CHILE. ¡BORIC MIENTE!
La fuerzas anti capitalistas han planteado siempre que la versión de mundo, de sociedad, de las relaciones humanas, de la historia impuesta por la clase burguesa es falsa o a lo menos está basada en una falsificación de la realidad en muchos aspectos. Hacen creer que se vive en democracia, que el Estado tiene como objetivo central el bien común. Han hecho creer que la revolución burguesa tiene siempre como meta la libertad, la igualdad y la fraternidad como que la separación de poderes es lo esencial. Todo ello se enrarece aún más cuando se impone la idea de la separación de poderes y se reemplaza la explotación de los trabajadores, sus condiciones miserables por la meritocracia y las sobrenaturales condiciones de los patrones que los hacen extremadamente ricos. Todo esto desde la ideología dominante, desde su falsedad.
Pero esa condición intrínsicamente mentirosa de esa ideología dominante, reaccionaria, esa actitud se amplifica al extremo cuando esa forma descarada de mentir es asumida como política oficial por parte de un sector considerable que hasta hace poco se presentaba como anti capitalista, es decir, que se presentaba para que, entre otras cosas, develar la verdad, verdadera, y enterrar la falsedad en la cual han sumido a las masas por siglos. Pero cuando esa fuerza anti capitalista sucumbe y asume la posverdad como su política no sólo se pasa al bando reaccionario, en cuanto al ejercicio de su política, sino que abandona su propia ideología y asume la ideología que sólo ayer criticaba con toda fuerza (aparente).
Esto lo que ocurre con Gabriel Boric y con toda su corte de mentores de posverdades para esta nueva etapa histórica en Chile. Lo que ayer fue útil para Boric y los suyos para alcanzar el gobierno, una vez en él aquello que le sirvió ayer ya no le es útil y no sólo traiciona a sus seguidores, sino que se saca la careta que ha estado portando. Pasa de su rol de rebelde al de bufón de la corte. Este bufón cual saltimbanqui recorre los rincones del palacio de La Moneda, donde los fantasmas de los asesinados y caídos de la resistencia de aquel 11 de septiembre y con Allende incluido observan este espectáculo con repugnancia y furia. ¿Cómo pudo un bufón convertirse en presidente? Ese es el arte y la pericia del progresismo. En ello radica la importancia de esa corriente política del oportunismo, ser reaccionarios con apariencia de izquierda y presentar la mentira como la verdad.
La verdad de ayer.
Boric en su calidad de dirigente estudiantil universitario, escoltado también por los entonces dirigentes estudiantiles universitarios Camila Vallejos y Giorgio Jackson hoy ministros de su gobierno y ex diputados, se alzaron en la lucha contra el lucro en educación, contra su neoliberalización pero también en defensa de todos los derechos sociales y esencialmente contra el modelo económico de los Chicago Boys continuado por la Concertación e iniciada bajo la dictadura de Pinochet.
Con justa razón esa nueva camada de dirigentes verbalizó lo que la “ultraizquierda”, como llaman ellos a esa izquierda que durante los 90s no se doblegó ante los cantos se sirena concertacionista, denunció por todos los rincones y que le valió la prisión política, la tortura y la persecución: la Concertación fue la más grande de las traiciones a las esperanzas de un pueblo movilizado. En cada uno de los gobiernos de la Concertación, esa “ultraizuierda” llamaba a protestar en las afueras del congreso nacional en Valparaíso cuando Aylwin, Frei, Lagos, Bachelet y Piñera daban sus cuentas públicas. Llamaron hasta el cansancio para conmemorar el 1º de mayo alternativo, alejados de la burocracia sindical y a llenar las avenidas de barricadas contra el neoliberalismo. Fue ese discurso que esta camada estudiantil se colgó y que hizo creer que lo habían hecho suyo.
