alianza por Chile. Nacía el Frente Amplio y luego Apruebo Dignidad con la incorporación del antiguo Partido Comunistas y sus satélites.
Una vez instalado el nuevo gobierno de Gabriel Boric se instalaba también la Convención Constitucional ambos integrantes de una nueva elite.
Si Boric pudo ganar con los votos de los antiguos partidos de la Concertación / Nueva Mayoría, es decir, con los votos de una parte del duopolio conformando con ello una alianza de gobierno mayor (Apruebo Dignidad + Concertación) ocurriendo lo mismo al interior de la convención, y donde el gobierno tiene en la oposición a la derecha fascista y dentro de la convención los sectores progresistas tienen también a los mismos fascistas de oposición, entonces, nuevamente estamos frente a un nuevo duopolio donde la dicotomía es nuevamente: Progresistas versus Fascistas al igual que en la transición. Duopolio en los 90, duopolio hoy, Dos alianzas burguesas ayer. Dos alianzas burguesas hoy que se disputan el poder político. Nada ha cambiado.
Ahora, ese duopolio burgués-capitalista pretende hacernos creer que nuestras vidas se enfrentan ante la disyuntiva vital entre votar Apruebo o Rechazo en el plebiscito de salida para la nueva constitución burguesa. Pretenden hacernos creer que se debe votar entre lo bueno y lo malo. Y que también la preocupación generalizada es el éxito del gobierno de Boric, es decir, el éxito de la nueva elite burguesa gobernante, el éxito de un sector del duopolio.
Pero ¿qué significa votar Apruebo?
Votar Apruebo, y pensar que ahí se va nuestras vidas de explotados, significa caer en el juego de los patrones que pretender revalidar el capitalismo y la democracia burguesa. Significa aprobar un nuevo marco constitucional que le permitirá a la clase capitalista seguir lucrando con los derechos sociales, explotando a la clase trabajadora y seguir acumulando ganancia sobre nuestro trabajo. Significa hacernos creer, y creer nosotros, que efectivamente existe una parte de la clase capitalista sensible a las demandas y sentires de la clase trabajadora, aquello que los reformistas sindicalista-parlamentario gusta en llamar “burguesía progresista” en la cual la clase trabajadora puede confiar. Nada más errado. Una simple ilusión.
Pero, ¿Qué significa votar rechazo?
Significa votar por la otra expresión política de la clase burguesa que quiere el actual marco constitucional burgués, constitución de 1980, que de frentón es capitalista-neoliberal mientras la nueva constitución es capitalista encubierta o quizás neoliberal solapada.
En ambos casos, Apruebo una nueva constitución o Rechazo la nueva constitución para mantener la antigua, ambas constituciones se plantean como continuadoras del proyecto capitalista-burgués, ambos textos se plantean como una continuación del proyecto hegemónico de la clase dominante, de la oligarquía. Ninguna de las opciones pone en riesgo los intereses de los ricos, del duopolio, de los poderos representados hoy en una nueva elite. Pero, ambas opciones se presentan como el juego perverso de los patrones que pretende embaucar y engañar al conjunto de la clase trabajadora y para ello desarrollan ambas alianzas duopólicas una nueva campaña del terror para “convencer” a esa masa ignorante, según ellos, de trabajadores que deben concurrir a las urnas como borregos.
Este juego perverso de los patrones se ha desarrollado siempre. El duopolio siempre ha existido y siempre ha dominado la política oficial burguesa. Si antes se llamaron pipiolos y pelucones, liberales y conservadores, izquierda reformista y derecha, progresistas y fascistas, etc.
Históricamente ese duopolio que ha dominado la política “nacional” ha hablado de los trabajadores, pero ha gobernado sin los trabajadores. Han hablado sobre la pobreza y la explotación, pero han gobernado para los ricos y los explotadores. Han hablado de reformar las legislaciones, pero han hecho leyes para los capitalistas y para el capitalismo. Han hablado de delegar el poder, pero han defendido hasta el cansancio el Estado Burgués que ha reprimido a la clase trabajadora en 25 matanzas a lo largo de nuestra historia. Los duopolios a lo largo de la historia han tenido siempre sus manos manchadas con sangre. Ambos duopolios conforman al final las piezas de ajedrez donde las piezas principales de mayor poder usan a los peones como la primera línea de fuego para proteger al rey, a la reina, a la nobleza.
En este juego perverso del duopolio, ¿qué debe hacer la clase trabajadora?
La clase trabajadora no se juega la vida en el Apruebo ni en el Rechazo. La clase trabajadora continuará siendo la misma clase explotada, con sueldos miserables y con derechos mínimos, pero sobre todo continuará siendo na clase sin poder, sin ningún poder donde su única función seguirá siendo crear las ganancias, el capital para que se lo apropie la clase capitalista. La clase trabajadora continuará sometida por la dictadura de la burguesía, por la dictadura del capital.
El problema de fondo es como la clase trabajadora desarrolla la capacidad y la fuerza para convertirse en un actor fundamental en este período. Cómo toma en sus manos la iniciativa política, crea sus propias coyunturas políticas y cómo hacer saltar el tablero de ajedrez en el cual la clase trabajadora ha estado actuando como peón (los peones son mayoría en el ajedrez que se encuentra divididos en blancos y negros y donde son las primeras piezas que siempre se sacrifican primero en el combate dirigido por el rey y la reina, la nobleza).
El problema es cómo la clase trabajadora rompe el hechizo, no se deje amedrentar ni seducir por los cantos de sirenas y traza su propio camino en forma independientes, en forma autónoma. El problema no es si la constitución antigua o la constitución nueva, sino que el problema es que si la clase trabajadora quiere seguir siendo una clase explotada con una vida miserable o simplemente liberarse como clase y transformarse en la clase dirigente que entierre el reinado de los capitalistas. ¡Los peones al poder! ¡Abajo la nobleza! ¡Hagamos saltar las piezas del ajedrez! ¡Terminemos con este juego perverso! ¡Muerte al rey! ¡Jaque mate!
Para escuchar
El Che Guevara recitando un poema
PRT: El Che Guevara y la clase obrera
Joan Manuel Serrat: Disculpe el señor
Víctor Manuel: Canción de la esperanza
Victor Jara: Preguntitas sobre dios
Ángel Parra: La democracia
Violet Parra: Miren como sonríen
Violeta Parra: Hace falta un guerrillero