CHILE: UN PEÓN EN EL TABLERO IMPERIALISTA.

CHILE: UN PEÓN EN EL TABLERO IMPERIALISTA.

“La lucha contra el imperialismo es una frase vacía y falsa si no va ligada indisolublemente a la lucha contra el oportunismo”

Lenin

Chile ha sido desde hace mucho una pieza fundamental, en América Latina, en el tablero del imperialismo. Si fue clave en cómo se debería entender los golpes de estado, con bombardeo de La Moneda incluido, y de lo que se debería entender las dictaduras militares, definido por muchos la dictadura de Pinochet como la responsable de transformar a Chile en el laboratorio del neoliberalismo y situarlo como ejemplo, también fue pieza clave para hacer de la transición a la democracia (contrainsurgente) un ejemplo para el resto de los países. Esa transición ejemplar tuvo como centro la guerra sucia contra el movimiento popular y revolucionario nacido durante la dictadura, pero también el afianzamiento y perpetuación de todo lo realizado durante la dictadura, el abrir la economía para las transnacionales y los TLCs como la incorporación de Chile en la globalización capitalista. Esto trajo la incorporación de Chile en los organismos internacionales, dominados por el imperialismo, y el acatamiento a los objetivos estratégico de los Estados Unidos. Así ha sido desde 1990 hasta hoy.

Esto queda de manifiesto con la permanente política injerencista, de intromisión en los asuntos internos por parte de Chile en los asuntos de otros países, siendo esos “otros” países acotados a Cuba, Venezuela y Nicaragua. Para ello la consigna de la defensa irrestricta de los derechos humanos y de la democracia ha sido el núcleo del discursillo que el conjunto de la clase política chilena ha impuesto. Desde la vergonzosa solicitud de que Cuba realizara elecciones libres, solicitud realizada por Hortensia Bussi en una actividad del Partido Socialista cuando el comandante Fidel Castro visitó Chile a principios de los 90s, solicitud realizada a Fidel mismo, pasando por acuerdos en el parlamento condenando las violaciones a los derechos humanos en Cuba y Venezuela, la intromisión desde la OEA cuando José Miguel Insulza (chileno) era secretario general de ese ministerio de colonias. O cuando desde la ONU Michell Bachelet o Heraldo Muñoz se inmiscuían en los asuntos internos de Cuba y Venezuela. El listado es infinito y desde siempre o específicamente desde los 90s.

Con relación a Venezuela, el injerencismo chileno viene desde cuando la reacción fascista-empresarial diera el golpe de estado contra el comandante Hugo Chávez. Fue Ricardo Lagos, en ese entonces presidente el que corrió a horas de producirse el alzamiento sedicioso, quien reconociera a los golpistas de Fedecámara como el nuevo gobierno. Lagos se tuvo que desdecir por cuanto Chávez fue repuesto en el poder y la revolución bolivariana continuó su curso. La Izquierda Capitalista y la Derecha Fascista, en Chile,  se han hermanado en llevar a cabo la política internacional del imperialismo.

Ahora es el turno al perro faldero de Boric que desde su candidatura presidencial viene con el mismo discursillo aquel y que ahora ha ahondado como presidente. Al igual que Piñera, Boric sueña con convertirse en líder continental, en referente de América Latina, sueña con seguir los pasos de Bachelet y optar a algún puesto en las Naciones Unidas que quizás pueda ser en la Comisión de Derechos Humanos, claro con el apoyo de los EE.UU y para eso ya está haciendo méritos.

Boric se ha transformado, y Chile por lo tanto, en pieza esencial para los Estados Unidos cuestión de importancia ya que el contexto internacional es la disputa por la hegemonía mundial y cómo se configurará el Nuevo Orden Imperialista entre Rusia, China y Estados Unidos y en ese sentido todos los apoyos y “liderazgos” regionales importan en la lógica geoestratégicas y de la acumulación de fuerzas. Los intereses personales, ególatra de Boric, y su versión aguachenta y capitalista, o traidora, de la izquierda que tiene Boric así se lo permite. Boric no tiene problemas en hacer el trabajo sucio para su amo. Su condición de borrego pesa más. El injerencismo ha sido siempre una herramienta efectiva del imperialismo y es la antesala del anexionismo, o de la profundización de este. Los artífices de la Doctrina Monroe están de fiesta y Boric es la vedette.

Pero a pesar del rol nefasto que ha cumplido el progresismo-socialdemocracia en América Latina, lo concreto es que el gobierno de Nicolás Madura está lejos de ser un gobierno que genuinamente persiga el socialismo y que tenga una política seria y creíble antiimperialista más allá de la retórica.