Fue el 2012, cuando Camila Vallejos en ese entonces dirigente estudiantil, señalara que ella “jamás haría campaña por Bachelet”. Fue uno de muchos golpes contra la Concertación / Nueva Mayoría que perpetraría esta camada estudiantil en contra de los consolidadores del neoliberalismo y de todas las injusticias sociales.
https://radio.uchile.cl/2012/01/16/jamas-estaria-dispuesta-a-hacer-campana-por-bachelet/
Pero la rebeldía de Vallejos sólo duraría un par de meses ya que el 2013 declararía que sí haría campaña por Bachelet. Ya no era le vieja traidora sino que la “mami” que le permitiría al Partido Comunista acceder a puestos en el gobierno directamente. El PC se vestía de gala, de fiesta y se transformaba en reina.
https://elpais.com/internacional/2013/06/22/actualidad/1371874111_981465.html
Fue el 2016, 6 años antes de convertirse en presidente, cuando Boric declara que Ricardo Lagos era la peor cara de la Nueva Mayoría. Fue una declaración dura, radical que conmovió los cimientos de hasta los más descontentos de la Concertación pero no todo estaba dicho.
La posverdad de hoy.
Según lo que aparece en la web, el concepto de “posverdad” aparece como consecuencia del gobierno de Donald Trump y cómo este inundada los medios con noticias y afirmaciones falsas. Falsificación de la realidad. Por lo tanto, que a un progresista como Boric se le acuse de abrazar la política de posverdad, como lo hace este artículo, es equipararlo en este plano a Trump. Quién sabe si el futuro nos dice que se termina equiparando a Trump en otras áreas. Se han visto muertos cargando adobes.
En conversar y escuchar no hay “pecado” sin embargo cunado se pasa de escuchar y conversar a asumir la “verdad” de su interlocutor, hacerla propia, entonces estamos en presencia de otros procesos, indecorosos, que nada tienen que ver con intercambiar ideas, ser receptivos, sino que más se asemeja a permitir la violación pura y dura. Ponerse a disposición.
Esta obscenidad revestida de traición por parte de Boric es repudiable no sólo porque es una posverdad o una falsificación grotesca de la realidad sino porque solamente hace 3 años fue todo el pueblo el que se movilizó contra la herencia de Pinochet y de la Concertación / Nueva Mayoría ya que el clamor más íntimo era que “se vayan todos” queriendo decir que se vaya todo el modelo y sus pilares. Fue en ese estallido social donde muchos perdieron sus ojos, sufrieron trauma ocular, miles de torturados, mujeres violadas, abusos y violencia policial, milicos en las calles, y una nueva declaración de guerra por parte del Estado. Fue la masa y el mismo progresismo los que hicieron suyo aquello de “NO SON 30 PESOS SINO 30 AÑOS” señalando aquellos 30 años al reinado de los gobiernos neoliberales desde 1990 hasta ese mismo 2019. 30 años que ahora Boric señala que se debe aprender de ellos, que se hicieron muchas cosas buenas y a los cuales incorpora a su gobierno en puestos claves.
Pero Boric avanza mucho más. No sólo llama a apr(h)ender del pasado, sino que asume como propio las mismas justificaciones que usó en su momento la Concertación para consolidar el neoliberalismo y provocar todas las zonas de sacrificio. Que Pinochet aun conservada una cuota de poder, que había senadores designados, que la Constitución del 80 y un largo etc. justificatorio que ahora es parte del discursillo oficial de Boric.
Pero, ¿cuál es el problema de cambiar de opinión? ¿Todos tienen ese derecho?
Fue el cantautor chileno, Julio Numhauser, ex integrante de duo Los Amerindios y de Quilapayún, que desde su exilio en Suecia (1982) escribe esa canción que se transformó en un himno del cancionero popular latinoamericano “Todo cambia” popularizada por Mercedes Sosa.
Más allá de los análisis musicales y artísticos de la canción que tiene muchos méritos, lo cierto es que en el caso de Chile, la canción también se transformó en el himno predilecto de lo que en los 80s se conocía como “renovación socialista” que era ese movimiento “intelectual” de transformar el socialismo chileno en socialdemocracia, en progresismo y que tenía muchos elementos similares al eurocomunismo.
Ya en 1982 se comenzaban a ver en el horizonte nuevas protestas contra la dictadura de Pinochet pero a la vez se comenzaba a escuchar de oscuras negociaciones a espaldas del pueblo por provocar una salida pactada con la dictadura. Ese “cambia todo cambia” servía para desmovilizar, invalidar las formas de lucha armadas que aparecían e imponer esa negociación y pacto que duraría hasta el 2019.
En aquellos años, esos renovados esgrimían que todos tenían derechos a cambiar porque la historia cambia. Quienes nos negábamos a “cambiar” y a reconciliarnos con los verdugos siempre planteamos que una cosa era cambiar con la historia, acompañarla, someterla a la crítica revolucionaria y aprestarse a cambiar su rumbo y otra cosa muy diferente era, y es, traicionar la historia y al pueblo, y hacer que esa misma historia de ayer se repita una y mil veces y peor aún perpetuarla bajo el paraguas del fatalismo histórico.
Lo de Boric no es el ejercicio del derecho de cambiar de opinión, sino que es simplemente pasarse al bando del enemigo, falsear la historia y borrar con el codo lo que se escribió con la mano. Y eso no es cambio (dialéctico) sino simplemente ¡traición! ¿Es Boric un traidor, entonces? Sin duda lo es y no lo digo yo sino lo dice la evidencia histórica y por más posverdad que se quiera imponer la evidencia histórica esa ahí y en indesmentible, innegable. Querer negar la evidencia no es sólo traición, sino que es asumir la deshonestidad intelectual con publicidad, alevosía y ensañamiento. Lo que es peor.
¿Qué dicen otros en relación a la transición a la democracia en Chile? ¿Qué dicen sobre los 30 años de la Concertación y de la Nueva Mayoría?
El investigador-periodista Dauno Tótoro Taulis en su libro “La cofradía blindada. Autonomía, negocios e insubordinación de las fuerzas armadas chilenas” (Planeta, 2017) en relación a la transición señala:
“La evaluación respecto de la conveniencia de mantener la cercanía con Augusto Pinochet indicaba que, habiéndose consolidado en Chile la economía de libre mercado, no se requería de la prolongación de una dictadura para protegerla. Una democracia pactada proveería mayores garantías”.
Posterior al atentado contra Pinochet perpetrado por el Frente Patriótico Manuel Rodríguez y el descubrimiento de toneladas de armamento a Chile por parte del Partido Comunista, Tótoro señala:
“El Gobierno de los Estados Unidos reaccionó con agilidad y envió a Chile (según informó revista Análisis en su edición de enero de 1987) al general John Galvin, jefe de la Zona Sur de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, “quien se reunió con el Estado Mayor de la Defensa y señalo que “es necesario que el país avance en la transición democrática por razones de seguridad continental”.
Más adelante señala Tótoro:
“Desde comienzos de 1985, cuando las movilizaciones sociales y las protestas estaban en auge y se extendía la certeza que indicaba que la presión directa en todos los ámbitos de la sociedad chilena (poblacionales, estudiantiles, laborales, sindicales, de los gremios, etc) mellaba seriamente la autoridad y el poder de la dictadura, en otro rincón del espectro político, uno más bien silencioso, se avanzaba también a pasos agigantados para consolidar un reemplazo consensuado del poder militar por el civil, sin riesgos de grandes alternaciones y neutralizando la radicalización de las demandas democráticas de los movilizados”.
“Para el mes de mayo de ese año, el Instituto Nacional Democrático para Asuntos Internacionales de los Estados Unidos, NDI, desembarcaba en Chile patrocinando diversos centros de estudios, conferencias, seminarios y discretas visitas al país de consultores políticos que se reunieron con los dirigentes de los principales partidos de la oposición. Otra tarea del NDI fue administrar y coordinar los recursos financieros que llegaban a solventar los costos de programas y actividades de tales dirigentes”.
El NDI coordinó la conferencia “Democracia en América del Sur”, en Washington, D.C, a la que asistieron políticos chilenos y de otros países de la región. Tal conferencia fue clave para que en agosto de ese año se redactara el documento del Acuerdo Nacional, que trazaba los lineamientos tácticos de la alianza de partidos por la democracia en Chile, con el objetivo de negociar el término formal de la dictadura”.
“En mayo de 1986, luego de intensos roces y discrepancias entre los partidos de la oposición, el NDI promovió una segunda conferencia esta vez en Venezuela y organizada por los locales de Acción Democrática y el Partido Social Cristiano (COPEI). Los delegados chilenos, luego de escuchar y discutir con sus pares de Argentina, Venezuela, España, Uruguay, Filipinas y los Estados Unidos, refrendaron su compromiso para mantener la alianza”.