Son numerosas las denuncias realizadas por organizaciones de trabajadores, FNLCT y CUTV, en torno a la represión, persecución y procesamiento de dirigentes obreros. Son numerosas las denuncias de la izquierda agrupadas en la Alianza Popular Revolucionaria que van en torno a que lo que hay en Venezuela es la ejecución de políticas neoliberales-capitalistas y donde el empresariado, la clase dominante sigue estando en el poder. De eso no hay duda y es consecuencia de lo que significa el Socialismo del Siglo XX que es una versión remozada de una socialdemocracia hacia la izquierda, pero socialdemocracia al fin. La dirigencia del Gran Polo Patriótico fue y ha sido incapaz, porque no está en sus planes, de radicalizar el proceso revolucionario y llevar a cabo una revolución socialista genuina teniendo todos los elementos para aquello partiendo por la disposición de combate de la clase trabajadora y del pueblo. No han sido capaces de avanzar en sepultar al capitalismo, por el contrario, lo están perpetuando en su versión autoritaria. La retórica no hace la revolución.

En este proceso de perpetuación del capitalismo, el Partido Comunista de Venezuela (PCV) entre otras organizaciones ha venido haciendo las denuncias antes mencionadas recibiendo el apoyo de algunos partidos comunistas afiliados a EIPCO, del cual también es parte el Partido Comunista de Chile. Han sido varias las declaraciones conjuntas de partidos comunistas en apoyo al PCV y en la denuncia del real rumbo del gobierno de Maduro sin embargo en ninguna de las declaraciones firmantes de los partidos comunistas en apoyo al PCV, el Partido Comunista de Chile ha concurrido con su adhesión o firma. El Partido Comunista de Chile ha optado por fortalecer su alianza política con el PSUV, partido de Maduro que no es parte de EIPCO, con el gobierno venezolano y no con la clase trabajadora venezolana, con sus organizaciones de clase y combativa ni menos con su par venezolano, el PCV. Esta actitud rastrera de los comunistas chilenos se da porque desde los 90s ellos han privilegiado la alianza estratégica con el progresismo, con la socialdemocracia a nivel local, con la izquierda capitalista. Su revisionismo y reformismo no tiene límites. Earl Browder estaría como perro con pulgas con el PC chileno y Kautsky ni hablar.

Los sucesos de Venezuela y el desarrollo del Socialismo del Siglo XXI debe llamar al debate y a la lucha frontal contra esa concepción e ir al fondo del problema de América Latina, como de los pueblos pobres del mundo, cuál es, organizar y hacer la revolución.

No se puede permitir que nuevamente los sectores reformistas, revisionistas y oportunistas impongan la falsedad de revolución entendiendo por ella la generación de un capitalismo de estado o de estado de bienestar. La revolución socialista nada tiene que ver con ello por el contrario esas estrategias se encuentran en la vereda opuesta y son los tapujos para que la revolución socialista / comunista no se realice. El capitalismo de estado, el estado de bienestar es en definitivas políticas anticomunistas, anti revolucionarias. Generar una corriente, una fuerza revolucionaria digna y genuina, seria y apegada a la ideología revolucionaria resulta fundamental y es esta corriente la que se enfrentará indiscutiblemente contra los oportunistas que sólo desde la retórica hablan de socialismo y de antiimperialismo para que en la práctica desarrollen políticas capitalistas y proimperialistas.

Si la socialdemocracia, el progresismo con sus políticas capitalistas-imperialistas han pavimentado el avance de las fuerzas fascistas en Europa, en América Latina han sido las políticas capitalistas y proimperialistas del progresismo-socialdemocracia en todas sus versiones los que le han pavimentado el camino a estas fuerzas fascistas latinoamericanas y que se hermanan con los reaccionarios europeos. Los progresistas, los socialdemócratas, los revisionistas, los reformistas, los oportunistas son los responsables de los Machados, de los Capriles, de los López, de los Le Pen, de los Bukeles, de los Kasts, de los Mileis y de tanta escoria que surca el mundo. Estos no se pueden lavar las manos como Pilatos y los revolucionarios tienen la responsabilidad de combatirlos, a todos ellos por igual por cuanto forman parte del mismo proyecto estratégico histórico.

El problema no son las actas electorales. El problema es el sistema, el capitalismo, el imperialismo. La solución no es un recambio de administrador. La solución es la revolución, el socialismo, el comunismo. El problema no es sólo Estados Unidos sino la independencia completa total, es la soberanía del pueblo, es la autodeterminación libre de injerencismo de ningún país y de ninguna potencia por bonachona que se presente. A derrotar la estrategia de pueblo contra pueblo. A desarrollar la estrategia de clase contra clase. La lucha de clases en Venezuela se ha agudizado casi en grado extremo. Los revolucionarios y los trabajadores deben ganarla.

Para seguir leyendo

Declaración del Frente Nacional de Lucha de la Clase Trabajadora, FNCLT

https://prensapcv.wordpress.com/2024/07/28/cutv-y-fnlct-ante-las-elecciones-presidenciales/

Declaración del Partido Comunista de Venezuela

https://prensapcv.wordpress.com/2024/07/29/comunicado-sobre-las-elecciones-presidenciales/

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