“En abril de 1987, visitó Santiago el presidente del NDI, Curtis Cutter, con el fin de evaluar en persona los avances de la coalición y más tarde en julio de ese año, un comité de expertos del NDI se afincó en Chile para analizar y asesorar los procesos de inscripción en los registros electorales, de organización del movimiento por elecciones libres y las campañas para desmantelar las posiciones que pugnaban por “una salida democrática avanzada”.
“Para solventar los gastos operativos de la coordinadora que organizaba la participación electoral por el NO, el Congreso de los Estados Unidos asignó de modo extraordinario una partida de USD 1.6 millones y la misión in situ de una cuadrilla de consultores políticos expertos en asistencia técnica en procesos de evaluación de encuestas, sistemas computarizados de control electoral y organización de campañas y elaboración de mensajes”.
Remata Dauno Tótoro en esta parte al señalar que:
Si durante 1982 a 1986 Pinochet espetó en reiteradas oportunidades que los movilizados y sus dirigentes políticos estaban financiando sus actividades con “el oro de Moscú”, luego sus dardos se dirigieron al “oro de Washington y los socialistas europeos”. Andrés Zaldivar, en declaraciones hechas al diario La Segunda y reproducidas por el medio electrónico El Mostrador (4 de octubre, 2013) da la razón a Pinochet al relatar que:
“hoy día puedo confesarlo: salimos de una gira con (Ricardo) Lagos y (Sergio) Molina, fuimos a Europa y nos entrevistamos con los principales líderes de allá. Yo tenía muy buena relación con Felipe González en España, con Helmut Kohl en Alemania. Teníamos buena relación con Italia, Lagos con Bettino Craxi y yo con Andreotti, y fuimos a pedirles recursos (…) Confieso que aprovechamos las relaciones que habíamos tenido con John Klein, quien tenía inversiones aquí en Chile -era dueño de la minera Santa Fe- y tenía un banco en Suiza. Tomé contacto con ese banco y me llevaron los papeles a Roma para abrir una cuenta, a mi nombre a la de Ricardo Lagos (…) Había que hacer algo porque era totalmente negro todo, no podíamos traer la plata en maletas (…) había que hacer operaciones negras, había que venderle a alguien, las platas se ponían afuera donde él decía”.
…Sin embargo, como señala Rafael Otano en su libro Crónica de la Transición, la misma noche del 5 de octubre fueron cerradas las puertas de las casas del NO y no se volvieron a abrir. De ese modo “se clausuraba un espacio que, con ilusión multitudinaria y anónima, se había conquistado contra la dictadura y contra el miedo. En aquella jornada de triunfo masivo, con un sencillo acto de omisión, los políticos opositores dilapidaron el instrumento de interlocución social más eficaz que ellos mismos habían diseñado. Ahí quedó decretada una transición construida para la gente, pero evitando a la gente. Aquella maravillosa fiesta de la democracia terminó en un coitus interruptus, en el inicio de una ausencia civil”.
Relatos como estos en relación a la transición a la democracia y de los posteriores gobiernos de la Concertación y Nueva Mayoría hay miles que atestiguan la continuidad del neoliberalismo que no es más que la consolidación y perpetuación de la mismísima dictadura de Pinochet. Y es aquí donde radica la gravedad de las recientes declaraciones de Boric en cuanto a validar lo obrado por la Concertación porque no sólo falsifica los hechos históricos, sino que valida la consolidación del proyecto de la dictadura en su totalidad.
El viraje hacia el “centro o centro-izquierda” por parte de Boric o mejor dicho la sacada de careta por parte de él y de la ex camada estudiantil hoy en el gobierno se debe a la no convicción, por parte de la nueva dirigencia socialdemócrata, en que no es en base a la fuerza popular movilizada desde donde se pueden hacer los cambios estructurales sino desde la conciliación de clases y de intereses ya que la primera entraña un contenido anti capitalista y anti burgués mientras que la conciliación entraña la continuidad del capitalismo y de la burguesía como clase dominante, es decir, entraña los buenos negocios. En definitiva, la lucha por la verdad, por preservar la verdad será siempre una actitud y una lucha revolucionaria.
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